El Chocolate es uno de los comestibles más antiguos del mundo y es del gusto de millones de personas. Ahora, más que nunca, está dando de qué hablar y todo porque logró conseguir desterrar el mito que le atribuían; un producto perjudicial para la salud.
Son más los estudios que demuestran los múltiples beneficios y cualidades que trae el consumo chocolate para la salud. De igual forma, cada vez son más los médicos, dietistas y nutricionistas que recomiendan su consumo diario, pero como todo, con moderación y hasta que no se demuestre lo contrario.
Presentes en la mesa de los colombianos, en gramos, en barra, en forma de bombón o como cubierta de un pastel, es un alimento con diversas formas de presentación en el mercado, pero todas agradables para el gusto de cualquier paladar. (Le puede interesar: El maracuyá, la fresa y el mortiño, esenciales para nuestra salud)
Conozca los beneficios de su consumo
Rico en magnesio: el cacao es un producto rico en magnesio, lo que lo convierte en un alimento ideal para deportista. Ayuda al fortalecimiento muscular y es un aporte energético constante que favorece la actividad física.
Rico en antioxidantes: uno de los principales valores de este producto es su riqueza en antioxidantes, que protegen al organismo frente a los radicales libres, que son los causantes de los procesos de envejecimiento y enfermedad de las células.
Reduce el colesterol: otro de los grandes beneficios que han llevado al chocolate a una segunda juventud son los estudios que demuestran que su consumo, moderado, ayuda a reducir el colesterol. El cacao tiene un alto porcentaje en ácido oleico que disminuye el colesterol malo y eleva el bueno.
Bueno para el corazón: médicos y dietistas están empezando a recomendar el cacao a sus pacientes para ayudar a reducir los accidentes cardiovasculares, su alto contenido de fibra y vitamina E, lo avala.
Rico en hierro: el chocolate contiene más hierro que las lentejas. También, vitaminas del grupo B, como otra de las grandes características, gracias al proceso de fermentación al que este se somete en países productores.
No produce caries: el cacao es un producto que no se queda en la boca, y al no permanecer, no genera las condiciones necesarias para que se produzcan caries
No provoca acné: uno de los principales miedos de los adolescentes a la hora de enfrentarse a una tableta de chocolate. Sin embargo, no existen evidencias científicas que demuestren alguna vinculación entre el consumo de cacao y la aparición de acné.
María, Gabriela y Blanca son las menores de una familia de seis hermanos. Nacieron en la vereda La Trinidad, y allí, junto a su madre, aprendieron las minucias de las artes culinarias, replicando las recetas que ella preparaba para la familia y experimentando con los ingredientes que brotaban de la huerta. Doña Rosa Gutiérrez legó en María, Gabriela y Blanca el gusto por la cocina mediante recetas, como la de los indios, que también ella había aprendido de doña Trina, su madre.
Hace unos pocos años este trío de hermanas emprendieron un proyecto gastronómico impulsado por el deseo de darle vida a aquellas recetas del mundo campesino, compuestas por ingredientes que nos son propios de los boyacenses, pero que cada vez están menos en nuestra mesa. Una de esas recetas son los indios, pese a ser reconocidos como oriundos de Sotaquirá, en La Trinidad tienen su propio sabor, y su propio nombre, pues se les conoce como Pepes.
Ingredientes para 10 platos
1 libra de harina de maíz
½ libra de tocino
½ libra de costilla
½ libra de frijol verde
½ libra de habas verdes
1 libra de papa sabanera pequeña
1 gallina (criolla)
1 cebolla larga
4 dientes de ajo
1 zanahoria
½ libra de carne molida (opcional)
Perejil
Cilantro
Sal
Hojas de col
Pizca de color
Preparación
Se parte el tocino en cubos pequeños y se sofríe en su propia grasa mientras se va agregando abundante perejil, ajo y cebolla hasta que queden bien dorados. En ese momento, si se desea se puede agregar carne molida al sofrito, para acentuar el sabor. Ese sofrito se agrega a un recipiente donde está la harina de maíz, zanahoria rayada, calabaza picada, una pizca de color, sal y ajo. La grasa que ha soltado el tocino irá mojando la harina mientras vamos amasando, permitiendo que se incorporen los demás ingredientes hasta el punto que la masa esté suave y consistente, que se deje moldear, ni muy húmeda, ni muy seca.
