domingo, julio 6, 2025
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Valle del Cauca cuenta con primer vivero de limón tahití certificado

Ante la creciente demanda en el consumo de limón o lima tahití, la compañía Managro sembrará durante este 2022 150 hectáreas de las 530 que tiene destinadas para el cultivo de este fruto. Cuyo material de siembra serán plántulas madres sanas y libres enfermedades, y estará ubicado en Bolomboló, Antioquia.

“Desde el 2016 se viene presentando un incremento cercano al 34% anual tanto en el consumo de limón tahití como en el de áreas sembradas lo que representa una gran oportunidad para cultivadores y empresarios y el gremio en general” aseguró Dagoberto Cerón, director de proyectos en Managro.

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Aunque la exportación de lima tahití representó solo el 0,55% de las exportaciones agropecuarias colombianas en
2020, es la tercera fruta más exportada después del banano y el aguacate. Por lo que el Instituto Colombiano Agropecuario – ICA y AGROSAVIA le entregaron a la compañía plántulas madre 100% libres de virus y enfermedades fitosanitarias.

El vivero certificado se encuentra en Palmira, Valle del Cauca y es parte del proyecto Manaseed con el que Managro busca mejorar la calidad y productividad de la fruta colombiana para poder así, satisfacer la oferta del
mercado nacional e internacional.

Por: Managro.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora. 

 

 

Carta del campo: La Comunicación comunitaria es afectiva, por eso es real

La diferencia de la comunicación comunitaria frente a la comunicación masiva y comercial reside en la afectividad, es decir, no es una comunicación vaciada de real compromiso y empatía hacia las diversas situaciones que afronta la comunidad.

La comunicación desinformativa que llega en muchos casos de los medios masivos, además de carecer de esta empatía y sincero compromiso con su entorno, es hechizante al utilizar métodos de manipulación para confundir a ciudadanos con poca capacidad de distinguir la intención del mensaje que se transmite.

El arraigo de la comunicación comunitaria por el sentir del pueblo es un punto de quiebre con la comunicación comercial y masiva ¿Quién entonces es un o una comunicadora comunitaria? Todos y todas somos potenciales comunicadores, y entre esa información que transmitimos algunas surgen de la comunidad, de sus necesidades, luchas y aconteceres.

Ahí se está en un ejercicio de comunicación comunitaria, pero sólo, diría yo, cuando está encausada a resolver la vida de todas y todos sus integrantes. A diferencia de lo que ocurre con la comunicación masiva donde los comunicadores surgen según la necesidad intencionada de quien dirige y controla los medios masivos, y por eso les resulta difícil desobedecer la tendencia negacionista del ser que la comunicación masiva, comercial y extendida les obliga.  

La comunicación comunitaria además de incidir y nacer en el pueblo, acoge ante todo a una porción, por relacionarse más con el cuidado de los saberes y la territorialidad. El respeto, que hace parte de aquel reconocimiento y compromiso afectivo con los problemas del mundo, sana ambientes contaminados por la desinformación producida por los medios masivos donde sobresale el ego en su lado fisgón. 

La comunicación comunitaria no huye a la gente, la abraza para cuidarla

El Cauca es un entorno propicio para el reconocimiento de la comunicación comunitaria. Por un lado, hay tantas voces alumbrando, que resulta difícil llegar con un discurso y pretender que la gente lo va a comer porque sí. Indígenas, campesinos y afros buscamos convivir en respeto y unidad en una tierra honesta dispuesta y capaz de defenderse, también las juventudes. 

Al valorar nuestras voces, nuestra presencia, nos da la gana de hablar y ser así también en el espacio material y simbólico. Surgirán nuevas plataformas para esas voces, pero triste que tengan que ser luchadas, como todo. Desde las que ya están, apostamos a reeducar conciencia y sea aquí o allá, valorar nuestro legado ancestral para hacer un ejercicio de integración y ver las voces.

Desde el Palenque de Comunicaciones de la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca – ACONC, saludamos al tejido de comunicaciones de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca –  ACINC, así como al equipo de Comunicaciones de la ANUC, y nos comprometemos a seguir departiendo para cuidarnos de la ceguera que produce la saciedad en los hombres.

¡Quienes nos cuidan de coronilla a pies, también lo hacen de los malos espíritus que abundan en el mundo y no nos asustan!

Por: Carlos Andrés Hurtado Quiñones. Integrante del Palenque de Comunicaciones de ACONC.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora. 

