El milagro de las tres tacitas de arroz

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Milagro. El día que se repitió la escena de la multiplicación de los panes en el pequeño de Olivenza.

mural milagro de arroz

 

Por Andrés Felipe Lasso

 

Olivenza España- El calendario de 1949 marcaba el día 23 del mes enero. Nadie, ni siquiera el cura párroco se imaginaría que ese día la escena de la multiplicación de los panes se repetiría en este pequeño pueblecito. Eran tiempos duros para todo el mundo; Europa se recuperaba de los estragos de la segunda guerra mundial y la mayoría de la población era pobre, además pesaban en la memoria colectiva y de cada uno, los muertos enlutados y el sinsabor de las heridas sin sanar. En Colombia todavía retumbaban las alarmas y disparos que comenzaron con el Bogotazo y que todavía nos pesan y España llevaba a cuestas la guerra civil de 10 años antes.

Allí en Olivenza se encontraba doña Leandra Rebollo, cocinera y trabajadora del La casa de Nazaret, que como muchas obras de la iglesia hacía las veces de comedor, dormitorio,escuela, morada y refugio de los necesitados. Empleada de buena gana y corazón, de esas que vemos en los comedores comunitarios, parroquias, fundaciones… que más que una paga, buscan servir al prójimo, con la convicción que solo da el amor cristiano.

Silenciosa y con ímpetu, alista la olla, y lo que cualquier cocinero busca para hacer arroz. Doscientas raciones necesita, para calmar el hambre de los pobres, busca en la alacena… triste realidad… tres tacitas encuentra, una libra y media, sólo eso. Las donaciones han diezmado en su volumen.

No se deja desmoralizar y monta la olla que días anteriores contenía el arroz suficiente y necesario; hoy casi, casi no hay nada. Revuelve el arroz y el agua y pensando en Fray Juan Macías dice: “! Beato … y los pobres sin comida¡”. Nada sucede y se va, seguramente a seguir en otros oficios mientras se cocinaba el arroz.

Nadie sabe cuánto se demoró en volver, quizá un cuarto de hora o lo que se demora en estar al punto el arroz, pero al llegar ¡oh grata sorpresa¡. La olla está llena. ¿Cómo sucedió? -“!es un milagro¡” grita enérgicamente. Corre en búsqueda del cura del pueblo y la directora del lugar donde funciona el comedor. Todos llegan a constatar con sus propios ojos este hecho que es maravillosamente inexplicable y de paso comen.

El arroz sigue creciendo, es necesario traer más ollas, que van siendo llenadas a medida que se multiplica el arroz. Es un milagro como nunca se había visto en Olivenza. Todos se remontan a la multiplicación del pan cerca al monte de Betsaida por las manos del mismo hijo de Dios, donde comieron más de cinco mil (Lc 19 12-14). Ese día se repitió la historia, dos cosas eran diferentes: que estos pobres y hambrientos tenían ante los ojos misericordiosos del Señor a Fray Juan Macías, hoy Santo de la Iglesia Católica y que el pan era arroz.

Cuatro horas duró este milagro, pero en la memoria de estos hombres y el mundo sigue el recuerdo del día en que Dios no dejó en ayunas a los pobres de Olivenza.

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