domingo, abril 27, 2025
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Un cine desde la mirada de la defensa de los Derechos Humanos

#ElCineNosUne es el eslogan con el que se promociona la quinta versión del Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos que se llevará a cabo en Bogotá, Medellín, Cartagena, Barranquilla y Pereira y en los municipios de Soacha, Funza, San Basilio de Palenque, Arjona, María la Baja, Carmen de Bolívar, Turbaco, Ovejas.

El objetivo del evento promover una Colombia vinculada a la defensa y la promoción de los Derechos Humanos, a través del cine. Para esta edición se presentarán 60 películas en siete categorías que se destacan por su calidad técnica, estilo narrativo y aporte a la promoción y defensa de los derechos humanos a través de la mirada audiovisual.

‘El tejido de la primavera’ de Raúl Cifuentes (Colombia); ‘Nos están matando’de Emily Wright (Colombia); ‘Buenaventura, un puerto sin comunidad’ de Centro nacional de memoria histórica (Colombia); y ‘Voces incómodas’ de Fundación Yapawaira implentado por el CODHES y financiado por USAID (Colombia), son algunas de las producciones que se podrán apreciar en el festival.

El festival

Este festival se desarrolla desde 2013, y a partir de esa fecha ha ofrecido a los asistentes una programación audiovisual, cultural y académica que le aporta a la formación de públicos, al fortalecimiento de las industrias cinematográfica y cultural, a la creación de espacios de diálogo en torno a la vida, la reconciliación, la promoción y defensa de los derechos humanos,  y a la construcción paz.

Como cada año, el Festival ofrecerá, además de su muestra audiovisual, una completa agenda académica y cultural de acceso gratuito. (Le puede interesar: La realidad de los Wayúu que se refleja en la nueva película de Ciro Guerra)

Por: Mónica Lozano. Periodista – Editora.

Comunidades, organizaciones, académicos y congresistas se unen para prohibir el fracking

Este miércoles se radicó en el Congreso de la República el proyecto de ley con el que se busca prohibir la técnica conocida como fracking, o fracturamiento hidráulico para extraer petróleo. Las comunidades rurales, que hacen parte de la Alianza Colombia Libre de Fracking, aseguran que esta técnica afectará gravemente el ambiente y con ello el tejido social, por tal motivo han pedido que este método sea prohibido.

«Lo que queremos defender es el agua», señaló una de las voceras de la Alianza que habló durante la presentación de la iniciativa legislativa. Son más de 100 organizaciones organizaciones, colectivos, academia y procesos a nivel nacional buscan la protección de los territorios frente a las amenazas de la explotación de yacimientos no convencionales, como lo aseguraron. (Le puede interesar: Páramo más grande del mundo amenazado por fracking)

El proyecto de ley

Esta propuesta fue radicada de la mano de un conjunto con senadores y representantes a la cámara de diversos partidos políticos en la Sala de Prensa del Senado de la República. Se trata del Proyecto de Ley “Por medio del cual se prohíbe en el territorio nacional la exploración y/o explotación de los Yacimientos No Convencionales (YNC) de hidrocarburos y se dictan otras disposiciones”.

De acuerdo con el comunicado de la Alianza Colombia Libre de Fracking, el proyecto de ley consta de ocho artículos con los cuales se busca establecer un marco legal para la protección integral de los territorios más vulnerables que requieren el reconocimiento de los principios de precaución, prevención, progresividad y no regresividad, prevención del riesgo y maximización de la eficiencia del agua y priorización para la vida.

Además el proyecto señala la necesidad de iniciar un proceso de transición energética para superar la situación de riesgo de daños irreversibles a la naturaleza, las afectaciones a la salud pública y la falta de garantía de derechos humanos en los territorios donde se desarrollaría este tipo de industria.

