La leyenda del cacique indígena que se bañaba en oro en una laguna, los tesoros del imperio Inca e incontables leyendas de minas y de cerros cubiertos en el precioso metal, fueron el aliento de varias expediciones españolas que buscaban como financiar una posible guerra con Inglaterra.
Por: Periódico El Campesino
El oro ese brillante y cotizado metal tendría que financiar la guerra con Inglaterra, los expedicionarios españoles emprenderían temerarios viajes al interior de los desconocido, Pizarro, Ordás, Cedeño y decenas de españoles viajaron por ríos y cruzaron selvas, decenas de ellos morirían en las guerras con los indígenas, las enfermedades del trópico, los animales y el calor harían lo suyo.
Desde Panamá salió Pizarro, exploró el pacifico y en dos años no encontró lo que los indígenas del Itsmo le habían contado, en la mira estaba la lejana provincia del Perú, peleas entre los soldados fueron debilitando aquella expedición. Sin embargo, años más tarde serían conocidos los trece de la fortuna, aquellos españoles que encontraron el Perú.
Sebastían de Belalcázar conquistaría Quito y allí se enteraría de una lejana tierra, más al norte estaba Cundinamarca, allí una poderosa tribu, los Chizcas o Chinchas, bañaban a su cacique en polvo de oro en la laguna de Guatavita.
Gonzalo Jimenes de Quesada llegaría al interior, remontando el río Magdalena, mientras avanzaba por el río se dio cuenta que los indígenas consumían sal, entre más avanzaba la sal era diferente, estaba llegando a tierras Muiscas. En la laguna de Gutavita los Muiscas coronaban el nuevo cacique, con un amasijo de barro y oro en polvo pero también con esmeraldas, los indígenas realizaban el ritual que aquellos españoles habían buscado por años.
Guatavita era el centro religioso de los Muiscas, la leyenda rodó por las provincias como una forma de ejercer poder y presión sobre otras comunidades indígenas mucho antes de la llegada de los inquietos conquistadores.