El paisaje muestra identidad de su región ante el mundo.
Por: Yaneth Díaz
Facilitadora de las EDC de Cundinamarca
El paisaje como sello de una comunidad a nivel nacional, puede cambiar la imágen de una sociedad con historia de violencia.
Cuando ingresamos al internet en busca de paisajes, en ocasiones buscamos los paisajes europeos, asiáticos o cualquiera diferente al propio.
Colombia goza de los mejores paisajes a nivel mundial integrado por vegetación, fauna, historia, fuentes hídricas que muestran un país lleno de colorido.
Muestra de lo anterior, es la película que se estrenó en el mes de Septiembre llamada “Colombia magia Salvaje[1]”, en la cual se mostró la riqueza en paisajes con la que cuenta nuestro país.
Pero además de mostrar y ratificar la hermosura paisajística, trajo un mensaje para señalarles a los ciudadanos nacionales y extranjeros, el deber de cuidado con la naturaleza y por tanto con el paisaje, el cual debe ser real y no simplemente quedar bajo la protección de una norma contenida en un libro que muy pocos leen.
Porque aunque exista, verbigracia, un código de recursos naturales[2] en donde se establece el derecho de disfrutar de un paisaje y el deber de preservarlo, es claro que en la realidad las personas acabamos con los elementos que componen de la naturaleza.
Es claro que al recorrer nuestros diferentes departamentos, encontramos paisajes de agua como en San Andrés y Providencia, en donde el recurso hídrico se combina con los corales y vuelve una vista mágica pues se muestra una gama de colores, mostrando que la naturaleza se compone y transmite vida.
Así mismo hay paisajes en Boyacá, donde la nieve del Nevado del Cocuy, hace que tengas un encuentro de altura, caminata, esfuerzo y diversión. Lagunas llenas de vegetación, montañas y verde transmiten tranquilidad, aire puro y energía vital.
Desafortunadamente algunas personas diariamente con intención o sin ella, atentamos contra el paisaje. Algunos deforestando para implementar actividades agrícolas, mineras, industria o simplemente buscando acercar el mundo a nuestros pies, abrimos carreteras, construimos puentes que afectan nuestros paisajes, pues le damos valor a las adquisiciones superfluas, que los bienes paisajísticos que de manera natural existen en nuestro planeta.
Evaluar nuestro accionar respecto del paisaje que podemos gozar actualmente, es el ejercicio que debemos iniciar, con el fin de permitir que se mantenga en el tiempo las bellas imágenes del paisaje Colombiano.