El Páramo de Guerrero ubicado al norte del departamento de Cundinamarca, constituye uno de los mayores ensanchamientos y elevaciones del Eje Occidental de la Cordillera Oriental del Altiplano Bogotá – Ubaté. Este ecosistema es de gran relevancia para la región en tanto nacen allí varias subcuencas que abastecen el río Bogotá y además aportan el 15% del agua que se consume en la ciudad. Así mismo, surte a varios acueductos veredales y municipales.
Teniendo en cuenta su importancia ambiental, Jorge Alejandro Quijano, magíster en Economía de la Universidad Nacional de Colombia evaluó la posibilidad de que se implemente el esquema de Pago por Servicios Ambientales – PSA, que es un instrumento económico diseñado para darles incentivos a los usuarios del suelo para que lo conserven ofreciendo un servicio ambiental que beneficie a la sociedad.
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El 43,9% del territorio estudiado en dicho páramo corresponde actualmente a fines agropecuarios, de los cuales se estarían generando costos de 3 millones de pesos anuales con el cultivo de papa, 1 millón por la producción de carne y $850.000 por la leche. Ante el análisis de costos, se identificó que la disponibilidad a pagar por la conservación del Páramo Guerrero a la población aledaña estaría cerca de los 9 millones de pesos por hectárea; lo que representaría los mismos beneficios que la actividad agropecuaria.
Así mismo, el investigador señaló que “después de evaluar la eficiencia de los PSA, mi duda se concentra en el impacto distributivo que tiene el programa, dado que en Colombia existe una gran disparidad de concentración de tierra que puede llevar a que un reconocimiento económico a los propietarios de tierras con alto valor ambiental, como el PSA, se convierta en un subsidio de distribución del ingreso”.
Razón por la que se considera que la correcta selección de propietarios o poseedores se debe hacer teniendo en cuenta características socioeconómicas como el nivel de vulnerabilidad y la extensión del predio. Igualmente, se analizó la posibilidad de un pago en especie en el que se contemplen mejores prácticas productivas y desarrollos alternos, esto con el propósito de mejorar las condiciones iniciales de la población implicada.
Por: Karina Porras Niño. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.