Cinco años después de la firma del Acuerdo de Paz entre la extinta guerrilla FARC -EP y el Estado colombiano, ha existido un arduo trabajo humanitario con los excombatientes para erradicar las minas antipersonales que fueron instaladas en pleno auge del conflicto armado. Con el objetivo de generar confianza, se inició un plan piloto entre el año 2015 y 2016 para realizar un desminado y limpieza del territorio en beneficio de las comunidades.
Con esta visión surge HUMANICEMOS DH, una Organización Civil de Desminado Humanitario integrada por personas en proceso de reincorporación, cuya labor consiste en aprovechar sus conocimientos en capacidad operacional, gestión eficiente, adopción de los más altos estándares de calidad, participación activa y sus alianzas con diversos actores del sector y la sociedad civil, para promover iniciativas de desarrollo social para la consolidación de la paz y la reconciliación.
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Esta labor social ha generado que Colombia sea un referente internacional en la acción integral contra las minas antipersonas. Según cifras oficiales del Departamento Nacional de Estadística – DANE, en el 2016 se tenía una estimación de qué 715 municipios estaban contaminados con estos artefactos. Hoy en día, 456 están libres de sospecha de presencia de minas.
Marcela Moreno, miembro de la organización y líder en educación en el riesgo de minas comentó cómo surgió este proyecto: “A partir 2017 se empieza a gestar la idea de crear una organización de desminado humanitario, conformada y liderada por excombatientes, gracias a la Unión Europea comenzamos todas las fases. El Gobierno Nacional en el 2018 nos asignó tres zonas del municipio La Montañita, en el 2020 nos asignaron el municipio de Solita y este año nos asignaron otra zona del municipio de Solita”.
Por su parte, German Balanta, socio fundador y gerente técnico de la organización, argumenta que este proceso de desminado humanitario implica unos estándares de calidad muy altos, por ello, todo el personal tiene que estar muy preparado y certificado. Gracias al entrenamiento de la Oficina de las Naciones Unidas para el Servicio de Acción contra Minas de las Naciones Unidas – UNMAS.
“Son varios pasos, el primero es el estudio técnico y el diagnóstico que se le hace al terreno para identificar donde hay contaminación, el segundo paso es un proceso de marcación o georreferenciación; el tercer paso es el despeje manual por medio de excavaciones y por último se procede a la destrucción del artefacto y se les entrega a las comunidades esas tierras libres de sospechas de minas” afirmó.
Balanta defiende el proyecto porque permite que los excombatientes tengan un empleo, realicen sus proyectos de vida y tengan la oportunidad de formarse para ejercer otro tipo de labores, diferentes al desminado. Adicional a esto, explica que tienen una amplia participación de mujeres, sin embargo, enfrentan la problemática de que muchas de estas trabajadoras han tenido que abandonar el proyecto porque no cuentan con un centro de cuidado para sus hijos.
Por: Juan Camilo Bonilla Osorio. Periodista voluntario.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.