Teniendo en cuenta el significado de derrumbe (esto es, despeñadero o riesgo o peligro) podemos recrear este comentario con la situación que vivimos en Colombia en estos momentos, en que se teje la incertidumbre, la zozobra, el miedo y hasta el pánico en razón de no encontrar coherencia con los pactos que solemnizarían la paz que todos anhelamos.
Por: Hernando Toro Rivas Directivo de ASOACPO
¿Por qué hablamos de derrumbe? Es que desde el 23 de septiembre en que se hizo el anuncio del pomposo pacto a firmarse en 6 meses, se han manifestado en todos los medios de comunicación la heterogeneidad de conceptos. Unos están a favor, otros en contra, desafiando así el hondo contenido que no revelan pero que la subjetividad y la suspicacia se encargan de entronizar, lo que hace que nos envolvamos en esas provocadoras expresiones de temeridad y desconfianza, que conducen a enrarecer el ambiente al que se nos somete, pues lo tornan confuso y tristemente pesimista.
El panorama es incierto, de verdad. Por ello tiene asidero que adoptemos el título “derrumbe” como el principio de una catástrofe preanunciada: es que si se va por una vía carreteable y nos ataja un derrumbe, lo que entendemos ahí es un aviso de peligro; si uno se expone a vencerlo se arriesga a llegar al precipicio, y entonces nos arropa la fatalidad. Y es, pues, la fatalidad la que nos abruma con sobresaltos y posibles descorazonamientos.
Sí imaginamos los escenarios a vivir en el cercano porvenir de la patria en paz, ¡qué alegría que viéramos despejados los caminos! (llamados incógnitas) porque el placer estaría en brindar a nuestros hijos y nietos y a las presentes y futuras generaciones un país en paz, con una economía floreciente y con la solución de los males que nos aquejan en cuanto responda a garantizarnos una mejor calidad de vida proporcionada en la justicia social, en la equidad, en las seguridades que los son en todos sus ámbitos.