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#Opinión: Un día para conmemorar a Nelson Mandela

El otro 18 de julio. Ese día de 1918 nacía en Mvezo (Sudáfrica) Nelson Rolihlahla Mandela, también conocido como Madiba. En 2009, mediante la resolución 64/13, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió nombrar el 18 de julio como el Día Internacional Nelson Mandela para rendir tributo a un defensor de la paz, la democracia y la libertad.

Madiba fue, durante toda su larga vida, un ciudadano universal y un servidor y defensor de las libertades públicas, la paz y los derechos humanos. Un estadista de talla mundial y un humanista que fue capaz de mirar a sus enemigos a los ojos y ponerse en su lugar para tratar de comprenderlos.

Un líder que poseía, como escribió Todorov, “una extraordinaria combinación de sentido político y virtud moral” y un político capaz de reconocer que no lograría sus objetivos, difíciles, de paz y reconciliación si tomaba el camino, fácil, de la venganza.

Él ha sido uno de mis “navegantes”, una de las personas que ha marcado las rutas de mi travesía y que le ha aportado sus valores intangibles al ideal de construcción de una sociedad más libre, más respetuosa y socialmente más justa. Con su lucha y sus acciones inspiró y llevó a cabo un verdadero cambio social, una metamorfosis que consiguió tumbar el racista y excluyente sistema político del apartheid sudafricano, que se convocaran elecciones libres y ser elegido el primer presidente negro de Sudáfrica.

A pesar de los veintisiete años que permaneció en prisión, Mandela estaba convencido de que: “Lo más fácil es romper y destruir. Los héroes son los que firman la paz y construyen”. Me atrevo a sugerir que ese es el camino del que debían tomar ejemplo muchos países, incluida España, con esa deriva fascista que se está imponiendo en las calles y en cierta parte de la política y de los medios, y también Colombia, cuyo acuerdo de paz de 2016 está siendo continuamente pisoteado y cuya sociedad sigue expuesta a la exclusión y al arbitrio de unos gobernantes ciegos y sordos frente a las realidades de su país.

Para alcanzar la paz social son necesarias la memoria y el diálogo

Mandela hizo de la cultura del diálogo el eje central de su actividad política, poniendo la reconciliación y los principios por encima de la venganza y el poder. Eso es lo que su figura ha inspirado a miles de personas en el planeta, su apuesta por la esperanza por encima del miedo y por el desarrollo equitativo para su país por delante de las prisiones a las que le condenaron en el pasado.

A Colombia parece que no le ha servido de mucho, o de casi nada, el premio Nobel de la Paz concedido en 2016 al anterior presidente de la República. Algo muy en la línea con ese particular realismo mágico colombiano, con esa realidad maravillosa y trágica que supone dar un premio a la paz al mandatario de un país en guerra.

Menos mirar el patio del vecindario para criticar y más tomar conciencia de lo que hay en el jardín de tu propia casa. Mandela es el ejemplo; por eso, celebremos el otro 18 de julio.

*Esta nota periodística no representa la postura de Acción Cultural Popular – ACPO organización dueña de la marca registrada Periódico El Campesino y elcampesino.co. Con ello, tampoco compromete a la organización ni al periódico en los análisis realizados, las cifras retomadas, los entrevistados que aparecen, entre otros. 

Por: Ignacio «Iñaki» Chaves – Consejo Editorial El Campesino.

#Opinión: Aprender para ser libres de cualquier prisión

Ese viernes, después de terminar nuestro frugal almuerzo, nos encontramos con el guía que nos había citado a las 2 de la tarde en punto, en la puerta de entrada de la cárcel de Ubaté. Éramos siete profesionales, cinco mujeres y dos hombres.

Estábamos un poco recelosos con nuestra visita al penal que ocupa casi todo el primer piso del edificio republicano de dos plantas, donde tiene también su sede la alcaldía municipal. Es una amplia casona con ventanas verdes, rejas de hierro y tejas de barro, ubicada en el marco de la plaza central del pueblo.

A la canícula del mediodía, le había seguido un cielo encapotado y un descenso abrupto de la temperatura, presagio de la lluvia que caería al atardecer. En el portón de entrada nos recibió un joven guardián de uniforme de dril, entre gris y azul claro, y nos explicó que su jefe aún no había regresado de almorzar y que sólo él podía autorizar nuestra entrada a la sala de lectura de la biblioteca del presidio.