A continuación, se lavan las hojas de col y se disponen junto al recipiente donde está la masa. Se van tomando pequeñas porciones de masa que van al centro de la hoja. Esta se dobla en dos partes, por la mitad, mientras se va extendiendo la masa con la yema de los dedos a lo largo de la hoja; y al llegar al borde de esta se va presionando para unir los bordes y así tener los Pepes. La clave, en este punto, está en que la masa quede bien distribuida en la hoja, y que no quede muy gruesa. A la vez se debe ir pelando la papa, y alistando el haba, el frijol y la gallina despresada para tenerla lista para llevarla a la olla junto con los Pepes.
Mientras tanto en una olla grande se agrega una base de agua con sal y cebolla, suficiente para que cubra la costilla que se extiende en el fondo de esta, formando una cama con el fin de que los pepes no se peguen. La costilla se va cocinando a buen fuego, y cuando el agua está hirviendo se van poniendo una sobre otra las hojas de col rellenas de masa. Al disponer las hojas en la olla se debe ir formando dejando entre estas hueco, por donde se introduce después de puestos los Pepes la papa, el frijol, la arveja y la gallina (respetando este orden). Ese hueco también es importante para facilitar el momento se servir, para evitar que las hojas se partan y poder ir sacando de todos los ingredientes a la vez. Después de este tiempo estarán listos los pepes para servir.
Ají
En esta preparación es fundamental el ají preparado mientras se cocinan los pepes. En un recipiente se mezclan cuadritos pequeños tomate, cebolla, cilantro, sal y ají. Por otro lado, se pela y pica en rodajas calabaza que se agrega como una última capa a la olla donde se van a cocinar los indios, justo antes de tapar la olla. Una vez se ha cocido todo y se destapa la olla para servir, la calabaza cocinada se retira y se agrega a la mezcla de aliños que habíamos preparado. Así obtendremos el acompañante infaltable de los indios boyacenses, el ají.
Al servir
Es ideal servir los pepes en cazuela de barro. Todos los ingredientes de la olla se intercalan en el plato y se sirven con cuchara de palo. Una buena porción de ají en el centro de la mesa. Se puede acompañar con aguacate y ¡a saborear!
Por: Fundación Artística y Cultural Cacique Tundama.
Como parte de las medidas que ha tomado el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, la Resolución 1347 de julio de 2018 promueve que se realice separación en la fuente de los residuos que se generan en los hogares a nivel nacional.
Debido esto, el viceministro de Políticas y Normalización Ambiental del Ministerio de Ambiente, Willer Guevara, señaló que «la resolución pretende fortalecer la cultura ciudadana». Asimismo, el código de colores que se estableció para las bolsas hace parte de una modificación que realizó la resolución en cuanto al uso de las bolsas plásticas.
Por su parte el ministro de ambiente, Ricardo Lozano, agregó que la Resolución 668 de 2016 sobre uso racional de las bolsas plásticas, en el que se asignó un impuesto a la bolsa plástica, «ha tenido buenos resultados».
Conozca cómo clasificar la basura
Los colores de las bolsas se establecieron de la siguiente manera:
En la bolsa de color gris se debe almacenar cartón y residuos de papel.
En la bolsa de color azul se deben almacenar residuos de vidrio, plástico y metal.
En la bolsa verde deben ir todos los residuos orgánicos que puedan ser aprovechados.
Las empresas
Para el caso de las grandes empresas con franquicias de casas matrices fuera de Colombia, podrán entregar a sus clientes adhesivos distintivos de mínimo 20 centímetros de largo o diámetro con un mensaje en el que se indique el tipo de residuos que corresponden al color de la bolsa. (Le puede interesar: 49 millones de toneladas de basura electrónica contaminarían el planeta en 2018)
La separación de residuos en la fuente entrará en rigor en Colombia a partir del 1 mayo de 2020. Para su primer año de implementación, se exigirá a los distribuidores de bolsas plásticas deberán entregar a sus clientes por lo menos el 5% en bolsas de colores por punto de pago.
