El oso andino sigue habitando los ecosistemas colombianos

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El oso andino, o también llamado oso de anteojos, es un animal esencial para la supervivencia de otras especies. Está en vía de extinción, pero aún habita un 74% de los 4.117 kilómetros cuadrados de los Parques Nacionales Naturales de Tatamá, Farallones y Munchique en el Valle del Cauca.

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Oso de anteojos. Foto: Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca.

El proyecto ‘Conservamos la vida’, es una alianza público-privada en pro de la conservación del oso andino, conformada por la Fundación de Grupo Argos, Parques Nacionales Naturales de Colombia, Wildlife Conservation Society – WCS, la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca – CVC,  Celsia, la Fundación Smurfit y la Fundación Mario Santo Domingo.

La alianza definió que en las zonas más intervenidas de parques mencionados aún hay bastantes osos de anteojos. Esto quiere decir que puede asegurarse la supervivencia de la especie, si se mantienen y se conservan de manera correcta las distintas áreas que han sido intervenidas. De la misma forma, las que aún no han sido intervenidas, ya que estas áreas hacen parte del hábitat del oso andino y de otras especies.

A pesar de que esta zona ha sido bastante intervenida, conserva todo el potencial para llegar a ser un corredor ecológico que puede contrarrestar la fragmentación de los ecosistemas, y a su vez, mitigar los impactos que ya se han causado. (Lea: No para el tráfico de animales silvestres en el país)

El área donde aún habita el oso andino es semejante al departamento de Risaralda. Esto refleja que las demás poblaciones de osos están en buen estado. Sin embargo, se observó que la presencia de ganado bovino en un 25% del territorio, la tala selectiva de árboles, los incendios forestales y la minería, afectan considerablemente la supervivencia de la especie.

Además, se descubrió que un 81% de los predios analizados desarrollan actividades que pueden afectar la presencia del oso andino. No obstante, el 44% de los mismos, se ha comprometido a mejorar sus prácticas productivas para reducir los impactos.

Por otro lado, se evidenció que el oso andino no aparece en lugares donde hay presencia de ganado, ya que huyen de su hábitat cuando se sienten invadidos por las distintas actividades humanas. Normalmente, los osos tienden a vivir en áreas con mayor cobertura de bosque.

Concertar con las comunidades e implementar buenas prácticas productivas permite la restauración ecológica de las áreas ya degradadas. Esta es una invitación a seguir protegiendo los territorios de los osos de anteojos con el fin de evitar su desaparición definitiva.

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