sábado, junio 21, 2025
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Carta del campo: El reto de convivir, apuestas desde el Caquetá

La pandemia generó un aislamiento que impidió el encuentro con el otro, los jóvenes perdieron durante más de un año sus espacios de socialización y esparcimiento como por ejemplo los escenarios deportivos de las instituciones educativas. Desde el 12 de julio cuando se dio apertura a la presencialidad, poco a poco han ido regresando los estudiantes. 

Es en este contexto de retorno donde se hace fundamental volver a tejer esas habilidades socioemocionales que la pandemia afectó. La convivencia es ese acto de vivir con, vivir en compañía de otros desde una coexistencia pacífica y armónica, en este punto hay que aclarar que la coexistencia está dada, no vivimos aislados de los otros. A diferencia de la coexistencia, la convivencia hay que construirla, es un proceso y por tanto implica el aprendizaje. 

En el marco del proyecto Pescado para el Desarrollo implementado con jóvenes rurales de Caquetá, Acción Cultural Popular – ACPO con apoyo de la  Diócesis de San Vicente del Caguán, desarrollarán una serie de convivencias con los estudiantes y sus padres. Estas, son una oportunidad para dar espacio y tiempo a fortalecer los lazos sociales en las instituciones educativas, y son la posibilidad de dar un lugar a la comunicación asertiva entre los padres y madres con sus hijos e hijas.

Las convivencias serán un espacio para reflexionar sobre cómo se viven valores como el respeto, la solidaridad, la honestidad y la empatía en los hogares, buscando estrategias para fortalecerlos. En ellas, se buscará que las familias expresen y compartan sus experiencias para construir hogares con sana convivencia. 

Adicionalmente, la importancia de las convivencias para el proyecto es seguir motivando a los jóvenes para que comprendan que transformar su región no se da sólo desde procesos económicos productivos, sino que es necesario integrar  la transformación de sus realidades más cercanas.

 

Por: Sebastián Ríos Buitrago. Facilitador educativo del proyecto Pescado para el Desarrollo.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.



Hoja de bambú, con alto potencial para producir cemento

La ceniza de guadua, que es un tipo de bambú, podría emitir hasta un 70% menos emisiones de CO2, afirma Jeiko Sebastián Londoño, estudiante de la maestría en construcción de la Universidad Nacional de Colombia – UNAL Sede Medellín. Quien, entre un café y una conversación con un amigo cercano, encontró en la hoja de bambú una oportunidad para fabricar un cemento alternativo al Portland, que es el más utilizado en Colombia.

“La sílice presente en los tejidos de la guadua hacía que cuando mi amigo la cortaba, lanzara muchas chispas y deteriorara los discos de corte; se me prendió el bombillo, porque me di cuenta de que podría utilizar esa sílice presente en la biomasa de la guadua para fabricar cemento”. Jeiko estudió los componentes que tiene esta planta para procesarla y utilizarla –mediante diferentes técnicas y procesos– como materia prima para producir cementos ecológicos.

La ceniza se produjo calcinando las hojas de bambú a una temperatura aproximada de 600 °C durante 2 horas en un horno eléctrico de laboratorio; después se molió hasta volverla polvo, para luego combinarla a diferentes proporciones con una ceniza de carbón mineral.

Mediante un proceso de activación alcalina esta mezcla de polvos se transformó en un material cementante, que gracias a su constitución de materiales residuales genera menor impacto ambiental.

Materiales reutilizables

El aprovechamiento de los subproductos y desechos del sector industrial está generando en el país un interés cada vez mayor; el reto es reutilizar materiales y productos que permitan reducir el impacto ambiental a través de la separación en la fuente, y aprovecharlos para generar nuevos materiales.

La guadua (Guadua angustifolia) absorbe la sílice del suelo y la deposita en unas células conocidas como fitolitos, que al estar constituidas por sílice fortalecen los tejidos de la planta; esta sílice es uno de los factores más importantes para la producción de cementos por activación alcalina, que –según el estudiante– es pionero en emplear esta nueva materia prima para la producción de tecnologías cementantes alternativas.

