A las 5:30 am don Jeovany Mora del municipio de San Calixto, Norte de Santander, ya está en pie. Se toma un tinto y alista sus botas, su machetilla y una caneca. Hoy tiene un buen semblante pues ya es hora de comenzar a recoger la cosecha en su finca.
Lo mejor es que el café tiene un buen precio, desayuna, se despide de sus hijos y su esposa y sale directo a su cafetal. Nos cuenta que el café nunca había estado en este precio y que eso lo motiva a trabajar con más ánimo.
Poco a poco llegan más personas a trabajar en su cultivo, son obreros que ayudan a recolectar el producto. Si bien se encuentra a buen precio hay preocupación sobre los insumos, dice que hace un año una paca de abono costaba $180.000 y hoy la tiene que pagar en 300.000.
El costo de los venenos también subió casi el doble, pero don Jeovany es optimista y cree que el precio del café se mantendrá y podrá asumir estos altos costos. La Federación Nacional de Cafeteros explica que el alto precio del producto obedece a que el dólar ha tenido un incremento sustancial.
Otra razón importante para el alza ha sido la pérdida de gran parte de la cosecha de un gran productor de café como es Brasil, que se debe a las fuertes heladas que se presentan desde hace unos años en este territorio.
Por: Jackelin Arroyo Rincón. Facilitadora educativa del proyecto Alfabetización digital para la gestión comunitaria/COSUDE.
La crisis humanitaria que se ha agudizado en el departamento del Chocó ha despertado la preocupación de diversos sectores del país, recientemente la Iglesia Católica en voz de sus obispos departamentales se pronunció al respecto.
Según informes de la Defensoría del Pueblo en lo corrido del presente año cerca del 77% de la población se encuentra en peligro. Desde noviembre del 2021 los representantes de la iglesia denunciaron lo visto en 11 municipios del departamento.
Dicha institución junto con otras organizaciones exigen al Gobierno retomar la vía del diálogo y la negociación política con todos los grupos armados ilegales que hacen presencia en el territorio, en especial donde viven comunidades campesinas, negras e indígenas.
Esto porque las posibilidades de sobrevivir como pueblos étnicos en las condiciones actuales del conflicto, dependen de una negociación de paz con los actuales actores armados. La cual alivie la grave crisis que se vive en estas zonas del país.
Entre tanto, en el occidente antioqueño se vive una situación similar, pues continúa sumergido en el conflicto armado, complicando la capacidad y las labores humanitarias que realizan los organismos nacionales e internacionales.
Todos los actores que se han pronunciado denuncian control territorial por parte de los grupos armados ilegales, amenazas a líderes y comunidades, desplazamientos forzados individuales y masivos y abandono estatal en todos los niveles e instancias.
Por: Juan Camilo Bonilla Osorio. Periodista voluntario.
A partir del domingo 27 de febrero a las 06:00pm “Somos Región: un país de misterio” presenta diferentes lugares de los 14 departamentos de la Región Trece a partir de las crónicas de viaje de César el de Tabio y las experiencias de una nueva aventurera que se suma al equipo.
Se trata de Sara Sofía Rojas, una joven periodista cultural bogotana, amante de la música, los collages, la naturaleza y los animales que llega a Somos Región para representar a la audiencia joven y curiosa del canal.
Somos Región busca la gente que habita y construye la Colombia profunda; las caras cotidianas de un territorio diverso, las historias de trabajadores valientes, de viajeros curiosos, de campesinos, artistas, migrantes y también de foráneos nostálgicos que descubriremos juntos en selvas, llanos y montañas.
Aventura, turismo, cultura y gastronomía son algunos de los temas que ‘Somos Región’ presentará en esta temporada, a partir de preguntas planteadas por César el de Tabio y que se responderán durante los viajes de Sara Sofía. En 2022 Somos Región, pero ante todo somos misterio.
“Me considero ciento por ciento campesina y estoy orgullosa de serlo. Estoy muy contenta de vivir en el campo, estar en un entorno donde uno se siente libre, donde se puede respirar aire puro, dónde puedes tener conexión con la naturaleza, donde puedes cultivar tus propios alimentos, que son sanos, que son limpios, que te van a proporcionar una vida de mejor calidad”.