Según Agrosavia, actualmente Magdalena, Atlántico, Cesar, Bolívar, Guajira y Norte de Santander se encuentran en emergencia fitosanitaria por cuenta del HLB, por lo que la corporación busca emprender los estudios necesarios para mitigar la situación lo antes posible.
Esta entidad sostiene que evaluará la situación de los cítricos en dos contextos: con HLB y sin HLB. Según Lumey Pérez, doctora en entomología agrícola e investigadora del Centro de Investigación Caribia, Agrosavia «se encargará de plantear las mejores estrategias para manejar el vector de la manera adecuada, mediante estudio y control biológico». Asimismo, a través de la cría y liberación de enemigos naturales del insecto portador del HLB.
De igual manera, Pérez explicó que el HLB consiste en un debilitamiento de las propiedades químicas de los cítricos, que se va manifestando paulatinamente en manchas verdes y amarillas en las hojas del fruto, como también en un moteado asimétrico con el avance de la enfermedad en la fruta afectada.
La situación también preocupa a otros sectores
Cabe destacar que la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria ha venido capacitando en el último año a diferentes asociaciones y corporaciones gremiales del sector agropecuario nacional como al ICA, Asohofrucol y ADR, para saber enfrentar la amenaza que representa el HLB en los cultivos de los frutos cítricos.
Agrosavia ha manifestado que se encargará de investigar y de proponer alternativas para dar solución a la crisis fitosanitaria que está afectando a los productos cítricos de la región Caribe del país. Esto por cuenta del insecto vector del HLB, una enfermedad perjudicial para las frutas cítricas.
Por lo tanto, este proyecto investigativo tendrá como referencia la labor de vigilancia realizada por el ICA sobre la presencia del insecto del HLB y las acciones para detener dicha enfermedad en esta zona del país. (Le puede interesar: Medidas preventivas para evitar plagas y enfermedades en los cítricos/)
Por: William Espitia. Periodista.
Editor: Andrés Neira. Periodista.
Lo que daba autoridad a Jesús como pastor era su humildad, la cercanía con la gente, la compasión, que se expresaba en mansedumbre y ternura. Y cuando las cosas iban mal, como en el Calvario, “estaba callado y rezaba”. El Papa Francisco, en su homilía en Casa Santa Marta, propone a Jesús como icono y modelo de pastor, con una autoridad que es una gracia del Espíritu Santo y que le viene de ser cercano a la gente, “no a los grupitos de poderosos, de los ideólogos”.
Francisco comenta el pasaje del evangelio de Lucas del día, el del milagro de la resurrección del hijo único de madre viuda, y subraya que Jesús tenía autoridad ante el pueblo, no por la doctrina que predicaba, que era casi igual a la de los demás, sino porque era “humilde y manso de corazón”. “No gritaba, no decía ‘yo soy el Mesías’ o ‘soy el Profeta’; no tocaba la trompeta cuando curaba a alguien o predicaba a la gente o hacía un milagro como la multiplicación de los panes. No. Era humilde. El hacía”. Y era “cercano a la gente”.
Los doctores de la Ley, en cambio, “enseñaban desde la cátedra y se alejaban de la gente”. No les interesaba la gente, excepto para darles mandamientos, que “multiplicaban hasta más de 300”. Pero no eran cercanos a la gente.
En el Evangelio, cuando Jesús no estaba con la gente, estaba con el Padre, rezando. Y la mayor parte del tiempo en la vida de Jesús, en su vida pública, la pasó en la calle, con la gente. Esta cercanía: la humildad de Jesús, lo que da autoridad a Jesús, le lleva a la cercanía con la gente. Tocaba a la gente, abrazaba a la gente, miraba a los ojos a la gente, escuchaba a la gente. Cercano. Y esto le daba autoridad.
San Lucas, en el Evangelio, subraya la “gran compasión” que sintió Jesús viendo a la madre viuda, sola, y el chico muerto. Tenía “esta capacidad de sufrir con. No era teórico”. Se puede decir que “pensaba con el corazón, no separaba la cabeza del corazón”.