Sin embargo, ante la pregunta sobre la deforestación de la guadua para quemar sus hojas, Jeiko indica que “esta producción de ceniza de bambú se puede originar de la biomasa residual que genera el aprovechamiento de esta planta como material de construcción, de la cual se aprovecha solo la madera para su fabricación y quedan las hojas y los tallos delgados como residuo”.

Además, la ceniza de la biomasa de guadua, por ser esta uno de los cultivos de más rápida renovación en Colombia, se podría convertir en un mecanismo de captación de CO2 que haría que el aprovechamiento de su biomasa para la producción de cementos sea neutro en términos de emisiones.

Aunque el cemento Portland es el más utilizado en la industria de la construcción nacional, tiene un fuerte impacto ambiental en términos de emisiones de dióxido de carbono (CO2) en el aire y en la demanda de materias primas no renovables. Según el centro de estudios británico Chatham House, es la fuente de aproximadamente el 8 % de estas emisiones en el mundo.

Por otro lado, en el mercado mundial de bambú, Colombia participa con solo el 0,3 %. Ante esto, el estudiante indica que teniendo en cuenta la abundancia de guadua, esta se podría aprovechar mejor, ya que en el país el mercado del bambú es muy limitado y su uso más conocido va más allá del aprovechamiento de la madera y elementos decorativos.

Por: Agencia de Noticias UNIMEDIOS.

Parque Chaquén, agricultura alternativa y medicina ancestral en Bogotá

Sumapaz es la localidad 20 de la ciudad de Bogotá, se encuentra ubicada sobre un macizo de la Cordillera Oriental de los Andes colombianos, al extremo sur del casco urbano capitalino. Está catalogada como zona rural y de acuerdo con los datos de la Alcaldía Mayor de Bogotá, cuenta con 7.457 habitantes que se dedican en su mayoría a la actividad agrícola.

Al ser una zona que se encuentra alejada de la urbanidad, el acceso que tienen los habitantes al servicio de salud inmediato es limitado, ya que la localidad se encuentra aproximadamente a 2 horas de distancia de Usme, donde está el hospital más cercano. Es por esto, que se han buscado alternativas que complementen el sistema de salud pública y que facilite a los residentes acceder a este servicio.

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El parque temático en salud pública Chaquén, nace como una solución a esta situación, se encuentra ubicado en la vereda Nazareth, de la localidad y es propiedad de la Subred Integrada de Servicios de Salud Sur – Bogotá. En este espacio se promueve la salud a partir de los conocimientos ancestrales, la producción orgánica de los alimentos y la conservación de especies nativas.

Abrió sus puertas en el año 2007, inicialmente como un centro experimental para fomentar la seguridad alimentaria y con el tiempo, se convirtió en un semillero de agricultura alternativa, fomento de especies nativas para la alimentación y las plantas medicinales que se consolidaron generacionalmente como solución ante algunas dolencias y enfermedades propias de la vida.  

“Se inauguró como respuesta a una problemática de seguridad alimentaria que tenía la localidad de Sumapaz. En ese momento teníamos niveles de desnutrición crónica más o menos del 40 %, hoy en día está por debajo del 2 %; ese fue el enfoque inicial”, afirmó Andrea Moya Muñoz, ingeniera agrónoma y líder del parque Chaquén. 

De acuerdo con la ingeniera, de esta iniciativa se benefician dos poblaciones: la comunidad campesina del Sumapaz, ya que se les provee de forma gratuita semillas para que implementen huertas caseras y generar así una agricultura sostenible. Y las personas que no hacen parte de la localidad, pues cualquiera que esté interesado puede acceder a formación en temas como seguridad alimentaria, transformación de plantas medicinales en remedios caseros y alimentación balanceada.

