Las múltiples dimensiones de la corrupción
Por: Hernando Toro Rivas Directivo de ASOACPO
La corrupción tiene sus dimensiones. Al aludirlo como flagelo social se reconoce que le son sinónimos la descomposición, la putrefacción, la depravación, la perversión, el vicio, el abuso, la corruptela y la corruptibilidad.
Perplejo queda el ánimo cuando se analizan uno y otro de estos términos que nos ubican en un país putrefacto en las costumbres, especialmente depravada la moral social, enviciada, abusada, deshilachada la ética y los valores ínclitos del pueblo.
Aún más atónito es ver cómo se escurren los políticos en sus tramas y engaños; de una Corte Suprema de Justicia llamada a ser “pulcra”, y que se encuentra subjudíce por los escándalos que avergüenzan, cuando los propios magistrados tienen entre sí las pruebas del tráfico de influencias que han tolerado y que han permitido porque llevan implícitos los arreglos económicos para fallar los procesos de mayor envergadura y conmoción, y donde todos son cómplices y autores inmediatos y mediatos de las prebendas y de los malabarismos jurídicos que concluyen por oscurecer la figura indómita de la JUSTICIA con esa balanza que exhibe y representa la probidad, la honestidad, la profesionalidad, la ética y la moral.
Hay corrupción en las altas esferas del poder público; corrupción en todos los demás ámbitos de la actividad profesional. Qué lástima que todo hoy en día tenga el signo pesos ($) para transar y negociar, pagar estipendios, pagar favores, pagar por llenar unos formularios donde se aplicarán conceptos de solidaridad para dilapidar recursos del estado y engullirse los presupuestos que socavan la dignidad humana.
Colombia es una tragedia por la corrupción que la invade. Un virus “intocable” porque como todos se encubren para protegerse no tenemos ni fiscalía ni procuraduría ni contraloría que le ponga dique a este fenómeno y lleve a la cárcel a sus malversadores e inescrupulosos. Sociedad atacada, realmente, por la inmoralidad.
Qué mal ejemplo para las generaciones que nos han de relevar si todas las enseñanzas a recibir, desde la niñez hasta terminar estudios superiores, estarán preñados de corrupción.
¡Oh desfachatez de país, Dios Mío!