Mariela Pujimuy, una mujer inga ejemplo de lucha por la educación

Los ingas son una comunidad indígena que habita principalmente en los departamentos de Putumayo, Nariño y Cauca. De acuerdo con la Organización Nacional Indígena de Colombia – ONIC, son descendientes de los incas, y datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE, revelan que esta etnia cuenta con una población de 19.561 personas. 

Este pueblo ancestral como muchos del país ha luchado históricamente por la garantía de sus derechos, debido a que son vulnerados. Según el DANE, el 6,2% de los ingas viven en condición de miseria, el 11% en situación de hacinamiento, el 19.9% no tiene electricidad, el 34,3% no cuenta con acueducto y el 89,9% carece del servicio de internet. Además, la entidad afirma que el 6,3% no sabe leer ni escribir, y sólo el 0,9% tiene acceso a estudios especializados como maestrías o doctorados. 

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A pesar del panorama desalentador Mariela Pujimuy Janamejoy, una mujer inga oriunda del Cabildo Inga de Aponte, que se encuentra ubicado en el municipio de Tablón de Gómez, Nariño, donde habitan 1.808 indígenas de este pueblo originario; le apostó a la educación con la firme convicción de que es el pilar fundamental de la transformación social. Así, en el año 2010 se atrevió a migrar a la ciudad de Bucaramanga en busca de un futuro mejor. 

Conforme con la explicación de Pujimuy, durante este proceso atravesó varias dificultades una de ellas fue al tratar de inscribirse en la Universidad Industrial de Santander – UIS, pues se encontró con que la institución había decidido derogar los cupos especiales para estudiantes indígenas. Ante la situación interpuso una tutela contra la entidad educativa exigiendo la equidad y la garantía de este derecho fundamental, esta acción judicial falló a su favor, y así comenzó su carrera profesional en Licenciatura en Español y Literatura.

“Hoy soy docente de cátedra, enseño lenguas nativas y soy estudiante de la maestría en Gestión y Políticas Públicas de la UIS”, afirmó Mariela. Además, con su formación se ha dedicado a llevar conocimiento a sus comunidades y a liderar iniciativas que rescatan y preservan la cultura inga. Por ejemplo, fundó el primer Cabildo Universitario de la UIS, un grupo que busca sensibilizar a los estudiantes indígenas para que no se alejen de sus raíces y regresen a sus territorios.

“Este grupo está compuesto por un conjunto de saberes en el que hacemos sensibilización con todos los estudiantes indígenas, para que no dejemos perder todas las características que nos identifican, como la lengua, el vestido y el mensaje que hemos dado por años”, detalló la docente ancestral.

Cabe destacar que, durante el mes de agosto del 2021 esta conocedora fue notificada como ganadora de una beca para continuar avanzando en sus estudios en Alemania. Y para ella es sumamente importante porque significa que podrá llevar nuevos saberes a su comunidad que contribuyan a establecer transformaciones que permitan mejorar la calidad de vida de los hogares ingas y el desarrollo integral de los territorios. 

Así, Pujumuy se convirtió en la primera mujer de su etnia en obtener estudios de educación superior. Es un ejemplo de resiliencia y de empoderamiento femenino para todo un país, en el que las comunidades indígenas enfrentan grandes desafíos en materia de desigualdad.

“He tenido la oportunidad de regalar conocimiento y ese ha sido el referente de vida central para decidir ser parte de este momento y de cambiar la visión de la mujer, especialmente de la inga, y es que en el pasado éramos quienes acompañábamos al hombre, pero ahora dirigimos y caminamos de la mano de otros pueblos”, manifestó. 

 

Por: Ivania Alejandra Aroca Gaona. Periodista.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.





 

 

Nueva resolución pone en riesgo zonas de reserva forestales

De acuerdo con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales – IDEAM, en el 2020 la deforestación en Colombia aumentó un 8%, pues para 2019 el país perdió 158.894 hectáreas de bosque y en el 2020 171.685. Solo en el primer trimestre del 2021 se talaron 41.600 hectáreas de bosque.

Ante estas alarmantes cifras diversas organizaciones y comunidades luchan por la protección ambiental especialmente de las zonas de reserva forestal, definidas como aquellas propiedades públicas o privadas con características naturales de indispensable protección.

Sin embargo, el 28 de enero el Ministerio de Ambiente estableció la Resolución 110 de 2022 que dictamina “las actividades, requisitos y procedimiento para la sustracción de área de las reservas forestales nacionales para el desarrollo de actividades consideradas de utilidad pública e interés social”.

