sábado, junio 21, 2025
Inicio Blog Página 120

La guanábana gana aceptación como saborizante de yogur

La guanábana es una fruta de tardío rendimiento que se da en zonas tropicales, es decir, requiere de una temperatura entre los 25° a 28°C. En Colombia, departamentos como Tolima, Valle del Cauca, Santander, Huila, Cundinamarca y Antioquia, son los principales productores. Según las últimas cifras presentadas por el Ministerio de Agricultura, para 2010 se estaban produciendo 19.700 toneladas.

Esta fruta, es una de las más empleadas en el mercado colombiano por su textura, color y sabor. Es por esto que, desde la Universidad Nacional, se llevó a cabo una investigación partiendo de que los compuestos del aroma relacionados con el sabor, resultan críticos para el desarrollo de aditivos aromatizantes y saborizantes, ya que siguen madurando después de ser cosechadas.

Le puede interesar: En Tununguá, Boyacá, se produce la mejor guanábana del país

El objetivo de la investigación fue diseñar y obtener bases aromáticas como aditivos aromatizantes y saborizantes idénticos a las características naturales de la guanábana, para usarlos en la producción de bebidas lácteas saborizadas producidas por Givaudan Colombia SA, empresa que respaldó la investigación.

Las guanábanas utilizadas eran provenientes de un cultivo de Pandi, Cundinamarca, y fueron  transportadas en contenedores aislantes refrigerados a los laboratorios en Bogotá. Tras dejarlas madurar, se hizo seguimiento por medio de variables fisicoquímicas como sólidos solubles, pH y acidez.

Durante dicho proceso se tuvieron en cuenta tres estados de madurez “el semimaduro, que se alcanza al cuarto día de pos cosecha, el maduro al día sexto y el sobremaduro al día 10”. Así lo explicó Jenifer Prieto, magíster en Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Universidad Nacional.

Para determinar los compuestos relacionados con el aroma se tomaron muestras de pulpa en los diferentes estados de madurez y se sometieron a una extracción con diclorometano. Dichos extractos, se  analizaron mediante cromatografía de gases y arrojaron por ejemplo, que en la pulpa madura se encontró una mayor variedad y concentración total de compuestos relacionados con el aroma; y en la sobremadura hubo una disminución importante de la concentración.

Finalmente, la investigadora afirmó que “los resultados de esta investigación contribuyen no solo a la actividad de investigación y desarrollo de la empresa que respaldó el proyecto, sino que aportan a la generación de conocimiento de los compuestos aromáticos que intervienen en las propiedades sensoriales de las frutas tropicales autóctonas, y en su posible aplicación comercial en otros productos”.

Por: Karina Porras Niño. Periodista.
Editor: 
Lina María Serna. Periodista – Editora.

Oficios ancestrales del Putumayo que cuentan la historia del pueblo kamsá

En el Valle de Sibundoy ubicado en el departamento de Putumayo al suroccidente del país, habita un pueblo indígena caracterizado por su fortaleza cultural,  organizativa y su visión cosmológica manifestada al mundo por medio de los oficios ancestrales que aún conservan. Se trata del pueblo kamëntsá o Kamsá que actualmente cuenta con una población aproximada de 4.773 personas y que pese a la colonización y la discriminación, es una de las comunidades indígenas cuya lengua y prácticas tradicionales están  amenazadas con la desaparición.

Le puede interesar: Así preservan las lenguas nativas estos dos pueblos étnicos de Colombia

Entre los espacios míticos del pueblo kamëntsá se pueden encontrar El Paramillo, que ubicado en el resguardo de Sibundoy es el lugar a donde acuden los médicos tradicionales a proveerse de plantas medicinales; El Cerro Montecristo, que requiere de un trato particular evitando todo tipo de ruidos; y el Lugar de las Lamentaciones, ubicado en el centro de la plaza central de la cabecera  municipal de Sibundoy. Espacios que representan el arraigo con su territorio y la lucha por la conservación de sus creencias, como lo hacen de la misma manera los oficios ancestrales que cuentan historias, sueños y lecciones.