Los riesgos que denuncian las comunidad rurales

«No queremos ver nuestros ríos encendidos en llamas por el gas metano», expresó una de las integrantes. Y es que cabe recordar que el fracking es un método para extraer hidrocarburos, que consiste en ampliar las grietas que hay en el suelo rocoso con el objetivo principal de extraer gas y petróleo del subsuelo.  (Le puede interesar: Radio Mundo Rural, No al fracking, Sí a la felicidad)

En Australia por ejemplo, el fracking ha dejado estragos letales, sobre todo en el agua. A través de videos que han publicado habitantes del sur de Australia, se evidencian las secuelas que ha dejado esa técnica. La comprobación la hacen prendiendo un fósforo y dejándolo caer en el agua. Bastan segundos para el agua se convierta ardientes llamas de fuego.

Asimismo, hay consecuencias para la salud de las personas que viven cerca a los lugares donde se desarrolla esta actividad. Expertos que han estudiado el tema aseguran que afecta la presión arterial; genera dolores de cabeza; cáncer y problemas del corazón, entre otros.

Finalmente, cabe recordar que la Sociedad Sismológica de América en Carthage, al este de Texas, declaró que la extracción de hidrocarburos con el método de fracturamiento en Estados Unidos, ocasionó dos perforaciones entre la arena y las capas tectónicas, aumentando dramáticamente los temblores en esa zona.

Por: Mónica Lozano. Periodista – Editora.

«Somos más que una comunidad habitando las calles, somos oro vivo»: Indígena Embera

Las mujeres estaban con vestido hasta los tobillos, mangas hasta las muñecas, pañoletas sobre los hombros y otras sobre la cabeza que se sujetaban con una corona que reviste con cintas de colores. Los hombres –defensores de la tierra con su propia vida–, empuñan el bastón de la guardia indígena, tallado en madera de chonta y adornado con cintas de colores atractivos. Sus rostros estaban pintados de diferentes diseños, como distintivo de la identidad social y cultural de quien las lleva.

“¡Qué viva la guardia Embera Chami y Embera Katio en Bogotá!”, alentaba uno de los líderes de la guardia, «¡Qué viva!”, respondió en arenga el resto de la comunidad Embera, además de los habitantes de la la ciudad y algunos extranjeros que se agolparon en la Plaza de Bolívar de la Bogotá.

Estos distintivos adornaron el pasado domingo 29 de julio, la plaza más importante del país gracias a la Minga realizada por pueblos indígenas Embera. Una reunión solidaria en Bogotá de comunidades provenientes de los departamentos de Risaralda y Chocó que se encuentran en condición de desplazamiento a causa del conflicto armado, pero que encontraron colectivamente estrategias para mejorar sus condiciones de vida. Al menos 1000 personas de esta comunidad participaron bajo la premisa “Somos más que una comunidad habitando las calles, somos oro vivo”.

“Agradezco mucho, porque esta Minga para nosotros los Embera tiene muchas posibilidades. Posibilidades para las mujeres, los que andan en la calle, los que son desplazados… soy una mujer muy valiosa, porque las mujeres trabajamos, las mujeres somos madres de la tierra”, afirmó Olivia Charicha Dosabia, líder de la comunidad Embera Katio de Risaralda durante la presentación del encuentro.

Durante el evento hubo actividades culturales, tales como recordar la historia del pueblo Embera, hubo deporte, danzas típicas de la comunidad y también amenizaron el espacio bandas musicales. Asimismo, se brindó un espacio para que estas comunidades, con el apoyo financiero de ciudadanos e instituciones, puedan autosolventarse con la producción y venta de artesanías.

“Solicitamos el apoyo de varias entidades, pero finalmente fue la Alcaldía Distrital, prestándonos el sitio; la Alcaldía Local de La Candelaria, la que nos ayudó con la tarima y la planta de sonido, entre otros. Igualmente tuvimos dificultades porque no se pudo conseguir los baños, no se pudo conseguir la donación de alimentación con la inicialmente contábamos”, aseguró Jennifer Villagran, docente y organizadora de la Minga.