Lo dice Rosaura García, estudiante virtual de agronomía y asistente técnica del proyecto Guardianas de los Páramos, que se ejecuta en seis municipios de Boyacá para proteger estos ecosistemas, a la vez que favorece la adaptación al cambio climático, impulsa la soberanía alimentaria de las familias, fortalece a 34 organizaciones sociales y construye autonomía económica y empoderamiento de las mujeres.
El proyecto nació de la convergencia de propósitos y sueños de las organizaciones campesinas de Boyacá y tres entidades internacionales con actividad en el país: el Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial – GEF, la Corporación Mundial de la Mujer y la ONG internacional de cooperación al desarrollo Swissaid.
Cuando la Corporación decidió adelantar un proyecto en la región que incluyera mujeres y páramos, encontró que Swissaid venía ejecutando el programa Montañas Vivas en el territorio y que GEF también tenía interés en proteger los corredores de páramo del nororiente boyacense. Así fluyó la idea de juntar esfuerzos, sumar recursos y potenciar el impacto, trabajando en Gámeza, Mongua, Monguí, Socha, Socotá y Tasco. “Planteamos la oportunidad de hacer una alianza para poder acompañar muchas más iniciativas, muchos más proyectos. Nos entendimos muy bien y hemos podido adelantar el trabajo conjunto en los territorios”, afirma Ana Lucía Jiménez, de la Corporación Mundial de la Mujer.
En estos municipios la agricultura había disminuido de forma dramática por fenómenos como la importación de alimentos y la dedicación de los suelos y los hombres a la minería del carbón, la cual afecta también la subsistencia de las fuentes de agua. Rubén García, coordinador de Swissaid para Boyacá, relata la paradoja de los camiones con comida llegando desde las ciudades a estos municipios, sumidos en el monocultivo de la papa pastusa y el ocaso de las tradicionales plazas de mercado.
Por eso, el proyecto se propuso como uno de sus principales objetivos potenciar las prácticas agropecuarias introduciendo la agroecología y rescatando las variedades de productos que se habían extinguido, de manera que las familias puedan asegurar una alimentación sana y variada, como revela Ana Beatriz Barona, coordinadora del programa de pequeñas donaciones de la GEF en Colombia: “Estamos impulsando sistemas de cultivo agroecológico y de bajo impacto en el páramo, implementando invernaderos y huertas para incrementar la producción de alimentos diversos, recuperando especies nativas y de papa para la alimentación de las familias y para poder vender en los mercados campesinos”.
Como parte de estas acciones, se ha implementado una escuela de custodios de semillas criollas y nativas en Boyacá, que realiza intercambios con la red de escuelas que Swissaid tiene en otras regiones del país. Así, las 284 huertas creadas por el proyecto han pasado del monocultivo de la papa pastusa a sembrar múltiples variedades de maíz, trigo, papa, quinua, haba, frijol, arveja, lenteja, col y otros productos, restaurando la valoración de la alimentación tradicional que había sido estigmatizada como “comida de pobres”.
Como resultado, la dieta familiar ha pasado de tener menos de 10 alimentos propios a disponer de más de 30 variedades, a la vez que se genera un excedente para la venta y se apoya a las familias y organizaciones en estrategias de marca y comercialización, como los 13 mercados campesinos que se han realizado y que se espera establecer como actividad regular. Además, se han establecido 15 unidades de producción porcina, 36 colmenas comunitarias, 55 invernaderos y 51 sistemas de riego.
También se están dinamizando prácticas tradicionales como el uso de molinos de piedra para la producción de harina de trigo y maíz, que es comercializada con una red de panderos artesanales y que podría dar un nuevo impulso a estos cultivos que ha caído en la marginalidad por efecto de las importaciones y las políticas públicas.
Para Walkiria Pérez, representante de país de Swissaid, este componente económico es muy importante. “Se hizo una proyección en términos de cómo la finca puede generar ingresos a la familia, qué diversificación se puede dar, qué voy a sembrar, qué tanto voy a consumir y qué tanto puedo comercializar. Es importante generar sostenibilidad para no depender de una sola fuente, que la finca pueda ir sustituyendo el ingreso de las minas y los hombres puedan vincularse más a ella”.