El tejido kamëntsá

Este oficio desarrollado por las mujeres de la comunidad representa una forma de plasmar los conocimientos del pueblo kamëntsá y se ha conservado gracias a la transmisión que se ha hecho de generación en generación. Cada tejido contiene una carga simbólica importante, un uso específico y una determinada inspiración, relacionados al igual que otros pueblos indígenas con la naturaleza y los seres que la habitan.

Por lo que existen diseños dedicados al sol, la luna, el agua y los árboles; además del uso de figuras geométricas para representar montañas, cultivos. También se representan partes del cuerpo humano como las costillas, el vientre materno, la cabeza, las extremidades y  fenómenos naturales y sobrenaturales como la lluvia y el arcoíris. Las mujeres tejedoras cumplen entonces el papel de guardianas de la historia y de la forma de contarla, trabajando desde el amor por mostrar a las nuevas generaciones la belleza de este arte.

El tallado de máscaras de madera

El tallado de la madera para la elaboración de máscaras es uno de los oficios más importantes de este pueblo indígena, pues es la manera de expresar la rebeldía del pueblo en tiempos de lucha por proteger su forma de vida cuando llegaron las invasiones extranjeras a su territorio. Teniendo en cuenta que no se podían comunicar con los invasores de la época, por medio de las máscaras manifiestan su inconformismo mediante gestos exagerados como una forma de protesta, ya fuera con una larga lengua afuera o con la boca muy abierta como gritando.

De igual modo y en relación con la medicina ancestral, las máscaras también son el elemento físico   que conserva las enseñanzas del yagé, pues las visiones apreciadas en los rituales tradicionales entorno a este brebaje luego son talladas y pintadas, trayendo las visiones apreciadas en dichos rituales del mundo cósmico a este plano.

Por: Karina Porras Niño. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.

Carta del campo: Dedicación y compromiso con la educación rural

Las Escuelas Digitales Campesinas de Acción Cultural Popular – ACPO,  llegaron al Caquetá gracias al proyecto Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente – MIA, el cual es financiado por el Fondo Europeo para la Paz enfocado en apoyar los procesos de posconflicto en Colombia. 

Tatiana Fichica Silva es una joven de 24 años de edad que hace algunos meses nos contó parte de su vida, y que ahora nos habló sobre su experiencia con los cursos de estas escuelas como participante de MIA. En primer lugar agradeció por la oportunidad presentada ya que son enseñanzas de suma importancia para su vida y su integridad.

En Alfabetización digital aprendió conocimientos básicos del computador, además de los diferentes usos de aplicaciones como Facebook, Twitter, WhatsApp, y muchas herramientas que al igual que otras participantes no conocía. “El curso Mi proyecto de vida en el campo me enseñó conceptos claves para el diseño de un proyecto de vida propio y el de la comunidad, también aprendí a conocer mi historia, los valores y talentos que fueron enseñados por nuestros antepasados”.

Respecto al curso de Asociación y emprendimiento, aprendió el concepto de asociación y sus principales requisitos, características y proceso de creación, igualmente, entendió las diferentes asociaciones que existen. En el curso de Liderazgo en la comunidad rural, los aprendizajes fueron en torno a cómo liderar, conocer valores y principios de una lideresa, y también sobre las formas de liderazgo y cómo identificarlas. 

Ella se ha unido a las Escuelas Digitales Campesinas y participa activamente de cada formación contando con la guía de la facilitadora educativa del proyecto. Además, resalta la oportunidad  de compartir con más compañeras del área rural y con mujeres que están en proceso de reincorporación; de esta forma no solo aprende de los cursos, sino también de las experiencias que estas mujeres ofrecen en distintos aspectos.

Tatiana culminó con éxito los cursos aún cuando el único medio con el que contaba era su celular, y a pesar de haber terminado la formación, ella dedica parte de su tiempo para ayudar a sus compañeras que siguen estudiando con el proyecto, todas  mujeres que están  trabajando por la paz.

Por: Diana Marcela Marín. Facilitadora educativa del proyecto MIA.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

Pruebas detectarían contaminación de semillas de maíz por transgénicos

Desde 2017, el Grupo de Investigación en Agroecología – GIAUN de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Palmira, se propuso acompañar a la Red de Mercados Agroecológicos y Campesinos del Valle del Cauca – Redmac tanto para contribuir al desarrollo de estrategias que multipliquen las semillas criollas de maíz, como para detectar la contaminación de semillas nativas por la liberación y siembra incontrolada de maíces genéticamente modificados.