Esta es la primera Minga que realiza esta comunidad en Bogotá, pero antes de preparar una próxima jornada, “vamos a hacer el análisis para medir qué tan pertinente fue, para luego proyectar como empezar a recoger esa base productiva. La idea es hacer un banco de material, en donde si ellos no tienen dinero para comprar chaquira (materia para la elaboración de artesanías), pues puedan acudir a nosotros…y puedan trabajar”, agrega Villagran.

Los Embera en Bogotá

Gran parte de esta población indígena vive en sectores aledaños al 20 de Julio, San Bernardo, Las Cruces y La favorita en Bogotá, barrios donde la prostitución, la venta de drogas y personas en situación de calle no es un secreto a voces.

La capital ha sido uno de los epicentros a donde esta comunidad decide migrar, todo por el conflicto armado que ha flagelado durante años sus lugares de origen y ante la ausencia del Estado. Actualmente disidencias de las Farc, guerrilla del ELN y grupos neoparamilitares hacen presencia en sus territorios, por lo que parece que para ellos la paz aún no ha llegado.

Los Embera tienen presencia en los departamentos de Chocó, Risaralda y Antioquia, pero se dividen en tres familias: Embera Dovida, Embera Chami y Embera Katio, comunidades caracterizadas por sus prácticas de caza, pesca y trabajos artesanales. 

Por: Andrés Neira. Periodista.
Editor: Mónica Lozano. Periodista – Editora.

Sector agrícola colombiano ha crecido en un 40%

El sector agropecuario en Colombia es uno de los principales mercados con mayor crecimiento a mediano y largo plazo, gracias a las excelentes condiciones naturales que tiene el país, que permiten desarrollar de manera óptima el negocio agrícola y posicionar a Colombia como uno de los principales exportadores en Latinoamérica y a nivel global.

De acuerdo con declaraciones del Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Juan Guillermo Zuluaga, este sector económico generó en Colombia 83.000 nuevas plazas de trabajo en el trimestre móvil de febrero-abril de 2018. El ministro también destacó que la ganadería, caza, silvicultura y pesca se han venido consolidando durante diferentes periodos como el mayor generador de empleo a nivel nacional.

¿Por qué ese crecimiento?

Debido a estos resultados tan positivos, Sebastián Jaimes, Manager de Agroindustria de Michael Page, mencionó que el sector ha crecido en un 40% aproximadamente en lo corrido del año. Uno de los factores que más ha influido para esto es la alta demanda de los productos colombianos en el mercado internacional y los movimientos internos a nivel social y político. (Le puede interesar: Una vez más el agro se impone en la economía colombiana)

Los mercados para el agro colombiano son los tradicionales como Estados Unidos, países de la Unión Europa y Rusia; y algunos nuevos como Corea del Sur y Japón. Los principales productos de exportación son las flores, aguacate y piña; y en el segmento premium está el café y el cacao.

Según Jaimes, el 30% de los procesos que tiene Michael Page están directamente relacionados con el negocio agrícola. “Consideramos que en los próximos 2 años, la demanda de talento especializado crecerá en un 50% debido a la evolución que ha tenido el sector en materia laboral. Las compañías son cada vez más conscientes de que para tener los mejores resultados en ventas deben tener al mejor talento por lo que recomendamos que las personas desarrollen las habilidades y conocimientos específicos que está demandando el mercado laboral en Colombia”.

Por: Periódico El Agro

Consumo de alimentos con pesticidas está enfermando a comunidades indígenas

Con base en el estudio realizado se expone que las comunidades indígenas de América Latina se encuentran en riesgo por enfermedades como la diabetes, cardiovasculares, hipertensión y cáncer.

Los tipos de cáncer que más afectan a esta población son: mama, próstata, estómago, leucemia, cervical y uterino. Estos son los que concuerdan con los identificados en Ecuador, aunque aún no hay registros de clasificación por etnias ni grupos de origen, según dice la investigación de la revista Ethnicity & Health.