Vida de páramo, sostenibilidad ambiental
Foto por: Óscar Yair Suárez Salazar
El escenario ambiental de las zonas que hacen parte de Guardianas de los Páramos, era desolador: potrerización del páramo para ganadería, uso de fertilizantes y plaguicidas químicos, mecanización del suelo, erosión y levantamiento de la vegetación nativa, contaminación de los ríos con residuos químicos y sólidos.
Así, una de las líneas prioritarias de acción del proyecto es la ambiental. “Nosotros trabajamos siempre en zonas prioritarias o de importancia para la biodiversidad y donde haya presencia de organizaciones sociales. Y así fue como llegamos a los complejos de páramos de Pisba y Tota-Bijagual-Mamapacha”, dice Ana Beatriz Barona.
Este componente articula prácticas agroecológicas sostenibles, sustitución de abonos y plaguicidas químicos por orgánicos, reforestación de las cuencas con especies nativas, construcción de viveros de alta montaña y generación de fuentes de ingresos alternativos, para sustituir la minería.
A la fecha, se han establecido siete viveros comunitarios, se han optimizado ocho acueductos veredales, se han protegido 11 vertientes hídricas, se han propagado 16 especies nativas y se han sembrado 6.700 árboles. Sin embargo, lo más importante es que se ha sensibilizado y capacitado a las comunidades en el manejo sostenible de los suelos y las fuentes hídricas, fortaleciendo la cultura de conservación del territorio.
Empoderamiento y reconocimiento de la mujer
El proyecto ha vinculado a más de seis mil mujeres y cerca de cinco mil hombres. Es claro que uno de sus objetivos principales es la construcción de autonomía y empoderamiento de la mujer. “Tenemos una vocación de trabajar con mujeres y somos unas convencidas de que todo lo que se invierta en mujeres le retorna directamente a las familias y genera desarrollo en las comunidades y en los territorios dónde estamos”, asegura Ana Lucía Jiménez de la Corporación de la Mujer.
Por eso, el componente social hace énfasis en la construcción de equidad de género, la participación de la mujer en espacios políticos locales y en la toma de decisiones sobre su vida, su hogar, su finca y su familia, la lucha contra las violencias y la autonomía económica mediante el desarrollo de proyectos productivos.
Así lo destaca Walquiria Pérez: “El rol de las mujeres en este proceso es súper importante porque las mujeres son más dadas al cambio, se lanzan más, son más arriesgadas a aprender, son más cuidadoras y asumen retos mucho más rápido”.
Y el proceso empieza a producir cambios, como agrega Walquiria. “A nivel comunitario hay una valoración entre las organizaciones de que están en un territorio sensible y donde hay un compromiso por el cambio, hay mujeres empoderadas políticamente que empiezan a incidir en los planes de desarrollo”. Concluye la joven Rosaura: “Lo más bonito de este proyecto es poderle ayudar a la gente y animar a otros chicos y chicas de mi entorno a apostarle al campo. Definitivamente ha sido un antes y un después en mi vida”.
Por: Fernando Chaves Valbuena. Periodista voluntario.
Cada 27 de febrero se celebra el Día Mundial de las ONG, una fecha establecida por la Unión Europea con el propósito de promover el reconocimiento de estas organizaciones sociales y comunitarias que trabajan por la defensa de los territorios y el desarrollo de los pueblos.
Una labor por la que desde 1947 Acción Cultural Popular – ACPO ha luchado. Esta es una organización fundada en Sutatenza, Boyacá por Monseñor José Joaquín Salcedo Guarín, que busca el desarrollo integral del campo colombiano a través de la educación y la comunicación.
El informe anual de ACPO 2021 evidencia el compromiso con su misión, pues territorios como Caquetá, Chocó, Norte de Santander, Nariño, Córdoba y Cauca pudieron acceder a las Escuelas Digitales Campesinas y aprender sobre liderazgo, derechos humanos, emprendimiento y periodismo rural.
Así mismo, resalta la importancia de su propuesta de multiplicación, enfocada en que el líder participante de las EDC una vez terminado el proceso formativo, ponga en práctica y al servicio de la comunidad todo lo aprendido. Comprometiéndose a multiplicar el conocimiento con al menos 4 personas.
Entre los proyectos implementados por la organización se encuentra Pescado para el Desarrollo que trabaja con jóvenes rurales; Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente – MIA cuya población son mujeres en proceso de reincorporación; y Comunicar y Proteger la Paz que fortalece líderes y lideresas sociales.
