Iniciaremos diciendo que la educación es un derecho al cual tiene acceso toda persona, sin importar su condición social, económica, política o cultural, y esto lo podemos constatar en el artículo 26 de la declaración universal de los derechos humanos; además de ello, es un servicio público que busca el acceso al conocimiento a la ciencia y valor de la cultura.
Hablando de educación, el comienzo de un nuevo año nos recuerda que el tiempo, mi tiempo, pasa muy de deprisa, ¡Demasiado rápido!, años, días, horas se van acumulando y enriquecen la historia de mi vida. Cómo podremos esperar una mejor calidad de vida en nuestro país, si el acceso a la educación superior en las zonas rurales es precaria por la falta de oportunidades para con nuestros jóvenes campesinos.
Cada mañana me digo “lo que hice y viví ayer ya ha pasado, ya es historia; y mañana por la mañana constataré que este hoy, el que ahora tengo entre las manos, ya será otro ayer y también formará parte de mi historia”. Una historia que según el senador Senén Niño, en el país hay 40.000 jóvenes de la zona rural que se están quedando por fuera del sistema educativo.
Así mismo alertó que existen dos millones y medio de jóvenes que estando en edad universitaria no han podido acceder a las instituciones de educación superior. Mi vida tiene un pasado, un presente y un futuro. A esto nos conviene señalar que solo el 1% de los campesinos tienen acceso a la educación superior.
Pareciera que el presente lo estoy haciendo ahora y lo tengo en mis manos como una riqueza y como un reto, sin embargo, son muchos los obstáculos que limitan el acceso de los jóvenes a la educación superior como la falta de oportunidades educativas, la pobreza, la presión por empezar a trabajar, el conflicto y la violencia.
De manera que es preocupante la situación educativa en nuestro campo colombiano, como lo expresaba la señora Rosa Matilde del municipio de Cáqueza en Cundinamarca “la desesperanza de los que no adquieren el puntaje en el ICFES para ingresar a universidades públicas para continuar estudiando, los jóvenes se desplazan a las ciudades para trabajar en oficios varios, y ya”, expresando que el campo está muerto y abandonado por el gobierno.
Autor: Hermana Elita Flores , Facilitadora EDC – Cundinamarca.
Editor: Katherine Vargas Gaitán, Periodista Editora. @KatheVargasg