“Nuestro estudio hace evidente que, para la población indígena andina, el cáncer es un problema emergente. Hay que comenzar por identificar los factores de riesgo y buscar mecanismos y estrategias para su manejo”, indica Enrique Terán, uno de los científicos principales de la investigación.

Este comportamiento se atribuye a factores como el aumento de hábitos sedentarios, la expansión urbanística, el uso de pesticidas, entre otros. (Le puede interesar: La cosmovisión indígena podría salvar el planeta tierra).

En dos comunidades kichwas (quichuas) de la provincia de Imbabura, en el norte del Ecuador, se da crédito al incremento de cáncer en su etnia a factores traídos por la globalización entre los que se destacan:

  • El uso de productos químicos.
  • Contaminación.
  • Cambios en el estilo de vida que comprenden dietas de occidente basadas en productos ultra procesados y a la perdida de sus costumbres ancestrales.

Otros datos

En Brasil, una investigación realizada tomó como muestra a 948 indígenas xavantes mayores de 20 años entre 2008 y 2012. Se detectó que el 66% de ellos tenían síndrome metabólico, circunstancia que aumenta el riesgo de adquirir enfermedades como: diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares.

Luego, una nueva exploración reveló a los investigadores que analizaron la primera muestra tomada, que 246 personas que habían sido parte del estudio enfermaron de diabetes tipo 2.

“Nuestros hallazgos sugieren que los kichwas están sintonizados con fenómenos globales en los que la dieta tradicional ha sido reemplazada por la occidental, alimentos procesados y comida rápida, que resultan en enfermedades crónicas como el cáncer”, finaliza el estudio, expuesto en la revista Ethnicity & Healt.

Por: Camilo Aldana. Estudiante de Comunicación Social.
Editor: Andrés Neira. Periodista.

Deserción escolar, un reto para el gobierno y la sociedad civil

Aunque el Ministerio de Educación asegura que la tasa de deserción ha disminuido, la problemática de los jóvenes que abandonan las aulas del colegio sigue siendo una realidad. De hecho, aseguran los experto en el tema que el presidente saliente, Juan Manuel Santos, termina su mandato con una deuda en esa materia.

“Uno de los retos perdidos de Santos fue reducir la deserción escolar. En Colombia se gradúan muchos bachilleres, pero muy pocos llegan a la universidad, y muchísimos menos terminan graduándose. Ni qué hablar de posgrados”, dijo al Publimetro Colombia, la decana de la facultad de Ciencia y Educación de la Universidad Distrital, Cecilia Rincón.

Esta problemática es uno de los principales retos para el nuevo gobierno, y en general para la sociedad civil. Es necesario que se motive a la juventud a continuar con sus estudios como eje de desarrollo de un país. Especialmente uno como Colombia, donde los jóvenes se encuentran en una encrucijada entre las economías ilícitas, la violencia y, en muchos casos, el olvido estatal.

Los expertos, y docentes explican que es necesario motivar a los jóvenes a que emprendan un proyecto arraigado al país en el que nacieron. Aseguran que es la juventud la puede empezar a forjar otra cara de las regiones del país que han sido escenario de la guerra. De ahí que la educación rural sea un elemento clave, como lo evidencian el Acuerdo de Paz de La Habana.

De acuerdo con Óscar Sánchez, coordinador del Programa Nacional de Educación para la Paz, existen cerca de 18 disposiciones del acuerdo relacionados con la juventud y la educación. Principalmente aparecen en los puntos sobre reforma rural integral, participación política y en el de lucha contra el narcotráfico. (Le puede interesar: Que los jóvenes vean su futuro en el campo, el desafío del nuevo gobierno)

El papel de la sociedad civil

En ese sentido, cambiar este panorama está en manos de los docentes gubernamentales y del ámbito privado. De ahí se resalta, por ejemplo, el trabajo que lleva a cabo durante años, Acción Cultural Popular a través de las Escuelas Digitales Campesinas en diferentes partes de país.