“Con la entrada de maíces transgénicos y su propagación tan rápida en el territorio nacional, las semillas se están contaminando, lo cual provocaría una pérdida de la biodiversidad en el territorio colombiano”, afirma la profesora Marina Sánchez de Prager, coordinadora del GIAUN.

Según la docente, el Grupo de Investigación en Recursos Fitogenéticos Neotropicales (Girfin) de la UNAL Sede Palmira y la ingeniera agrónoma Lady Díaz Velandia, también de la Institución, en Latinoamérica existen cerca de 220 razas de maíz, 69 de ellas en México –centro de origen del cereal– y otras 34 en Colombia.

La coordinadora Sánchez afirma que las semillas transgénicas afectan las dinámicas de poblaciones de insectos como mariposas, abejas, avispas e incluso bacterias.

“En países como México ya declararon no aceptar más las siembras de transgénicos, pues desplazan los maíces criollos. En Colombia, la Cámara de Representantes tiene pendiente revisar la modificación del artículo 81 de la Constitución Política para prohibir el ingreso, la producción, comercialización y exportación de semillas transgénicas OGM”, recordó.

Colores, señal de transgénesis

Los LFD solo detectan si hay o no contaminación transgénica en las semillas o plantas, mediante tiras reactivas que rastrean proteínas transgénicas específicas. La primera detecta cuatro proteínas (Cry2Ab2, Cry3Bb1, Cry34Ab1, Cry1F) de la familia del gen CRY, y la segunda la proteína CP4-EPSPS del Roundup Ready (herbicida a base del glifosato).

Cartilla para las comunidades

El equipo investigador, conformado por docentes, agricultores y estudiantes, inició los ensayos seleccionando las semillas de maíz a evaluar y el tejido foliar de plántulas con 12 días de desarrollo. El uso de este método se plasmó en una cartilla a disposición de la comunidad, donde se leen recomendaciones como las siguientes:

Se prepara la sustancia buffer o amortiguadora, en la que se diluirá la tirilla. La sustancia es diferente para cada referencia. Luego se toman las semillas de maíz y se muelen hasta obtener una textura harinosa y homogénea.

Para el procedimiento, se vierte polvo de maíz en un tubo de ensayo y se agrega el volumen del buffer según la tirilla a evaluar. Se agita la mezcla en el tubo y se deja reposar por un minuto. Después, con una micropipeta, tomar 0,5 ml de la mezcla del tubo de ensayo y se transfieren a un tubo de microvolumen de 1,5 ml.

El probador toma la tirilla y la introduce en el tubo para que la almohadilla de la tira absorba la muestra. Se esperan máximo 10 minutos para leer el resultado de la tirilla STX63200 y 20 minutos para la tira STX74000. Por último, esta se retira y se registran los resultados. Estas muestras se deben repetir tres veces para precisar más los resultados.

Las investigadoras explican que si al introducir la tirilla a la mezcla aparecen líneas de color rojo aparte de la línea de control, “significa que las semillas presentan transgénesis; si no aparece ninguna línea adicional, quiere decir que la semilla está libre de contaminación para esa proteína específica”.

La ingeniera Díaz agregó que recomienda realizar pruebas PCR (reacción en cadena de la polimerasa) en laboratorios especializados, ya que “esta técnica es más exacta y visualiza en mayor cantidad cuántas de las muestras que se procesaron están contaminadas”.

El equipo de investigación también desarrolla un video explicativo para que en todo el país las comunidades puedan realizar estas pruebas siguiendo las instrucciones descritas. La ONG Internacional de Cooperación al Desarrollo Swissaid, junto con la UNAL, colabora en la capacitación del uso de esta herramienta para agricultores afiliados a la Redmac y comunidades campesinas e indígenas.

Por: Agencia de Noticias UNIMEDIOS.