Donde haríamos una nueva prueba de la primera lección de MI ESCUELA, el método de alfabetización digital que estábamos desarrollando junto con Acción Cultural Popular – ACPO. Allí trabajaríamos con un grupo de 16 reclusos que, supuestamente, no sabían leer ni escribir. 

Por la gestión del guía, dos jóvenes guardianes con rostros desconfiados nos condujeron por un corredor estrecho hasta una especie de sala de espera donde debíamos ser requisados. Nuestra visita ya estaba anunciada, aprobada y anotada en el libro de registro y podríamos estar allí hasta las cuatro de la tarde, pues a esa hora los presos harían formación, serían contados y recibirían la cena. A las cinco debían terminar y formar para ingresar a las celdas. Teníamos dos horas preciosas para probar la primera lección.

La sala de espera desemboca en un pequeño espacio, flanqueado por una reja firmemente clavada entre el piso y el techo e impide el acceso al interior de la cárcel. Pusimos nuestros morrales en el piso y nos acomodamos en las cuatro sillas y en un par de butacos plásticos que habían en el zaguán. 

Por el desgaste de la pintura en los barrotes de la reja se podía deducir el frecuente tráfico de personas que salían o entraban al penal. Con un poco de curiosidad quise ver qué había más allá de la reja, hacia el interior; sin embargo, desde la sala sólo escuchábamos las voces desordenadas de unos rostros que aún no identificábamos. 

Nos recogieron todos los teléfonos celulares y los guardaron en una bolsa que colocaron bajo llave en un viejo mueble de madera. Expliqué que no podía entregar mi teléfono pues sus datos móviles alimentarían la señal de las tabletas en donde los reclusos debían estudiar la lección. Por eso, tampoco podríamos entregar las tabletas. Me permitieron conservar mi teléfono y las tabletas, pero me advirtieron que no podríamos hacer ninguna llamada mientras estuviéramos dentro del penal. 

Cuando el reloj de pared mostró las dos y media de la tarde, apareció en la puerta el fornido jefe de guardia que se detuvo un momento a hablar con nuestro guía. Presentamos nuestros documentos de identidad, hombres y mujeres fueron requisados, hurgaron en nuestras bolsas, carteras y morrales, firmamos el libro de visitas y, finalmente, nos autorizaron el ingreso. Luego de nuestra entrada, el guardia cerró la reja de acceso, puso el candado y sentí que nuestro grupo también estaba prisionero en ese lugar donde unos meses antes se había comprobado que desde allí se continuaba extorsionando y delinquiendo. En silencio seguí detrás del grupo.

Por una estrecha escalera llegamos a un entrepiso donde estaba la oscura sala de lectura de la biblioteca y en donde nos esperaban los “alumnos”, listos para aprender. A pesar del frío de la tarde, la mayoría llevaba apenas una camisa y un viejo pantalón, y uno que otro se mal abrigaba en el frío de la tarde con un suéter descolorido o una chaqueta.

Encendimos la luz y rápidamente juntamos en binas las sillas plásticas alrededor de la única y larga mesa rectangular, y llamamos a seis adultos de diferentes edades que se sentaron cada uno junto a uno de nosotros. Si fuera necesario entre los seis auxiliares ayudaríamos a los reclusos en su tarea y tomaríamos nota de todo lo que sucediera durante la actividad. Puesto que no había internet, con los datos móviles de mi teléfono enlazamos las tabletas a la red, para que la aplicación pudiera funcionar. 

Los demás reclusos, unos diez más, estaban inquietos observando a sus compañeros. Fue necesario explicarles de qué se trataba el trabajo y se quedaron más tranquilos, deseosos de ser los siguientes en usar las tabletas, unos aparatos que apenas algunos de ellos habían visto antes en su vida. 

Uno de los reclusos me llamó la atención porque vestía de paño y parecía vigilar todo lo que hacíamos. Se sentó en la parte de atrás de la sala y desde allí observaba la actividad. Deduje que, por supuesto, ya sabía leer y escribir. Pero él estaba allí, esperando su turno para usar la tableta, como uno más del grupo de presos. 

Ya encendidas las tabletas y con los audífonos puestos, cada uno de los “alumnos” se olvidó de lo que sucedía a su alrededor y se concentró en seguir las indicaciones, ver las imágenes y hacer lo que se les pedía. No se nos permitió tomar fotografías ni grabar en video la sesión. Por eso, decidí grabar en mi mente y en mi corazón cada momento. 