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Cabe mencionar que esta resolución entiende la sustracción como el levantamiento de la figura legal a un área delimitada como reserva forestal, y que dicha acción se podrá realizar no sólo con carácter exploratorio sino para adelantar actividades de explotación.

Algunos de los procesos que podrán realizarse en estas zonas de importancia ambiental son:

– Exploración sísmica.

– Proyectos de perforación exploratoria de hidrocarburos.

– Estudios, trabajos y obras de exploración minera.

– Explotación de material de construcción.

– Obras de evaluación para determinar potencial geotérmico.

– Accesos y bocas de túneles de exploración para proyectos hidroeléctricos.

– Establecimiento y operación de Unidades Militares autoportantes.

Aunque inicialmente se plantea un ejercicio de estudio, la resolución indica que para el caso de proyectos de energía, hidrocarburos y minería, entre otros en etapa avanzada “se deberá solicitar la sustracción definitiva”. Es decir, que el predio se delimitará y dejará de hacer parte de la zona de reserva de forma permanente.


Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

El viche, una bebida ancestral del Pacífico colombiano

La palabra viche significa bebida verde y viene del bantú, un término que hace referencia a los pueblos de raza negra que habitaron y habitan el centro y el sur de África, se dice que los primeros sabedores del viche fueron esclavos africanos que llegaron a los cañaduzales. De acuerdo con algunos historiadores, es una de las bebidas más antiguas de América y hace parte de la identidad del Pacífico colombiano.

Fue una bebida clandestina durante décadas, los antepasados se escondían en las montañas para destilar, ya que una ley que buscaba privilegiar las industrias licoreras prohibía y castigaba con cárcel su producción. Sin embargo, comunidades afro de todo el Pacífico la siguieron elaborando, además de mejorarla y diversificarla. 

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Se trata de una bebida natural en sus ingredientes y  elaboración,  proviene de la caña  y es el resultado de un proceso de destilación; inicialmente se recolecta la caña, se arregla y  se cocina, luego se recolecta el líquido final. Cabe destacar que, esta bebida ancestral no solo acompaña encuentros culturales o festividades, sino que hace parte de la medicina tradicional de los pueblos afro para tratar algunos dolores.

Las matronas han sido las encargadas de portar estos saberes heredados que han jugado un papel importante para las comunidades por generaciones. A través de los conocimientos compartidos mediante la tradición oral, el viche ha sobrevivido años de estigma.

En el país se han adelantado procesos para cuidar esta bebida, como es el caso de Lucia Solís, quien explica que estas luchas han sido claves para reconocer esta bebida que más que ser un producto alcohólico, representa cientos de prácticas del Pacífico colombiano. “Es una lucha por no dejar morir lo nuestro. Nosotros destilamos patrimonio”, asegura. 

En la actualidad, el viche busca recibir la denominación de  patrimonio cultural de la Nación, además, la Cámara de Representantes  a finales del año pasado inició el proceso para tramitar la Ley de Bebidas Artesanales, con la que buscan  defender la labor de sus productores.

Gracias a esto, Lucía se convirtió en una de las primeras vicheras del pacífico en tener su marca registrada ante la SIC. Con Lucía Solís 6ª Generación, podrá comercializar sus productos a gran escala y proteger el legado de su familia. Ella menciona que “fueron años intentándolo, pero gracias a la ayuda de la Fundación Activos Culturales Afro – Acua, lo conseguí”.

 

Por: Stefanny Núñez Hernández. Periodista

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

Mujeres de paz reconocen el valor de la naturaleza

Después de un recorrido intenso en carro, río y a pie, llegamos a la vereda No Hay como Dios ubicada en Carmen del Darién, Chocó. Donde un joven nos recibe con la frase “pasen tranquilos, eso no se cae” refiriéndose al cruce de la quebrada hecho de una cuerda y una base de bambú.

Don Gabriel y doña Estella son un matrimonio mestizo, él antioqueño como la arepa y ella costeña con el sabor del mar. Llegaron al territorio hace más de 15 años porque Gabriel es docente, enfocado en el rescate de las fuentes naturales porque según sus datos“ están desprotegidos legalmente más del 60% de los árboles en Chocó”.

“Vengan los invito a que conozcan mi reserva natural, aquí no se cortan árboles, se siembran, muchas personas en Chocó deforestan para sembrar o para el ganado, yo en cambio siembro plátano, cocó, maracuyá, nogales, choibas y cedros.

