miércoles, mayo 21, 2025
Inicio Blog Página 102

Cuatro cervezas artesanales que son símbolo del campo colombiano

0

La cerveza es una bebida elaborada a base de cebada que desde hace décadas se convirtió en un producto muy apetecido y comercializado en todo el país. Es una de las bebidas relacionadas con la celebración o el compartir, y para los conocedores de sus beneficios y procesos productivos representa un llamativo objeto de apreciación.

Entre la amplia variedad de cervezas se encuentran las artesanales, llamadas así porque su elaboración consta de procesos tradicionales muy distintos a los que manejan las grandes industrias cerveceras.

Este tipo de cerveza se puede considerar como un símbolo de resistencia a la modernidad y su afán de tecnificación, pues los productores de cerveza artesanal rescatan los saberes tradicionales y los fortalecen desde la creatividad para dar como resultado una bebida exquisita y diferente.

CERVEZAS ARTESANALES ELABORADAS CON MANOS CAMPESINAS

Entre las deliciosas bebidas que resaltan lo mejor del país está Cerveza de Panela Don Pedro, creada en Villeta, Cundinamarca, con el objetivo de apoyar la industria de la panela tomándola como ingrediente principal y conservando sus beneficios y su sabor. Para adquirir una de estas cervezas, puede consultar toda la información aquí.

Foto por: Panela Don Pedro.

Otra de las cervezas que no puede dejar de probar, es la Happy Colibrí, elaborada en la Sierra Nevada de Santa Marta. Se trata de una cerveza elaborada a base de café orgánico y agua manantial que por su sabor y su proceso de elaboración logró posicionarse entre las 10 mejores cervezas del mundo.

Foto por: Unipymes – https://bit.ly/2RcMaup

Respecto a otros ingredientes cuya mezcla se puede considerar arriesgada, se encuentra Mestiza de Tres Cordilleras, una cerveza creada en la ciudad de Medellín a base de lúpulos americanos de aromas florales y cítricos que se complementan con maltas acarameladas y cuyo alcohol proviene de la fermentación.  

Foto por: VoyFijo.com – https://bit.ly/2MLrzPb

Por último,  con una creación reciente se encuentra La Roja, una cerveza a base de panela y una levadura de poca fermentación creada en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación – ETCR del municipio de Icononzo, Tolima, por mujeres ex combatientes de las FARC como una alternativa para la construcción de una nueva vida y un nuevo país.

Foto por: Publimetro – https://bit.ly/2WIc6UH

Por: Karina Porras Niño. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.

Con actividades reflexivas jóvenes buscan fortalecer el tejido social

En marco al proyecto Pescado para el Desarrollo se programó la realización de tres convivencias, orientadas a fortalecer el trabajo humano que se viene desarrollando con los jóvenes beneficiarios. En el 2021 se desarrollaron las dos primeras con el objetivo de mejorar la comunicación hacia la comunidad,  sus padres y sus compañeros.

En la primera convivencia se abordaron actividades como el trabajo reflexivo sobre valores, que permitió  introducir a los estudiantes en el  vivir de  diferentes valores mientras se desarrollaban ejercicios de dibujo; así mismo se realizó un ejercicio espiritual desde el canto, con la canción Vivir  de  José María Napoleón. 

En esta interpretación musical los participantes expresaron lo que sintieron cantando  y cómo la conectaban con sus vidas propias. Finalmente, realizaron una actividad denominada el árbol, donde tenían que hacer la silueta de diferentes frutas para entre todos conformar el árbol de los valores. 

 

Le puede interesar: Carta del campo: Pertinencia para el crecimiento de los jóvenes rurales

Allí los participantes referenciaron a través de frases, historias y dibujos  algo relacionado a la vivencia personal de valores como la libertad, el respeto, la solidaridad, entre otros. Luego se dio un compartir y tuvieron la oportunidad de compartir experiencias. 

