Cuando aparece la que será Radio Sutatenza en el dial de los receptores radiofónicos de las casas campesinas de los habitantes del Valle de Tenza, en Colombia existían muchos sueños acerca de lo que debería hacer este medio de comunicación y, por supuesto, también de aquello para lo que no debería usarse.
Nacida en la mitad del siglo pasado, Radio Sutatenza -y la organización en la que se inserta, Acción Cultural Popular- desempeño un papel muy importante en la modernización del país, en particular el campesino, al tiempo que servía a intereses conservadores.
Desde cuando aparece como medio de comunicación a comienzos de los años veinte, la radiofonía – para usar un término de la época – concitó muchos sueños y provocó otros tantos temores. A unos y otros no es ajeno el desarrollo de este medio de comunicación en Colombia y su origen y desarrollo a mediados de los años treinta.
Aquí daremos repaso a la forma cómo este proyecto radial llamado Radio Sutatenza y su correspondiente proyecto social, conocido como Acción Cultural Popular –ACPO– se hicieron eco de los sueños de cambio y transformación que desde su origen provocó el primer medio electrónico en la historia de la humanidad.
Buena parte de los cuarenta años de historia que abarca este proyecto (aproximadamente de 1947 a 1987) apenas aparecen como si fueran otro capítulo de esos míticos hitos que nos legó la historiografía del siglo pasado y que de muchas maneras forman parte también del folclor nacional: somos el país más hermoso de Suramérica, tenemos las mas hermosas esmeraldas de la tierra, nuestro himno es el segundo más hermoso del planeta (curiosamente parece haber acuerdo en torno de La Marsellesa, como el primero), somos el pueblo más emprendedor y tenemos la primera experiencia de uso de la radio para alfabetizar a la gente.
La ultima afirmación es verdadera y, aunque antes de Radio Sutatenza ya se conocían otras experiencias de uso pedagógico de la radio, la experiencia colombiana fue innovadora no solo por el alcance geográfico y humano logrado, sino porque desarrolló un modelo educativo que superó las limitaciones propias del medio radiofónico al integrar a su estrategia de capacitación otros medios como los impresos y, particularmente, al comprender la importancia del acompañamiento presencial, que se lograba gracias a la formación de personas que en cada municipio y vereda animaban el proceso.
Autor: Gabriel Gómez Mejía/Boletín Cultural y Bibliográfico No. 82 de la Biblioteca Luis Angel Arango