Y hay dos rasgos de esta compasión que quisiera subrayar: la mansedumbre y la ternura. Jesús dice: “Aprended de mi que soy manso y humilde de corazón”: manso de corazón. Esa mansedumbre. Era manso, no gritaba. No castigaba a la gente. Era manso. Siempre con mansedumbre. ¿Se enfadaba Jesús? ¡Sí! Pensemos cuando vio la casa de su Padre convertida en un shopping, para vender cosas, los cambiadores de monedas … allí se enfadó, tomó el látigo y los echó a todos. Pero porque amaba al Padre, porque era humilde ante el Padre, tenía esta fuerza.
Luego la ternura. Jesús no dijo “No llore, señora”, estando distante. “No. Se acercó, quizás le tocó los hombros, quizás la acarició. ‘No llores’. Este es Jesús. Y Jesús hace lo mismo con nosotros, porque es cercano, está en medio de la gente, es pastor”. El otro gesto de ternura es tomar al joven y devolverlo a su madre. En resumen, “Humilde y manso, cercano a la gente, con capacidad de compadecerse, con compasión y con estos dos rasgos de mansedumbre y de ternura. Este es Jesús”. Y hace con todos nosotros, cuando se acerca, lo que hizo con el joven y con su mamá viuda.
“Este es el icono del pastor” subraya el Pontífice, y de esto debemos aprender los pastores: “cercanos a la gente, no a los grupitos de los poderosos, de los ideólogos … ¡Estos nos envenenan el alma, no nos hacen bien!”. El pastor, por tanto, “debe tener el poder y la autoridad que tenía Jesús, el de la humildad, el de la mansedumbre, la cercanía, la capacidad de compasión, la ternura”.
Y cuando las cosas a Jesús le fueron mal, se pregunta el Papa, ¿qué hizo?
Cuando la gente lo insultaba, el Viernes Santo, y gritaba “crucifícalo”, callaba porque tenía compasión de esa gente engañada por los poderosos del dinero, del poder… Estaba callado, rezaba. El pastor, en los momentos difíciles, en los momentos en que se desencadena el diablo, donde el pastor es acusado, pero acusado por el Gran Acusador a través de tanta gente, tantos poderosos, sufre, ofrece la vida y reza. Y Jesús rezó. La oración le llevó incluso a la cruz, con fortaleza; y también allí tuvo la capacidad de acercarse y curar el alma del Ladrón.
Releamos este pasaje, invita el Papa Francisco, para ver “dónde está la autoridad de Jesús”. Y pidamos la gracia de “que todos los pastores tengamos esta autoridad: una autoridad que es una gracia del Espíritu Santo”.
Desplazadas por la violencia, dos hermanas y una madre llegaron a Bogotá desde el Putumayo. La dinámica caótica y agresiva de la ciudad significó un duro golpe para esta familia que vivía del campo. Encontrar un trabajo y enfrentarse a este nuevo mundo parecía, en aquel momento, un reto imposible de superar.
Sin embargo, conocer a Franklin Guerrero, egresado de la maestría en Gerencia de Proyectos de la Universidad EAN, cambiaría por completo el rumbo de esta historia y les daría la oportunidad de sumarse a un proyecto social y ambiental que está dejando una huella significativa en varias familias en condición de vulnerabilidad.
Se trata de Urban Garden, un emprendimiento que quiere aumentar las áreas verdes en Bogotá, a través de la producción y venta de infusiones de plantas aromáticas, medicinales y condimentarias como la caléndula, el romero, la limonaria, la manzanilla y la albahaca.
“En la actualidad estamos trabajando con cinco familias de estratos 1 y 2 que viven en la localidad de Usme y en las veredas de La Requilina y Chiguaza”, cuenta Guerrero, quien además explica que su proyecto utiliza cultivos propios y asocia a pequeños productores urbanos. Este aporte social, precisamente, es el principal diferencial del emprendimiento de Franklin.
Así nació la idea
La idea original surgió en el 2016, cuando Guerrero cursaba una asignatura llamada ‘Cultura del Emprendimiento’ durante su maestría en la Universidad EAN. “Entre tres compañeros propusimos el proyecto, luego lo presentamos durante un foro, nos ganamos el premio y terminamos presentando el negocio ante el Instituto para el Emprendimiento Sostenible”, afirma este arquitecto de profesión.
