Los indios, un plato típico muy boyacense
En Colombia hay una gran variedad de platos típicos y todos muestran la riqueza cultural de este país. Los indios son un ejemplo de ello.
Por: Karent Julieth Rojas Sandoval.
Estudiante de la Fundación Universitaria Juan de Castellanos. Tunja, Boyacá
Los platos típicos colombianos varían dependiendo de la región o municipio en que se esté. Ejemplo de ello hay muchos: la bandeja paisa en Antioquia, el arroz con coco en la costa caribe, el tamal y la lechona tolimenses, el mute santanderiano, el ajiaco santafereño, el cocido boyacense, la mazamorra chiquita en el antiplano cundiboyacense, y muchos más. Hay otros que también son platos típicos colombianos pero que se consumen en la totalidad del territorio. Entre estos están: el sancocho de gallina, el arroz con pollo, el arroz atollado, el mondongo, los envueltos, las arepas en todas sus presentaciones, los caldos de pollo, de pescado y de papa con costilla, entre otros.
En Colombia los platos típicos son una tradición, vienen arraigados a una serie de sentimientos, recuerdos y vivencias. Es de costumbre en este país que en cada celebración familiar, evento en comunidad o simplemente en el marco de la invitación a almorzar de un amigo se prepare un plato típico. Es algo así como la especialidad de la casa. Varias veces se ha escuchado decir “mi mama prepara un mondongo espectacular” o “yo hago un arroz atollado como para chuparse los dedos.” Es una muestra gastronómica con la que una persona y hasta la familia siente mucho orgullo de preparar y dar a sus invitados.
Hay un plato típico que es muy conocido al interior de Boyacá, más específicamente en los municipios de Sotaquirá y Tuta. Su nombre es muy peculiar y hasta extraño: son los llamados “indios”. Este es un plato que se prepara con una masa de maíz previamente aderezada con un guiso que lleva bastante cebolla, ajo, sal, mantequilla, leche y perejil. La masa se introduce en una hoja de tallo doblaba a la mitad, luego se presiona para eliminar el exceso de masa. (Imagínense una oblea doblada a la mitad y el arequipe es la masa).
Estos indios van acompañados de gallina de campo, costilla de res, mazorca, yuca, papa pelada, habas, mute, arveja con vaina y rubas. Todos los ingredientes incluidos los indios van cocinados en la misma olla. Para darle más sabor es preferible cocinarlos en estufa de carbón, fogón de leña y en lo posible en olla de barro. Al momento de servirlos es de costumbre bañarlos con el caldito que resulta de si cocina.
Los indios fueron declarados patrimonio cultural y plato típico del municipio de Sotaquirá por el Concejo Municipal de Sotaquirá, con Acuerdo número 002 del 25 de febrero del 2014.
Mujeres campesinas comprometidas con el campo
Las mujeres campesinas siempre han jugado un papel importante en el sector agropecuario. Sin embargo, su labor nunca ha sido reconocida como debe ser y este es un factor determinante en el aumento de la inequidad de género.
Por: Nelson David Ruiz Guzmán
Facilitador de las EDC de Cundinamarca
Las mujeres campesinas han sido reconocidas en Colombia por ser pilares fundamentales de la familia, y en la mayoría de los casos se reconoce su labor sólo en términos del trabajo doméstico que históricamente han desarrollado.
Pero las mujeres campesinas tienen una importancia mayor, y es prioritario que en Colombia se acabe con los patrones culturales que las relegan a una labor meramente relacionada con los oficios de la casa y el cuidado de los niños.
Un estudio de Universidad Nacional de Colombia y la Universidad McGill de Canadá, con el apoyo de entidades como la ONG Fundelsurco, en un proyecto realizado en zonas productoras de papa de cinco municipios de Nariño, determinó que las mujeres campesinas cumplen un papel preponderante en materia de seguridad alimentaria, en el desarrollo familiar y en la recolección de productos, pero todavía no toman decisiones económicas y siguen siendo víctimas de violencia intrafamiliar.
