miércoles, octubre 2, 2024
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La maloca, un hábitat indígena de conocimiento y conexión con el universo

Se trata del espacio donde las comunidades indígenas realizan una serie de actividades que fortalecen los conocimientos y relaciones entre el hombre y el universo. En su totalidad es una estructura física y simbólica que narra el amor por la Madre Tierra.

A plena vista la maloca es una gran casa comunal creada y habitada por comunidades indígenas, cuyas paredes están hechas en madera y el techo es un tejido enorme de hoja de palma. Pero lo que se desconoce es que esta vivienda representa para las comunidades que la habitan un espacio sagrado de conexión profunda con el universo, en donde se establecen relaciones de reconocimiento y respeto con todo lo que los rodea, en este lugar que vendría siendo el útero de la madre tierra.

Según la investigación realizada por  Martin Von Hildebrand sobre la cosmología y mitología en la Amazonía colombiana, en la parte más alta de la maloca se encuentra un espacio formado por cuatro vigas centrales que representa el mundo del conocimiento, área reservada para la reflexión masculina. El segundo espacio que une las dos vigas menores o pilares es considerado el mundo de la música, y el espacio que existe entre dichos pilares y el borde exterior representa un espacio para la ritualidad, el baile y la realización de actividades cotidianas.

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Una parte de este espacio ubicado entre las vigas menores y el exterior representa las alianzas masculino – femenina, es decir el matrimonio de los hombres de esa maloca con mujeres de otra o de otros grupos étnicos. Así mismo, la parte de afuera también tiene un valor simbólico y está relacionado con la conexión con la madre tierra que es custodiada por diversos guardianes espirituales.

La estructura y ubicación de la maloca depende de los saberes y relaciones de la comunidad indígena, pues ya sea circular o rectangular su construcción será una manifestación de las historias mitológicas que de generación en generación se han compartido. Sin embargo, ambos tipos de maloca tienen en común las claraboyas que permiten una lectura del tiempo, pues por estos agujeros entran los rayos del sol que al transcurrir el día realizan un recorrido por el piso y las paredes dando aviso de los momentos del día.

Así mismo, estos recorridos de los rayos del sol posibilita el registro de  los solsticios, que son momentos del año en los que el sol alcanza su mayor o menor altura en el cielo haciendo que la duración del día o de la noche sean las máximas de todo el año, lo que les permite llevar la cuenta de las estaciones para determinar el desarrollo de sus cultivos.

Cabe mencionar que, estos centros de conocimiento y las actividades ancestrales que allí  se realizan se encuentran al borde de la desaparición a causa de los efectos del cambio climático y la falta de reconocimiento hacia estos pueblos como los guardianes de la historia y de la vida.

Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

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