Nacimiento de María: Fiesta que nos recuerda el valor del perseverar en Dios.
Por Miguel Ángel Sandoval López
Cada 8 de septiembre, conmemoramos la fiesta del nacimiento de la santísima virgen María en el seno de Joaquín y Ana, padres de la madre del Señor Jesús. Esta fiesta se celebra exactamente ocho meses después de la fiesta de la Inmaculada concepción y es una de las trece fiestas marianas correspondientes al calendario litúrgico, que nos presenta la Iglesia Católica.
los evangelios bíblicos, no refieren en ningún momento el nacimiento de la madre de Jesús, ni tampoco menciona quienes eran sus padres, no obstante, existen algunas referencias antiguas que nos revelan datos importantes acerca de la infancia de María y sus progenitores, lo mismo que algunos datos sobre la infancia de Jesús de Nazareth. Estos son los llamados evangelios apócrifos, los cuales no fueron incluidos por el canon de la iglesia, pero son útiles para acercarnos más al contexto vivido por el Señor.
Cuenta el protoevangelio de Santiago, que Ana era una mujer estéril que continuamente oraba al Señor para que se apiadara de ella y le permitiera tener un hijo; por su parte Joaquín, vivía afligido por el rechazo social que le implicaba no tener descendencia, esto lo llevó a retirarse al desierto donde ayunó durante cuarenta días. El Señor escuchó sus oraciones y envío un Ángel que les manifestó el nacimiento de una hermosa niña, considerada por sus conciudadanos como un milagro de Dios, María.
Esta fiesta tiene sus orígenes en Jerusalén, a partir del siglo V en la basílica de santa Ana donde se afirma nació la santísima virgen María. Como la iglesia fue consagrada un 8 de septiembre, la fiesta de la natividad de nuestra señora se dejó para ese día y a partir de ahí se conmemora esta celebración.
En María vemos el llamado del Señor antes del nacimiento. Su vida es una total entrega confiada a aquel que la llamó para ser testiga fiel de las promesas del Señor; de ahí que no conozcamos de ella palabra alguna, pero su testimonio de vida manifiesta un vivir en Dios y para Dios. Su nacimiento manifiesta la grandeza de esta mujer digna de llevar al salvador en su vientre.