El conflicto armado y el desplazamiento forzado que históricamente ha vivido Colombia, ha afectado principalmente a los habitantes rurales, quienes enfrentan la consecuencia directa del poco acceso a oportunidades en materia de educación. Razón por la que víctimas y excombatientes se sienten en desventaja ante otras poblaciones.
Frente a esta situación, las comunidades y entidades competentes deben reconocer la importancia de la educación como una puerta directa a la inclusión e igualdad social, la cual está directamente relacionada con poder construir una sociedad más tolerante y respetuosa con las diferencias existentes.
También se requiere de la creación de condiciones óptimas para que toda persona, independientemente de su pasado o condición física, tenga la oportunidad de alcanzar progreso y bienestar a través del acceso a nuevos espacios que permitan cerrar las brechas existentes.
Un ejemplo de ello fue el evento de graduación que se llevó a cabo recientemente en el Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación – AETCR Las Brisas, Chocó, en el que 18 personas se certificaron en el Técnico en Cultivos Agrícolas, impartido por el SENA y gestionado por la Agencia para la Reincorporación y Normalización – ARN.
Es de resaltar que este grupo estuvo conformado por 8 excombatientes y 10 personas de la comunidad aledaña, incluida una persona en condición de discapacidad. Gracias a este tipo de programas educativos, no solo se demuestra que sí es posible garantizar el acceso a este derecho en todas las poblaciones, sino que se aporta a la construcción de paz.
Por: Yeimy Oyola Vides. Facilitadora educativa del proyecto MIA.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.