Uno de los productos del campo Chocoano que podría generar desarrollo sostenible era el arroz, ahora solo genera pérdidas; menos cultivos y menos agricultores.
Por Miguel Ángel Arango *
Cuentan los campesinos más viejos de Nuquí que el arroz era todo un ritual, reunía a la gran mayoría de las familias del pueblo; los más chicos, con la finalidad del aprendizaje en la escuela del arroz, los jóvenes, en la recolección y el pilón, y los viejos, en siembra y comercialización.
Todos los años eran dos cosechas, y entorno a ellas giraba la economía del pueblo. Claro existían más productos como el plátano, la yuca y el pescado, pero el arroz era el rey de la mesa; gracias a él se podían comprar los útiles escolares de sus hijos y los uniformes, además de todos los utensilios de la casa. Era el arroz la fuente de ingresos más importante.
Cuando los gobiernos comenzaron a autorizar las importaciones de arroz de otros países, especialmente de Ecuador, la siembra de arroz comenzó a bajar, pues los barcos del puerto de Buenaventura llegaban con toneladas de arroz por debajo del precio incluso de producción. Por esta razón, los campesinos de Nuquí pasaron de la abundancia a la nada, tanto que hoy día se estima que no hay dos hectáreas sembradas de arroz en todo el municipio, y los campesinos ya solo siembran arroz para el consumo familiar, pues ya no hay quien compre.
De esta manera solo se incrementan los vicios y el mal ejemplo para los jóvenes. Los que antes aprendían técnicas de siembra de arroz, hoy solo aprenden a jugar dominó, cartas y demás juegos de azar asociados al consumo de alcohol.
El llamado es al Gobierno y sus entes agrícolas para que vean la posibilidad de ayudar a un pueblo donde el cultivo de arroz, por su clima húmedo tropical, puede ser la clave del desarrollo sostenible para el Municipio y hasta para el departamento.