De socavón en socavón, así se resume la vida de Vicente Turmequé quien lleva 28 años en esta labor y hoy a los 56 recuerda cómo se inició en la minería del carbón; natal de Nocaima, un municipio enclavado en las montañas de la provincia del Gualivá en el departamento de Cundinamarca, cuya actividad económica principal es el cultivo de caña de azúcar, lo vio nacer y entre trapiches y cañaduzales creció.
Allí desempeñó labores del campo y como muchos habitantes rurales en Colombia decidió tomar otro rumbo en busca de mejores oportunidades, vagamente anduvo por muchos lugares, hasta que en el año 1991 decidió radicarse en el municipio de Guachetá, el cual está ubicado en la provincia del valle de Ubaté al norte del departamento de Cundinamarca y que dedica en gran parte su economía a la extracción de carbón mineral.
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Es aquí donde conoce la profesión que lo atrapa en un profundo amor y decide sin tener el más mínimo conocimiento en esta tarea, asumir el riesgo e iniciar como piquero; tarea que desempeñó por un tiempo. Don Vicente, también recuerda las diferencias en los controles de seguridad y cómo la tecnología puede disminuir el peligro de accidentes y riesgos laborales en este trabajo. Así mismo, como se mejoran las condiciones de los trabajadores que pasan de ser mineros artesanales a constituir empresas de condiciones legales, ya que con sus primeros pasos en este arte y la experiencia de varios años, hoy don Vicente se consolida como uno de los mejores administradores mineros de la región.
Su jornada comienza a las 5:00 am y después de recorrer 45 minutos en moto acompañado de su hijo y pupilo fiel, a quien enseña todo lo que sabe de la profesión, se reúne con el grupo de trabajadores para iniciar con su trabajo. Atentamente don Vicente les recuerda las normas de seguridad y después de una corta charla que ya es rutina, revisa que cada implemento esté en su lugar, es así, como se asegura de que cada minero porte las herramientas básicas para desempeñar esta labor, entre las que se encuentran el casco, la mascarilla, el overol de franjas reflectivas, guantes de carnaza, botas industriales, lámpara y auto rescatador.
Así inicia en la mina Bellavista 2, un día laboral no sin antes cada minero encomendarse a la Virgen del Carmen patrona de su labor y a quien le ruegan por protección durante su estancia en la mina. Don Vicente le debe mucho a la minería del carbón, ya que gracias a su profesión forjó una familia, iniciando con el peldaño más bajo y escalando cada día hasta llegar con mucha satisfacción a lo más alto de su crecimiento profesional.
Por: Edgar Chitiva Guzmán. Facilitador Educativo de Ubaté y Sutatausa.