La segunda convivencia fue orientada a fortalecer el saber escuchar y saber hablar, con juegos de concentración y estrategia los jóvenes debían poner en práctica la capacidad de escucha y de dar indicaciones. 

Estas actividades dieron un espacio para que los estudiantes reforzarán sus habilidades comunicativas desde el trabajo en equipo, la  creatividad e imaginación. Como conclusión, se resalta la importancia de promover el diálogo, y la necesidad de conectarse consigo mismos para reconocer cualidades personales.

 

Por: Sandra Riaño García. Facilitadora educativa del proyecto Pescado para el Desarrollo.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora. 

 

Los derechos de los campesinos reunidos en una guía pedagógica

El Día Internacional de las Luchas Campesinas, conmemorado el 17 de abril de cada año, La Vía Campesina publicó el libro ilustrado para los derechos de los campesinos, en el que se recoge la Declaración de la ONU por los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en zonas rurales.

Por medio de La Vía Campesina, desde 1993, miles de trabajadores rurales, de todas partes del mundo han logrado hacerse escuchar, elevando su voz para frenar la contaminación ambiental; fue así como el 18 de diciembre del 2018 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (UNDROP) acogió la “Declaración de la ONU de derechos de campesinos y otras personas que trabajan en áreas rurales”.

28 artículos por los derechos de los campesinos

La Declaración cuenta con 28 artículos que protegen al campesinado en distintos enfoques, algunos de estos resaltan el derecho a la vida, a la igualdad, a la participación, libertad de asociación, a la información, al trabajo, a la salud, a la salud, a la tierra y a las semillas.

El primer artículo contempla la definición del sujeto campesino, tan valiosa y necesaria para que a partir de allí se entienda a quiénes competen estos derechos y cómo pueden garantizarse y defenderse.

“El núcleo de la Declaración se centra en el derecho a la tierra, las semillas y la biodiversidad, así como en varios “derechos colectivos” anclados en la Soberanía Alimentaria. La Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos a determinar sus sistemas alimentarios y agrícolas, y el derecho a producir y consumir alimentos saludables y culturalmente apropiados”, se menciona en la introducción del libro.

El objetivo de esta publicación es movilizar a las comunidades rurales en pro de sus derechos y los mecanismos legales para defenderlos. También, busca un llamado general a la sociedad para que se involucre con el cumplimiento de esta Declaración, sobre todo en países con vocación agrícola.

Algunos artículos y derechos a resaltar

En el artículo 20, los estados adoptarán medidas apropiadas, de conformidad con sus obligaciones internacionales pertinentes, para impedir la destrucción de la biodiversidad y garantizar su conservación y su utilización sostenible de manera que se promueva y proteja el pleno disfrute de los derechos de los campesinos y de otras personas que trabajan en las zonas rurales.

Del artículo 24, derecho a la vivienda, los campesinos tienen derecho a un hogar y no ser desalojados, tienen derecho a no tener ningún tipo de amenazas ni acoso y se les proporcionará protección jurídica, en dado caso que esto no ocurra el Estado está brindara una remuneración material o de otra índole, al igual vigilará porque esto se cumpla.

Campesinos y trabajadores de zonas rurales trabajaron durante 17 años por el reconocimiento de sus derechos ante organismos internacionales, en el 2018 lo lograron ante la ONU; sin embargo, ese es tan solo el comienzo, pues cada país deberá iniciar el proceso de implementación de la Declaración, respetando cada uno de los 28 artículos que la integran, y sobre todo, respetando a las comunidades rurales.

Aquí se podrá ver con más detalle la publicación.

Por: Andrea Bohórquez Bueno.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora. 

El país de las aves, documental de la historia científica de nuestras aves

0

De acuerdo con la organización ambiental Fondo Mundial para la Naturaleza – WWF, Colombia ocupa el primer puesto a nivel global en mayor número de especies de aves, con un total de  1.999 especies. Razón por la que el país se ha posicionado no solo como un destino imperdible para el avistamiento de estos animales, sino como un escenario único para la investigación y exploración de avifauna.