Por su parte, el Tercer Censo Agropecuario, que recopila información de todas las Unidades Productoras Agropecuarias-UPA existentes en la zona rural dispersa del territorio nacional, revela que las mujeres campesinas que toman decisiones de producción de forma individual o conjunta es del 38,5% frente a un 61,5% en donde éstas son tomadas por los hombres.
De ese total de mujeres campesinas que toman decisiones de producción, tan sólo el 12,5% corresponde a mujeres y hombres que comparten dicho proceder, por lo cual se hace evidente que el 26,0% corresponde a mujeres que son cabeza de hogar.
Es por ello que el gobierno nacional, dentro de sus políticas de equidad de género encaminadas al campo colombiano, ha creado el Programa liderado por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Social llamado Mujer Rural.
Como tal, el programa Mujer Rural ha cofinanciado 148 proyectos beneficiando de manera directa a 4.395 mujeres campesinas. Su objetivo, reducir la pobreza rural creando un escenario de inclusión para las mujeres campesinas en la oferta institucional.
Pero esto no es suficiente. Es claro que el propósito de que el trabajo tenga un componente social que se encamine a empoderar a las mujeres campesinas y visibilizarlas como un eje de desarrollo de la comunidad no se ha logrado y la brecha de la desigualdad sigue abierta.
Las mujeres campesinas cumplen un papel vital al ocuparse de los cultivos codo a codo con los hombres. Sin embargo, todavía tienen una posición inferior a sus compañeros en términos de remuneración, reconocimiento a su labor, maltrato e incluso en la toma de decisiones frente a la compra de alimentos en su hogar.
Aparte de las políticas y programas diseñados en Colombia tendientes a superar las desigualdades en materia de género, es indispensable que se asuman prácticas distintas por parte de los hombres, en las que se tengan en cuenta la corresponsabilidad, la solidaridad y el respeto.
Cambiar las prácticas culturales es el éxito de cualquier política en la superación de la inequidad de género. Se puede.
Mayo, mujer y madre
En todo el mundo se hacen celebraciones, aniversarios o conmemoraciones y esto se consigue gracias a los calendarios o almanaques, pues si no fuera así no estaríamos de acuerdo en las fechas.
Por: Dr. Luis Alejandro Salas Lezaca
En todo el mundo se hacen celebraciones, aniversarios o conmemoraciones y esto se consigue gracias a los calendarios o almanaques, pues si no fuera así no estaríamos de acuerdo en las fechas.
Cada uno estaría en un día diferente. Por lo general respetamos los onomásticos aunque a veces no estemos de acuerdo con la conmemoración. Así, muchas damas se sienten molestas por sus cumpleaños cuando llegan a cierta edad.
Unos no son partidarios del día del hombre porque dicen que se celebra solo por complacencia o por equilibrio con el día de la mujer. La navidad se celebra el 25 de diciembre pero en algunos sectores esto no se tiene en cuenta. Ni siquiera la fiesta del año nuevo, porque hay calendarios diferentes y están en otro año.
Pero hay zonas o regiones más o menos grandes donde sí hay acuerdo para realizar festejos por determinados motivos. Y en ciertos casos las celebraciones no duran un día sino semanas, meses y años.
Aquí el mes de mayo es el mes de la mujer. Y dentro de este mes, el segundo domingo, por disposición oficial, es el día de la madre. Y aunque se han hecho muchos cambios en la vida y organización familiar y social, la madre es mujer. Cuando decimos que un hombre es una madre, es en sentido figurado y no real.
Algunos dicen que son los comerciantes y fabricantes los que promueven y buscan las celebraciones, para poder hacer promociones y propagandas y lograr que la gente gaste, compre, regale. Por eso el día de los novios, el día de la amistad, el día del padre, el día del niño, el día del adulto mayor y el día de cada profesional.