Me impresionó ver la dedicación y seriedad con la que todos los reclusos estaban dispuestos a cumplir con la lección. Estaban atrapados por esta nueva manera de aprender, usando una tableta que les preguntaba su nombre, les saludaba amistosamente y les decía cómo dibujar en la pantalla. 

En un momento, me alejé del grupo y me ubiqué atrás junto a Mario, el preso vestido con traje de paño. Lo saludé y me respondió con amabilidad y con una gran tranquilidad, estaba allí desde algo más de un año, le gustaba leer, estudiar y colaborar con la educación de los demás. Cada hora de estudio o de trabajo educativo le ayudaba a disminuir el tiempo de prisión. 

Me explicó que no conocía a todos los que estaban ahí, pero sí me dijo que muchos de los presos no sabían leer ni escribir y que nuestra idea le gustaba mucho. Muchos de ellos habían sido mulas, pequeños narco-negociantes, o que habían delinquido. Mario quería ver cómo podía ayudar a que otros aprendieran. Quería ser profesor de nuestro método. Enseñar y aprender los acercaba a todos a la libertad. Nunca me dijo por qué estaba preso.

Al ver a esos reclusos reunidos, encerrados en esas viejas paredes, pero con un enorme deseo de aprender, me reafirmé en que la falta de oportunidades para estudiar y aprender constituye la mayor prisión que puede sufrir un ser humano.

La falta de educación encierra a seres humanos concretos en un cautiverio inaceptable que le impide participar de los beneficios de la educación y la cultura y tenemos que acabar con él. En esa cárcel nuestros “alumnos” estaban presos por algún delito pero, principalmente, por ser pobres, excluidos y marginados. 

Sin educación, difícilmente saldrán de la pobreza y así seguirán los más de dos millones y medio de analfabetas colombianos adultos, olvidados en todas las políticas educativas del Estado, presos en medio de carencias y de desigualdades. Otros delincuentes, seguramente muy ilustrados, seguirán aprovechándose de esa ignorancia para perpetuar las desigualdades, la explotación, la injusticia. 

Por eso, la tarea de estructurar en MI ESCUELA un método novedoso y eficaz de alfabetización digital, constituye una verdadera innovación social, libera de la ignorancia a los cautivos y da libertad a las mentes y a los corazones. Como lo hemos anunciado antes, ACPO, UNIMINUTO y TETRACTO se han unido para lograr este propósito.

De acuerdo con datos de la UNESCO en América Latina hay más de 32 millones de analfabetas. Según la CEPAL, en un estudio comparativo adelantado en 18 países de América Latina, una persona adulta con la educación primaria incompleta recibe al año cerca de 300 dólares, lo cual significa siete veces menos ingresos que una persona que ha concluido su educación profesional, y que recibe en promedio 2.000 dólares. Un adulto analfabeta tiene ingresos inferiores a un dólar diario. 

Hoy, en pleno siglo XXI, la falta de oportunidades educativas sigue marginando a millones de seres humanos de las posibilidades de vivir dignamente, y priva a los países de aprovechar el aporte de estos seres humanos al desarrollo. A la vez, los promotores y negociantes de la ilegalidad y la violencia encuentran en ese enorme grupo de marginados sociales y culturales, a los esclavos y prisioneros víctimas de su ambición y dominio. La falta de educación es terreno abonado para la violencia y la delincuencia. 

A las cinco de la tarde, después de terminar la prueba y con todos nuestros equipos completos, abandonamos la cárcel. Adentro seguían presos nuestros alumnos, esperando una nueva visita con nuevas lecciones para seguir estudiando. Habíamos comprobado su enorme interés y su deseo de aprender, pues ellos sí que saben lo que significa perder la libertad por falta de educación. 

Afuera nos miramos sonrientes, aliviados al abandonar la prisión y conscientes de lo que significa gozar de nuestra libertad. De regreso a nuestras actividades, nos prometimos seguir adelante, unidos en el compromiso de lograr nuestro propósito educativo. Muchos otros, como Mario, aunque permanecen prisioneros, están completamente dispuestos a ser nuestros aliados para disminuir sus condenas y liberar a sus compañeros de la prisión del analfabetismo que les niega su dignidad y su justa libertad. 

