Edgar Ricaurte ha venido rescatando los valores ancestrales heredados de su madre a través de productos procesados con la quínoa. El manjar de papa, las harinas instantáneas y maíz porva (producto similar a la harina de trigo), son los alimentos que ofrece en en mercado de la Plaza de los Artesanos
Él pertenece a un grupo familiar de siete personas. Todos los integrantes de su familia iniciaron un proyecto desde hace siete años basado en la quínoa, pero solo desde hace cuatro han visto luces de esperanza en el desarrollo y proyección de su proyecto.
Cuenta que ha sido gratificante que los productos que comercializa estén teniendo gran acogida tanto en las zonas rurales, como en los mercados urbanos. “He tenido que pasar mucho tiempo de mi vida a ser dedicado y perseverante pese a las miles de dificultades que he tenido soportar con la fe católica que me caracteriza. Dios y la Virgen me han dado la oportunidad de darme a conocer con mis productos renovadores a nivel local, departamental y nacional”, expresa.
En medio de esas dificultades, Edgar cuenta que ha logrado vender la quinoa de otras formas, aprovechando las propiedades de esta semilla que logra revertir el estreñimiento, controlar los niveles de colesterol y disminuir el índice glucémico.
La transformación de estos alimentos, se realiza a través de harinas instantáneas procesadas de cereales de quinoa y amaranto, lo bueno de este tipo de proceso como asegura don Edgar es que no hay cocción, dado que son productos orgánicos.
Así nace el negocio
Sacando provecho a esos saberes ancestrales, este hombre oriundo de Boyacá se da cuenta de que su idea sobre la quinoa puede volverse un proyecto económico y empezó a vender su idea entes gubernamentales. (Le puede interesar: Mercados Campesinos, una alternativa económica y que apoya al sector rural)
«Algunos entes del Estado se dieron de cuenta de mi creatividad e innovación como el SENNOVA SENA, que juntaba entes territoriales en gestión de desarrollo, en innovación e investigación. Gracias a ellos, y en especial a mi profe de Diseño e Imagen Corporativa, me ayudaron a estandarizar mis productos», cuenta.
Y es que las harinas instantáneas procesadas de cereales de quínoa y amaranto, fueron para esas entidades una idea innovadora, debido a que no implica un proceso de cocción y son productos orgánicos, sin saborizantes artificiales ni colorantes. «Con el manjar de papa llevo más de 20 años en proceso. En pruebas piloto elaborándolo con papa, leche, panela y próximamente endulzado con estevia o endulzantes sin químicos», explica don Edgar.
Su proceso para lograr el negocio que hoy tiene no fue fácil. Fueron 171 proyectos, los que evaluó SENNOVA SENA, y solo tres los escogen por ser propuestas innovadoras. «Dentro de esos tres estuvo el mío. Todo gracias a la Dirección Administrativa Departamental en Gestión e Innovación y Desarrollo. Le estamos dando transformación y sacando unos productos innovadores, diferenciales a todos los que existen en el mercado», dice.
Es gracias a ese impulsado, de la mano de las ideas y saberes de Ricaurte que hoy Boyacá le está apostando a los productos con base en la quinoa, al amaranto y la semilla de Chía, ya que tienen unos valores nutricionales altos en proteína. (Le puede interesar: Producción de quinoa en Colombia tuvo un crecimiento de más del 150%)
Por ahora, Edgar espera que sus productos puedan ser exportados una vez cuente con el registro sanitario del INVIMA. Lo anterior, dice Edgar, le permitirá seguir consolidando su empresa para seguir contribuyendo a la seguridad alimentaria de su familia, su región y, por qué no, contribuir con el futuro del su país y el mundo.
«Mi mensaje a todas las personas es una cordial invitación a que se alimenten sanamente. El consumo de nuestros productos les ayuda a contribuir a una salud estable en cuanto a problemas de salud como el estreñimiento. Adicional a esto, contribuir a apoyar el talento la productividad agrícola en nuestra amada Colombia», concluye.
Por: Angelline Molina. Estudiante de Comunicación Social.
Editor: Andrés Neira. Periodista.