Con el propósito de resaltar la diversidad de aves que habitan en el territorio nacional, y documentar los cambios ocurridos en 100 años de transformaciones, nace El país de las aves, un documental dirigido por el biólogo, fotógrafo y documentalista colombiano Federico Pardo. Este audiovisual de 15 minutos hace parte de la Expedición BIO: Alas, Cantos y Colores, proyecto liderado por el Instituto Humboldt y el Instituto de Ciencias Naturales -ICN- de la Universidad Nacional, con apoyo de otras instituciones. 

Le puede interesar: Miniguía de loros, creación de un campesino apasionado por las aves

El documental destaca el trabajo de expedicionarios que durante meses han desarrollado procesos científicos, articulados con datos históricos y modernos de 5 regiones que hicieron parte de las expediciones realizadas hace más de un siglo por ornitólogos del Museo Americano de Historia Natural, como lo son  Fusagasugá, Cundinamarca;  Honda, Tolima;  San Agustín, Huila;  Morelia, Caquetá;  y Barbacoas, Nariño.

En el audiovisual se evidencia un alto componente de trabajo con las comunidades en ejercicios de intercambio de saberes. Además, se plantearon rutas para el turismo de aves, “queremos capacitarlos en torno a las aves y sobre el monitoreo de fauna, con miras a que sean ellos mismos los que hagan estudios a futuro, que se apropien del valor de las aves en su territorio” afirma Daniel Cadena, profesor del departamento de Ciencias Biológicas y decano de Ciencias de la Universidad de los Andes e integrante del equipo investigador.

Cabe destacar que, El país de las aves resulta un documento invaluable y sin precedente para aportar a la ciencia, ya que se comparan datos históricos   de investigadores extranjeros y los encontrados por los colombianos. Estableciendo un instrumento para comprender la situación de las aves y prevenir impactos negativos futuros sobre la biodiversidad.

Si desea conocer este importante documental, puede encontrarlo en el siguiente link: ‘El país de las aves’.

 

Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora. 

Miel de la montaña, una apuesta sostenible de paz en Antioquia

Con la firma del Acuerdo de Paz, miles de excombatientes le han apostado a la transformación de sus proyectos de vida con el fin de reincorporarse de nuevo a la sociedad civil y aportar al desarrollo del sector rural y del país. Encontrando en el sector agropecuario el camino para mejorar su calidad de vida.

Según el informe “ARN en cifras – corte febrero 2021” realizado por La Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), durante el 2001 y el 2019, 75.955 personas tomaron la decisión de no permanecer más en las filas de diferentes grupos armados al margen de la ley en Colombia. De este grupo 33.931 son hombres y mujeres excombatientes de las Farc.

Le puede interesar: La historia de Anyela, una mujer que construye paz en Caquetá

Ante la necesidad de impulsar proyectos que garanticen un efectivo proceso de reincorporación a la sociedad civil, y  que permita a esta población tener la capacidad para competir equitativamente en el mercado laboral. Se han adelantado proyectos en materia de educación y emprendimiento por parte de entidades como el Servicio Nacional de Aprendizaje Sena (SENA), la Misión de Verificación de la ONU en Colombia y la organización Paz Sostenible para Colombia ( PASO Colombia).

 Con el apoyo de estas entidades nace “Miel de la montaña”, un proyecto de 20 firmantes del acuerdo que en medio de la pandemia por el COVID -19 le apuesta a la apicultura en la vereda La Plancha, ubicada en el municipio de Anorí, Antioquia. Esta iniciativa se dedica a la producción de miel de alta calidad a nivel local y, ha tenido tanto reconocimiento en el municipio, que actualmente incluye envío a domicilio para su comercialización.