ACPO, en alianza con la Fundación Bolívar Davivienda – FBD, avanza en la iniciativa ‘Mi proyecto de vida en el campo’.

A través de este, Acción Cultural Popular – ACPO y la Fundación Bolívar-Davivienda, ofrecen a cerca de 180 jóvenes entre los 14 y los 19 años de edad herramientas de orientación vocacional, con el  fin de incentivar en ellos el arraigo al campo.

La Cumbre, Dagua y Restrepo, tres municipios del departamento del Valle del Cauca con los lugares donde se desarrolla este proyecto que ejecuta la Fundación SAREP, como operario de las Escuelas Digitales Campesinas en el Valle del Cauca.

Es así, como se vienen adelantando proyectos que le apuestan a la educación y al emprendimiento, con el objetivo de que los habitantes rurales, especialmente los jóvenes, creen un proyecto de vida que haga productivo a partir del reconocimiento de las riquezas de su tierra. (Le puede interesar: Jóvenes caqueteños construyen su futuro en el campo junto a ACPO)

Todo esto, suma a otras iniciativas que se adelantan por parte de otras organizaciones, y las que también están llevando a cabo las propias comunidades rurales que saben que la base para su desarrollo es la educación. (Le puede interesar: La construcción de paz en Colombia la están liderando los habitantes rurales)

Por: Diana García. Facilitadora Cali ACPO, Valle del Cauca.
Editor: Mónica Lozano. Periodista – Editora.

Transfiguración: Adelanto del Cielo

Por: Andrés Fernando Silva Valero

“Transfiguración” es una palabra que puede parecer extraña si no se sabe qué significa. La Transfiguración se relaciona con una de las fiestas más importantes que tiene la Iglesia Católica, celebrada el 6 de agosto y que fortalece la fe, porque deja en nuestro corazón un deseo enorme de la eternidad, de llegar al Cielo.

En la Biblia, los Evangelios narran la Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo en un monte llamado “Tabor”. Jesús llevó a Pedro, Santiago y Juan, que eran tres de sus apóstoles, a un monte alto y estando en aquel lugar se transfiguró ante ellos, es decir, su apariencia cambió, entonces su rostro se puso tan resplandeciente como el sol y sus vestidos se volvieron tan blancos como la luz. (Mt 17, 1-2)

El momento en que se da la Transfiguración del Señor ante sus apóstoles, estos quedaron llenos de gozo, con una alegría enorme en sus corazones al ver la belleza del Señor y contemplar la hermosura de sus vestiduras que eran de un blanco tan reluciente, que por más que alguien lavara tanto una prenda quedaría así.

¿En qué consistió la Transfiguración?

Es muy importante saber en qué consistió la Transfiguración, pero lo es todavía más, que guardemos en nuestro corazón la alegría que produjo a los apóstoles que Jesús se mostrara así a ellos. Esta alegría, es una alegría que nos llena de esperanza en la Vida Eterna que creemos como católicos, pues tenemos fe en que después de que morimos, no morimos para siempre, sino que Jesús nos espera en la otra Vida con los brazos abiertos, deseoso de que lleguemos a su presencia y vivamos para siempre con Él en el Cielo y lo veamos cara a cara, resplandeciente como lo vieron sus apóstoles en el monte Tabor.

La Transfiguración es un adelanto en la tierra del Cielo que nos espera, pero para llegar a vivir allá, es necesario que luchemos día a día para alcanzarlo, pues no basta solo en desear el Cielo, hay que vivirlo.

Vivir el Cielo es saber cargar con nuestra cruz todos los días, llevar con alegría y fortaleza nuestras tristezas y dolores, para que al encontrarnos con Jesús nos vea dignos de Él y nos reciba con gozo en la Eternidad.