Mujeres piangüeras, una labor de tradición por la seguridad alimentaria

La piangua es un molusco que habita en las raíces de los manglares en la cuenca del río Naya, también conocida como berberecho del mangle utilizado para distintos platos de la región. Desde tiempos ancestrales, las mujeres afrodescendientes cosechan esta especie en las orillas del río al sur de Buenaventura, Valle del Cauca y convirtiéndose en su principal fuente de ingresos. 

Las “piangüeras” como se les conoce popularmente, hacen parte del legado cultural de este territorio, pues su labor crea un vínculo con el ecosistema que alberga este molusco y el proceso productivo se ha compartido de generación en generación. 

Le puede interesar: Así se desarrolló el conversatorio “Mujeres y Páramos”

Sin embargo, notaron la reducción de casi el 50% en la cantidad de este recurso, luego de que algunos pescadores de la zona decidieron recolectarlo.  Por lo que Marciana Panameño, miembro de la Asociación de Mujeres Piangüeras del Río Naya, hizo una invitación a la comunidad para acordar acordar vedas o cierres de cosechas de uno a dos meses, y se dividieron el manglar, para darle tiempo a la piangua de restablecerse y evitar conflictos.

La población recibió capacitación en gestión sostenible de los recursos naturales por parte de la Autoridad Ambiental Regional, así como la ayuda del Programa de Pequeñas Donaciones, implementado por el  Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – PNUD.

Desarrollando actividades alternativas de producción sostenible como productos de panadería, huertos, depósitos de energía renovable y un pequeño restaurante; para mantener los ingresos durante los cierres de cosecha y fortalecer sus propias capacidades organizativas.

Los esfuerzos de las mujeres piangüeras en Colombia hacen parte del corazón de una resolución que acaba de adoptar la Organización de las Naciones Unidas – ONU de 2021 a 2030 para la Restauración de los Ecosistemas, la cual se convierte en una gran oportunidad que busca fortalecer estrategias que garanticen la seguridad alimentaria y la acción por el clima.

En todo el mundo, las mujeres desempeñan un papel esencial en la lucha contra el reto del cambio climático, es de suma importancia resaltar a las mujeres indígenas, campesinas y afro que desde sus territorios defienden y velan por la conservación del medio ambiente, la pérdida de biodiversidad, el cambio climático, el tráfico de especies.

 

Por: Stefanny Núñez Hernández. Periodista.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

8° Encuentro Virtual de Mujeres Rurales de América Latina

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas – ONU, las mujeres rurales desempeñan un rol fundamental de apoyo a sus hogares y comunidades de cara a la seguridad alimentaria, generación de ingresos y mejoramiento de medios de subsistencia.  Sin embargo, en su cotidianidad deben enfrentarse a muchas dificultades socioeconómicas para salir adelante, especialmente en la región de América Latina y el Caribe.

Con el propósito de generar un escenario para el aprendizaje colectivo en torno a experiencias lideradas por mujeres rurales, el Consorcio Red de Educación a Distancia – CREAD Argentina en alianza con la Fundación Barceló, el Instituto Plan Agropecuario del Uruguay, la Universidad de Guadalajara, entre otras entidades; organizan el 8 Encuentro Virtual de Mujeres Rurales de América Latina.

Le puede interesar: La Plataforma de Incidencia Política de Mujeres Rurales de Colombia

Se trata de un evento virtual que contará con la participación de mujeres rurales de distintos países latinoamericanos, que mostrarán desde sus historias y experiencias la capacidad de resiliencia para hacer frente a las situaciones de sus países. Así mismo, participarán expertos que aportarán un marco académico sobre el eje temático del encuentro: Transformar el territorio desde la resiliencia, la diversidad y la colaboración.

El 8 Encuentro Virtual de Mujeres Rurales de América Latina se llevará a cabo el próximo 22 de octubre de 09:00 am a 12:00 pm, a través de la plataforma Zoom y también será transmitido mediante el canal de YouTube de CREAD. Si desea asistir, puede realizar la inscripción gratuita en el siguiente link: http://forms.gle/kZY9jcbW6Z2cGrj26.

 

Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.         

Abejas como aliadas fundamentales para restauración de cuencas hídricas

Las abejas tienen múltiples cualidades que las convierten en el insecto más importante del mundo. Gracias a su trabajo de polinización, se garantiza no solo la producción de alimentos y el equilibrio ecosistémico en zonas donde hacen sus colmenas, sino que también contribuyen a la producción de fuentes hídricas.

