El consumo de pescado seco en el país hace parte de la variedad de tradiciones que enmarcan la celebración de la Semana Santa o Semana Mayor.
Según investigaciones como las documentadas en el libro de Héctor Elías Troyano “Pescado seco salado, alimento de ayer, de hoy y de siempre” se encontró que este alimento viene de la época de los fenicios, romanos y griegos, que aplicaban la salazón del pescado como una técnica de conservación.
Entre los beneficios de utilizar este tipo de técnicas culinarias se encuentra que al secar el pescado se garantiza la conservación de los minerales de esta proteína animal, lo que hace que que el aporte nutricional sea mayor que el del pescado fresco.
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En Colombia el consumo de pescado seco ha presentado una notable disminución, pues en lo corrido del 2019 se registraron 7.600 toneladas en todo el país, mientras que en años anteriores se alcanzaban las 5.000 toneladas solamente en Semana Santa.
Adicionalmente, aunque en muchas regiones del país aún continúan con el consumo tradicional de pescado seco, los vendedores no ganan demasiado teniendo en cuenta que con la salazón el pescado se deshidrata y pierde peso, lo que resulta conveniente para los compradores pues sale más barato el kilo.
Según la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca – Aunap, las especies más comercializadas en ciudades como Leticia, Villavicencio y Cali con este tipo de conservación son el bagre rayado, la capazeta, el dorado, el plateado el pintadillo y el pirarucú.
Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.