La implementación de la medicina a partir de las propiedades de plantas ha crecido tanto en la comunidad, que dentro del parque se estableció un pequeño hospital que atiende personas con dolores musculares, paranoia, depresión y otras enfermedades de forma natural. Actualmente, el parque cuenta con un cultivo de más de 30 especies que se utilizan para tratar a los pacientes, dentro de ellas destacan el Romero, Tomillo, la Hierbabuena y el Ajenjo.

Las comunidades nos exigen reconocer las plantas medicinales que contienen los principios activos de muchos medicamentos, para ellos son esenciales por la ayuda que han representado ante la distancia que tienen con los centros médicos”, agregó Moya.

Cabe destacar que, el proyecto ha sido apoyado por entidades como el Instituto Alexander Von Humboldt, el Jardín Botánico de Bogotá, Colciencias, Universidades Nacional y Escuela de Administración de Negocios (EAN). Así se pretende seguir demostrando que la salud está estrechamente relacionada con las formas de producción y consumo. 

 

Por: Ivania Alejandra Aroca Gaona – Periodista.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

 

Carta del campo: Tincara, la tienda de regalos del Museo del Campesino

Era octubre del año 2018 y nuestro Museo del Campesino ingresaba a la lista de destinos en las nuevas rutas turísticas del Tolima, y sin saberlo era el inicio de otro gran sueño, que se consolidó en diciembre de 2020 con la creación de nuestra marca Tincara – El milagro de la cosecha. La Tienda Campesina de Regalos Autóctonos, el milagro de la cosecha es ese maravilloso proceso en el que una semilla se convierte en alimento, gracias al trabajo de un campesino.

Esa es nuestra marca y nuestra especialidad, la elaboración de obsequios, regalos y recuerdos colombianos con productos autóctonos, que enaltecen el trabajo campesino y crean momentos memorables a través de un encuentro con los sabores y saberes tradicionales. Como vino, miel, cacao, polen, panela, arroz, entre otros.

Contamos con una red de más de 26 proveedores de diferentes municipios de Colombia, la mayoría de ellos ubicados en el departamento del Tolima, beneficiando a más de 300 familias campesinas, cuyo propósito es conservar la identidad desde el origen hasta la mesa.

Tenemos una variada oferta de regalos para empresas, turistas, viajeros, ejecutivos y familias, manteniendo siempre el concepto de identidad que nos caracteriza, nuestros empaques son diseñados con un propósito funcional y sostenible en materiales amigables con el medio ambiente, que exaltan las tradiciones ancestrales de nuestros campesinos.

Estamos ubicados en la calle 45 # 6-33 Villamarlen 2 Ibagué -Tolima y en la sede del Museo del Campesino en Cajamarca-Tolima. Te invitamos a que reserves tu visita al Museo del Campesino, y disfrutes de un maravilloso encuentro con la historia y la cultura del agro, en el espléndido cañón de Anaime. Te sorprendas con la magia de los productos autóctonos colombianos, en nuestra tienda Tincara.

Puedes seguirnos en Instagram, Facebook y Linkedin como @tincaraelmilagrodelacosecha, y visitar nuestra página www.tincara.com 

Por: Sandra Paola Caicedo Aranzazu. Museo del Campesino.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora. 








¿Cuál es la situación del pueblo indígena embera en Bogotá?

Los embera son un pueblo indígena que habita principalmente en los departamentos de Risaralda y Chocó. De acuerdo con la Organización Nacional Indígena de Colombia – ONIC, están constituidos en dos grandes grupos, los dobidá, que son la gente cuyo modo de vida gira en torno al río; y los eyabida, entre los que se encuentran los chamí y los katío, conocidos ancestralmente como habitantes de la montaña. 

Según  el último censo realizado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE, la población embera en Colombia es de 134.218 personas.  Quienes a raíz del conflicto armado han tenido que enfrentar históricamente el flagelo del desplazamiento forzado, abandonando no solo sus resguardos sino todo lo que el arraigo al territorio representa. 

