martes, noviembre 19, 2024
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Jarjeans: jardines con pantalones usados

corporación campo santo

Hace 13 años Joaquín Calle se desmovilizó y fundó la Corporación Campo Santo para cuidar el medio ambiente y dejarle algo positivo a su comunidad.

En el 2005 nació en la comuna 8 de Medellín la Corporación Campo Santo, una entidad encargada de la conservación ambiental y la recuperación de los espacios públicos  de los barrios Villatina y Caicedo. Esta corporación fue creada por 50 desmovilizados de las Autodefensas de Colombia (AUC) para que la comunidad recuperara la confianza en los hombres que habían estado delinquiendo por años.

La iniciativa fue liderada por Joaquín Calle, quien ingresó a las AUC cuando tenía 13 años, después de perder a su familia en un deslizamiento de tierra que ocurrió en Villatina en 1987. Hizo parte del Bloque Cacique Nutibara y trabajó para Don Berna hasta el 2003, cuando se acogió al programa de desmovilización.

Desde ese entonces, y con el apoyo de la comunidad, el trabajo de Campo Santo consistió en limpiar un cerro de la comuna que servía de trinchera para muchos grupos armados. Actualmente, la corporación cuenta con el trabajo de 13 personas y tienen un proyecto llamado jarjeans, en el cual recolectan pantalones viejos y los reutilizan como materas que cuelgan en los cerros del barrio, a modo de jardines.

Con los jarjeans lograron visibilizar a la corporación en la pasada edición de Colombiamoda, el evento de moda más importante del país. La empresa francesa Marithé Francois Girbaud compró 15 jarjeans para su stand y de esto modo Campo Santo pudo dar a conocer su idea a otras personas. Así  surgió la primera producción de los jarjeans comerciales, cada uno con un costo de 420.000 pesos.

Además de los jarjeans la Corporación realiza otras actividades relacionadas con la jardinería y la elaboración de decoración navideña con elementos reciclados. También cuentan con una huerta y prestan el servicio de manejo de residuos sólidos, separando las basuras y recuperando materiales para que sean reutilizados.

Sin embargo, no todo ha sido fácil para Joaquín desde que se desmovilizó; hace tan solo cuatro meses perdió a su hijo mayor, quien fue asesinado. A pesar de esto no ha considerado retomar las armas, él declaró al periódico El Tiempo: “Yo le entregué a Dios la muerte de mi hijo para no desandar el camino, porque yo fui víctima, victimario y otra vez volví a ser víctima, pero soy constructor de paz. Si me pongo a vengarme por esa muerte desando el camino”.

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