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También guayacanes, árboles imponentes y majestuosos que si bien es cierto son maderables, yo no los uso con ese fin, aquí nuestra idea es reforestar y regalar semillas, sembrar la cultura de la educación natural para la protección y no extinción de nuestro planeta. No importa que nadie nos vea ni nos oiga, de grano en grano la gallina llena el buche” expresó don Gabriel.

Junto con las participantes del proyecto Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente – MIA iniciamos un recorrido dentro de la espesa selva del Darién con avistamiento de osos perezosos, micos, guacamayas, tucanes, babillas y las fantásticas heliconias que pululan en el sector.

Allí pudieron encontrar una realidad tan diferente a la de la guerra y a la intolerancia natural del país, aquí por el contrario todo es paz,amabilidad y naturaleza nada más. No podía faltar el toque gastronómico de la mano de Navis Quiroz lideresa del proyecto en la comunidad de Santamaria.

Ella nos deleito con un delicioso pollo acompañado de todas las típicas hierbas del Chocó, con esos aromas que invitan a saborear lo mejor de la tierra, y claro, no podía faltar su majestad el borojó, para acompañar la historia de la sobremesa que dejó a todos perplejos.

Don Gabriel nos contó que aprendió a jugar ajedrez en el campo sin ajedrez con Radio Sutatenza y el periódico El Campesino, que los domingos montaba una separata para aprender este juego.

 Con mucha pasión don Gabriel pide a las Escuelas Digitales Campesinas su apoyo, para lograr que los jóvenes tengan más herramientas de donde tomar conocimiento para el futuro y les invita a hacer presencia en la vereda, No Hay Como Dios para fortalecer la educación natural.

Agradecemos la participación al equipo de apoyo con el ingeniero José Andrés Aldana de ARN, quien donó el transporte terrestre y nos acompañó durante todo el trayecto, al profesor Diego Alejandro Rendon de la OIM que apoyo en terreno orientando y guiando cada uno de los aprendizajes.

 

Por: Miguel Ángel Arango Cifuentes. Facilitador educativo del proyecto MIA.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora. 

Enlace Trece, un informativo enfocado en las regiones

El 21 de febrero regresó a las pantallas del país Enlace Trece, un espacio informativo nutrido por el periodismo de servicio, la cultura y el emprendimiento. Conducido por Mabel Kremer se podrá sintonizar de lunes a viernes a las 12:30 pm. 

Este espacio realiza un cubrimiento en región con énfasis artísticos y culturales, cuenta con  secciones como  Caja Menor donde se abordan claves para ahorrar , y otra sobre tecnología con tips para su aprovechamiento en distintos escenarios, tendencias y actualidad en esta materia. 

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Así mismo, contará con una sección de cultura que presentará las actividades y emprendimientos. “Enlace Trece se convertirá en la ventana que muestra la capacidad de reacción de las personas que en medio de la pandemia crearon nuevos negocios”, comentó Gina Chávez, directora del informativo.

Cabe resaltar que Enlace Trece fue nominado en 2021 como mejor noticiero regional en los Premios India Catalina, pues resalta su presencia en 14 departamentos: Amazonas, Arauca, Boyacá, Caquetá, Casanare, Cundinamarca, Guainía, Guaviare, Huila, Meta, Putumayo, Tolima, Vaupés y Vichada. 

Si desea conocer este informativo regional puede hacerlo en el siguiente link: Enlace Trece. 

Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora. 

 

Carta del campo: Mujeres rurales en búsqueda de crecimiento

Soy Laila Taliana Torres Peña nacida el 27 de octubre de 1995 en Puerto Rico, Caquetá. Mi papá Mauricio y mi mamá Luz Stella tuvieron 6 hijos, 4 mujeres y 2 hombres. A los 7 años empecé a estudiar en la vereda La Primavera pero era muy lejos, nos echábamos 2 horas para llegar caminando aunque era la más cercana.

A mitad de año el profesor habló con mi mamá para decirle que me adelantaría de curso, que era segundo, porque ya sabía leer bien. En el 2022 estaba en tercero y mi papá cambió la finca por una ubicada en San Vicente del Caguán, allá no estudié porque no sabia donde quedaba la escuela y no nos matricularon. 

En el 2006 volví a estudiar grado tercero, entrábamos a las 08:30 am y nos tocaba caminar media hora por pura montaña, cuando llegábamos íbamos a llevarle agua, gasolina y aceite a mi papá. Así pasaron los años hasta mis 15, que me celebraron y fui muy feliz, el siguiente año conseguí pareja.