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Desde el 29 de septiembre del presente año, más de 200 indígenas embera se concentran en el Parque Nacional Enrique Olaya Herrera ubicado en el centro de Bogotá. En campamentos improvisados y con diversas dificultades de salud, permanecen allí como protesta ante el abandono estatal y el incumplimiento de garantías para salvaguardar su vida y dignidad.

Pues los subsidios que sustentaban los pagadiarios en donde se hospedaban, y que hacen parte de los acuerdos respecto a su condición como víctimas de la violencia, ya no están llegando. Además, se les ha vulnerado su derecho a la salud, encontrando condiciones como partos prematuros, neumonías crónicas, disneas, enfermedades cutáneas, deshidratación total, fiebre generalizada, infecciones respiratorias y desnutrición. Cabe mencionar que los más afectados son los adultos mayores y los niños.

Por su parte, la Secretaría Distrital de Gobierno se pronunció en un comunicado emitido el 12 de octubre que, “la solución integral y la salida estructural de esta situación, le corresponde al Gobierno Nacional de manera inmediata a través del Ministerio del Interior, Ministerio de Defensa y la Unidad para la Atención y la Reparación Integral a las Víctimas – UARIV, quien debe asegurar que esta comunidad tenga garantías y condiciones integrales para el retorno seguro a Bagadó (Chocó ), Pueblo Rico y Mistrató (Risaralda)”.

 

Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

 

Carta del campo: Una Colombia en llamas

Colombia se alza en rebelión para reprimir las pesadillas sociopolíticas que en grandes incendios se han extendido a través del tiempo consumiendo la esperanza de un pueblo. En nuestro país no paran de percibirse ardientes temperaturas sociales, climáticas, políticas, económicas, espirituales, de gobernabilidad. No han bastado alegóricas reformas para sortear las llamas hegemónicas siempre en combustión. Las políticas de Estado no cumplen su objetivo social, democrático e institucional, por ello son la causante de los incendios que se propagan indiscriminadamente, difíciles de contener.

Colombia arde ante las llamas de los pirómanos políticos y gobernantes provocando en las instituciones humaredas de corrupción y desigualdad ante las gestiones públicas sin sentido social ni de país. De allí renace una sociedad que busca abrir nuevos caminos de verdad y el despertar de conciencias con programas de desarrollo. 

Desde pasados de no recordar, el poder del pueblo ha sido desconocido, reprimido por llamas que incineran los ideales de los vulnerables con tratos despóticos que viven esperando que las quemaduras de sus sufrimientos no traspasen la fuerza de sus espíritus. Y ese infierno se extingue con la presencia de un vitalismo de vida nueva haciendo desaparecer el paisaje atrofiado donde una vez la voz de la naturaleza acarició con sus vientos la esperanza que alentó la resistencia pacífica.

El pasado no puede quedar en el olvido, pasado que hace con el presente una simbiosis de lo que somos como institución política para vislumbrar el futuro que debemos ser. Las llamas de la piromancia estatal han sometido a la sociedad a patologías diversas formando una comunidad enferma, apática, temerosa y con miedo. Las llamas se configuran en grandes conflictos éticos de una parte, y sociales de otra, que conducen a propiciar protestas legales a las que el Estado responde con la fuerza pública dado que no es capaz de enfrentar la verdad. 

El pueblo ha sabido resistir en medio de las cenizas cual ícaro, por su pujanza, por la resistencia de una juventud guerrera, por el valor de nuestros indígenas, afros, campesinos y mujeres. La lucha sigue en medio de la pandemia y las turbulencias recordando a un paladín de la paz, que en un pasado exclamó “el respeto al derecho ajeno, es la paz”, Benito Juárez. 

En la Colombia en llamas se vive la llama del poder de gobierno, autoridades, elites y otras fuerzas aliadas como los medios de comunicación, quienes creen que el poder es de ellos, pero la realidad de la ley natural, es que el pueblo. es el poder, que busca reivindicar sus muertos de tantos genocidios y de esos muertos que en vida recorren el país sepultado por la impunidad.

