Lejos de la vida estrepitosa de los Andes y a cientos de kilómetros de los semáforos, moto taxis y en general de caos de los centros poblados, los cerros de Mavecure se ubican en la inmensidad de la amazonia colombiana.
Por: Andrés A. Gómez Martín
Periodista de ElCampesino.co
Al momento de pensar en el departamento del Guania, vienen a la mente imágenes de la selva amazónica, de grandes árboles, caudalosos ríos, aves, micos, frutos misteriosos y claro, historias de aventureros e indígenas que han vivido en esa región, dominando el arte de navegar por el río Inirida y los cientos de caños y raudales que por allí existen.
El cronista colombiano, Germán Castro Caicedo, describe en uno de sus libros, » mi alma se la dejo al diablo», escenas de un aventurero que se adentra en la selva, a los limites del Guviare y del Guania. Castro Caicedo deja claro, luego de una rigurosa investigación, que quienes se atreven a entrar a la selva o están locos o tienen una gran dosis de valentia. La búsqueda de pieles, caucho y ahora de minerales como el coltán, han generado que se extienda la minería ilegal, sobre todo en el parque nacional Puinawai.
Al Guania lo compone un solo municipio, la capital Puerto Inirida, pero el departamento se divide en 8 jurisdicciones, Pana Pana, San Felipe, Mapiripana, Barrancominas, Cacahual, Puerto Colombia y La Guadalupe. Los cerros de Mavecure se alzan a la orilla del poderoso río Inirida, tres montículos rocosos, Pajarito con un poco más de 700 metros de altura, cerro el Mono con más de 400 metros de altura y Mavecure con 170 metros.
Estos tepuyes, hacen parte del escudo Guyanes, la formación rocosa más antigua del planeta. Los cerros tienen un valor espiritual y sagrado muy importante para los indígenas Currupaco, Puinave y Sikuani. Estos territorios del país fueron declarados como departamento con la promulgación de la constitución de 1991.