“PASO Colombia ha aportado recursos, tanto para capacitación como con materia prima que se necesita para la producción de la miel y para el mantenimiento de los apiarios. Gracias a ellos hemos crecido y actualmente estamos llegando ya casi a 70 colmenas”,  aseguró Andrés Zuluaga, representante legal de la Cooperativa Multiactiva para el Desarrollo Económico y Social del Norte de Antioquia (Coomuldesna).

Además, Zuluaga explica que la emergencia por el coronavirus no ha derrumbado el sueño de sacar adelante este proyecto y, que por el contrario se han capacitado en temas sobre cómo potenciar su producto en distintas redes sociales, el diseño del empaque y envase, para que su marca impacte no sólo por su sabor, sino también por su presentación.

“Nos tocó tener mucha iniciativa para poder continuar con el proyecto, porque realmente Anorí estaba confinado y todo lo que fueron envíos estuvo un tiempo parado. Entonces nos tocó movernos mucho. Hemos crecido como proyecto y estamos comercializando nuestra tercera producción, nos ha ido excelente, el apoyo de la gente ha sido muy grande, tenemos envíos a todo el país a nivel nacional”, agregó.

Reconstruyendo el tejido social

Este proyecto ha sido reconocido por diferentes entidades, como un ejemplo de compromiso y esfuerzo por parte de esta población para reivindicarse con la sociedad y con ellos mismos. Demostrando que existen alternativas de vida para dejar atrás un pasado marcado por el conflicto. 

“Nos encontramos con un grupo de excombatientes muy motivados, comprometidos con el medioambiente y con la comunidad. A medida que sus capacidades se refuerzan, aumenta el número de colmenas. Ya cuentan con 50 colmenas de Apis y 10 colmenas de Melipona. Las comunidades locales están invitadas y vinculadas en las sesiones de capacitación y en la producción de miel y se están generando alianzas comunitarias que facilitan la reincorporación y refuerzan el tejido social”, explicó Robin Brunet, oficial de terreno en Anorí de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia.

Cabe destacar que, ahora este grupo de emprendedores busca seguir trabajando de la mano con PASO Colombia, la Organización de Naciones Unidas (ONU) y algunas ONG para fortalecer la comercialización de su producto, con la idea de involucrar a los campesinos de la región y a futuro llevar su miel a otras partes del mundo.

Por: Ivania Alejandra Aroca Gaona – Periodista.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora. 

Carta del campo: Plantas ancestrales para apostarle a la reconciliación

Hoy tengo la oportunidad de contar la historia de la señora  María Nancy Aya, nacida en Florencia, Caquetá donde ha vivido toda la vida, es de anotar que sus padres siempre la motivaron a ser una mujer emprendedora. A los 15 años comenzó   a trabajar en la agricultura con la esperanza de tener un futuro mejor para toda la familia.

Siempre le ha llamado la atención el tema de saberes ancestrales, por eso el amor frente a las plantas medicinales y sus beneficios la hizo explorar con la creación de una unidad productiva. 

En busca de seguir desarrollando sus talentos, decidió trasladarse a la vereda Agua Bonita, donde el calor humano de los reincorporados aportó para darle vía libre a su emprendimiento. La  acogieron y le  dieron  la oportunidad de trabajar de forma orgánica con las plantas que la misma comunidad  produce.

El proyecto Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente – MIA ha llegado a las zonas más alejadas del departamento para apoyar el fortalecimiento y empoderamiento de las mujeres rurales, una de las beneficiarias es María Nancy comprobando que son ellas un eje fundamental para la transformación del país. 

Esto gracias al financiamiento de la Unión Europea a través del Fondo Europeo para la Paz, y a las Escuelas Digitales Campesinas de Acción Cultural Popular – ACPO. Además del acompañamiento de la Diócesis de San Vicente del Caguán con el componente pastoral. 

 

Por: Anyela Patricia Cardozo. Facilitadora educativa del proyecto MIA.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

#Opinión: Toñito el bueno, un cuento campesino de navidad

0

Al final del día, Toñito terminó de revisar el sembrado de maíz y de papa. La tarea le significó un esfuerzo grande porque la parcela que le habían alquilado quedaba en un terreno empinado y las matas las tuvo que sembrar atravesadas para que no se rodaran en época de lluvias.