Colombia, el país en llamas, es hervidero de pirómanos de todas las estirpes, provocadores de caos, corrupción, conflictos múltiples, todos ellos ya crónicos. Con Personalidades diversas y actos obsesivos, estos pirómanos se satisfacen con actos de crisis sociales y políticos en todas las instituciones oficiales y aun privadas, como verdaderos mercenarios de la violencia organizada, procesando y construyendo empresas delictivas a la luz de los órganos de control estatal, donde también ejercen su profesión corrupta.

En Colombia todo trasciende entre turbulencias, hecatombes y crisis. Cada proyecto social no culmina, pues su proceso está lleno de vacíos jurídicos que terminan en afectaciones al patrimonio de la nación, pues los contratistas hacen de las suyas sin que nadie los investigue ni juzgue. Catástrofe de una gobernabilidad imposible de superar es aprender para que sean menos burocráticos y resiliente, que evite este declive. Se vive una colisión política, nos dicen, en perspectiva histórica.

El proceso de paz en llamas. Este capítulo se quedará sin conocer la verdad por parte de expresidentes, altos funcionarios del estado, ministros y militares de la cúpula. Aquí las llamas seguirán ardiendo y las víctimas se quedarán esperando saber quién mató a sus familiares y donde se encuentran enterrados. Solo conocerán esta información, cuando ocurra la resurrección de los muertos que nos habla la biblia.

Colombia en llamas arde por todos los frentes, rurales y urbanos y en el rural acoge las tierras que le han arrebatado a nuestros campesinos que agonizan en tierras roturadas como siervos sin tierra, cual condenados de la tierra como también lo señala en su obra Juan Rulfo en el Llano en llamas, que es otro episodio de nuestra América en llamas. Revivamos los fuegos de la esperanza para con ellos apagar los fuegos leviatanes de los poderes de los sin razón. Como dirán los expertos que, ante la inmanencia del fuego de las crisis, plantear desafíos se torna prioridad si queremos dar impulso a unas mejores condiciones de vida, de libertad y existencia.

Las venas abiertas de la tierra, de la naturaleza se extienden resistentes ante la embestida humana que a cada instante profieren su destrucción con el fuego que el hombre propaga con sus instintos criminales, que le arrebatan su vida, que es también la vida humana. Abrir la biosfera es nuestro ímpetu para avivar los vientos de la ontología humana, del saber y conocer la historia, que nos revive el clamor de un pueblo que nunca es oído ni atendido, al que solo le llega el fuego de las balas asesinas.

La sociedad ante esta gobernanza, le tiene miedo a la libertad, a su existencia, mientras no se extinga la dictadura y la terquedad. Salvarnos de la imaginación es la tarea de la resistencia que propone un pensar social abierto a la lucha que enruta propuestas ecuánimes y consistentes. Pero el miedo presidencial a su pueblo, a su juventud, a sus etnias, quiere apabullar a los jóvenes con una invitación a participar en una votación anaranjada con zanahoria a bordo para después dejarlos colgados de la brocha. 

Eso es lo que le gusta al dictador, proponer lo que no puede cumplir y lo más ruin, es que lo hace cuando ya se le acerca el final sin pena ni gloria, dejando una sociedad sometida a patologías diversas, enferma y doliente ante los conflictos que tuvo que vivir, todos ellos incurables como la pandemia que nos asiste. Cualquier anuncio no podrá modificar las concepciones antropológicas ancestrales, para cambiar el devenir de la fracasada cultura naranja que pasó desapercibida.

El estado en su gobernanza busca siempre convertir al sujeto comunitario en un instrumento para sus juegos incendiarios. En medio de las llamas, debemos aprender a resistir los incendios que proponen y sufragan los regímenes dictatoriales en consorcio con sus cómplices elitistas. Los desastres incendiaros y de otras múltiples facetas no duran ni saben afrontar las crisis, pues el pueblo con tenacidad social, aprende a apagar las llamas tiránicas de los regímenes torpes.

