Después de un recorrido intenso en carro, río y a pie, llegamos a la vereda No Hay como Dios ubicada en Carmen del Darién, Chocó. Donde un joven nos recibe con la frase “pasen tranquilos, eso no se cae” refiriéndose al cruce de la quebrada hecho de una cuerda y una base de bambú.
Don Gabriel y doña Estella son un matrimonio mestizo, él antioqueño como la arepa y ella costeña con el sabor del mar. Llegaron al territorio hace más de 15 años porque Gabriel es docente, enfocado en el rescate de las fuentes naturales porque según sus datos“ están desprotegidos legalmente más del 60% de los árboles en Chocó”.
“Vengan los invito a que conozcan mi reserva natural, aquí no se cortan árboles, se siembran, muchas personas en Chocó deforestan para sembrar o para el ganado, yo en cambio siembro plátano, cocó, maracuyá, nogales, choibas y cedros.
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También guayacanes, árboles imponentes y majestuosos que si bien es cierto son maderables, yo no los uso con ese fin, aquí nuestra idea es reforestar y regalar semillas, sembrar la cultura de la educación natural para la protección y no extinción de nuestro planeta. No importa que nadie nos vea ni nos oiga, de grano en grano la gallina llena el buche” expresó don Gabriel.
Junto con las participantes del proyecto Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente – MIA iniciamos un recorrido dentro de la espesa selva del Darién con avistamiento de osos perezosos, micos, guacamayas, tucanes, babillas y las fantásticas heliconias que pululan en el sector.
Allí pudieron encontrar una realidad tan diferente a la de la guerra y a la intolerancia natural del país, aquí por el contrario todo es paz,amabilidad y naturaleza nada más. No podía faltar el toque gastronómico de la mano de Navis Quiroz lideresa del proyecto en la comunidad de Santamaria.
Ella nos deleito con un delicioso pollo acompañado de todas las típicas hierbas del Chocó, con esos aromas que invitan a saborear lo mejor de la tierra, y claro, no podía faltar su majestad el borojó, para acompañar la historia de la sobremesa que dejó a todos perplejos.
Don Gabriel nos contó que aprendió a jugar ajedrez en el campo sin ajedrez con Radio Sutatenza y el periódico El Campesino, que los domingos montaba una separata para aprender este juego.
Con mucha pasión don Gabriel pide a las Escuelas Digitales Campesinas su apoyo, para lograr que los jóvenes tengan más herramientas de donde tomar conocimiento para el futuro y les invita a hacer presencia en la vereda, No Hay Como Dios para fortalecer la educación natural.
Agradecemos la participación al equipo de apoyo con el ingeniero José Andrés Aldana de ARN, quien donó el transporte terrestre y nos acompañó durante todo el trayecto, al profesor Diego Alejandro Rendon de la OIM que apoyo en terreno orientando y guiando cada uno de los aprendizajes.
Por: Miguel Ángel Arango Cifuentes. Facilitador educativo del proyecto MIA.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.