Para llegar a feliz término, dichas proyecciones se deben pensar primero en las condiciones del terreno. Julio César Salcedo, ingeniero agrónomo de la UPTC, oriundo de San Luis de Palenque, especialista en alta gerencia, y actualmente, vinculado con la empresa Disan, sostuvo que el departamento cuenta con uno de los mejores suelos de Colombia.
“Digamos que la parte de fertilidad los suelos de Casanare son de los más evolucionados. La clasificación internacional que se hizo en 1975, creó 12 categorías de suelo, teniendo en cuenta el material parental y la evolución que llevan desde que se están formando”, explicó Salcedo.
Guiados por esa clasificación se pueden encontrar en tierras casanareñas, suelos oxisoles, muy característico de algunas partes de Villanueva, que son las partes de la llanura que se encuentran bien drenadas.
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También están los ultisoles, que según lo indicó el experto, son prácticamente los suelos más evolucionados y más antiguos, porque pertenecen al Escudo Guayanés, que es la capa tectónica más fuerte de la tierra y que ha tenido muy poco movimiento en sus áreas.
Finalmente, se encuentran los inceptisoles, que son los de mediana evolución. Están localizados en los valles de los ríos, que son las partes más fértiles y aptas para la producción agrícola.
Suelos inundables
Explicó que Casanare geográficamente se divide en tres grandes zonas. Una es la ladera o el piedemonte, que se encuentra al lado de la cordillera. “Son suelos en constante formación porque se encuentran en pendiente. Allí el agua y la erosión ayuda mucho con la formación de estos suelos. Por efectos de la gravedad de la tierra y las correntías, vamos a encontrar suelos, que se forman desde la parte alta a la parte baja y se van sedimentando”.
Luego se encuentra la llanura bien drenada, que es una parte bien pequeña ubicada en el área de la altillanura, localizada en Villanueva y la parte de arriba del departamento, casi colindando con Arauca.
Por último está lo que llamó la llanura mal drenada o lo que comúnmente se conoce con la sabana inundable. “Es donde cultivamos el arroz, que es San Luis de Palenque, Trinidad, Pore, Paz de Ariporo, Maní, Orocué, todas las partes donde se siembra arroz de tipo secano y de riego”.
Ya en lo relacionado con la composición química del suelo casanareño, explicó que hay saturación de aluminio, que supera la máxima de 0,5 centimoles por hectárea, registro donde la tierra se convierte en tóxica para la biota, limitando el crecimiento de la capa vegetal.
Señaló que otra característica es la alta presencia de hierro. “En Casanare tenemos los suelos con las saturaciones más altas, llegando al 60 por ciento, llegando a 1.3 y hasta 1.5 centimoles por Ha, es decir, tres veces más de lo que deberíamos tener”.
Manejo para hacerlos fértiles
Calificó estas condiciones químicas como un problema serio, para la producción agropecuaria. No obstante dijo que es fácil remediarlo e hizo un paralelo con las características de los suelos boyacenses que son andisoles, cuya principal característica es la presencia de ceniza volcánica.
Sostuvo que para mejorar la calidad de la tierra en Casanare, es muy común aplicar cal viva, traída de Nobsa (Boyacá). Pero advirtió que es necesario guardar la relación entre calcio y magnesio, así como la de calcio con magnesio y potasio.
“Cuando hay un desbalance, es decir cuando aplico solamente cal viva o cal agrícola, que puede ser solo óxido de calcio o hidróxido de calcio, me va a acarrear problemas. Por ejemplo, cuando se aplica cal viva en un cultivo de arroz, voy a tener un problema muy común que es el escaldado”.
En esos casos lo mejor es utilizar cal dolomita. “Porque me guarda un poco la relación calcio magnesio, que debe ser de dos partes de calcio, por una parte de magnesio. Entonces esta cal me ayuda mucho y es de muy bajo costo, incluso la cal viva es más costosa”.