Siempre hay un derecho a la transformación cuando nada funciona, para edificar oportunidades autorrealizables. La historia se ha dicho la hace el hombre, cambiar el mundo en medio de utopías, porque lo peor es no cambiar. Las utopías están en nuestra razón para contrarrestar la irracionalidad de la razón, enfrentando las llamas de la indolencia social y política con tesón bajo la existencia de un mundo posible. 

Estas reflexiones propias de una razón rebelde y un pensamiento crítico buscan invitar a desafiar a un régimen en llamas. Las razones de rebeldía encuentran eco en el tratado sobre el gobierno de Locke que detalla que los pueblos tienen derecho a rebelarse en contra de los gobiernos tiranos, derecho al cual no se puede renunciar. Los sentires de protestas y de rebelarse tienen cabida contra el despotismo, donde la reflexión se asume como una denuncia.

Por: Mariano Sierra. Habitante rural.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

Refugios para mariquitas, estrategia de control biológico premiada

Al sembrar franjas de estas plantas entre el cultivo de ají, las mariquitas llegan a habitarlas y cuando la cosecha está lista se encargan de acabar con una de las peores plagas que la afectan, que son los pulgones Rhopalosiphum maidis y Uroleucon nigrotibium, transmisores de virus que afectan al rendimiento del ají hasta en un 100 %. Al terminar con la plaga, las mariquitas retornan a las arvenses (malezas) para después repetir el ciclo.

Así lo descubrió la ingeniera agrónoma Jennifer Naranjo Acosta, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, en su investigación “Bases para la conservación de Hippodamia convergens (Coleoptera: coccinellidae): ¿preferible alimentarse de áfidos y polen?”, apoyada por el Sistema General de Regalías de la UNAL.

“Las malezas albergan polen, azúcar, aminoácidos y lípidos que benefician el desarrollo y la reproducción de las mariquitas. En el caso de esta investigación, el polen genera mayor cantidad de huevos de mariquitas y más exclusión de las plagas […] más agentes de control biológico para el cultivo”, afirma la investigadora.

En el corregimiento Tienda Nueva, de Palmira (Valle del Cauca), la investigadora y el grupo de Investigación en Interacciones Tritróficas de la UNAL Sede Palmira sembraron alrededor de 20 plantas de maíz y “escoba” alrededor de un cultivo de ají, con trampas de malla para cazar tanto a las mariquitas (familia Coccinellidae) como a los pulgones o áfidos. Estos últimos generan enanismo en el ají, bajo rendimiento y poca producción.

Mayor fecundidad

Dentro de las trampas, las mariquitas se reproducían y obtenían los huevos con los que se realizaba el proceso de alimentación en laboratorio. “En su estado larval, se alimentaron con los áfidos hasta volverse adultos. Después se puso a una pareja de mariquitas, esperamos su copulación y la puesta de huevos”, relató la ingeniera.

“De ahí hallamos que al alimentar a las mariquitas con el pulgón Uroleucon nigrotibium y con el polen de la planta ‘escoba’, hubo una mayor fecundidad de huevos (55,5 huevos en 40 días), pese a que tardaron en formarse 20,6 días, mientras que la alimentación con Rhopalosiphum maidis y polen de la planta de maíz fue de 11 huevos en 40 días pero los huevos se formaron en menos tiempo (17,76 días).

“Aunque las mariquitas consumieron más el pulgón R. maidis que el U. nigrotibium, también se debe considerar que el primero es un áfido más pequeño que el segundo. Quizás por esa rápida manipulación y el tracto digestivo de la mariquita, se demora más el consumo entre uno y otro”, explicó la investigadora.

Con esta fecundidad y depredación eficiente, el grupo de investigación concluyó que sembrar estas franjas de plantas arvenses alrededor de los cultivos de ají es viable para utilizarlas en estos cultivos.

“Los agricultores pueden utilizar esta estrategia para lograr un control más adecuado y ambiental para sus cultivos de ají; con este pueden reducir las aplicaciones de agroquímicos y la simplificación del paisaje, es decir, habría más biodiversidad en el ecosistema de ají”, afirma la investigadora Naranjo.