Soy María Teresa González Moreno, nací en abril de 1981 en el corregimiento de Pará, Caquetá. Vengo de una familia campesina revolucionaria pero con muchos valores, me crie en el campo ayudándoles en sus labores ya que económicamente no estábamos bien y éramos 8 hermanos.
Salí hacia el municipio de Solita donde un hermano mayor para ayudarle y convivir con él y su esposa, allí viví 3 meses hasta que conocí a un amigo que era miliciano y me dijo que trabajara con él, me fui a un entrenamiento militar pero estando allí me gustó tanto que ingrese como guerrillera en las FARC.
En el primer año me dieron el curso básico que al comienzo fue muy difícil de soportar. Todos los días me levantaba a las 04: 00 am y salíamos a la formación del día, seguíamos con actividades cotidianas como cargar agua, cargar leña, ranchar, prestar guardia, hacer avanzadas, remolques y muchas cosas más.
Así fue mi vida durante 19 años dentro de esta organización. En el 2016 cuando se dieron los acuerdos en Cuba salí en la zona de concentración de Agua Bonita en la que duré un año mientras me hicieron legalización a la vida civil, luego junto a mi pareja nos fuimos a trabajar por nuestro futuro.
Así concluyeron 3 años del proceso, pero me separé y fue duro porque él era quien más conocía de la vida civil. Ahora vivo con otro compañero de vida y trabajamos juntos para salir adelante, no es fácil en esta sociedad donde aún nos miran como criminales y muchas veces nos sentimos abandonados por el Estado y por quienes fueron nuestros comandantes.
Actualmente me encuentro terminando mi bachillerato y también estoy en el proyecto Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente – MIA, que trabaja con mujeres reincorporadas para darnos la oportunidad de crecer como lideresas en nuestro entorno.
Hago parte del grupo de participantes de Florencia donde terminé mi formación con las Escuelas Digitales Campesinas y aprendí desde lo más básico del computador hasta cómo comercializar un producto en internet.
Por: Diana Marcela Marín. Facilitadora educativa del proyecto MIA.
El Índice de Precios al Consumidor – IPC publicado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE confirma que el costo de vida en Colombia sigue al alza. Ya que para enero de 2022 fue de 1.67% y la de los doce meses fue de 6,94%.
Situación causada por la mayor inflación registrada en los últimos 5 años, la cual está afectando por lo menos el 93% de los productos de la canasta familiar. Hay preocupación porque otros sectores también se ven afectados como por ejemplo las tasas de interés en los bancos.
Por su parte el Gobierno Nacional debe pensar e implementar estrategias para tratar de aliviar el alza en los precios, reducir los costos de producción y los aranceles de las importaciones. Además de ampliar la oferta de productos agropecuarios con mercado nacional.
El plan de solución debió empezar el año pasado, sin embargo se espera que se tomen acciones prontas porque el país está en las mismas condiciones de inflación que Estados Unidos y Europa con un 7.5 de inflación pero con la gravedad de que en Colombia los salarios son mucho menores.
Temas en la mesa de Radio Mundo Rural:
Los precios de la papa no se van a estabilizar en el mediano plazo.
Los precios de la papa no se van a estabilizar en el mediano plazo.
Municipio invitado: Guamal, Magdalena.
Por: Juan Camilo Bonilla Osorio. Periodista voluntario.
El águila de páramo es una ave rapaz de gran envergadura, con alas anchas y cola corta, se caracteriza por habitar en las partes altas de los Andes hasta las tierras bajas de las llanuras. Los adultos tienen la cabeza y el pecho de color gris oscuro y el vientre blanco, mientras que los juveniles son marrones y rayados.
El ejemplar llegó a las instalaciones del Centro de Servicios Ambientales el 17 de abril de 2021, proveniente de Ventaquemada, Boyacá con un hematoma y lesión en el ala izquierda, producto de un golpe contundente y el ataque de perros.
El hallazgo lo hizo la comunidad que posteriormente la entregó en la estación de bomberos municipal, donde personal de la Corporación Autónoma Regional de Chivor – Corpochivor la rescató y trasladó a las instalaciones del Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre – CAVR.
Luego de un examen zootécnico, veterinario y etológico se procedió con la rehabilitación pertinente para consolidar su capacidad de caza y vuelo. Tras 2 meses de acompañamiento el ave fue liberada el 15 de febrero de 2022 en el Distrito Regional de Manejo Integrado Mamapacha y Bijagual.