Pesticidas: un riesgo para los productores de arveja en Nariño

En el sur de Nariño, la mitad de los productos utilizados por los agricultores está categorizada toxicológicamente en “peligro moderado”. Pese a ello, se comercializan plaguicidas aún con registro cancelado por generar riesgos para la salud humana y el ambiente.

Con la intención de controlar las plagas, un agricultor de arveja en esta zona del país puede llegar a aplicar hasta 24 agroquímicos por cada ciclo productivo –entre siembra y cosecha–, periodo que dura cerca de cinco meses.

Así lo asegura David Eduardo Álvarez, candidato a doctor en Agroecología de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira. Él, junto a un equipo de investigación  encontraron que la mayoría de los agricultores no utiliza elementos de protección como trajes, gafas, guantes y mascarillas a la hora de aplicar los plaguicidas.

“Los campesinos realizan estas actividades sin la asesoría técnica necesaria y, por ejemplo, aplican los productos cada semana o cada dos semanas en lugar de hacerlo solo cuando la plaga alcanza un umbral de afectación en el cultivo. Además, en muchos casos, no se realiza rotación de productos y las plagas desarrollan resistencia”, asegura.

De hecho, el estudiante recordó que “la Red Internacional de Acción en Plaguicidas considera algunos de estos agroquímicos como “potencialmente cancerígenos” y están prohibidos en la Unión Europea. (Le puede interesar: Los pesticidas están asesinando las abejas en Colombia)

“Hoy en día se produce en el sur de Nariño el 55 % de la arveja que se consume en todo el país. Es un cultivo que, entre otros beneficios, les permite a las mujeres de la zona trabajar y tener una mayor independencia económica, por ser las principales encargadas de recoger la cosecha. Por ello es tan importante velar para mejorar la sustentabilidad de su producción”, explica David Eduardo Álvarez.

Miedo a intoxicarse

Durante el estudio se realizó una serie de talleres participativos con productores de arveja y representantes de gremios y de instituciones académicas del departamento. En estas jornadas, los agricultores manifestaron que las plagas se estaban haciendo más resistentes, lo cual los presionaba a aplicar más productos químicos.

Por otro lado, el 27 % de las personas contó que consumía agua proveniente de aljibes (depósitos subterráneos), la cual es susceptible de contaminación por la filtración al suelo de los excesos de plaguicidas utilizados. “Varios de los participantes expresaron su temor ante los riesgos de intoxicación”, relata el investigador.

Así fue la investigación

Para caracterizar los productos que se utilizaban, el investigador y su equipo de trabajo visitaron 1.067 fincas del sur de Nariño, donde encuestaron a los agricultores. (Le puede interesar: Mariposas: víctimas de la minería en páramos)

De todas las unidades productivas se eligieron 30 del municipio de Ipiales por resultar representativas, y las repartieron en tres grupos de 10. En el primero se encontraban las fincas de entre 1 y 5 hectáreas que contaban con empleados y comercializaban directamente con los centros de acopio; en el segundo las fincas con menos de 1 hectárea, fuerza de trabajo familiar y comercialización a través de intermediarios; y en el tercero fincas también menores a 1 hectárea, con mano de obra familiar, intermediarios y ubicación en laderas.

Los productos que se aplicaban en el primer grupo correspondían a categorías toxicológicas más bajas que en los otros dos, en donde se utilizaban agroquímicos ya prohibidos, por falta de asesoría técnica, detalla el investigador.

“No se trata de castigar el cultivo de arveja sino de llamar la atención de las autoridades para que hagan un mayor seguimiento a las prácticas agrícolas de la región. Trabajar en torno a la arveja sería un buen comienzo, por tratarse de un cultivo muy importante para la reactivación económica de Nariño”, expresa.

Entre 14.000 y 15.000 familias del sur del departamento trabajan en la producción de arveja, en alrededor de 15.000 hectáreas, para una producción de 1.700 toneladas mensuales, según cifras del investigador. El cultivo fue introducido en la región como alternativa para la reconversión cuando la apertura económica afectó la rentabilidad del trigo y la cebada.