Quedé embarazada muy joven pero él se fue y aprendí a trabajar para comprarme mis cosas y las del bebé, tiempo después quiso volver pero yo le dije que no y con ayuda de Dios salí adelante. Al primer año de mi hijo conseguí una pareja, era guerrillero, un hombre con mil cualidades hermosas con quien tuve 2 hijos más. 

Ahora me encuentro estudiando en las Escuelas Digitales Campesinas, ya culminé parte de la formación y estoy a espera del curso de formulación de proyectos. Me siento muy agradecida con el proyecto MIA que llegó al Caquetá para darnos una oportunidad a las mujeres excombatientes y sus familiares. 

 

Por: Diana Marcela Marín. Facilitadora educativa del proyecto MIA.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

 

Día de la Lengua Materna, un legado de tradición cultural

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En Colombia desde el año 2010 no solo se celebra el Día Internacional de la Lengua Materna, sino que a partir de la Ley 1381, se conmemora el Día Nacional de las Lenguas Nativas. En este día se reconocen las lenguas nativas del país como patrimonio cultural de especial atención del Estado para su protección y fortalecimiento, y su rol como elemento transmisor de prácticas ancestrales y formas de interpretar el mundo.

De acuerdo con la Organización Nacional Indígena de Colombia, en el país hay 69 lenguas nativas: 65 son indígenas, 2 criollas, 1 romaní y 1 de señas. Sin embargo, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) solo el 50,8% de la población indígena habla su lengua materna.

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La lengua materna para una profesora Wayuu

Por esta razón, en el marco de la celebración del Día Nacional de las Lenguas Nativas y Día Internacional de la Lengua Materna, Erika Correa Uriana, quien se desempeñó como facilitadora educativa de Acción Cultural Popular – ACPO, habló con El Campesino sobre la importancia de la enseñanza de la lengua materna en los proyectos desarrollados en los municipios de Uribia, Manaure y Riohacha, La Guajira. 

Erika es ingeniera agroforestal perteneciente al municipio de Uribia, La Guajira y trabajó con ACPO durante tres años con las Escuelas Digitales Campesinas en cursos de cambio climático, paz y convivencia, derechos humanos y alfabetización digital en instituciones  educativas de los tres municipios mencionados anteriormente. Además, trabajó a nivel comunitario con víctimas del conflicto armado en el municipio de Uribia en la zona de Bahía Portete, desarrollando especialmente el curso de paz y convivencia.

¿Qué impacto tuvo cada proyecto en la comunidad? 

«La mayoría de instituciones en las que estaba trabajando con EDC, son jóvenes pertenecientes a la alta Guajira y se buscaba que toda la información de los cursos en los que participaban, se pudiera multiplicar de pronto en sus comunidades y articular con las comunidades aledañas».

«Todo el trabajo es con comunidades indígenas, porque casi un 90% de los que asisten a estas instituciones son jóvenes indígenas. Eso era una alternativa para que se proyectaran en las posibilidades de que a pesar de las dificultades económicas, también se pueden formar a nivel virtual y que existen los mecanismos para que lo hagan». 

«Eso nos proyectó tanto, que dentro de los cursos se manejaba la alfabetización digital y los mismos estudiantes comentaban lo que habían aprendido. Inclusive actualmente aunque no haya una articulación completa con ACPO, los estudiantes continúan motivados con lo que aprendieron y continúan aprendiendo».  

¿Qué relación tenían los proyectos con la enseñanza de la lengua materna?

«La relación de ACPO con la lengua materna, es que a pesar de que las cartillas o la proyección de realizar los talleres no estaba en la lengua materna Wayuu que es wayuunaiki, con el equipo de trabajo en territorio se les transmitía la información, por lo que nos permitía realizar la articulación del español y el wayuunaiki».

«Esto permitía que las actividades se fortalecieran y que hubiera una mayor participación de las comunidades. Por lo que a nivel de la lengua hacía que la información se replicara no solo en español, sino también en wayuunaiki, generando una difusión del conocimiento más allá del grupo con el que se trabajó».

¿Cuál es la importancia de enseñar la lengua materna en las comunidades indígenas del país?

