jueves, noviembre 21, 2024
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Sonidos de Paz, cantos de una niñez que busca la reconciliación

Sonidos de Paz es un disco de 5 canciones que recoge los cantos de niñas y niños hijos de excombatientes y de la comunidad aledaña del AETCR Antonio Nariño, en Icononzo, Tolima. El resultado de la ilusión de este grupo musical por compartir con Colombia su mensaje transformador.

El pasado 21 de septiembre, Día Internacional de la Paz, se hizo el lanzamiento de “Sonidos de la Paz”, un producto discográfico donde los niños y  niñas pertenecientes al Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reconciliación – AETCR Antonio Nariño, en el municipio de Icononzo, Tolima, están aportando a los procesos de construcción de paz. Con esperanzas y sueños, ellos quieren seguir sanando las heridas que ha dejado el conflicto armado en su territorio y en todo el país a través de la música.

Esta apuesta, hace parte de los esfuerzos de la Escuela de Música Semillas de Reconciliación que con el tiempo se ha ido nutriendo de los liderazgos comunitarios del Tolima. La producción fue realizada en Bogotá a finales del año 2020 y tiene la compilación de cinco canciones: Sonidos de la Paz, Vivo en un País,  Susurros de Aguas Profundas, Oxígeno y Caminante. En su mayoría compuestas por la Escuela a excepción de Vivo en un País, compuesta originalmente por Víctor Hugo Reina Rivera. 

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El disco se encuentra disponible en la plataforma digital BandCamp y con los fondos recaudados se busca generar un pago permanente para los docentes y así mismo el sostenimiento de la Escuela, que nació en el 2019 como iniciativa de Angie Juliana Zambrano y  con la ayuda de otros excombatientes.

Con el apoyo de la Embajada de Noruega en Colombia, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – PNUD y la Misión de Verificación de las Naciones Unidas, se logró construir la Escuela con donaciones económicas y de instrumentos musicales como organetas, guitarras, xilófonos, flautas, percusiones, entre otros. Además, este trabajo permitió realizar intercambios culturales con otros actores sociales que también trabajan por la construcción de paz en Colombia.

Según el profesor Jerson Rojas “aquí vienen personas de todas las edades y aprendemos las unas de las otras. Recuerdo que cuando me metí en el proyecto, empecé a leer libros. Me enteré que hubo dos masacres, en 2001 y 2005, y eso me ha inspirado a moldear esto como un proyecto de vida para mí y las víctimas”.

Apoyar este tipo de iniciativas culturales es indispensable, ya que desde la niñez se generan posibilidades para que las comunidades en proceso de reincorporación tenga herramientas necesarias para transformar su realidad y la de sus territorios. 

 

Por: Juan Camilo Bonilla Osorio. Periodista voluntario.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

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