Se acercaba la navidad y pensaba que si lograba recoger la cosecha la siguiente semana, quizás tendría tiempo para venderla, pagar la cuota del banco y conseguir algún regalito para su mujer y su hijo de escasos cinco meses que lo esperaban en el ranchito.

–“Rosa María necesita un vestido dominguero y voy a dárselo. El niño necesita ropita, pañales y un buen saco de lana para el frío que hace por la noche. ¡Con esa platica me puede alcanzar…!”.

Toñito vivía en la vereda Labranza Grande en las faldas de la montaña que tutela a Santa Rosa de Viterbo. Había pasado su infancia y juventud en sus veredas y se sabía de memoria las poblaciones cercanas al pueblo.

Nunca fue a la escuela, nunca aprendió a leer y escribir y, con lo que entendió, se crio. Con eso, el mundo fue suficiente para él. Cuando tenía cinco años, sus padres murieron en un accidente de bus cerca de Duitama. Fue criado por el padrino y su mujer, dos campesinos labradores que le enseñaron con paciencia las labores del campo.

‒Toñito, venga; Toñito, vaya; Toñito, ponga; Toñito, tome.

Esas fueron las palabras más frecuentes que guiaron su comportamiento y nunca vio problemas en ponerlas en práctica, mientras otros no sufrieran. Sabía distinguir muy bien la alegría y el sufrimiento.

A sus 35 años se había ido a vivir con Rosa María, una mujer de la vereda, que sí lo entendió, que supo que él era bueno y que se enterneció con su inocencia y su buen corazón. ¡Si uno sabe eso, con eso está bien y está feliz!, le decía a Rosa María cuando ella le preguntaba por qué no intentaba aprender a leer y escribir.

Cuando comenzaba a oscurecer, casi a las seis de la tarde, Antonio y Lucio, su burro compañero, ya habían recorrido casi la mitad del camino. Alcanzaron a una pareja que caminaba lenta por el sendero empinado.

El hombre se apoyaba en un bastón y llevaba a cuestas un pesado bulto. Su mujer, con rostro joven y trenzas campesinas, caminaba despacio, con su vientre bien abultado, tal como lo tenía Rosa María casi seis meses atrás, poco antes de que naciera Florentino. Se veían cansados y preocupados.

–¿Y eso qué les trae por aquí a estas horas, sus mercedes? ¿Para dónde marchan? –preguntó Toñito, extrañado e interesado.

–Nos cogió la noche por aquí, el pueblo está lejos y estamos buscando dónde refugiarnos, –respondió el desconocido que hablaba medio enredado. Soy José y ella es María, mi mujer. Estamos esperando un niño que pronto va a nacer.

Sin dudarlo, respondiendo con naturalidad a su manera de ser, Toñito pegó el brinco, se bajó de su burro y, con plena conciencia de lo que hacía, le ofreció la mano a la joven madre.

–Venga, ayúdeme sumercé  don José, y trepamos a la niña encima del burrito. Se llama Lucio y es mansito. Verá que no la tumba y así puede descansar mientras llegamos a mi casita.

Rosa María los recibió de la mejor manera. Limpió la silla de madera y cuero para que se sentara María, la joven que pronto sería madre. Luego, les ofreció agua fresca recogida de la quebrada y bien hervida, como les había enseñado la enfermera del Centro de Salud y corrió la banca larga en la que descansó José. Toñito, muy acomedido, le ayudó con el bulto.

José miró a María con una tierna sonrisa que mostraba entre complicidad y alivio. Efectivamente, confirmaron que sí habían encontrado al Toñito que buscaban desde hacía varios días. Solo lo supieron ellos dos y sonrieron con complicidad. Pero ni Rosa María ni Toñito lo notaron.