En Cundinamarca, dentro de los proyectos de la Secretaría de Ambiente a cargo de la ingeniera Nidia Riaño, se ha venido adelantando un plan piloto para la restauración de las cuencas hídricas, a partir de la polinización. Para lograr este objetivo, la Gobernación ha adquirido 700 predios con recursos de la ley 99 de 1993 (Ley EVA) y cuenta en este momento con 45.000 hectáreas de áreas protegidas.

Le puede interesar: Abejas angelitas perderían más del 50% de hábitats por cambio climático

Dicho plan inició en tres municipios: el Páramo de Guerrero, en Zipaquirá; el Páramo de Guacheneque en Villa Pinzón, y el Páramo de Sumapaz en Gutiérrez. Cada uno de los municipios fue equipado con 40 colmenas, 30 colmenas con material biológico, y los 10 restantes, sin material biológico, con el fin de que se vayan repoblando.

Según los expertos la producción de miel requiere un mínimo de entre 8 y 9 meses, pues no se trata únicamente de la restauración de los páramos, sino que se busca apoyar a los apicultores a través de la llamada “economía verde”.Pues se podrán vender sus productos en los mercados promovidos por la Gobernación y además conseguir la categoría de “Denominación de origen” para la miel para el departamento.

Utilizar los Sistemas de información geográfica ha sido fundamental para la iniciación del proyecto, de acuerdo con la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas – FAO, hay 100 especies de cultivos que proporcionan 90% de los alimentos en todo el mundo, y 71 de ellos se polinizan con las abejas.

 

Por: Stefanny Núñez Hernández. Periodista

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

 

Carta del campo: Pandemia intensificó rezago educativo

Con el aislamiento que sufrió el mundo entero a causa de la pandemia producida por el   COVID- 19, se presentaron cambios abruptos donde uno de los sectores más afectados fue la educación, ya que las clases presenciales fueron suspendidas y la metodología de estudio tuvo que ser modificada por clases virtuales en los lugares donde los estudiantes  tenían acceso a internet,  y en los casos donde este servicio es nulo, como en los colegios de zonas rurales, la formación fue desarrollada mediante guías.

Así se ha venido manejando desde el 2020, los niños, jóvenes y adolescentes fueron alejados de sus aulas de clase, de sus compañeros, de sus docentes y para estudiar desde casa. Esta situación permitió que salieran a relucir varios problemas latentes en el servicio de educación en Colombia como la desigualdad de oportunidades, ya que se observó cómo estudiantes de ciudades más grandes y de colegios privados, podían acceder a recursos educativos de una forma más fácil.

Mientras que estudiantes de colegios públicos y/o rurales, luchaban para poder seguir fortaleciendo sus conocimientos, de esta misma forma quedaron al descubierto deficiencias en los procesos formativos. Pues por más que los profesionales educativos han ido adaptándose a estas nuevas circunstancias, es evidente la falta de capacitación en la realización de guías, utilización de herramientas tecnológicas, y en la actualización de metodologías para ir dejando a un lado las típicas clases magistrales.

Entre las consecuencias que ha dejado este cambio se nota un bajo nivel académico durante los años 2020 y lo corrido del 2021, ya que entorpeció el proceso de aprendizaje y debilitó el desarrollo de habilidades sociales. Es claro que la formación en competencias humanas desde temprana edad juega un papel importante en el desarrollo del ser humano,  y se está viendo afectado por la falta de interacción social, lo que más adelante se podría ver reflejado cuando estos niños lleguen a su etapa adulta. 

Por otro lado, casi dos años después del inicio de la pandemia vemos afectaciones en las Instalaciones físicas como consecuencia del abandono por el cierre de clases presenciales, sin embargo, cabe mencionar que muchas de las infraestructuras ya se encontraban en mal estado y ahora se encuentran mucho más deterioradas. 

De nuevo, vemos las brechas entre colegios públicos y privados, urbanos y rurales; donde en los primeros casos si se cuenta con un presupuesto para el mantenimiento y adecuación con el fin de que los estudiantes regresen a clases presenciales. Condiciones que no abarcan a los segundos casos, que poco a poco vuelven a clases en condiciones inadecuadas, con techos rotos, paredes deterioradas, pupitres dañados, entre otros. 