En el estudio también trabajaron los investigadores Julián Marcelo Acosta, Camilo Andrés Huertas e Iván Ortiz Cabrera.

Por: Agencia de Noticias UN
Editor: Mónica Lozano. Editora – Periodista.

De la ciudad al campo: un cuento con base en el trueque

Se despierta Leandro de ocho años en la vereda Resguardo Alto de Choachi, y le dice a su abuela, abuela si yo logro una bici en el trueque, yo le doy a usted cien besos. A la misma hora una mamá despierta a un joven de doce años en Bogotá regañándolo porque la casa estaba llena de pulgas por un perro callejero que el trajo, y le dice que se metió en el depósito del edificio a buscar remedio para las pulgas, y se tropezó con la bici que tiene ahí en el piso. Él dice – «ma, ya me queda chiquita.» Descubren que hay trueque en Choachi.

Meten la bici en el baúl y recorren esa carretera hermosa. Leandro, sabe que es intercambio y que tiene que llevar algo. Toma una planta que encuentra a la salida de su casa, con tan buena suerte que es una planta de altamisa. La altamisa espanta las pulgas. Intercambia la planta por la bici, y resuelve sus problemas, se deshace de la bici, se deshace de las pulgas, se deshace de la cantaleta de su madre y logra conservar su perro. Leandro logra su primera bici. Y la abuelita recibe cien besos.

Nuevo trueque en Chocachí

Vine a Choachí hace 9 años, y es difícil pensar que a las espaldas de Bogotá y a tan solo 60 minutos, una naturaleza maravillosa junto a una comunidad de la que me enamoré, puedan darnos un ejemplo de convivencia.

Juntos organizamos hace nueve años la primera jornada de trueque urbano rural en Choachí. Es un espacio de encuentro donde más de 1000 personas intercambian mano a mano sus bienes y servicios; mientras la gente de la ciudad trae sus cosas, la del campo espera con sus productos y frutos de la tierra.  La próxima cita será el próximo 12 agosto en el parque principal de Choachi.

Este encuentro es posible gracias a la generosidad de una red de voluntarios que buscamos que crezca, permitiéndonos unir el campo y la ciudad.  Somos conscientes que el cuento que no contamos, no cuenta y que hay un enorme potencial de réplicabilidad en otros municipios de esta idea.

Para mayor información puede contactarse al 315-871-7207 «construyamos juntos sin dinero ni licor un espacio donde la ciudad vaya al encuentro del campo y contribuir así, a vivir un país en paz».

Por: Pedro Medina
Ideas Poderosas: Twitter: @yccpedro
Inspiración: www.yocreoencolombia.com

Sumak Kawsay: los 13 principios del buen vivir

El Sumak Kawsay o buen vivir es para los pueblos indígenas de Ecuador y Bolivia “la vida en plenitud”. Además de ser su proyecto histórico y político, este saber tradicional tiene que ver con saber vivir en armonía y equilibrio; en armonía con la tierra, el cosmos, la vida e historia, y en equilibrio con toda existencia.

Sumak Kawsay, es precisamente la vía y horizonte de todas las comunidades. Se debe aprender primero a vivir y luego a convivir. No se puede alcanzar a vivir bien si los demás viven mal. De esta manera, vivir bien significa comprender y reconocer que el detrimento de todos los seres, es el deterioro de todo el conjunto.

“Plantea, además, una forma de relacionamiento diferente entre seres humanos en la que la individualidad egoísta debe someterse a un principio de responsabilidad social y compromiso ético, y un relacionamiento con la naturaleza en la cual ésta es reconocida como parte fundamental de la ‘socialidad’ humana”, refiere Pablo Dávalos, Economista y radical libre de Ecuador, en su ensayo “Cuestiones sobre el Sumay Kawsay”.