Más adelante, tras el retiro de sus compañeros del proyecto, Franklin continuó por su cuenta esta labor social que ha transformado y transformará la vida de muchos.
Antes de hacer su posgrado en Gerencia de Proyectos, Franklin trabajaba en sectores de crecimiento espontáneo donde vivían familias que venían del campo a la ciudad en busca de mejores oportunidades. “La situación de los pobladores de esos lugares que conocí era económicamente complicada, pero desde siempre supe que era posible ayudarlas”, cuenta.
Basado en ese panorama, el EANista construyó un proyecto productivo para que esas personas pudieran tener un ingreso adicional, sin la necesidad de abandonar su trabajo habitual, al mismo tiempo que aplicaban su experiencia en el campo.
Durante su paso por la Universidad EAN, Franklin encontró el conocimiento y el apoyo necesario para poner en marcha sus ideas y empezar a transformar las vidas de las familias que lo inspiraron a emprender. “Me decidí a estudiar aquí por su pénsum y por su programa de doble titulación con la Universidad de Quebec à Chicoutimi de Canadá”, afirma este paisa que vive en Bogotá desde el 2004.
Además, la experiencia en el camino le enseñó a Franklin que las empresas necesitan de una dedicación muy grande y, lo más importante, que siempre deben apuntarle a mejorar la calidad de vida de las personas. De hecho, con el trabajo conjunto de Urban Garden y algunas familias, este EANista ha logrado el equilibrio perfecto entre el eje social, el económico y el ambiental que todo emprendimiento sostenible necesita.
Por un lado, Urban Garden está generando inclusión y participación comunitaria. Por el otro, ha desarrollado un comercio justo con base en la economía participativa, que le ha permitido a los cultivadores generar ingresos adicionales. Por último, el proyecto ha aumentado las áreas verdes en las zonas urbanas.
De acuerdo con Franklin, parte del éxito de las ventas y la popularidad que ha tenido este emprendimiento radica en que la gente se ha interesado en saber de dónde vienen los productos que consumen y si en su producción se han usado pesticidas. (Le puede interesar: Sembrando entre el concreto, el proyecto de agricultura ecológica de ‘Chava’)
Entre los reconocimientos que Urban Garden ha obtenido está el haber quedado como finalista en la convocatoria Bajo Carbono y el hacer parte de la feria The Gift Show.
Ahora, Franklin tiene el reto de comercializar y visibilizar más sus productos para poder participar en más mercados. “Tengo la meta de vincular a más familias, porque para que esta empresa crezca hay que invertir en la sociedad. Mi sueño es tener más terrazas verdes y ayudar a capturar más carbono”, concluye. (Le puede interesar: El Chocó se prepara para las fiestas de San Pacho)
Cultiia se trata de un portal web chileno que presta un servicio de asesoría y monitoreo satelital de cultivos, mediante el uso de índices agronómicos que ayudan al productor a tomar decisiones importantes sobre sus plantíos. Además, esta iniciativa tecnológica pronto estará disponible también en dispositivos móviles.
Esta aplicación comenzó hace cuatro años y la desarrolló la empresa Smartdici. Nació como un proyecto que buscaba ayudar al campesino chileno en la gestión de sus siembras, ya que el país austral posee unas condiciones climáticas difíciles para la producción agrícola, al ser un territorio, en su gran mayoría, de suelo seco.
Juan Ramos, uno de los fundadores de esta herramienta, explica que Cultiia tienen como objetivo reducir hasta en un 10% los costos operacionales y aumentar significativamente la producción de los agricultores. El empresario también dice que es un servicio que quiere ayudar al agricultor a evitar tener pérdidas y mejorar sus ingresos.
La apuesta en Colombia
En cuanto a la llegada de Cultiia a Colombia, Ramos afirmó que dadas las condiciones tan favorables, tanto climatológicas como geográficas que tiene el país, “nuestras metas son ambiciosas porque queremos atender el 10% de las hectáreas cultivables en Colombia”, puntualizó. En primera instancia, Ramos reveló que estarían interesados en atender a los cultivadores de arroz, café, plátanos, aguacate y cítricos.
