Continuando con la serie, una historia deliciosa, hoy el turno es para el departamento de Boyacá. La mazamorra chiquita es uno de los platos típicos de la cocina boyacense, los niños son criados como dicen los abuelos con sopas y sopitas que los alimenten y les den fuerzas de verdad para que puedan jugar y ayudar en las tareas del hogar.
Por: Andrés A. Gómez Martín
Doña Rocio Guevara es habitante del pequeño municipio de Samacá, a pocos minutos de Tunja la capital del departamento patriota. Rocio como buena campesina y a sus casi 60 años de edad, se dedica a varias tareas para ayudar con la economía familiar, entre sus varios trabajos están por ejemplo recoger en época de cosecha de cebolla larga, le ayuda a su primo que tiene casi 5 hectáreas sembradas al borde del camino veredal que comunica al municipio con el carretera central del norte, cuando no hay que cosechar, Rocio trabaja donde una de sus cinco primas, Berta, su prima mayor tiene una tienda en el cruce de la carretera que conduce a Villa de Leyva.
Pero Rocio sabe algo que aprendió de su abuela, a preparar la mazamorra chiquita, símbolo de los campesinos por excelencia, el término “ chiquita” se utiliza para distinguirá se su contra parte antioqueña que tiene panela.
La receta de la mazamorra chiquita es todo un ensamblaje culinario, costilla de res, menudo o también conocido como mondongo, arvejas, zanahorias, acelgas, papa pastusa, maíz peto, papa criolla, cebolla larga, una pisca de ajo y carne de murillo.
El secreto de Rocio al a hora de preparar esta maravillosa sopa, es la paciencia, cuando ella la prepara lo hace en olla de barro que heredó de su abuela hace casi treinta años, la aleña para cocinarla es uno de los trucos que ella guarda con recelo.