Los gases efecto invernadero son compuestos químicos en estado gaseoso como el vapor de agua, el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O) producidos principalmente por el ser humano y las distintas actividades que realiza. Estos gases se acumulan en la atmósfera de la Tierra y son capaces de absorber la radiación infrarroja del sol, aumentando y reteniendo el calor, principal causa del cambio climático.
Para que dichos gases no sigan destruyendo la capa de ozono, que es la capa que recubre todo el planeta y brinda protección frente a los dañinos rayos ultravioletas producidos por el sol, se requieren de tierras cubiertas con bosques y de acciones inmediatas para reducir la producción de estos gases. Por lo que resulta importante conocer la situación entorno a este tema a nivel mundial.
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Para tomar decisiones ante esta problemática entidades como la Red Global de la Huella Ecológica realizan una diversidad de estudios para identificar y cuantificar las cantidades de gases efecto invernadero producidas en el mundo. Teniendo en cuenta en primer lugar que la Huella de Carbono representa el 60% de la Huella Ecológica de la humanidad, y por otro lado que la demanda de bienes y servicio de la actualidad en 75% mayor a lo que el planeta puede renovar.
MATHIS WACKERNAGEL, Fundador y Presidente de la Red Global de la Huella Ecológica afirma que “utilizamos tanto de la naturaleza como si viviéramos en 1.75 Tierras, pero sólo tenemos una. Esto no es un juicio, sólo una medida. En este contexto, devolver la actividad humana al presupuesto ecológico de nuestro planeta”.
La edición para este año de la Cuenta Nacional de Huella y Biocapacidad está siendo producida por un equipo de investigadores de la Facultad de Estudios Ambientales de la Universidad de York en Toronto, Canadá grupo que promete datos sólidos y confiables exponiendo un primer análisis con datos que van desde 1996 hasta el 2018. Cabe mencionar que a partir de los resultados que surgen de este tipo de investigaciones se posibilita una atención pertinente en cada región dependiendo de sus actividades productivas, sistemas económicos, sociales y culturales.
El Reino Unido por ejemplo, cayó 11. 7% entre 2014 y 2016 llevando la Huella Ecológica del país a 8.8%, esto gracias a la disminución significativa en el uso de carbón, así mismo por la disminución de los cultivos de trigo y cebada. En Europa la Huella Ecológica ha disminuido a 3.7% entre 2014 y 2016 y en Estados Unidos disminuyó 18% entre 2005 y 2016 a partir del desplazamiento de carbón por las energías renovables.
En países como China y Rusia se ha presentado un aumento en la Biocapacidad entorno a tierras de cultivo y gracias a la reducción en el uso de carbón. De igual modo, Cuba evidencia un crecimiento importante en Biocapacidad a partir de un compromiso establecido para 2030 por generar el 24% de su energía a partir de fuentes renovables. Además, la nueva constitución de Cuba aprobada en febrero de 2019 incluye enmiendas dirigidas a promover la conservación del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático.
Por: Karina Porras Niño. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.