*Esta nota periodística no representa la postura de Acción Cultural Popular – ACPO organización dueña de la marca registrada Periódico El Campesino y elcampesino.co. Con ello, tampoco compromete a la organización ni al periódico en los análisis realizados, las cifras retomadas, los entrevistados que aparecen, entre otros. 

 

Por: Bernardo Nieto Sotomayor. Equipo Editorial Periódico El Campesino.

Proyecto MIA llega a Florencia para fortalecer a la mujer reincorporada

El proyecto Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente – MIA trabaja por el desarrollo de la mujer en proceso de reincorporación a través de formaciones y apoyo a sus iniciativas y emprendimientos. Se ubica en los departamentos de Caquetá y Chocó, y tiene cómo meta apoyar a 260 mujeres. Ellas reciben formación enfocada a estructurar sus emprendimientos y que estos sean más sólidos el día de mañana. Actualmente, ha llegado a la ciudad de Florencia para comenzar los ciclos formativos. 

17 mujeres han recibido el material pedagógico para comenzar con el curso “Mi proyecto de vida en el Campo” de las Escuelas Digitales Campesinas – EDC. En este curso ellas aprenden a estructurar su proyecto de vida, pensar en proyectos que tienen en cuenta el progreso de su comunidad, cómo reconocer sus competencias y habilidades, y estudiar las posibilidades para cumplir las metas propuestas.

Este es el primer ciclo formativo de cinco que realizarán en total, pues más adelante se formarán en Alfabetización Digital, Asociatividad y Emprendimiento, Liderazgo en la Comunidad, y Comunicación y Periodismo Rural. 

Sus familias apoyan a estas mujeres realizando también las formaciones, de esta forma, en el equipo familiar se ayudan a resolver dudas en los cursos. Cabe resaltar que, ellas cuentan con el asesoramiento de la facilitadora educativa del proyecto MIA para el desarrollo de sus actividades; es precisamente ella quien se encarga de que el material les llegue y de mantenerlas informadas de reuniones o cambios. 

Estos son cursos esenciales para estructurar sus proyectos, pero también, una vez finalicen la formación con las Escuelas Digitales Campesinas, tendrán una formación más amplia sobre la formulación de proyectos; de tal modo, que puedan organizar sus emprendimientos o puedan generar iniciativas de negocio que luego puedan convertirse en emprendimientos. 

Este proyecto se desarrolla en Caquetá, precisamente en San Vicente del Caguán, Puerto Rico, La Montañita y ahora llega a Florencia. Mientras tanto, en el Chocó se implementa en Carmen del Darién. Este proyecto se ejecuta gracias a la financiación del Fondo Europeo para la Paz, un mecanismo de cooperación de la Unión Europea que tiene el objetivo de apoyar la construcción de Paz en Colombia. 

 

Por: Diana Marcela Marín. Facilitadora educativa del proyecto MIA.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.





¡Porque la Fe es acción! Una maratón para ayudar a los más necesitados

El pasado 16 de julio la Arquidiócesis de Bogotá realizó una rueda de prensa en el Palacio Arzobispal, la cual fue presidida por monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia;  monseñor Rafael Cotrino Badillo, vicario general de la Arquidiócesis; y Kenny Lavacude, director de Acción y Participación de los Fieles – APF.

El propósito de este evento fue anunciar la gran maratón ¡Porque la fe es acción! Una iniciativa que se llevará a cabo el 06 y 07 de agosto del 2021 de manera ininterrumpida, con el objetivo de ayudar a las poblaciones más vulnerables y hacerle frente a los efectos negativos del COVID – 19, como el aumento en los índices de pobreza.  Se  espera recolectar $1.000 millones de pesos para realizar obras sociales que beneficien a más de 3 millones de personas.

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“Para nadie es un secreto que Bogotá atraviesa una situación muy difícil y hay muchas desigualdades sociales, y con la pandemia han caído muchas personas en la pobreza, aumentando en más del 10% y por eso pensando en ellos, se busca conseguir los recursos”,  aseguró el director Kenny Lavacude. 

Así mismo, detalló que las donaciones estarán destinadas a impulsar 21 programas enfocados en la educación y obras sociales, como atención a migrantes y ayudas alimentarias. Estos aportes serán distribuidos a través de las 300 parroquias que componen la red de la Arquidiócesis en Bogotá, de las cuáles el 60% se encuentran localizadas en las periferias, donde hay más población en estado de vulnerabilidad. 

