En el Valle de Sibundoy ubicado en el departamento de Putumayo al suroccidente del país, habita un pueblo indígena caracterizado por su fortaleza cultural, organizativa y su visión cosmológica manifestada al mundo por medio de los oficios ancestrales que aún conservan. Se trata del pueblo kamëntsá o Kamsá que actualmente cuenta con una población aproximada de 4.773 personas y que pese a la colonización y la discriminación, es una de las comunidades indígenas cuya lengua y prácticas tradicionales están amenazadas con la desaparición.
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Entre los espacios míticos del pueblo kamëntsá se pueden encontrar El Paramillo, que ubicado en el resguardo de Sibundoy es el lugar a donde acuden los médicos tradicionales a proveerse de plantas medicinales; El Cerro Montecristo, que requiere de un trato particular evitando todo tipo de ruidos; y el Lugar de las Lamentaciones, ubicado en el centro de la plaza central de la cabecera municipal de Sibundoy. Espacios que representan el arraigo con su territorio y la lucha por la conservación de sus creencias, como lo hacen de la misma manera los oficios ancestrales que cuentan historias, sueños y lecciones.
El tejido kamëntsá
Este oficio desarrollado por las mujeres de la comunidad representa una forma de plasmar los conocimientos del pueblo kamëntsá y se ha conservado gracias a la transmisión que se ha hecho de generación en generación. Cada tejido contiene una carga simbólica importante, un uso específico y una determinada inspiración, relacionados al igual que otros pueblos indígenas con la naturaleza y los seres que la habitan.
Por lo que existen diseños dedicados al sol, la luna, el agua y los árboles; además del uso de figuras geométricas para representar montañas, cultivos. También se representan partes del cuerpo humano como las costillas, el vientre materno, la cabeza, las extremidades y fenómenos naturales y sobrenaturales como la lluvia y el arcoíris. Las mujeres tejedoras cumplen entonces el papel de guardianas de la historia y de la forma de contarla, trabajando desde el amor por mostrar a las nuevas generaciones la belleza de este arte.
El tallado de máscaras de madera
El tallado de la madera para la elaboración de máscaras es uno de los oficios más importantes de este pueblo indígena, pues es la manera de expresar la rebeldía del pueblo en tiempos de lucha por proteger su forma de vida cuando llegaron las invasiones extranjeras a su territorio. Teniendo en cuenta que no se podían comunicar con los invasores de la época, por medio de las máscaras manifiestan su inconformismo mediante gestos exagerados como una forma de protesta, ya fuera con una larga lengua afuera o con la boca muy abierta como gritando.
De igual modo y en relación con la medicina ancestral, las máscaras también son el elemento físico que conserva las enseñanzas del yagé, pues las visiones apreciadas en los rituales tradicionales entorno a este brebaje luego son talladas y pintadas, trayendo las visiones apreciadas en dichos rituales del mundo cósmico a este plano.
Por: Karina Porras Niño. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.