Con ayuda de su compañero, que se esforzaba por soplar la leña en cuclillas, sobre el fogón de cuatro piedras, Rosa María preparó una mazamorra de cubios, habas, mazorcas, zanahorias, arvejas y frijoles, todos recogidos en la parcela.

Con el canto de los gallos y el llanto de Florentino, Toñito abrió los ojos, preocupado por saber cómo habían amanecido los viajeros. Miró a su alrededor con la escasa luz que se filtraba por los postigos y descubrió asustado que en el ranchito solo estaban Rosa María, él y Florentino, que pedía a gritos su comida.

Toñito salió del rancho, miró por los alrededores y no encontró a nadie, excepto a Lucio que andaba suelto frente a la puerta y que parecía contento, mostrando una silla nueva y bien cuidada, mientras desayunaba un montón de pasto fresco y recién cortado.

Sorprendido con lo que veía, Toñito se acercó hasta el burro y confirmó que tenía una silla de cuero nuevecita y muy buena puesta. Tenía pintado en ella algo que él no entendía, porque no sabía leer.

Entró al rancho y miró asombrado y asustado que ya no estaba el fogón de cuatro piedras en el rincón, porque ahora había allí una estufa alta, de cuatro quemadores, para que su Rosa María no tuviera que agacharse a cocinar. La cuja de paja montada sobre ladrillos, ahora era una cama buena y bien tendida.

Su vieja y raída ruana de Nobsa ya no estaba y ahora había otra, extendida sobre la cama, oliendo a nueva, motosa y abrigadita. Todo le parecía renovado, como cuando el campo se llena de flores en mayo.

En su hermoso corazón había ocurrido un milagro verdadero. Rosa María, en silencio, sentada en el ranchito, sí comprendía lo que había pasado y daba gracias a Dios porque a Toñito le había llegado su noche buena por ser el mejor hombre, el mejor ser humano, un verdadero hombre de buena voluntad.

Y allí, sobre el comedor nuevo en el ranchito campesino, ahora estaba un pequeño pesebre. Las figuras tenían los rostros iguales a los de los viajeros de la noche, la noche buena, la noche en que Dios se reveló a los pobres y humildes de corazón.

*Esta nota periodística no representa la postura de Acción Cultural Popular – ACPO organización dueña de la marca registrada Periódico El Campesino y elcampesino.co. Con ello, tampoco compromete a la organización ni al periódico en los análisis realizados, las cifras retomadas, los entrevistados que aparecen, entre otros. 

 

Por: Bernardo Nieto Sotomayor. Equipo Editorial Periódico El Campesino.

Medicina alternativa, recuperación de los saberes ancestrales

1

La medicina alternativa es el conjunto de conocimientos, aptitudes y prácticas utilizados para prevenir, diagnosticar, mejorar o tratar enfermedades físicas y mentales. Este tipo de medicina se basa en los saberes y experiencias ancestrales de los pueblos originarios de todo el mundo, sin embargo, tras la llegada de los productos farmacéuticos y los distintos métodos empleados por la ciencia en el campo de la salud la medicina alternativa estuvo a punto de desaparecer.

Actualmente, en todo el mundo se pueden encontrar espacios que ofrecen servicios de medicina alternativa entre los que se encuentra la acupuntura, la quiropráctica y los rituales con plantas medicinales. Cabe resaltar que, cada terapia alternativa tiene un componente energético y que las personas que generalmente acuden a estos servicios lo hacen porque hacen parte de una comunidad que tradicionalmente ha implementado este tipo de medicina o porque después de muchos años de tratamientos convencionales no han visto resultados.

Le puede interesar: Plantas medicinales para curar dolencias y recuperar saberes ancestrales

La medicina alternativa es bien vista para prevenir y controlar dolencias y malestares que no se encuentran en estado grave, esto teniendo en cuenta que las formas de alimentación y de trabajo, además de la calidad del aire y el consumo de medicamentos desde corta edad; influyen en que el alcance de los tratamientos alternativos ya no sea el mismo que hace cientos de años.

