Por: César Pulido
En el evangelio según San Juan 2, 1-11, nos muestra como la virgen María fue quien inició la vida pública de Jesús. Este texto bíblico nos narra un acontecimiento ocurrido en Caná de Galilea durante una boda, a la cual habían sido invitados Jesús, su madre y los discípulos. Lo significativo de la narración del evangelio, es cómo l
a Virgen se da cuenta de las necesidades que presentaban los novios porque se les acabó el vino. Ella, sintiendo esa necesidad y con deseo de ayudar, se acerca a Jesús para informarle que se acabó el vino imprescindible, en ese tiempo, en una fiesta.
Jesús, inicialmente, toma una actitud de poca importancia ante la solicitud de su madre, pero ella no se da por vencida, da orden a los sirvientes para que hagan lo que Jesús les diga. Así Jesús procede ante la súplica de su madre ordenando a los sirvientes que llenen de agua unos recipientes que se encuentran vacíos, la cual se convierte en vino, y este de mejor calidad que el que estaban bebiendo.
Es importante resaltar dos acontecimientos en el pasaje bíblico. El primero, nos narra cómo Jesús inicia su vida pública realizando su primer milagro: convertir agua en vino de la mejor calidad. El segundo, el papel de la Virgen María como intercesora, ella sin que nadie se lo pidiera vio la dificultad que tenían los organizadores de la boda, se puso en el lugar de ellos y fue rápidamente en la búsqueda de su hijo ya que sabía que era el único que les podría ayudar.
Así como la Virgen vio esa necesidad, ve l en la actualidad nuestras y está dispuesta a interceder por nosotros ante su hijo para ayudar a los que se lo pidan.
En la Virgen María podemos encontrar a esa madre que está siempre dispuesta a servir, a acoger nuestra suplicas; que tiende sus brazos para acogernos a los que tenemos fe en ella y en su hijo, que no abandona al necesitado. Y, así como intercedió en las bodas de Caná, intercede por nosotros ante su hijo, sabiendo que un hijo no le niega un favor a su madre.