No se puede llegar a un punto de conformidad, sino que como ciudadanos se debe luchar para mejorar estas condiciones, luchar por que los niños, jóvenes y adolescentes sin importar su clase social, cuenten con un servicio de educación de calidad y que todos tengan las mismas oportunidades de crecimiento.

 

Por: Sandra Liliana Riaño García. Facilitadora educativa del proyecto Pescado para el Desarrollo. 

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora. 

 

#Opinión: La comunicación y las metamorfosis sociales

Que la comunicación y las relaciones sociales han sufrido una metamorfosis como consecuencia de la pandemia es casi una perogrullada; que las pantallas se han convertido, más si cabe, en protagonistas de las cuarentenas sufridas, también, y que el confinamiento ha sido el escenario de las obras de la vida representadas durante más de un año queda patente en su elección como palabra del año por la Fundación del Español Urgente (Fundéu-RAE).

Este número de Análisis ha pasado en silencio, pese al ruido que puedan hacer algunos de los artículos que recoge, entre las publicaciones del campo de la comunicación. En parte por su lanzamiento en el período intersemestral y también porque el volumen correspondiente al segundo semestre se publicó casi seguido.

Esta edición quería ser una “especie de ajiaco de Bogotá” (cual sopa de Wuhan) en la que se “recogiera una parte del sentir académico bogotano, colombiano y latinoamericano en general, sobre lo que se estaba pensando durante la pandemia, sobre la pandemia y por efecto de esta”.

Partiendo de la base de que narrar, independientemente del lenguaje y del medio utilizado, nos ayuda a sanar y sanar-NOS, como ha quedado claro durante esta ya larga crisis sanitaria, se quería contar con “Relatos ´envueltos` por coronavirus o ´revueltos` por el virus” y con “Reflexiones tal vez no tan académicas, sino más bien sentidas, más del corazón que de la cabeza, cercanas a lo sentipensante”. Todo ello con la idea de contribuir a la lucha contra el miedo provocado por la covid-19, contra la pérdida de libertades y derechos y para que la dictadura del encierro no tumbara la democracia de las reuniones y de los contactos físicos y sentidos.

Queríamos que desde la experiencia docente e investigadora habida bajo la obligada virtualidad nos contaran y narraran los sueños e inquietudes provocados por la pandemia. Narrativas para soñar y “seguir existiendo en este mar de incertidumbres al que nos ha llevado a navegar el coronavirus sin dejarnos aprovisionar para la ocasión”, haciendo “añicos las seguridades de la anterior realidad” y que nos han llevado a una “nueva normalidad”, como si lo de antes fuera normal (si es que eso existe).

El volumen ha reunido una heterogénea selección de artículos; unos, directamente vinculados con la comunicación, las relaciones sociales y el coronavirus, y otros, fruto de reflexiones dispares pero provocadas y pergeñadas en estos tiempos difíciles. Así, pueden leer sobre: la agenda noticiosa creada por las redes virtuales alrededor de la violencia en Venezuela; la educación pública en Bogotá durante la pandemia, en la que docentes y orientadoras han tenido que recurrir a otras estrategias críticas y transformadoras.

La cobertura mediática de The New York Times a algunos de los tiroteos que sucedieron en escuelas de los Estados Unidos; el poder para la construcción de la realidad que atesoran las imágenes, preguntándose si estamos en un cambio de paradigma sobre su rol en la sociedad; la necesaria construcción de paz desde un ámbito como la enseñanza del idioma inglés; una mirada al proceso de inclusión de estudiantes afrodescendientes en la Universidad Santo Tomás en Bogotá; la concepción de la ciencia desde la diversidad cultural del profesorado de ciencias naturales y educación ambiental en Colombia.

La educación como uno de los epicentros de las desigualdades sociales de las mujeres en el país andino; un acercamiento a la Ética de Spinoza para concluir que libertad y necesidad son conceptos plenamente compatibles; un abordaje de los posibles nexos existentes entre conocimiento y práctica humana a partir del libro VII de La República de Platón; una propuesta para abrir la posibilidad de constitucionalizar un pensamiento cívico, y por último, el que firma quien esto suscribe, y que es una especulación acerca de la comunicación y el contacto en la pandemia a partir de un recorrido virtual por una pinacoteca ad hoc con obras que sirven como metáfora de lo que estamos viviendo.

