Las mujeres estaban con vestido hasta los tobillos, mangas hasta las muñecas, pañoletas sobre los hombros y otras sobre la cabeza que se sujetaban con una corona que reviste con cintas de colores. Los hombres –defensores de la tierra con su propia vida–, empuñan el bastón de la guardia indígena, tallado en madera de chonta y adornado con cintas de colores atractivos. Sus rostros estaban pintados de diferentes diseños, como distintivo de la identidad social y cultural de quien las lleva.
“¡Qué viva la guardia Embera Chami y Embera Katio en Bogotá!”, alentaba uno de los líderes de la guardia, «¡Qué viva!”, respondió en arenga el resto de la comunidad Embera, además de los habitantes de la la ciudad y algunos extranjeros que se agolparon en la Plaza de Bolívar de la Bogotá.
Estos distintivos adornaron el pasado domingo 29 de julio, la plaza más importante del país gracias a la Minga realizada por pueblos indígenas Embera. Una reunión solidaria en Bogotá de comunidades provenientes de los departamentos de Risaralda y Chocó que se encuentran en condición de desplazamiento a causa del conflicto armado, pero que encontraron colectivamente estrategias para mejorar sus condiciones de vida. Al menos 1000 personas de esta comunidad participaron bajo la premisa “Somos más que una comunidad habitando las calles, somos oro vivo”.
“Agradezco mucho, porque esta Minga para nosotros los Embera tiene muchas posibilidades. Posibilidades para las mujeres, los que andan en la calle, los que son desplazados… soy una mujer muy valiosa, porque las mujeres trabajamos, las mujeres somos madres de la tierra”, afirmó Olivia Charicha Dosabia, líder de la comunidad Embera Katio de Risaralda durante la presentación del encuentro.
Durante el evento hubo actividades culturales, tales como recordar la historia del pueblo Embera, hubo deporte, danzas típicas de la comunidad y también amenizaron el espacio bandas musicales. Asimismo, se brindó un espacio para que estas comunidades, con el apoyo financiero de ciudadanos e instituciones, puedan autosolventarse con la producción y venta de artesanías.
“Solicitamos el apoyo de varias entidades, pero finalmente fue la Alcaldía Distrital, prestándonos el sitio; la Alcaldía Local de La Candelaria, la que nos ayudó con la tarima y la planta de sonido, entre otros. Igualmente tuvimos dificultades porque no se pudo conseguir los baños, no se pudo conseguir la donación de alimentación con la inicialmente contábamos”, aseguró Jennifer Villagran, docente y organizadora de la Minga.
Esta es la primera Minga que realiza esta comunidad en Bogotá, pero antes de preparar una próxima jornada, “vamos a hacer el análisis para medir qué tan pertinente fue, para luego proyectar como empezar a recoger esa base productiva. La idea es hacer un banco de material, en donde si ellos no tienen dinero para comprar chaquira (materia para la elaboración de artesanías), pues puedan acudir a nosotros…y puedan trabajar”, agrega Villagran.
Los Embera en Bogotá
Gran parte de esta población indígena vive en sectores aledaños al 20 de Julio, San Bernardo, Las Cruces y La favorita en Bogotá, barrios donde la prostitución, la venta de drogas y personas en situación de calle no es un secreto a voces.
La capital ha sido uno de los epicentros a donde esta comunidad decide migrar, todo por el conflicto armado que ha flagelado durante años sus lugares de origen y ante la ausencia del Estado. Actualmente disidencias de las Farc, guerrilla del ELN y grupos neoparamilitares hacen presencia en sus territorios, por lo que parece que para ellos la paz aún no ha llegado.
Los Embera tienen presencia en los departamentos de Chocó, Risaralda y Antioquia, pero se dividen en tres familias: Embera Dovida, Embera Chami y Embera Katio, comunidades caracterizadas por sus prácticas de caza, pesca y trabajos artesanales.
Por: Andrés Neira. Periodista.
Editor: Mónica Lozano. Periodista – Editora.
A mi me da mucha pena, pero el hecho de que utilicen a sus hijos para generar lastima y luego cambien lo que les dan las personas de buen corazón por dinero, más me enfurece Y peor aún cuando llevan a los niño moribundos. Allí es donde si debería entrar las entidades a vigilar un proteger los derechos de la niñez.