Por su parte, monseñor Luis José Rueda Aparicio manifestó que, esta estrategia es una oportunidad para visibilizar todas las acciones de la iglesia, que apuntan al desarrollo humano integral. “Contar también que hay una iglesia al servicio de todas las personas, no solamente de aquellos que profesan fe católica. Nosotros somos conscientes de que debemos servir a todos”.

La maratón será transmitida durante 27 horas seguidas por el canal Teleamiga y las redes sociales de la Arquidiócesis de Bogotá. Durante la transmisión se expondrán los proyectos  que realiza la institución religiosa al servicio de la comunidad, haciendo un llamado a actuar desde la generosidad. 

Los ciudadanos que deseen participar podrán hacer sus aportes a través de la página web de la Arquidiócesis o consignar directamente en la cuenta de ahorros de la Arquidiócesis de Bogotá, Banco Caja Social: 24 083 395 329. 

 

Por: Ivania Alejandra Aroca Gaona. Periodista.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.



Con megavivero en Puerto López se reverdecerá el Meta

De acuerdo con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales – IDEAM, el departamento del Meta es un territorio rico en diversidad. Sin embargo, es el segundo a nivel nacional con más deforestación; solo en el primer trimestre del 2021 se registraron más de 15.000 hectáreas de tierra degradadas.

Con el propósito de reforestar las áreas que han sido afectadas en la región y contribuir a la mitigación del cambio climático, la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Área de Manejo Especial La Macarena – CORMACARENA y la Gobernación del Meta; adelantan la campaña Meta Verde, con la cual busca sembrar 10 millones de árboles a 2023. 

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Para alcanzar este objetivo pretenden construir 6 megaviveros, donde se cultivarán las plántulas que reverdecerán las zonas deforestadas. Uno de ellos fue inaugurado en abril del 2021 y se encuentra localizado en el municipio de Puerto López. Según explica CORMACARENA, en tan solo 3 meses este espacio ha proporcionado los primeros 100 ejemplares que fueron utilizados en una jornada de reforestación; posicionándose así como el principal semillero de plantas en el departamento. 

Andrés Felipe García Céspedes director la entidad ambiental, aseguró que el objetivo a mediano plazo, es que este espacio pueda suministrar un total de 500 mil árboles al año. Para que en conjunto con los otros 5 megaviveros que están en proceso de construcción, se logren generar 1.600.000 árboles anuales. 

“Estamos ampliando la variedad de especies que tenemos, hoy tenemos cerca de 20 especies, la idea es que podamos llegar a cerca de 40 al final del año, para continuar con las jornadas de reforestación y restauración; de bosques y rondas de fuentes hídricas de los ecosistemas que nos rodean”, detalló el director García. 

Cabe destacar que, los 5 megaviveros restantes serán construidos en los  municipios de  La Macarena, Mapiripán, Villavicencio y San Juan de Arama. Conforme con los datos de CORMACARENA, el de San Juan de Arama actualmente registra un avance del 98% y se espera que entre en funcionamiento en los próximos meses; el cual estima el cultivo de 300 mil plántulas al año.

 Por: Ivania Alejandra Aroca Gaona. Periodista.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

Mujeres rurales de San Vicente del Caguán se forman en comunicación

En   la   región de El Pato y Valle de Balsillas en Caquetá, las mujeres de la comunidad y en proceso de reincorporación se vienen formando en comunicación, con talleres que tienen el objetivo de que ellas puedan crear contenido sobre sus riquezas sociales, naturales, y desde luego, para presentar el trabajo y las necesidades de la zona. 

Este grupo  de mujeres viene participando de forma activa en las formaciones del proyecto MIA, que llegó al Caquetá gracias al Fondo Europeo para la Paz. Es precisamente Daimer Fernando Losada, comunicador social del proyecto, quien brinda las formaciones y quien ha logrado motivar el trabajo que día a día hacen las mujeres en el territorio.

Además, han podido ver que todo lo pueden hacer pues solo necesitan de acompañamiento y unión entre el mismo género. Este proceso formativo tiene como finalidad crear una red de comunicadoras rurales, el grupo está conformado actualmente por 16 mujeres de la zona rural de San Vicente del Caguán. 

