Existen conceptos para los que no hacen falta palabras para definirlos, resulta más sencillo pensar en imágenes, momentos o personas para precisar los significados. En Buenaventura, la resistencia posee rostros, pieles, intenciones y sueños que no recuerdan que en el bello puerto del mar no todo está perdido, la esperanza y la lucha afrodescendiente sigue.
Los jóvenes reflejan sueños infinitos, y la persistencia para salir adelante sin importar las circunstancias desfavorables. Cada uno representa las miles de historias de los rincones de Buenaventura, estas se convierten en el motivo para seguir reclamando y exigiendo sus derechos como acto de solidaridad y servicio.
Naciones enteras han demostrado que no es imposible, alrededor del mundo ciudades gigantescas se han hecho pequeñas cuando de caminarlas gritando se trata. Pequeños pueblos, comunidades y minorías han hecho que sus voces hagan vibrar los oídos sordos de la inconsciencia y la desconsideración.
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Estos jóvenes a través de la cultura, el deporte, las acciones pacifistas y de muchas otras maneras, pretenden dejar sus huellas como responsabilidad para construir un territorio con posibilidades diferentes, donde quepan todas las ideas, donde las oportunidades sobren y haya espacio para los sueños.
Estos rostros con sus expresiones, sus motivos, sus cicatrices, sus ojos capaces de ver más allá de cualquier vulnerabilidad, de la impotencia, del enojo, y con sus labios capaces de gritar lo que nadie quiere oír; esas caras bellas por su esencia son la representación más digna, más perfecta y precisa del cambio.
Por: Lina María Hurtado. Facilitadora del proyecto Comunicar y Proteger la Paz.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.