Amenazada por la minería, la ganadería y el turismo, la palma de cera cumple 31 años de ser proclamada como símbolo patrio
A pesar de aparecer en el nuevo billete de cien mil pesos y de haber sido proclamada el 16 de septiembre de 1985 como árbol nacional durante el gobierno del presidente Belisario Betancur, la palma de cera, la más alta del mundo con 52 metros de alto, no tiene un presente nada glorioso.
Una de las principales amenazas que enfrenta son las exploraciones mineras cercanas al Valle del Cocora, una de las regiones del país donde se encuentran la mayoría de estos árboles. A la Agencia Nacional Minera (ANM) llegaron varias propuestas para desarrollar la minería de oro y platino en estos terrenos.
Si bien estos títulos no fueron aprobados, a raíz de esta noticia la Corporación Autónoma Regional del Quindío (CRQ) solicitó la creación de un corredor biológico, el cual será financiado por el Ministerio de Ambiente y será conocido como ‘La ruta de la palma de cera’.
La propuesta para la conservación del Valle del Cocora también fue aprobada por el Instituto Humboldt y los estudios para la creación de la reserva serán realizados por la Academia de Ciencias Exactas Físicas y Naturales. Sin embargo, algunos habitantes se rehúsan a que en sus terrenos se siembre la palma puesto que piensan que una vez sea declarada como santuario, éstos se tornarán intocables. Por ahora hace falta trabajo de concertación con las comunidades.
Otra de las razones para la baja población de la palma de cera, es que, según dijo el biólogo Rodrigo Bernal en declaraciones al diario El Tiempo, las palmas están muriendo de viejas, llegan a vivir hasta 100 años y la ganadería está arrasando con las semillas que caen de ellas. Es necesario tener en cuenta que estos árboles tienen un sistema de regeneración muy lento. Además, su hábitat se ha reducido en un 50% en los últimos dos siglos.
Por otro lado, el turismo, a pesar de atraer visitantes e inversión a la región, también representa un peligro para el símbolo nacional ya que hay muchos restaurantes y parqueaderos cercanos a las áreas que se quieren proteger y que suponen un gran impacto ambiental. Por el momento el municipio restringió la entrada de buses que tengan más de 10,9 metros de longitud y en el futuro se quiere instalar un peaje en la entrada del Valle.
Esta semana se celebrará en Salento la primera ‘Semana de la palma de cera’, con la que se busca generar conciencia en los habitantes de la gran importancia que tiene la palma más alta del mundo. A través de siembras, talleres educativos y desfiles los funcionarios de la Alcaldía y de la CRQ quieren que la comunidad trabaje y se preocupe por la conservación de la palma.
Aparte de su importancia como símbolo nacional, la palma de cera también es vital para la existencia del loro orejiamarillo, un pájaro que utiliza este árbol para alimentarse y para anidar. Según datos oficiales de la Fundación ProAves, para el año 2005 sólo quedaban 533 loros de esta especie en Colombia.