De igual manera, con la llegada de Cultiia al país, se une la entrada de otros proyectos digitales como Nutrifert, una compañía que desarrolla productos para la nutrición vegetal, libre de sustancias tóxicas que afecten los productos; y como la de Diagnofruit, un servicio especializado para la asesoría de la producción agrícola sustentable. (Le puede interesar: Formalización del empleo rural, el reto que enfrenta el Gobierno)
Varias iniciativas tecnológicas e innovadoras como Cultiia, están arribando al mercado nacional con la idea de asesorar al agricultor colombiano en sus tareas diarias, lo cual podría representar una mejora en la producción y calidad de los productos agrícolas.
Por: William Espitia. Periodista. Editor: Mónica Lozano. Periodista – Editora.
Aunque productos como caldos procesados con sabores artificiales tienen exagerados niveles de sodio y grasa, por ejemplo, la facilidad de adquirirlos ha dejado de lado el uso de hierbas de azotea como el chirarán, la chillangua, el achiote o el poleo.
Alimentos como la papa china, de uso extendido entre comunidades indígenas y afro, se siguen produciendo pero no se consumen, en tanto que especies como el chontaduro se encuentran a merced de distintas plagas.
Estas son algunas de las situaciones identificadas por la profesora Elizabeth Valoyes Bejarano, del Departamento de Nutrición Humana de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), a partir de una investigación realizada en la Región Pacífica, con énfasis en el municipio de Guapi (Cauca), donde están asentados distintos grupos indígenas y comunidades afrodescendientes.
Según su experiencia, reconocer las particularidades de los distintos territorios que integran el país contribuirá a buscar mejores formas de alimentación, de acuerdo con el contexto histórico, geográfico, económico y cultural de estas.
Al respecto, considera que aunque las guías alimentarias elaboradas por el Gobierno son un instrumento muy útil en el ámbito nacional, es necesario adaptarlas a las condiciones de las regiones.
“Reconocer de dónde vienen los alimentos, cómo los consumen y la manera en que se dan las distintas interacciones en el territorio a partir de estos es una labor que se debe adelantar con comunidades indígenas, afros y campesinas para luego aplicarla en el diseño de planes, programas y políticas de Gobierno”, destaca la docente.
Guías territorializadas
El enfoque diferencial debe posibilitar la formulación de guías que no solo reconozcan el alimento como un portador de nutrientes, sino que analicen las distintas representaciones y símbolos que lo hacen característico de una región.
Las guías tradicionales se sustentan en una revisión documental exhaustiva de los estudios científicos sobre determinados nutrientes, de manera que a partir de información estadística se caracterizan los diversos problemas nutricionales, junto con los nutrientes críticos que se deben considerar para suplir problemas en salud.
La propuesta de la profesora Valoyes está encaminada a revisar los problemas estructurales que se presentan en un territorio, asociados con dificultades como pobreza y daños ambientales, con el fin de evidenciar los alimentos que existen y sus nutrientes.
El diseño de nuevas guías con enfoque diferencial se deberá hacer identificando a las personas que cuentan con conocimientos ancestrales para que les enseñen a los más jóvenes dónde se obtienen los alimentos, cómo y qué tipo de preparaciones se pueden hacer con ellos.
El proceso de recuperación de memoria alimentaria deberá incluir una puesta en escena de la cocción de los alimentos, cuyo propósito sea identificar tanto las especies desaparecidas como aquellas recetas y tradiciones culinarias que deberían entrar en un proceso de salvaguarda.
Deficiencia nutricional
La actual problemática asociada con las deficiencias nutricionales se incrementa en la medida en que la introducción de dietas foráneas, junto con las dinámicas impuestas por el conflicto armado, determinaron un incremento en los niveles de sedentarismo y la aparición de nuevas enfermedades como la hipertensión y la obesidad.
“Este ejercicio parte del interés de la comunidad en rescatar sus propias costumbres, debido a que los programas de alimentación escolar han propiciado una pérdida de esta tradición”, agrega la docente, para quien la introducción de estos nuevos esquemas hace que se consuman variedades de arroz o maíz diferentes a las acostumbradas.