No quiere decir que solamente en el día señalado para conmemorar debe festejarse. Todos los días deben ser día de la madre pues cada día debe demostrarse el afecto, el cariño, el reconocimiento y no solamente el segundo domingo de mayo. Pero es interesante que los distintos sectores sociales se pongan de acuerdo para en una fecha dedicar una especial atención a las demostraciones de afecto y amor.
No quiere decir que hay que hacer grandes gastos y comprar asuntos muy costosos para quedar bien. Con la mamá no se necesita quedar bien, porque ella sabe, ella siente, que hay amor filial. Ella no necesita de demostraciones ostentosas sino de expresiones sentidas y sinceras de aprecio, de amor.
En la copla se dice que “no hay como la mama de uno”. Y eso es verdad. Así como para ella no hay como el hijo de una. Y sea hija única o sea hijo de un grupo numeroso.
¡Que vivan las madres! Que sientan que las queremos.
O ¡que viva la memoria de la madre!
¡Que viva mi mama!
El Invima y un ejemplo de emprendimiento en Nuquí
En el departamento del Chocó, desde el inicio de su historia, la población ha sufrido por agua potable. Se dice que el 90% de las personas, sin importar su edad, ha sufrido de enfermedades gastrointestinales en algún momento de su vida. Surgieron respuestas a estos desafíos, pero entraron en conflicto con el Invima.
Por: Miguel Ángel Arango Cifuentes
En cada cocina del municipio de Nuquí siempre fue necesario hervir el agua, por el riesgo de enfermedades asociadas a bacterias presentes en el agua. Por ello nadie tomaba agua potable a menos que fueran de las envasadas que llegaban del puerto de Buenaventura.
Un día alguien pensó: “Qué no hay en Nuquí que yo pueda producir y beneficie a muchos.” Así pues el señor Cesar Augusto Hoyos Benítez, en compañía de su fiel amigo y socio Jorge Eliecer García Marmolejo, decidió crear su empresa de agua a la que desde el principio bautizó como Bio Nuquí. Hoy, por su crecimiento, ya se llama BioPacific.
El primer reto se llamaba Invima, que es el ente regulador de medicamentos y alimentos. El Invima, para cada emprendedor de negocios de alimentos, es el “coco” o el freno a su iniciativa. Las regulaciones son muchas. Sin embargo, con mucho esfuerzo y asistiendo a capacitaciones del Invima lograron la autroización. Para ello nuestros emprendedores aprendieron los requisitos para el tratamiento y empaque del producto que debía ser excelente para el consumo de la comunidad nuquiseña. Así después de muchas visitas al Invima en Bogotá, el día 3 de julio de 2013 fue asignado el registro sanitario con la resolución 2013019215, “por la cual el director de alimentos y bebidas del instituto nacional de vigilancia de medicamentos y alimentos INVIMA, en ejercicio de sus facultades legales conferidas en el decreto 2078 del 2012 otorgo el respectivo registro”.
Hoy la población nuquiseña se enorgullece de su agua Biopacific, con su registro Invima. Siente que es una empresa propia que beneficia al 100% de la comunidad del casco urbano de Nuquí y de Bahía Solano. El mejor resultado realmente es ver cómo los índices de enfermedades gastrointestinales disminuyen en la medida que la población hace del agua una parte de su cultura gastronómica. Esperamos que más emprendedores como don Cesar y Jorge, quienes no sintieron miedo al enfrentar los retos de calidad del Invima, se atrevan a lograr un producto maravilloso.
La Unidad de Víctimas estrena director
La Unidad de Víctimas estrena como director al exgobernador del Meta Alan Jara en reemplazo de Paula Gaviria, quien a su vez pasará a la Alta Consejería Presidencial para los Derechos Humanos.
Por: Nelson David Ruiz Guzmán
Facilitador de las EDC de Cundinamarca
La Unidad de Víctimas es para el presidente Juan Manuel Santos una parte fundamental del postconflicto colombiano, razón más que suficiente para que el gobierno haya escogido al doctor Alan Jara para que asuma la dirección de la Unidad de Víctimas.