Según el Ministerio de Agricultura, las exportaciones de ají y pimentón en los últimos cinco años han ascendido a 748.239 dólares, lo que ha permitido posicionar el fruto en el mercado internacional. Así lo corrobora la empresa Colombina con su marca Amazon Pepper: “Colombia produce cerca de 30.000 toneladas anuales, genera empleo y bienestar en el campo”.

La investigación compitió junto con 13 trabajos más para este premio entregado a principios de septiembre de este año. La ingeniera Naranjo obtuvo el segundo lugar con un puntaje de 9,63 sobre 10, con el cual proyecta seguir promoviendo otras investigaciones que apoyen el control biológico por conservación. Se pueden aplicar en el campo para disminuir el uso indiscriminado de agroquímicos en los cultivos.

“Es un orgullo estar al nivel de otros grandes trabajos y al lado de grandes investigadores del país”, concluye la investigadora.

Por: Agencia de Noticias UNIMEDIOS.

Tasajerito, el bebe manatí que se recupera en el Magdalena

El manatí es un mamífero marino herbívoro que se caracteriza por su forma cilíndrica y color grisáceo,  habita en las costas del mar Caribe y en Colombia se registra en la cuenca del río Orinoco y parte del río Magdalena. Pese a que es una especie muy solitaria, su curiosidad lo lleva a acercarse a las embarcaciones representando una amenaza para su supervivencia.

Pues según el Fondo Mundial para la Naturaleza – WWF, las prácticas pesqueras deficientes pueden causar que sean capturados o heridos involuntariamente, además, por vivir en zonas costeras poco profundas y moverse lentamente, están propensos a chocar con los botes y barcos. 

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El pasado mes de septiembre en el corregimiento de Tasajera, Magdalena, un grupo de pescadores encontró un neonato manatí que fue inmediatamente entregado a la Corporación Autónoma Regional de Magdalena – CORPAMAG. Con apoyo del Santuario de Flora y Fauna Ciénaga Grande de Santa Marta, se inició la búsqueda de su madre y tras 36 horas de exploración sin evidencia de su presencia, se le declaró como huérfano. 

De acuerdo con el primer diagnóstico luego de ser trasladado al Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Marina de la Corporación, el bebe manatí solo contaba con aproximadamente 3 días de nacido. Tasajerito, como le nombraron, presentaba un avanzado estado de deshidratación, una ligera infección intestinal, además de problemas hepáticos, renales y oculares.

Afecciones que han sido tratadas hasta el momento por profesionales que lo cuidan, acogiendo las recomendaciones de veterinarios especializados. Actualmente, se encuentra en el Acuario Mundo Marino ya que para su tratamiento necesita suministro permanente de agua dulce, atención rápida, biberón de fórmula especial cada 3 horas, durante 24 horas, con su respectiva medicación y el monitoreo de sus signos vitales.

CORPAMAG y la Red de Varamientos de Mamíferos Acuáticos del Magdalena, invitan a las comunidades y a todos los turistas que lleguen allí, a cumplir las leyes y planes de protección de esta especie amenazada. Pues la recuperación de las poblaciones de manatíes es de suma importancia para el equilibrio ecosistémico de la región. 

Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora. 

Las EDC y su impacto en los sueños de jóvenes emprendedores

José Anderson Cardeño Cardozo es un joven campesino de 20 años egresado de la Institución Educativa Rural El Salitre del municipio de Florencia, Caquetá. Se desempeña en labores del campo  relacionadas a la agricultura y piscicultura en la finca de sus padres, y estudia en las Escuelas Digitales Campesinas de la fundación Acción Cultural Popular – ACPO en el marco del proyecto Pescado para el Desarrollo.

Es uno de los estudiantes que presentó  su iniciativa productiva ante el Fondo Emprender del Servicio Nacional de Aprendizaje – SENA. Se trata de BIOJER, un proyecto cuyo modelo de negocio plantea la producción intensiva de cachama blanca, que es una especie nativa y la segunda más cosechada a nivel nacional. 