Una experiencia que para ellas ha resultado gratificante en la medida que fortalecen las capacidades de lecto escritura, redacción, trabajo en equipo, y todos los aprendizajes que esto conlleva; como hacer   un artículo, una entrevista, una noticia e historias de vida.

Actualmente se están formando en radio, el aprendizaje ha sido increíble ya que logran comprender todo lo que implica una transmisión radial. Cómo hacer una cuña, las pausas, la forma de presentarse y entender el contexto. 

Son talleres eficaces puesto que se aprovechan los dispositivos móviles para la creación de diferentes contenidos. Estas mujeres rurales se conectan todos los miércoles de cinco a seis para recibir las formaciones, entregar actividades y apoyar a sus compañeras con los productos de comunicación. También se ha creado un grupo en WhatsApp para que de forma conjunta brinden ideas y  resuelven dudas.

Estos procesos formativos se dan gracias al proyecto Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente – MIA, que llegó al departamento para apoyar las mujeres rurales y fomentar el desarrollo local. El aprendizaje va más allá, ya que también se fortalece el tejido social y se va consolidando una red social que facilita el posicionamiento de la equidad de género en el territorio.

Por: Anyela Patricia Cardozo. Facilitadora educativa del proyecto MIA.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.



Fortalecer la pesca artesanal, una apuesta estratégica para Tumaco

Tumaco es un municipio ubicado en el departamento de Nariño, que de acuerdo con la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca – AUNAP, en este territorio hay  353 pescadores artesanales. Los cuales generan cerca de 3 mil toneladas de pescado al año, y se estima que sus desembarques pesqueros están avalados por $4.902 millones de pesos.  

Así mismo, la entidad asegura que más de 2.500 familias dependen del sector pesquero en esta zona. A pesar de ser una de las principales regiones que abastece la industria procesadora de pescado, su población tiene un alto índice de necesidades básicas insatisfechas – NBI. Ya que según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE, el 27,6% de sus habitantes carecen de acceso a algún servicio público, estabilidad económica o no tienen una vivienda digna. Además, el 6,31% vive en condición de miseria. 

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Con el propósito de fortalecer la economía local del municipio y dignificar la pesca artesanal, John Josephraj Selvaraja, director del Instituto de Estudios del Pacífico de la Universidad Nacional – UNAL, en conjunto con los grupos de investigación en ergonomía, sustentabilidad y prospectiva ambiental de Bogotá y Medellín; crearon el proyecto Fortalecimiento de la actividad pesquera artesanal en el Pacífico nariñense colombiano: hacia un aprovechamiento sostenible del recurso.

De acuerdo con la explicación de Selvajara, esta iniciativa está basada en un modelo de negocio que se enfoca en tres ejes fundamentales. El primero, identificar nuevas zonas potenciales para la pesca artesanal; el segundo, mejorar la gestión organizacional del sector, con el fin de que esta actividad tenga mayor reconocimiento y apropiación en la comunidad. 

Y el tercero, incrementar el aprovechamiento de los excedentes o residuos de la pesca, para que sean reutilizados en la cadena de valor, por ejemplo en la producción de biogás. Ampliando así, la capacidad de generar nuevas fuentes de ingresos. “Queremos entregarles formas y nuevos productos que ofrezcan un valor agregado,  aportar a las buenas prácticas de la pesca; que sean recursivas y entreguen beneficios sociales y ambientales”, aseguró el director Selvajara.

Cabe destacar que, este proyecto cuenta con el apoyo de las Gobernaciones de Nariño, Cauca, Valle del Cauca y Chocó. Y actualmente se encuentra en su cuarto mes de implementación de sus 36 meses de duración proyectada, por lo que se espera tener a finales de 2021 e inicios de 2022 los primeros resultados.

Por: Ivania Alejandra Aroca Gaona. Periodista.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

Con emprendimiento mujeres en Chocó confeccionan sueños de paz

El proyecto Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente – MIA, es un programa para el desarrollo socioeducativo dirigido a la mujer en proceso de reincorporación, del conflicto armado en Colombia. Donde hoy 26 mujeres se están formando en temas tan importantes como el emprendimiento, el liderazgo y los valores cívicos y democráticos; para reintegrarse a la vida social de una manera digna y con el conocimiento del nuevo arte de emprender.