Como muchos en el país conocen, el nuevo director de la Unidad de Víctimas, el doctor Alan Edmundo Jara Urzola, fue gobernador del departamento del Meta, habiendo ejercido anteriormente el mismo cargo en dos oportunidades, una por decreto y la otra por elección popular.
El 15 de Julio de 2001 fue secuestrado por la guerrilla de las FARC cuando se desplazaba en un vehículo de la ONU en Lejanías, Meta, y liberado el 3 de febrero de 2009. Desde entonces Alan Jara ha sido un gran promotor de los derechos de las víctimas, hecho que llevó al presidente Juan Manuel Santos a considerarlo como la persona más apropiada para ocupar la dirección de la Unidad de Víctimas.
Jara, quien en noviembre del 2014 recibió el Premio Nacional de Paz en la categoría Liderazgo por la Paz y participó en los encuentros de víctimas con los negociadores en La Habana, es una víctima que va a manejar el tema de los afectados por el conflicto en la Unidad de Víctimas.
El nuevo director de la Unidad de Víctimas considera como una prioridad importante la reconciliación, definida por él mismo como la actitud valerosa de las víctimas, y por ello sus retos, según ha hecho públicos a través de varias declaraciones en el país, estarán centrados en lograr la unidad en torno a la paz.
Alán Jara es un convencido de que quienes han sufrido de manera directa el conflicto armado en Colombia serán capaces de lograr este postulado y para ello la Unidad de Víctimas estará trabajando en torno a la reparación de las mismas.
La reparación, según ha insistido el exgobernador, no sólo debe entenderse en la Unidad de Víctimas como la reparación individual, aquella que pueda haber para las familias de las víctimas, sino también como una reparación a la sociedad en su conjunto y la reconstrucción del tejido social. De manera que su gestión estará orientada desde un contexto de reparación colectiva y no sólo individual.
Con la designación de Alan Jara al frente de la Unidad de Víctimas, el gobierno seguirá trabajando en la ejecución de la política pública para las víctimas.
Éxitos para el exgobernador y que su gestión ayude al logro de la paz en el país, la reparación individual y colectiva de las víctimas, y la reconstrucción del tejido social en Colombia.
Platos típicos, una cultura gastronómica de los pueblos colombianos
Los platos típicos de los pueblos colombianos.
Por: Fernando Vera Ballesteros
EDC de Marinilla-Antioquia
Hablar de la gastronomía de nuestro país es adentrarnos en la cultura de sus municipios, pues cada uno de ellos, los 1123, tiene su propia cultura que refleja en sus platos típicos. Nada más satisfactorio y placentero que llegar a un municipio y preguntar por sus platos típicos. Conversar sobre ello resulta agradable y son muchas las personas que abren el camino al diálogo cundo de su cultura se trata.
Los platos típicos siempre han sido y serán la puerta de entrada a cualquier región, máxime si queremos conocer el arraigo y sus costumbres. Es que no es sino sentarnos a la mesa y encontrar un alimento que hable de la región, que hable de las personas, que hable de toda una cultura y que ello muestre la autenticidad de las que lo habitan.
Antioquia, por ejemplo, con su típico sancocho y la famosa arepa. Hablar de los platos típicos es conocer la radiografía de un municipio, es conocer lo que allí se cultiva, es conocer la base de la alimentación de sus habitantes y, por qué no, es conocer de donde proviene tal longevidad.
Los platos típicos, traen consigo una excelente sazón y la destreza culinaria de quien los prepara. De ahí entonces, que Colombia, y todos los países, a través de sus platos típicos pueden hacer que las personas se enamoren de sus territorios. Solo falta aprender a enlazar a estos el equilibrio en las raciones para que los platos típicos, sin perder su cultura, sean un verdadero alimento y nutran a las personas.
El cereal más consumido: el maíz
Podemos decir que el maíz ha sido el cereal más antiguo. Fue dejado por los primeros pobladores como medio de subsistencia alimentaria.