Se debe reconocer que, la medicina convencional fuertemente constituida en la ciencia, ha tenido importantes aportes para el descubrimiento de curas y tratamientos de enfermedades que la medicina alternativa a pesar de sus alcances no había podido tratar.  Es por esto que se recomienda acudir a la medicina complementaria, en la que se recuperen aquellos saberes ancestrales que mantienen la vitalidad del cuerpo y la mente, pero que cuando sea necesario, se complementen con procedimientos o tratamientos a los que la ciencia ha demostrado su efectividad.

Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

Carta del Campo: Un poema sobre la playa desde Nuquí, Chocó

Para los que les gusta conocer lugares hermosos, en el municipio de Nuquí, Chocó, en el corregimiento de Termales, te invitamos y te dedicamos poemas como este:

“Cuando llegas a Nuquí – te trasladan hacia acá – a ti te espera que vengas a disfrutar de las flamantes especies que te aguardan al llegar. A la selva te llevamos pa’ que vayas a observar, las riquezas que hay entre la selva, playa y mar.

Con el trinar de las aves tú te vas a enamorar, de la lora, la perica y del vistoso tucán. Ríos y riachuelos, cascadas que dan al mar, caminando por senderos a la playa llegarás. Donde descansas tranquilo y de allí y de allá podrás mirar, los delfines y ballenas que te invitan a pasear.

Al atardecer el sol desde un árbol, tú te miras todo envuelto en un suave resplandor. Al otro día despiertas y te vas a caminar y compartes con las gentes, selva, playa, sol y mar”.

Dios les ama mucho y les bendiga.

Por: Luz Amira Salas. Habitante del corregimiento de Partadó, Chocó.

Carta del campo: Travesías campesinas por anhelo de superación

Mi nombre es Daniel Chasqui Tenorio, tengo 19 años de edad, estudio en la Institución Educativa El  Salitre y quiero compartir mi historia de vida  ya que tengo esta gran oportunidad. Soy hijo de padres campesinos , nací y crecí en la vereda Las Torres en Florencia, Caquetá donde todavía vivo con mi familia.

En 2005 inicié  mis estudios haciendo primaria en una escuela que estaba a 3 horas de camino y me tocaba  cruzar bosques y ríos; una tarde se puso a llover demasiado  y quede atrapado en un caño, no me pude sostener y el agua me arrastró hasta  cierta parte  y pude salir estropeado y embarrado, en ese instante me puse a llorar frustrado, pero al transcurrir los años fui creciendo y fluyendo en mis estudios.

Cada vez que me tocaba desplazarme a mi escuela era un reto peligroso, no sabía si podría regresar a casa de nuevo o tal vez llegarán con malas noticias a mis padres. Mi sueño era poder estar algún día en un colegio, ser uno de los mejores estudiantes  y también poder entrar a una universidad a estudiar.

En la actualidad me encuentro estudiando la secundaria en un colegio rural, cada día me estoy formando personal y éticamente, gracias  a Dios  soy uno de los  mejores estudiantes del colegio y  también estoy estudiando en diferentes proyectos. Uno de los que más ha llamado mi atención es el de Pescado para el Desarrollo ya que se está dedicando a formar estudiantes que sean emprendedores desde sus territorios, ahora soy líder de una unidad productiva de piscicultura.

Estoy agradecido con la formación de ACPO ya qué estoy aprendiendo a dar a conocer nuestra región e interactuar entre nosotros los reporteros rurales, estoy muy feliz de haber logrado ser un estudiante y un emprendedor, un buen hijo y buena persona   a pesar de todas las dificultades que se han presentado en mi vida. Al estudiar sigo luchando con más ánimo  con el propósito de un día tener mi profesión y ser independiente para poder ayudar a mi familia.

Por: Daniel Chasqui Tenorio. Club de Reporteros Rurales.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora. 

4,474SeguidoresSeguir
787SuscriptoresSuscribirte