Aunque los cambios no se producirán de la noche a la mañana, en la medida en que se trata de procesos estructurales, reeducar el gusto de los pobladores será uno de los primeros pasos para promover estrategias masivas de comercialización de otros productos.
La investigación realizada por la profesora Valoyes y Valerin Saurith contó con el apoyo del Ministerio de Cultura en el marco de la “Política para el conocimiento, la salvaguardia y el fomento de la alimentación y las cocinas tradicionales de Colombia”.
El complejo de Guerrero es uno de los páramos más intervenidos de Colombia principalmente por dos actividades: la agricultura y la minería.
Ambas actividades tiene gravemente afectado el ecosistema debido a las vastas siembras de pastos y cultivos agrícolas, los cuales se distribuyen en la totalidad de los municipios que intervienen en la jurisdicción del páramo. Por su parte la minería fractura el páramo, con la extracción de materiales para la construcción.
Este complejo no evidencia una transición gradual entre el bosque andino y el páramo, ya que las coberturas de bosque alto andino y subpáramo están mínimamente representadas debido la intervención del ser humano en el ecosistema.
A partir de dicha problemática tres jóvenes Ubatenses crean el Colectivo Gesto Nativo, que tiene como finalidad hacer frente a este tipo de situaciones ambientales, pero también políticas y sociales, con el fin de «tejer la transformación social, colectiva, de forma crítica, justa, transparente y ética», como ellos los señalan. (Le puede interesar: Sembrando entre el concreto, el proyecto de agricultura ecológica de ‘Chava’)
Desde la defensa del territorio y el bienestar colectivo se desarrolla la tercera versión de la actividad denominada ‘Emparamados 1º Festival: Empápate de nuestros páramos como parte del territorio’. El objetivo es desarrollar diferentes actividades culturales y de re reconocimiento del ecosistema y sus conflictos ambientales. Toda la población de Ubaté, y sus alrededores está invitada.
La programación
El evento será este 20, 21 y 22 de septiembre, en el parque principal de Ubaté, donde se desarrollarán:
1. Conversatorios: En éste espacio se indagará sobre: ¿El páramo es fuente de vida? ¿Qué son los páramos?, ¿Qué encontramos en los páramos? ¿Cómo protegemos los páramos?
2. Estampatón: “Lleva tu camiseta” éste es un espacio para que las personas dejen sus mensajes en defensa del páramo a partir de diversas expresiones artísticas. Posteriormente se socializará en los diferentes colegios, generando diversas apreciaciones y análisis con el objetivo de que se incentiven nuevas propuestas de participación ambiental.
3. Salida de campo: Visita al páramo de Guargua. Habrá un acercamiento en la fauna y flora de éste ecosistema. Para participar en la salida al páramo debes inscribirte el día de la feria o a través de los siguientes números telefónicos 3163184751 – 3213930131.
Para más información: Facebook: GESTO NATIVO InstaGram: @GESTONATIVO
A diario llegan vecinos del sector en busca de hortalizas hasta la casa de Elizabeth Sánchez Caita, o ‘Chava’, como es conocida. Su huerta está ubicada en el barrio Tuna Baja, localidad de Suba. Detrás de su casa tiene una siembra de 765 m2 (metros cuadrados) donde cultiva espinaca, lechuga, repollo, acelga y varias hierbas aromáticas.
La huerta en el sector es una despensa, y también es el punto de encuentro del Cabildo Indígena Muisca de Suba, al menos de lo que queda de él. Al llegar, me hizo seguir por un camino sobre el costado de su casa. Estaba cubierto por pedazos de baldosa y teja de Eternit, para contrarrestar los efectos del invierno, pensé.
‘Chava’ es una mujer morena, de 52 años, estatura baja y sonrisa perenne. “Pertenezco a los muiscas de Suba, soy raizal de aquí. Mis abuelos fueron los fundadores de la región y eran agricultores”, dice. Tiene una hija, de 16 años, a quien enseña sus secretos de la agricultura y acerca sus antepasados; la joven le ayuda a su mamá en los quehaceres del cultivo.