La invitación de esta práctica, aunque no tenga jurisdicción en Colombia, ni tampoco haga parte de un modelo de desarrollo reconocido por otros gobiernos del cono sur, es asumir un saber rescatado para el desarrollo colectivo del ser humano y su intención por llevar una vida armónica, pero respaldada por valores éticos.

Fernando Huanacuni Mamani, activista, Político indígena y en la actualidad Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, expone los 13 principios del Sumak Kawsay  se pueden en práctica para lograr un buen vivir:

Suma Manq’ aña (saber comer)

Es importante elegir alimentos sanos para consumir. En la cosmovisión andina todo vive y necesita alimento, por esta razón es que a través de ofrendas se da alimento a la Madre Tierra, a las montañas y a los ríos. Esta misma provee los alimentos requeridos, por eso se deben comer los víveres de la época, del tiempo y el alimento del lugar.

Suma Umaña (saber beber)

Antes de beber se inicia con la ch’alla, dando de beber a la Pachamama, a los achochillas, a las awichas. Beber, tomar, ch’allar completarse, entrar al corazón, sacar del corazón y emerger del corazón para fluir y caminar como el rio (chuymar montaña, chuymat apsuña, chuymat sartaña jawirjam sarantañaki).

Suma Thokoña (saber danzar)

Entrar en relación y conexión cosmotelúrica (definir). Toda actividad debe realizarse con dimensión espiritual.

Suma Ikiña (saber dormir)

Se tiene que dormir dos días, es decir; dormir antes de la media noche, para tener las dos energías; la de la noche y la de la mañana siguiente. En el hemisferio sur se tiene que dormir con la cabeza al norte y los pies al sur, en el hemisferio norte la cabeza al sur y los pies al norte.

Suma Irnakaña (saber trabajar)

Para el indígena originario el trabajo no es sufrimiento, es alegría. Se debe trabajar con pasión, intensamente (sinti pacha).

Suma Lupiña (Saber meditar)

Entrar en un proceso de introspección. El silencio equilibra y armoniza, por lo tanto, el equilibrio se restablece a través del silencio personal y se conecta al equilibrio y silencio del entorno. La consecuencia de esta interacción germina la calma y la tranquilidad.

Suma Amuyaña (saber pensar)

Es la reflexión, no sólo desde lo racional sino desde el sentir; uno de los principios aymaras dice: “sin perder la razón, caminemos la senda del corazón”.

Suma Munaña, Munayasiña (saber amar y ser amado)

Un proceso complementario, el respeto a todo lo que existe genera una relación armónica.

Suma Ist’ aña (saber escuchar)

En aymara ist’aña, no sólo es escuchar con los oídos; es percibir, sentir, escuchar con todo el cuerpo; si todo vive, todo habla bien.

Suma Aruskipaña (hablar bien)

Antes de hablar hay que sentir y pensar bien. Hablar bien denota hablar para construir. Para alentar, para aportar. Todo lo que se habla se escribe en los corazones de quienes los escuchan, a veces es difícil borrar el efecto de algunas palabras; es por eso que se debe hablar bien.

Suma Samkasiña (saber soñar)

Todo parte desde el sueño; un inicio de la realidad. A través del sueño se percibe la vida. Soñar es proyectar la vida.

Suma Sarnaqaña (saber caminar)

No existe el cansancio para quien sabe caminar. Se debe estar consciente de que no se camina solo; se camina junto al viento, junto a la Madre Tierra, con el sol, con los ancestros y otros seres. (Le puede interesar: La cosmovisión indígena podría salvar el planeta tierra)

Suma Churaña, Suma Katukaña (saber dar y saber recibir)

Reconocer que la vida es la unión de muchos seres y fuerzas. En la vida todo fluye: se recibe y se da; la interacción de las dos fuerzas genera vida. Hay que saber dar con dicha y dar agradecimiento por todo lo que se recibe.

Por: Andrés Neira. Periodista.
Editor: Mónica Lozano. Editora – Periodista.

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