Los porcentajes son exactos. “Lo ideal sería un 70 por ciento de cal dolomita y un 30 por ciento de roca fosfórica, porque realmente los suelos de Casanare tienen muy poco fósforo. Teniendo como base que cualquier cultivo requiere de 16 elementos para que alcance su máxima expresión y productividad”.
En ese cuadro comparativo concluyó que en Casanare hay ausencia calcio, magnesio, fósforo y potasio, lo que se refleja en la acidez de los suelos, que se contrarresta con la dolomita que demanda por cada kilo, entre 200 y 400 litros de agua.
“Pero a diferencia de los suelos de Boyacá, aquí para corregir una centimol de aluminio, solo se necesita una tonelada de cal dolomita, en cambio ellos requieren de 10 a 12 toneladas, por Ha para corregir una centimol”.
Diferencia a favor en los suelos casanareños, que tiene un aliado en la temperatura y la alta pluviosidad. “Eso nos ayuda mucho, no obstante la temporada de lluvias no nos dura mucho tiempo. Entonces si se quiere sacarle el jugo a una Ha, tendría que estar haciendo aplicación de calcio cada 3 años, dependiendo el uso y la cantidad de agua, que se destine para esa labor”.
Inicio de un proyecto agropecuario
Cuando se tiene la intención de establecer un proyecto productivo de orden agropecuario, el experto hizo algunas recomendaciones. Primero hacer una identificación del terreno para verificar que tenga vida vegetal. “Que no sea un peladero y que tenga agua”.
Luego hay que proceder a realizar un análisis de suelo. “Se hace calicata que es un hueco de un metro de ancho por 1,20 metros de profundidad, donde se evalúan los perfiles del suelo, de qué tipo pertenece; a qué profundidad voy a encontrar el agua; si puedo hacer una explotación de agua subterránea o si la roca no me lo va a permitir”.
Con este procedimiento también permite recoger datos acera de la composición química del suelo, su calidad, grado de fertilidad, los cambios en cuanto al material parental, que es donde se forma el suelo, al igual que el nivel freático.
Con esta información se puede determinar si es necesario aplicar cal, de que tipo y la cantidad de la misma, así como la clase de cultivo que se puede establecer.
Costos para de manejar los suelos en Casanare
Uno de los renglones económicos más fuertes del departamento es el ganadero, pero a su vez es uno de los polémicos porque se hace de manera extensiva. Práctica que dentro de los cálculos expuestos por el agrónomo Julio César Salcedo, reportan una ganancia en peso por cada animal de 250 a 300 gramos día.
“Entonces es cuando se sacan unos toros a la pesa de cinco años, que es una carne vieja y a medida que se empieza a especializar las subastas, comienzan a castigar ese tipo de edades en los vacunos”.
Por eso para mejorar esta situación, planteó como solución la aplicación de roca fosfórica o cal dolomita a las pasturas. “El óxido de calcio que contiene y para ser más específico, el carbonato de calcio, va a liberar el fósforo nativo del suelo que está inmovilizado por el aluminio y el hierro”.
Cuando el vacuno ingiere ese fósforo sus tejidos se fortalecen, lo que repercute en un mayor peso. Se pasa de los 250 a 300 gramos día, mencionados anteriormente a una ganancia igual o superior a los 700 gramos día, por animal.
“Eso significa que si la ganancia neta al año era de 10 millones de pesos, pasa a 20 millones, es más como una relación costo beneficio”.
Mecanización
Otra ventaja que tienen los suelos de Casanare es que debido a su gran extensión, permite la mecanización de las labores agrícolas, lo que a su vez reduce los gastos de producción. “Mientras que en Casanare, con un solo operario de tractor se pueden manejar hasta 200 Ha, en Boyacá esas mismas 200 se manejan con 200 hombres, entonces tenemos una ventaja grandísima”.
En resumen el departamento tiene un potencial gigantesco para producir, sin desconocer que se necesita invertir para aprovechar las bondades de los suelos. “Lo que pasa es que no tenemos la cultura de hacer inversión, pero la desventaja es que no transformamos los productos”, concluyó el Julio César Salcedo.
Por: Radio Violeta Stereo – Casanare