Es así como el periódico El Campesino llegó al corazón del Darién, zona donde se encuentra ubicado el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación – ETCR Silver Vidal Mora, en el departamento de Chocó; donde encontramos un emprendimiento lleno de pasión y ganas por ejercer el arte de la confección.

Siete mujeres excombatientes y líderes del ETCR, al terminar su curso de Asociación y Emprendimiento en la plataforma de Escuelas Digitales Campesinas, decidieron enaltecer el nombre de su compañera de lucha, amiga y recién fallecida, Gladys Elena Goez Varela. Quien fuera la primera persona que las llevó por el mundo de las confecciones,  pensando en la reincorporación desde un negocio formal y próspero como lo es la confección.

Adriana de Jesús Flores, es una beneficiaria del proyecto MIA, excombatiente comprometida con la paz y quien desde el primer momento se decidió a liderar la creación de la Red de Mujeres Excombatientes para la Paz en Colombia.

Su primer emprendimiento y negocio será la confección de prendas de vestir para los habitantes de la zona del Urabá chocoano y antioqueño. Una mujer alegre y descomplicada pero disciplinada en cada cosa que hace; cualidades  claves para convencer a las otras 6 mujeres (Ana Delsy, Marleny, Sofia, Darledis, Rosa, Enadis) para que este proyecto entrará en construcción y ejecución. 

Este es uno de esos emprendimientos que están naciendo como ejemplos de las grandes empresas de hoy. Tratando de hacer algo que nunca habían hecho, buscando algo que nunca han tenido, que es la paz y la tranquilidad de un trabajo bien remunerado y con posibilidades de un crecimiento enorme.  Después de una clase de emprendimiento, donde la tarea era buscar contactos de apoyo al proyecto, Adriana nos contó:

“Nosotras aprovechamos un viaje que teníamos a Medellín, para hacer la tarea que nos dejó el profe, de hablar con la gente, entrarle a todo el que miráramos con potencial de ayudarnos, hicimos contactos y llamadas y todo surtió efecto.

La Señora Ángela María Arbeláez Arboleda, empresaria antioqueña nos contactó con una gran fábrica de confecciones en Medellín que se llama Confecciones Freedom, con gente maravillosa y apasionada, que enseñan sin rivalidades. Nos regalaron una capacitación y muchos metros de tela para practicar y confeccionar nuestras primeras prendas.

Esto me emocionó tanto, que de una vez vacié mi alcancía, junte el dinero y me compre una maquina plana para mí, pero que todas usamos en el camino del aprendizaje, ya en el futuro  la empresa comprará la máquina, para capacitar a más mujeres,  principiantes del ETCR y comunidades aledañas.

Así fue como nació este emprendimiento, que estamos seguras que con el apoyo de las Escuelas Digitales Campesinas, la Unión Europea y el Fondo Europeo para la Paz, llegaremos muy lejos, y así honrar cada día de nuestras vidas a nuestra compañera Gladys Elena Goez Varela, de esta manera decidimos, que nuestra primera colección llevará su nombre”.

 

Por: Miguel Ángel Arango Cifuentes. Facilitador educativo del proyecto MIA.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora. 






Regreso de aspersiones con glifosato a los campos de Colombia

De acuerdo con la organización ambiental internacional Greenpeace, el glifosato es un herbicida de amplio espectro que puede absorber cualquier tipo de planta, y se utiliza principalmente para eliminar las malezas. Este activo químico interviene en los procesos que generan proteínas en las especies vegetales, y detiene su crecimiento hasta que se marchitan por completo. 

La aplicación de glifosato genera grandes afectaciones ambientales en los ecosistemas, ya que su uso excesivo en los cultivos termina debilitando la capacidad de la tierra para generar nutrientes. Además, debido a que su permanencia en los suelos se extiende por más de 3 meses, sus componentes se pueden filtrar hasta las fuentes hídricas y también causar enfermedades en animales como los polinizadores.

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Sumado a las consecuencias que tiene en el medio ambiente, este herbicida también representa un riesgo para la salud humana; ya que según la Organización Mundial de la Salud – OMS y el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer – CIIC, está catalogado en el grupo 2A, como posiblemente cancerígeno. Un dato preocupante teniendo en cuenta que es un producto que se utiliza comúnmente en la industria agrícola.

