Semillas nativas y criollas base de la agricultura
Mientras el Estado, las empresas transnacionales y los políticos de turno crean resoluciones que prohíbe la semilla nativa y criolla; o leyes nacionales e internacionales de creación de patentes de semillas que quieren acabar con la agricultura tradicional y que buscan dividir a las comunidades; la preservación, protección, reproducción e intercambio de semillas nativas de forma orgánica se fortalece entre los campesinos, sus familias y amigos. Esta práctica beneficia directamente a los campesinos y a sus huertas. De forma orgánica han logrado mantener la soberanía, autonomía y seguridad alimentaria.
La lucha es por nuestras tradiciones
Para fortalecer esta práctica se han creado diferentes estrategias comunitarias como casas de semillas en donde los campesinos pueden intercambiar, pedir prestadas y comprar semillas nativas y criollas para sembrar en sus huertas.
Además, han realizado encuentros con un enfoque intergeneracional en donde llevan a cabo intercambios de semillas contribuyendo a la diversidad de semillas y alimentos garantizando que las tradiciones se mantengan. Y lo más importante, las (os) custodias (os) y guardianas (os) de semillas han decidido compartir sus conocimientos con sus hijos, sus nietos, los niños de la escuela del barrio San Luis, los profesores, con los vecinos y, en general con a comunidad.
Por eta razón seguiremos defendiendo esta práctica cultural y tradicional. Para que doña Tulia y todas (os) las (os) custodias (os) sigan resguardando, protegiendo y cuidando nuestras semillas como seres vivos que son.
Conozcamos y aprendamos estas prácticas tradicionales de protección y reproducción de semillas nativas y criollas. Garanticemos que los alimentos que se están produciendo en el departamento y en el país sean orgánicos. Si logramos concientizarnos y tomar medidas sobre lo que consumimos podemos crear en conjunto formas de acabar con la producción de semillas modificadas genéticamente, o por lo menos expulsar del país las empresas multinacionales que las fabrican como lo han hecho otros países Latinoamericanos.
Rendirse y adoptar el modelo agroindustrial del Estado, tener monocultivos y sembrar semillas transgénicas nunca será una opción. Porque si algo nos ha enseñado doña Tulia es a ser guerreros y a defender nuestros derechos.
Seguiremos en la lucha replicando sus enseñanzas con el mismo cariño que ella lo ha hecho siempre. Para terminar, es importante agradecerle por su lucha, por su huerta llena de vida y diversidad, por mantener las tradiciones de nuestros ancestros y en especial por sus palabras cargadas de resistencia que hacen que pueda estar seguro que un cambio es posible.
Parte 1: Doña Tulia, una custodia de semillas nativas en Duitama – Boyacá
Parte 2: La huerta donde doña Tulia resguarda las semillas nativas
Parte: 3: La represión contra los campesinos que defienden las semillas nativas
Por: Fabio Andrés Hernández. Fundación Artística y Cultural Cacique Tundama.