viernes, noviembre 15, 2024
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#Opinión: ¿Para cuándo la democracia?

En plena campaña electoral en Colombia es hora de preguntarse por la democracia participativa recogida en la Constitución Política de 1991.

En línea con la pregunta sobre ¿qué es democracia? y al hilo de la actual situación política en Colombia, entre dos eventos electorales que determinarán su rumbo para los próximos cuatro años, retoma fuerza el cuestionamiento alrededor de la supuesta democracia colombiana.

En el artículo ¿Para cuándo la democracia? Comunicación, imágenes y protesta social en Colombia, firmado por Gabriel Ruiz, ‘Iñaki’ Chaves y Beatriz Múnera, publicado ahora como capítulo del libro De la universidad a la sociedad; coordinado por Hidalgo, Herrero y Segarra y editado en formato electrónico por Dykinson, nos preguntábamos sobre cuándo sería el momento de que llegara una verdadera democracia.

Colombia quiere un cambio

Tal vez la situación hoy amerite responder que la oportunidad es ahora. Colombia quiere un cambio y las elecciones legislativas del pasado 13 de marzo así lo muestran. La ciudadanía lo ha manifestado votando para que la coalición del Pacto Histórico logre un número importante de curules para la Cámara de Representantes y el Senado. Dando un gran respaldo a Francia Márquez, una mujer afro defensora del medio ambiente y de los derechos de las mujeres que formará tándem como vicepresidenta del candidato de este partido. 

Aunque ese apoyo sea solamente un suave giro hacia una izquierda que se mantiene dentro del propio marco del sistema capitalista imperante, tal como propone el líder del Pacto Histórico, y nos cuenta Alberto Maldonado en revista Sur, al “promover un capitalismo humano (…) en el marco de las reformas históricas que el liberalismo ofreció hace décadas y no ha cumplido”.

Incumplimientos que han provocado problemas y desigualdades por el accionar de un Estado que ha ignorado los mandatos de la Constitución y que ha venido actuando “al servicio de los intereses privados de los capitalistas y de los políticos defensores del sistema, incluyendo un conjunto de prácticas corruptas de apropiación de los recursos públicos”.

Aún así, supone un cambio importante que tiene su semilla en las movilizaciones que se han venido produciendo con fuerza desde 2019. Unas protestas sociales surgidas desde las bases populares que han llenado las calles “para mostrar que la amenaza cotidiana a la vida no proviene sólo de un virus venido de lejos sino de unas condiciones sociales (re)producidas en el propio país” (Ruiz, Chaves y Múnera, 2021).

Barbarie VS civilización

Los autores hacen un acercamiento a las narrativas generadas en el marco de la protesta social en el país y que el poder establecido ha dividido entre las de barbarie,  llevadas a cabo por las y los protagonistas de las manifestaciones, y las de civilización, que ha difundido el propio Gobierno a través de sus redes virtuales y sus medios acólitos “El poder establecido ha buscado crear, alrededor del paro nacional colombiano, una narrativa de la barbarie versus otra de civilización”. 

La comunicación transmitida por los poderes político y mediático, acompañada de ciertas imágenes que respaldaban sus mensajes, ha ido construyendo una memoria que alimentará la historia oficial, la de quienes ostentan el poder y hacen un uso torticero de la ley para imponer su versión y su visión de una realidad que, cuando menos, tiene dos lecturas y diversas interpretaciones.

El próximo 29 de mayo tendrá lugar la primera vuelta de las elecciones presidenciales para elegir al siguiente inquilino de la Casa de Nariño. Un momento propicio para votar por el cambio y hacer que, por fin, la democracia haga acto de presencia en el país con la democracia más antigua de América Latina.

Aunque solamente suponga un leve cambio a la izquierda, lo será con mujeres y hombres, con todas y todos, afros, indígenas y mestizos, que quieren que Colombia le apueste a la paz y a la metamorfosis social, que desean “vivir sabroso”, que piensan que la historia debe ser con la gente corriente (no sólo la “gente de bien”), que anhelan que se siembre esperanza, que buscan que la dignidad se haga costumbre y que sueñan con que el país sea “una potencia mundial de la vida”.

*Esta nota periodística no representa la postura de Acción Cultural Popular – ACPO organización dueña de la marca registrada Periódico El Campesino y elcampesino.co. Con ello, tampoco compromete a la organización ni al periódico en los análisis realizados, las cifras retomadas, los entrevistados que aparecen, entre otros.

Por: Ignacio «Iñaki» Chaves – Consejo Editorial El Campesino.

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