Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, fecha establecida en 1999 en la Asamblea General de las Naciones Unidas, como una forma de reflexionar y tomar acción de cara a la fuerte situación de desigualdad y amenaza que enfrentan todas las mujeres.
De acuerdo con las investigaciones adelantadas por la ONU, durante la última década la violencia contra niñas y mujeres sigue siendo la violación de derechos humanos más generalizada en el mundo. Una de cada tres mujeres sufre violencia basada en género alguna vez en su vida y solo el 40% de víctimas busca algún tipo de ayuda.
El panorama en Colombia es uno de los más desalentadores de América Latina, pues según el último reporte de la Procuraduría General de la Nación, en lo corrido de 2022 se han reportado 140 víctimas de feminicidio, más de 25.ooo casos de violencia de pareja y más de 40.000 casos de violencia intrafamiliar.
Respecto a las mujeres que habitan en las zonas rurales del país, el Sistema Integrado de Información sobre Violencias de Género – SIVIGE, señala que del total de casos reportados en estos territorios el 76.5% es contra mujeres. En su gran mayoría, los casos se han presentado contra mujeres afrodescendientes (2.872 víctimas) y contra mujeres indígenas (2.106víctimas).
Se debe mencionar que, los departamentos con mayor número de casos en la ruralidad son Cundinamarca, Antioquia, Huila, Cauca y Santander. Territorios que también se ven afectados por brechas de género en cuanto a acceso a educación y remuneración del trabajo, situaciones que contribuyen a la vulnerabilidad de las mujeres al hacerlas dependientes de otra persona.
Partiendo de lo anterior, resulta indispensable el avance en materia de políticas públicas que sean pertinentes a las necesidades y realidades de cada territorio. Así mismo, se deben promover espacios que permitan el empoderamiento femenino para la defensa de los derechos humanos.
Por su parte, Acción Cultural Popular – ACPO, llega a diversos departamentos de Colombia con proyectos formativos para fortalecer los conocimientos y habilidades de la mujer rural, reconociendo su poder transformador para liderar acciones en pro de la dignificación de la vida en el campo. Tal es el caso de su proyecto Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente – MIA, que trabaja con mujeres en proceso de reincorporación en Caquetá y Chocó.
Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.