En una porción de los Montes de María, ubicados entre los departamentos de Bolívar y Sucre, crecen aproximadamente 180.000 girasoles que se convirtieron en un atractivo turístico luego de que se difundieran fotografías por redes sociales de los hermosos cultivos. Este campo de flores se encuentra en el municipio de San Jacinto (Bolívar).
Alfredo Villadiego propietario de la granja avícola SIBAR, acudió al girasol para suplir la carencia de soya, ya que la dieta de sus aves se basa en este alimento, y en Colombia no se produce sino que se importa, además resulta costosa y la comercialización se ha visto afectada a causa con la pandemia.
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Villadiego junto a su equipo de trabajo en la granja, se contactó con una empresa en Francia que distribuye la semilla de girasol oleico que es diferente al comúnmente conocido como ornamental o de decoración. Una vez obtuvo la semilla, cultivó tres hectáreas con asistencia técnica de sembrado y cuidados.
Desde el momento en el que los girasoles empezaron a crecer y adornaron los Montes de Maria con su color amarillo, los turistas y locales se encargaron de difundirlo en redes sociales como un lugar diferente para disfrutar. Esto atrajo cada vez a más personas al campo, ya que aunque en esta región se da el girasol, resulta extraño verlo y sobretodo en grandes cantidades.
A partir de allí, surgió un proyecto turístico llamado “San Jacinto sonríe con el sol hecho flor” como una apuesta al bioturismo, que se basa en el respeto por la naturaleza a través de la contemplación, observación y reconocimiento de la flora y fauna, etnias, paisajes y medio natural. Asimismo, con esta iniciativa se pretende enseñar a los visitantes (sobretodo a los niños) que las semillas se tiran al campo y se siembran; también fomentar el avistamiento de especies de mariposas y pájaros que hay en el lugar.
Villadiego está convencido de que este espacio sirve para salir de las cargas que la pandemia ha dejado, por esta razón para que los visitantes puedan disfrutar de las flores, exige que los visitantes conserven las medidas de bioseguridad, que no afecten a sus flores y tampoco molesten a las abejas que se encuentren alimentándose.
Más información en: Granja SIBAR.
Por: Isabella Durán Mejía. Periodista.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.