El pueblo indígena Arhuaco asentado en la Sierra Nevada de Santa Marta, ha conservado a través de la tradición oral uno de los oficios más significativos de su comunidad, se trata del proceso de tejido de la mochila arhuaca mediante el cual manifiestan su historia e identidad cultural. Así mismo, esta creación artesanal funciona no sólo como un objeto utilitario sino como un medio ancestral de comunicación.
Para la mujer arhuaca el tejido es una de las actividades más importantes en la cosmovisión indígena, pues cuando termina el proceso de tejido de su primera mochila esta es llevada ante el Mamo para que sea usada en los diferentes rituales de iniciación que la insertan en la vida comunitaria. A través de esta actividad las mujeres expresan sus visiones frente a la vida y al mismo tiempo están contribuyendo de forma significativa a la economía de las comunidades.
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La base de la mochila se empieza a tejer en forma de espiral representando los movimientos que Serankwa el primer hijo que tuvo la Madre Universal hizo por el territorio ancestral. Los elementos utilizados para la elaboración son las fibras de la planta de fique, lana y algodón.
Materias primas que después son hiladas con el huso, instrumento de madera impulsado con los dedos en el que se enrosca el hilo y en algunos para agregar color a ciertos diseños se trituran flores, raíces y cortezas. Respecto a la simbología de los diseños, los más destacados son el zig zag horizontal que representa las montañas de la Sierra Nevada a la que consideran como el corazón del mundo.
Así mismo, el gamako, que es una estilización de la rana y representa la fertilidad y el aku, que se asemeja a los grabados de la serpiente cascabel símbolo del tiempo y el espacio. A través de los colores y dibujos de las mochilas es posible identificar el linaje familiar de quien la lleva, por lo que es un mecanismo de pertenencia del individuo y las comunidades.
Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.