Las aspersiones aéreas con glifosato en Colombia

El Consejo Nacional de Estupefacientes – CNE , suspendió en el 2015 la aspersión aérea de glifosato para la erradicación de cultivos de uso ilícito en el territorio nacional. Esto mediante la Resolución 1214 en el marco del cumplimiento de la solicitud del Consejo de Estado que dictaminó al CNE  de “examinar la posibilidad de utilizar otras alternativas diferentes al método de erradicación aérea con el herbicida glifosato sobre cultivos ilícitos, con el fin de prevenir eventuales daños antijurídicos al ambiente y a la población en general».

El informe a corte del año 2019 del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas – SIMCI, el área donde se cultivan productos ilegales en el país comprende 154.000 hectáreas. Y el Gobierno Nacional considera que el mejor método para acabar con esta actividad es el glifosato; por eso el 12 de abril de 2021 expidió el Decreto 380 por el cual se dictan las disposiciones para reactivar las aspersión aérea.

Este estatuto aún no se encuentra en vigencia y está en proceso de aprobación CNE, pero la medida ha suscitado grandes debates en torno a las implicaciones ambientales que podría traer esta decisión. En ese sentido, el Colectivo Sociojurídico Orlando Fals Borda  y la Red de Derechos Humanos del Pacífico nariñense y Piedemonte Costero, adelantan una tutela para derogar el mandato.

Cabe destacar que, en el marco del Acuerdo de Paz firmado entre las extintas FARC-EP y el Gobierno, se propone la sustitución voluntaria para hacer frente a la problemática de estos cultivos. Una alternativa que se debe fortalecer ya que permite potenciar la productividad agrícola, el fortalecimiento del tejido social en las comunidades  afectadas por la guerra, y no va en contra de la naturaleza.

Por: Ivania Alejandra Aroca Gaona. Periodista.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

Curso sobre conflicto y DIH en Colombia, herramientas para periodistas

De acuerdo con la Fundación Gabo el periodismo cumple un papel fundamental en la sociedad ya que brinda información oportuna y veraz sobre las realidades, contextos y necesidades de la población. Es una labor que tiene la capacidad de dar voz a todos los territorios, y promover transformaciones en pro de la democracia y la igualdad para el desarrollo de una Nación.

Reconociendo la gran importancia del ejercicio periodístico y con el propósito de fortalecer las habilidades de los periodistas para abordar temas coyunturales, el Comité Internacional de la Cruz Roja en Colombia – CICR y el Consejo de Redacción – CdR, anunciaron la apertura de una convocatoria para participar en el curso virtual Conflicto, violencia y DIH en Colombia: herramientas para periodistas. 

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Esta capacitación está dirigida a periodistas, comunicadores sociales y estudiantes que trabajan temas de derechos humanos – DD.HH y de orden público en Colombia. De acuerdo con el CICR, tiene como objetivo brindar elementos conceptuales y metodológicos para el cubrimiento de temas relacionados con el conflicto armado colombiano, derecho internacional humanitario – DIH y violencia armada en entornos urbanos. 

Hasta el 01 de agosto de 2021 las personas interesadas podrán enviar su solicitud de inscripción; ya que solo hay disponibilidad de 250 cupos. Este programa de formación tendrá una duración de 5 semanas y se desarrollará en 4 módulos enfocados en las siguientes temáticas:

  • Módulo 1: ¿Qué es el DIH y por qué es importante en el contexto colombiano?
  • Módulo 2: Uso del lenguaje en el cubrimiento del conflicto.
  • Módulo 3: Violencia urbana y recomendaciones de seguridad para periodistas.
  • Módulo 4: Cómo plantear una historia periodística sobre DIH.

Durante el proceso de formación se fomentará el análisis y la construcción de agendas periodísticas en torno a las realidades que viven las regiones del país frente al conflicto armado, el panorama actual de la violencia armada en entornos urbanos y otras problemáticas humanitarias que persisten en los territorios” afirmó el CICR.

Los únicos requisitos para acceder a este espacio educativo, son contar con un dispositivo como tablet, computador o celular, y tener una buena conexión a internet. Ya que las clases se desarrollarán en vivo. El curso es completamente gratuito y se llevará a cabo del 17 de agosto al 19 de septiembre de 2021, a través de la plataforma Moodle en la página web oficial del CICR. 

Si usted desea conocer todos los detalles sobre la convocatoria puede consultar el siguiente enlace: Conflicto, violencia y DIH en Colombia

Por: Ivania Alejandra Aroca Gaona. Periodista.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

 

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