La idea de este joven es aplicar tecnologías como aireadores, para dar a los peces mayor oxigenación y por ende aumentar la densidad de siembra de 10 a 12 alevinos por metro cuadrado. Un buen número a comparación de los sistemas tradicionales de producción que manejan la siembra de 5 alevinos por metro cuadrado.

Además de esto, se plantea  la adición de probióticos generando una mejor calidad de agua, lo que reduciría la materia orgánica para hacer menos cambios de agua. Una alternativa sostenible para cuidar del recurso hídrico de la región, que se ubica en la finca La Victoria en la vereda Santana de las Hermosas a 13 kilómetros de la ciudad de Florencia.

Los cursos EDC y su impacto en este proyecto 

José Anderson manifiesta que cada uno de los cursos de las Escuelas Digitales Campesinas han sido de gran ayuda para su crecimiento personal y profesional. “He podido aprender a ser tolerante, a ser una persona de paz y a ser un líder, no solo en mi familia sino en mi comunidad.

Pues he aplicado los conocimientos en el proyecto que presenté ante el Fondo Emprender y me alegra ser un ejemplo a seguir para muchos jóvenes de mi región. Agradezco infinitamente a Acción Cultural Popular, por tener la vocación de formar a jóvenes campesinos”.

Por: Fanery Cabrera Ramírez. Facilitadora educativa del proyecto Pescado para el Desarrollo. 

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora. 

 

La chagra, un sistema ancestral de conexión con la tierra

La chagra ha sido generalmente definida como un terreno de cultivo, pero realmente es un sistema de representaciones muy importante para las comunidades indígenas. Se considera un espacio de fertilidad, socialización y transmisión de conocimientos y saberes ancestrales que la convierten en una de las manifestaciones fundamentales de la cosmovisión indígena. Esto, en tanto se genera una conexión entre el hombre con la naturaleza y su orden espiritual.

En la Amazonia colombiana, las comunidades indígenas han conservado de generación en generación saberes sobre los cultivos y las relaciones existentes entre el suelo y las plantas, así mismo, sobre ciclos de producción y las distintas enfermedades y plagas que pueden llegar a afectarlos, laborando entonces desde el reconocimiento de las distintas formas de vida y mediante procesos que benefician a su tiempo a cada una de ellas.

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La creación o establecimiento de una chagra hace parte de un ciclo que inicia con la elección del lugar, para lo que se tienen en cuenta una serie de factores como el tipo de suelo, la formación vegetal y la localización. Cuando ya se ha definido dicho territorio, se hace una curación a cargo de un chamán por medio de un ritual ancestral para pedir permiso de su uso y para que los animales que allí habitan se alejen y no se vean afectados  por las actividades que se realizarán.

Posteriormente se realiza la socola, que consiste en talar la vegetación más pequeña, y la tumba, que se hace con la vegetación más grande. Al terminar este proceso se hace una quema de la parcela que será cultivada, espacio que se dejará enfriar por aproximadamente dos semanas. Cabe mencionar que, a partir de ese momento se integran las mujeres de la comunidad, quienes juegan un papel indispensable en el correcto desempeño de la chagra.

El siguiente paso es la siembra, labor realizada por las mujeres ya que son  quienes poseen los conocimientos y propiedad de las semillas. Entre los cultivos más representativos se encuentra la yuca, el maíz, el banano, y para la realización de rituales la coca y el tabaco. Después de esta etapa, sigue el cuidado de la chagra que consiste en la visita continua para desyervar y revisar la presencia de plagas, que de ser así deberán ser espantadas.

Finalmente, cuando ya se han cosechado los productos del cultivo y se ha realizado una resiembra,  llega el momento de abandono y devolución en donde el chamán realiza nuevamente un ritual. Cabe mencionar que la organización de una chagra dependerá siempre de la conexión entre las plantas cultivadas, las relaciones de la comunidad indígena y la espacialidad de la selva.

Por: Karina Porras Niño. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.

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