Reflexiones sobre el Censo Nacional Agropecuario.
por: Yaneth Díaz
Facilitadora de las EDC de Cundinamarca
El Censo Agropecuario fue la actividad adelantada por el gobierno nacional durante el año 2014 y con exposición de resultados el pasado mes de agosto de 2015.
El Censo Nacional Agropecuario dejó ver la realidad que sabemos y que los colombianos captamos respecto de la situación del campo y del campesino, sólo que esta vez se muestra desde porcentajes, gráficos y cifras, concluyendo que esta área relevante para nuestro país se encuentra abandonada.
Se ratificó que grandes hectáreas de tierra están en manos de unos pocos, quienes realizan actividades con el fin de seguir acumulando capital y mantenerse en el estatus de grandes hacendados; mientras parcelas con dueños de bajos recurso son utilizadas para sacar el sustento alimenticio familiar.
Y frente a este punto, resulta una consecuencia grave y es respecto del pago de impuesto predial, pues las pequeñas parcelas producen para autosostenimiento en un gran porcentaje, lo que hace que al dueño no capte ingresos monetario y así no es posible asumir los impuesto establecidos. Es una situación difícil para estas personas que tienen su pedazo de tierra, deben asumir el gravamen por tenerla y además buscar el sostenimiento de su hogar.
Adicionalmente, si produce para comerciar los productos que salen de esas pequeñas parcelas, son pagas a un bajo costo, lo cual conlleva a una desmotivación de producir para vender, teniendo en cuenta que no solo es el hecho de sembrar sino que esto conlleva un proceso de labor humana, adquisición de implementos para preservar los cultivos, lo que genera que las “ganancias” solamente representan lo invertido, es decir no hay ganancia.
El Censo Nacional Agropecuario debe mostrar el valor de un producto cultivado en el campo y vendido allí, frente a la venta en un almacén comercial de cadena, ya que es bueno concientizar a la población de ir a la fuente de producción, donde le retribuimos al campesino su labor de cultivar para el resto de los consumidores, conseguimos productos de alta calidad y damos ánimo para que futuras generaciones no se aparten del campo.
El Censo Nacional Agropecuario, entre los temas que abordó, está la situación social, centrada en la educación de nuestros campesinos, salud y cuidado de los menores.
Ha sido costumbre en los estratos bajos de la población colombiana establecer el proyecto de estudio solamente hasta conseguir el título de primaria, por lo que son muy pocos los que llegan a conseguir un título de bachiller y casi nadie se propone alcanzar un nivel profesional.
Lo que el Censo Nacional Agropecuario no detalla respecto a estos temas, especialmente hablando de educación, son las razones del porqué de las que de las bajas cifras de los que acuden a la escuela y de por qué muchos de nuestro campesinos son analfabetos.
En ocasiones las razones para no estudiar vienen de tradición familiar, son personas que se centran en su labor diaria del campo, que tienen la concepción de no necesitar conocimientos adicionales a los que ya tienen, pues manejan muy bien el proceso de sus cultivos; en otros muchos casos, se encuentra el deseo de estudiar pero la barrera del dinero no se los permite, porque como ya se mencionaba los cultivos en muchos casos son de autosotenimiento o mejor llamados de “pan coger”, con lo cual no se genera dinero y resulta imposible pagar una ruta, la adquisición de libro, uniformes, etc.
El Censo Nacional Agropecuario, en cuanto a la salud, mostró una mejor atención y presencia de personal médico en regiones campesinas alejadas, aunque se presentan casos en los cuales la persona del campo debe desplazarse a las grandes ciudades por la necesidad de un especialista y el tiempo de otorgamiento de citas resulta eterno e incluso preocupante en el caso de detección de enfermedades y su tratamiento, por cuanto entre más tiempo puede empeorar la salud de la persona.
Por otra parte el Censo Nacional Agropecuario tomó muestra respecto de la situación de nuestros niños y su entorno familiar, ratificando desafortunadamente que cuentan solamente en un gran porcentaje con su progenitora y que en otros casos están al cuidado de personas menores de 18 años (hermanos mayores se puede pensar), pues es claro que sus mamás salen en busca del sustento diario.
Se observa de manera indirecta que aumenta la irresponsabilidad de los padres (hombres), en asumir el cuidado y protección de sus hijos.
El Censo Nacional Agropecuario además de mostrarnos cifras, también no hace que generemos nuestras propias conclusiones y concepto de los datos mostrados.
Pero también el Censo Nacional Agropecuario, hace pensar por qué nos quedamos esperando que todo lo haga el gobierno, la mayoría de la población de nuestra Colombia es campesina, se podría pensar en un desarrollo de manera comunitaria, una unión de los más trabajadores y menos compensados para fortalecer el campo, solo falta tal vez ser más solidarios y preocuparse no solo por los problemas personales, sino colaborar con un situación que afecta a un sector importante dentro de nuestra sociedad.
Respetar, admirar y retribuir a nuestro campesino, es el mensaje que se debe extraer del trabajo generado por el Censo Nacional Agropecuario. Si tienes la posibilidad de comprar directamente a estas personas será una compra de satisfacción, piensa cuánto gastas al ir a un supermercado de cadena y el impacto que le generas al empresario.
Tal vez nos demos cuenta que el impacto que le provocas a un campesino adquiriendo sus productos de primera mano, sea además una forma de ratificar su empeño y cariño por el campo, una alegría de continuar con la labor, y para ti una sonrisa : un gracias, directo de su propietario.