Ante la creciente demanda en el consumo de limón o lima tahití, la compañía Managro sembrará durante este 2022 150 hectáreas de las 530 que tiene destinadas para el cultivo de este fruto. Cuyo material de siembra serán plántulas madres sanas y libres enfermedades, y estará ubicado en Bolomboló, Antioquia.
“Desde el 2016 se viene presentando un incremento cercano al 34% anual tanto en el consumo de limón tahití como en el de áreas sembradas lo que representa una gran oportunidad para cultivadores y empresarios y el gremio en general” aseguró Dagoberto Cerón, director de proyectos en Managro.
Aunque la exportación de lima tahití representó solo el 0,55% de las exportaciones agropecuarias colombianas en 2020, es la tercera fruta más exportada después del banano y el aguacate. Por lo que el Instituto Colombiano Agropecuario – ICA y AGROSAVIA le entregaron a la compañía plántulas madre 100% libres de virus y enfermedades fitosanitarias.
El vivero certificado se encuentra en Palmira, Valle del Cauca y es parte del proyecto Manaseed con el que Managro busca mejorar la calidad y productividad de la fruta colombiana para poder así, satisfacer la oferta del mercado nacional e internacional.
La diferencia de la comunicación comunitaria frente a la comunicación masiva y comercial reside en la afectividad, es decir, no es una comunicación vaciada de real compromiso y empatía hacia las diversas situaciones que afronta la comunidad.
La comunicación desinformativa que llega en muchos casos de los medios masivos, además de carecer de esta empatía y sincero compromiso con su entorno, es hechizante al utilizar métodos de manipulación para confundir a ciudadanos con poca capacidad de distinguir la intención del mensaje que se transmite.
El arraigo de la comunicación comunitaria por el sentir del pueblo es un punto de quiebre con la comunicación comercial y masiva ¿Quién entonces es un o una comunicadora comunitaria? Todos y todas somos potenciales comunicadores, y entre esa información que transmitimos algunas surgen de la comunidad, de sus necesidades, luchas y aconteceres.
Ahí se está en un ejercicio de comunicación comunitaria, pero sólo, diría yo, cuando está encausada a resolver la vida de todas y todos sus integrantes. A diferencia de lo que ocurre con la comunicación masiva donde los comunicadores surgen según la necesidad intencionada de quien dirige y controla los medios masivos, y por eso les resulta difícil desobedecer la tendencia negacionista del ser que la comunicación masiva, comercial y extendida les obliga.
La comunicación comunitaria además de incidir y nacer en el pueblo, acoge ante todo a una porción, por relacionarse más con el cuidado de los saberes y la territorialidad.El respeto, que hace parte de aquel reconocimiento y compromiso afectivo con los problemas del mundo, sana ambientes contaminados por la desinformación producida por los medios masivos donde sobresale el ego en su lado fisgón.
La comunicación comunitaria no huye a la gente, la abraza para cuidarla
El Cauca es un entorno propicio para el reconocimiento de la comunicación comunitaria. Por un lado, hay tantas voces alumbrando, que resulta difícil llegar con un discurso y pretender que la gente lo va a comer porque sí. Indígenas, campesinos y afros buscamos convivir en respeto y unidad en una tierra honesta dispuesta y capaz de defenderse, también las juventudes.
Al valorar nuestras voces, nuestra presencia, nos da la gana de hablar y ser así también en el espacio material y simbólico. Surgirán nuevas plataformas para esas voces, pero triste que tengan que ser luchadas, como todo. Desde las que ya están, apostamos a reeducar conciencia y sea aquí o allá, valorar nuestro legado ancestral para hacer un ejercicio de integración y ver las voces.
Desde el Palenque de Comunicaciones de la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca – ACONC, saludamos al tejido de comunicaciones de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca – ACINC, así como al equipo de Comunicaciones de la ANUC, y nos comprometemos a seguir departiendo para cuidarnos de la ceguera que produce la saciedad en los hombres.
¡Quienes nos cuidan de coronilla a pies, también lo hacen de los malos espíritus que abundan en el mundo y no nos asustan!
Por: Carlos Andrés Hurtado Quiñones. Integrante del Palenque de Comunicaciones de ACONC.