Me condujo hasta una improvisada sala de reuniones justo detrás de su casa, amenizada al calor de una pequeña fogata cercada por un par de ladrillos. “¿Aguapanelita?”, me preguntó; acepté el ofrecimiento. “Esperemos a que lleguen las mamitas”, un grupo mujeres que se reúne todos los viernes en la huerta, acompañadas de sus hijos. Una labor que adelanta la biblioteca de la localidad para hacer lectura infantil y otras actividades culturales.
Foto: Andrés Neira
Un proyecto productivo en casa
Sin más espera, nos introdujimos al plantío. Sí, un sembradío que resiste en medio de edificaciones. Y de entrada, un golpe espeso de olor a campo, profundo, inevitable, que me trasladó a lugares que visité en la infancia; una reacción sensorial, como si la memoria pudiera volver por la nariz.
“Aquí tengo quinua, brócoli, apio, lechuga, perejil y varias aromáticas”. Orgullosa me fue enseñando cada uno de los cultivos que tiene en la huerta. También tenía cilantro y algunos surcos de maíz azul, la materia prima que sirve para la elaboración de la chicha, bebida que comparte cuando se reúne con el cabildo.
Y es que todo lo tiene en ese admirable pedacito de tierra, además de un pozo de agua manantial que también germina en el lugar. “Para el abono, se recoge la cáscara del huevo y de todo lo que uno consume en la cocina, y luego se tapa en una caneca. Se revuelve al tercer día, y ese poco de compos se va regando en las matas. Y así se come uno buenas hortalizas; sin químicos”.
Foto: Andrés Neira
Asegura que las semillas transgénicas son malas, porque ya vienen muy sintéticas, “¿entonces qué vamos a comer? ¿Químicos?”, expresa desconcertada. Para ella es mejor contar con una semilla propia y hacer cambalache, como suele hacerlo con el cabildo indígena. “Trueque, como hacían nuestros abuelos”, afirma.
Confiesa que le preocupa el creciente aumento del impuesto predial, y aunque tiene arrendada una parte de su casa, 4 millones de pesos anuales no se pagan solo con la venta de hortalizas. Una situación que preocupa al cabildo, que también ha intercedido ante instancias locales para que se haga una reducción en el cobro de la obligación.
Finalmente, deja atrás su zozobra con un suspiro y delimita su terreno con la mirada. De vuelta a la visita guiada y a modo de reflexión dice: “¿Para qué tanto ladrillo presidente?, dediquémonos a la agricultura, que eso es lo de nosotros”. Pronuncia cada palabra como si el propio presidente Iván Duque estuviera frente a ella, escuchándola hacer este llamado profundo para que los agricultores sigan sembrando la tierra que acaparan los latifundistas.
Un cabildo que resiste en Suba, la tierra del Zipa
Con la llegada de los españoles en 1537, la estructura política y económica de los muiscas en Suba se disolvió y dio paso al sometimiento de los indígenas. En 1538, los nativos solo conservaron un resguardo. En los años siguientes, según la crónica de Fray Eugenio Ayape, “el sometimiento de Suba fue una obra de paz sin resistencia”; los indígenas eligieron entablar una amistad con los conquistadores para conservar sus territorios.
En esta región, el pueblo Muisca contaba con un vasto entorno natural, donde se destacaba la riqueza forestal constituida por los bosques del Cerro de Suba y la Conejera, y la riqueza hídrica, con la laguna de Tibabuyes y humedales sobre el margen oriental del río Funza —hoy río Bogotá—, que facilitaba el desarrollo de sus actividades agrícolas.
Como si se tratase de justicia divina, el cabildo indígena, disuelto desde hace muchos años en Suba, recupera su reconocimiento legal a través del Ministerio del Interior en 1991. Esta apertura de espacios de su reconocimiento y participación política, ha permitido recuperar saberes e identidades al cabildo.
Y sobre la tierra del Zipa, esa misma en la que los abuelos de ‘Chava’ compartían la palabra, la chicha y sembraban la tierra, una huerta reúne las costumbres y a los pocos indígenas que quedan de la región. Aquí se reúnen los olvidados, un pueblo que se rehúsa a decir adiós a su legado con el paso del tiempo. (Le puede interesar: Un taller para aprender a diseñar una huerta ecológica)