«Es importante porque para nosotros debe ser fundamental reconocer lo que es nuestro, que es lo que tratamos de mostrar como país cuando decimos compremos lo nuestro, es valorar y sentir esa pertenencia que nos permite reconocer lo que somos. Además, permite que no se pierda nuestra lengua, que mantengamos la pertenencia de la comunidad indígena para que se pueda conservar».

«Es fundamental que se siga manejando el wayuunaiki y también articularlo con el español, pero principalmente nuestra lengua. Esta es precisamente una propuesta que se viene manejando desde la etnoeducación y que se viene fortaleciendo a nivel pedagógico».

¿Cómo salvaguardar el legado de la lengua materna en Colombia?

«Mantener, conservar e incentivar son puntos clave para mantenerla. Para salvaguardarla, no solamente es tratar de decir existe esta lengua o traducirla o generar los espacios para hacerlo, sino que la interacción que se genera en nuestro territorio se fortalezca cada vez más y que permita una relación entre la comunidad con la lengua». 

«Por esta razón, su uso debe prevalecer no solamente a nivel educativo, sino en reuniones, eventos y demás, para que se fortalezca en vez de que se pierda, que las personas sientan que es importante».

¿Hay alguna anécdota o relato que quiera compartir en el marco del Día Internacional de la Lengua Materna? 

«En todas las clases los estudiantes estaban muy motivados porque las actividades se desarrollaban en su mayoría en wayuunaiki. Inclusive un foro sobre cambio climático en el que participaron varias entidades, se hizo a nivel de la lengua wayuú y fue un impacto importante en todas las personas que participaron y ese recuerdo de ACPO quedó muy marcado».

«También en un evento que hubo para la reunión de los exalumnos de Radio Sutatenza y que tuvimos la oportunidad de llevar a algunos estudiantes hasta allá para que participaran. Cuando ellos regresaron, compartieron la información en wayuunaiki de que si se puede empezar a construir y se quedaron con la motivación de continuar. Esto fue importante e histórico».

 

 

Por: Isabella Durán Mejía. Periodista.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.



Tundama, un film que rescata el legado de la cultura muisca en Colombia

De acuerdo con la Gobernación de Boyacá, este territorio ubicado en la región Andina es reconocido históricamente por las batallas que se libraron en la época de la conquista para la independencia de Colombia. Un ejemplo de ello, es la Batalla de Boyacá, uno de los eventos más importantes del país ya que puso fin al dominio de los españoles. 

Con el propósito de preservar las raíces de esta región y promover su legado histórico, los hermanos boyacenses Diego y Edison Yaya, unieron sus conocimientos en diseño gráfico por más de 6 años y en el 2020 lanzaron la película Tundama. Una producción 3D basada en la vida real, que narra la historia de un cacique muisca del siglo XVI que se opuso y enfrentó a la llegada de los españoles en este territorio. 

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“Fue el héroe máximo de la resistencia muisca en contra de la invasión española. La historia es muy interesante porque fue un hombre muy valiente, un hombre de paz, pero quería mucho su cultura, su gente y esto lo llevó a generar esa resistencia tan fuerte que muy pocos conocemos, pero que fue muy importante en su momento”, explicó el director Edison Yaya.

Este film de 80 minutos no sólo recrea los enfrentamientos indígenas con los ejércitos españoles, si no que también exalta otros elementos relevantes; como conceptos ancestrales de las comunidades en torno a la familia, el amor y la conexión con la naturaleza. Así mismo, se pueden apreciar lugares emblemáticos de Boyacá como el Lago de Tota y  la Laguna Pan de Azúcar. 

En esta gran apuesta por reconstruir la memoria,  los productores no se limitaron solo a plasmar los lugares y símbolos culturales, sino que los pueblos originarios que protagonizan el audiovisual hablan lengua muisca; la cual fue declarada extinta en el siglo XVIII, posicionándose como el primer audiovisual de su tipo, que rescata la herencia cultural de los muiscas en Colombia.

Conforme con la explicación de Edison Yaya, para  documentar todo el contenido audiovisual y generar el guion, se realizó una amplia investigación con antropólogos y expertos en historia, además de leer y visitar todos los espacios incluidos en el proyecto. 

Actualmente, Tundama está  preseleccionada en los Premios Platino en la categoría de Mejor Película de Animación, y podrá verse a nivel nacional en todas las salas de cine en el mes de septiembre. Si usted desea conocer más sobre esta producción que rescata la cultura de nuestros antepasados puede consultar el siguiente enlace: Tundama.

 

Por: Ivania Alejandra Aroca Gaona. Periodista.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

 

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