Las comunidades indígenas de Corinto en el Cauca continúan cumpliendo con el mandato ancestral de la liberación de la Madre Tierra, convocando a todo el pueblo del norte del Cauca a participar de las diferentes mingas de sembrados.
Por: Jose David Castro
Facilitador de las EDC de Valle del Cauca y Cauca
La comunidad de Corinto en el Norte del departamento del Cauca continúa concentrada pacíficamente en las haciendas que hoy son propiedad del Ingenio Incauca, acompañados de otros cabildos como Jambaló, Toribío, Tacueyó, entre otros que siguen sumándose a su lucha.
Continúan, a pesar de las dificultades propias de estas situaciones, como la falta de víveres, el hambre, entre otras necesidades. Sin embargo siguen fuertes y con ánimo, dispuestos a permanecer allí por tiempo indefinido y han decidido las condiciones en que entrarán en diálogo con el gobierno.
Las comunidades han ido adelantando el corte de la caña y para esta minga ya tenían lotes sembrado y otros listos para recibir las semillas.
Comenta un representante de la comunidad indígena en entrevista a un diario que maneja este tipo de temas que “La gente sabía que aquí se vino a sembrar y han estado trayendo muchos colinos de plátano, semilla de yuca, semilla de maíz. Ya hemos sembrado 10 arrobas de maíz, se puede ver ya el plátano y el frijol creciendo… La gente está muy entusiasmada y aquí se va a quedar”
La minga de sembrado es uno de los momentos más importantes del proceso de liberación de la madre tierra porque es aquí donde se hace práctico ese objetivo de devolverle el equilibrio a la madre tierra a través de la limpieza y el cultivo de semillas orgánicas y variadas.
“La gente está viviendo acorralada en los altos de las montañas, prácticamente vive colgada de los barrancos, a la intemperie, con la tierra agrietada; con todas las necesidades. Pero aparte de eso está hacinada en sitios que son de reserva como los páramos. Nosotros queremos volver a la parte plana porque estos territorios les pertenecieron a nuestros antepasados. La liberación la queremos hacer no sólo desintoxicando la tierra de los monocultivos sino conservando los humedales y los ojos de agua que están en los páramos. De que volvamos a la parte plana también depende el rescate del equilibrio de la Madre Tierra”, explicó un guardia indígena de Corinto.