miércoles, mayo 15, 2024
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Cada abeja cuenta, una iniciativa para la protección de estos polinizadores

Las consecuencias de la ausencia de abejas se hace evidente de manera progresiva, ya que las interacciones naturales se ven alteradas en todos los ecosistemas, tanto en la fauna, como en la flora.

La población de abejas a nivel mundial es diariamente amenazada por aspectos como las consecuencias de la deforestación, la fumigación con glifosato y el cambio climático, causando la disminución de estos insectos que son considerados como los polinizadores más importantes del planeta.

Por consiguiente, la ausencia de abejas desequilibra e influye en ciertos procesos naturales como la reducción de la producción de frutas, verduras y de especies vegetales utilizadas para construcción, elaboración de bebidas, y textiles, entre otros productos.

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Debido a los diferentes aspectos que atentan contra la vida e integridad de las abejas, surgen iniciativas como “Cada abeja cuenta” que busca promover la conservación de estos insectos. Ligado a esto, la agencia de relaciones publicas Avant Garde, creadora de la campaña, realizará el Primer Foro Cada Abeja Cuenta, un encuentro de protectores de las abejas en el año 2021. 

La experta colombiana en abejas Guiomar Nates Parra de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), habla de los factores que influyen en la disminución de las abejas en el mundo.

“Se debe proteger a los polinizadores, reduciendo los factores que causan su pérdida, o un escenario más terrorífico es reemplazarlos por ‘polinizadores humanos’ o ‘abejas robots’, y eso sería terrible. Los factores que están causando mortalidad o susceptibilidad a enfermedades en las abejas, también causan lo mismo en otros organismos”, menciona la experta Nates.

Dentro de las inminentes consecuencias que se deben enfrentar por la diminución de abejas, está la desaparición progresiva de ecosistemas como los bosques, ya que el déficit de polinización influye en la producción y dispersión de semillas y por ende, en la regeneración de los bosques, que a su vez afecta la producción de oxigeno y agua.

Esto hace evidente que el orden natural de los procesos está creado por una cadena de interacciones que se vería afectada de principio a fin, causando con el tiempo la degradación de los ecosistemas que deben regularse de una u otra forma, alterando las funciones normales de cada interacción.

Otro aspecto importante que influye en la disminución de abejas, son las fumigaciones con glifosato, ya que este herbicida altera su sistema inmunológico y por lo tanto a los microorganismos que contribuyen a las funciones normales del intestino, afectando la salud de las abejas y su efectividad como polinizadoras, pues se vuelven sensibles a las enfermedades y a los diferentes productos químicos que son usados en actividades agrícolas.

“Afecta las capacidades cognitivas de las abejas y el proceso de aprendizaje en las forrajeras, lo cual altera su capacidad de orientación. Además, han encontrado glifosato en muestras de miel y ya se sabe que ese herbicida puede provocar cáncer, así que no solo afecta abejas o a los animales”, explica Nates.

Asimismo, el cambio climático influye fuertemente en la disminución no solo de los polinizadores, sino de la fauna y flora mundial, ya que las inundaciones, sequias, incendios, descongelamiento de nevados, ruptura de glaciares, y las actividades humanas de producción de enormes cantidades de basuras y residuos tóxicos, sin tratamientos adecuados, son alteraciones que repercuten en los ecosistemas que sirven de refugio y producción de alimento para muchos animales, incluyendo las abejas.

Respecto a la de pandemia que tuvo su tiempo de confinamiento, Nantes menciona que las restricciones de movilidad hicieron que la gente no visitara las áreas naturales y por ende que no alteraran consciente o inconscientemente los ecosistemas, por lo que estuvieron protegidos, sin embargo resalta que las alteraciones ocurren cuando se intervienen los ecosistemas, cuando se atenta contra la vida natural, es decir, la tala, los incendios, fumigaciones, entre otras acciones.

“Se ha incrementado más que antes de la pandemia la deforestación de áreas naturales, parques nacionales y áreas protegidas, porque los que talan bosques están más libres de adentrarse en esas zonas y destruir el bosque, ecosistemas particulares que muchas veces contienen especies propias de los territorios, por ejemplo, si se sigue deforestando la amazonia, Bombus transversalis, abejorro propio de esa región, estaría en riesgo de desaparecer”, agregó Nates.

Por: Isabella Durán Mejía. Periodista.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

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