El resultado es “una sopa intelectual y autóctona atravesada por la comunicación y por esas metamorfosis sociales sufridas en el mundo, para lo bueno y para lo malo, durante la pandemia en la que todavía nos encontramos y que nos debería llevar a reflexionar sobre esas frases de Hilel el Sabio que cita Bernard-Henri Lévy en Este virus que nos vuelve locos: ´Si no me ocupo de mí, ¿quién lo hará?`, pero ´Si solamente me ocupo de mí, entonces ¿qué soy?`”.

Si quieren saborear tan ecléctico ajiaco bogotano elaborado con viandas de producción nacional e internacional, lo pueden hacer en este enlace. ¡Buen provecho!

*Esta nota periodística no representa la postura de Acción Cultural Popular – ACPO organización dueña de la marca registrada Periódico El Campesino y elcampesino.co. Con ello, tampoco compromete a la organización ni al periódico en los análisis realizados, las cifras retomadas, los entrevistados que aparecen, entre otros. 

 

Por: Ignacio «Iñaki» Chaves – Consejo Editorial El Campesino.

Carta del campo: En la vereda Miravalle las mujeres no paran de soñar

Sea esta la oportunidad   para contar lo que ha sido un fragmento de mi   historia de vidaMi Nombre es Angie Lorena Barragán Quintero, nací en Saravena, Arauca, donde solo realicé la primaria, pues por cuestiones económicas, mis padres no tuvieron para darme la secundaria. Cuando cumplí los 15 años me dediqué a trabajar para ayudarlos en la agricultura, ya que no contábamos con otra opción de trabajo. 

En busca de nuevas oportunidades de trabajo y emprendimiento me traslade a la vereda Miravalle, donde queda ubicado el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación – ETCR Oscar Mondragón que se encuentra en el municipio de San Vicente del Caguán, Caquetá. Desde ese momento cambió mi vida para siempre, porque mi sueño se me hizo realidad al poder seguir con mi secundaria en el proyecto Arando la Educación. También hago parte del equipo de mujeres rafting, un deporte que me motiva cada vez más a nunca dejar de perseguir lo que nos proponemos en la vida. 

Uno de los emprendimientos que me gusta es el de confecciones, sobre todo lo que tiene que ver con la costura, en los ratos libres me dedico a coser, pero por cuestiones económicas  no he podido sacar adelante esta iniciativa, una triste realidad que vivimos en Colombia. También tuve la oportunidad de realizar una formación como comunicadora en la escuela audiovisual Voces del Pato,  por el proyecto Amazonia Joven que apoya los jóvenes en el territorio de zona de reserva campesina.

Hoy me encuentro acogida por el proyecto Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente –  MIA, que llegó a fortalecer a las mujeres en el territorio. Nos dio la oportunidad de realizar cuatro formaciones en la plataforma de Escuelas Digitales Campesinas – EDC en Alfabetización digital, Asociación y emprendimiento, Mi proyecto de vida en el campo, y Comunicación y periodismo rural. Esto nos deja unas capacidades instaladas como el trabajo en equipo, el empoderamiento, el liderazgo, y la comunicación. 

Con el proyecto MIA aprendí a realizar una cuña, historias de vida, una entrevista y una noticia. Allí podemos visibilizar todo el trabajo comunitario que desempeñamos las mujeres rurales, para que más personas se den cuenta de todo el trabajo que realizamos. Sueño con algún día poder estudiar comunicación y locución.

Todas estas oportunidades se han dado en el marco del proceso de paz en Colombia, y en este caso, gracias  a  la Unión Europea, el Fondo Europeo para la Paz, Acción Cultural Popular – ACPO y la Diócesis de San Vicente del Caguán, que están financiando el proyecto MIA.

Por: Angie Lorena Barragán Quintero. Participante del proyecto MIA. 

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora. 

 

4,474SeguidoresSeguir
787SuscriptoresSuscribirte