Por: Janeth Constanza González Pulido
Psicóloga. San Vicente del Caguán, Caquetá
Colombia tiene mucha diversidad de recursos, entre los que destacamos los productos alimentarios. Uno de los más importantes y que dejaron los ancestros es el maíz.
El maíz se da en varios países pero no se da silvestre, es necesario siempre tener la mano del hombre. Necesita cuidados y preparación de la tierra, control de plagas y control de animales que se alimentan del maíz. La recolección se da de forma manual o con máquinas para su comercialización.
Para la siembra del maíz es necesario contar con un terreno adecuado. Si se aprovecha adecuadamente el terreno puede ser un producto que se de al mercado con buenas rentabilidades.
El maíz tiene varias presentaciones. Una muy importante es la arepa de maíz blanco que se vende en los barrios. Normalmente se vende en la mañana para acompañar el desayuno o en la tarde para acompañar la cena. También se vende acompañada de otros productos como la arepa de maíz rellena con variedad de carnes o arepa de maíz con mortadela y quesillo.
Es importante conocer que, además de la arepa tradicional, en el mercado se encuentra muchas variedades de producto del maíz. Por ejemplo, la arepa de choclo, las mazorcas para las sopas o sancochos, las mazorcas asadas, las empanadas. Además, las plantas se utilizan como forraje para el ganado, el grano se utiliza para los animales y el ser humano lo consume como cereales, harinas, tortillas, arepas y pastas, entre otros.
Teniendo en cuenta las propiedades y proteínas del maíz, no se puede desconocer que seguirá en la vida de los seres humanos por muchos años más.
El maíz, cereal que no puede faltar en la cocina colombiana
El maíz es un producto de primera necesidad, es la base de miles de productos alimenticios y sus usos vienen desde tiempos de los pueblos indígenas.
Por: Karent Julieth Rojas Sandoval.
Estudiante Fundación Universitaria Juan de Castellanos. Tunja, Boyacá
El maíz es un cereal originario de los grupos indígenas de México y el continente americano, el maíz es el cereal que ostenta el primer lugar en producción y consumo a nivel mundial. Además es la base en la preparación de una infinidad de alimentos y bebidas y tiene una serie de usos industriales.
La palabra maíz significa exactamente “lo que sustenta la vida” y fue de gran importancia para nuestros ancestros indígenas, puesto que fue la base de la alimentación, la economía y de algunas creencias religiosas. De hecho en el Popol Vuh, libro sagrado del grupo indígena guatemalteco Quiché, se relata el origen del hombre aduciendo que “fue hecho de maíz traído por los dioses de Paxil y Cayalá”. Este cereal ha acompañado al ser humano en su evolución desde tiempos remotos.
Se puede afirmar que el cultivo y uso de maíz en Colombia es una tradición aprendida de generación en generación. Desde tiempos de los pueblos indígenas hasta la actualidad, el tipo de suelo que tiene casi todas las regiones de este país ayuda para que se pueda cultivar el maíz sin inconvenientes. Además es una parte importante en el desarrollo de la economía del país.
Los cultivadores de cereales en Colombia están agremiados en la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Leguminosas FENALCE, esta es una entidad sin ánimo de lucro cuya misión es la de defender los intereses de los pequeños y grandes agricultores de cereales y leguminosas. Además, les brinda apoyo, investigación, capacitación y asesoría para la realización de proyectos técnicos y productivos.
El maíz es un producto de primera necesidad en la canasta familiar. Además es una excelente fuente de energía y calorías, a todos cuando nos da hambre se nos antoja una deliciosa mazorca azada, una arepa de maíz peto con queso, palomitas de maíz, unos ricos envueltos de mazorca o una nutritiva sopa de mute.
Los platos típicos colombianos y de la región pacífica
Los platos típicos de Colombia son de gran importancia puesto que son los que caracterizan a cada una de las regiones de Colombia. Son ampliamente conocidos nacional e internacionalmente. Además, los platos típicos colombianos se enmarcan dentro de la diversidad de costumbres y culturas dependiendo del lugar de origen. Por otra parte, poseen un alto contenido nutricional siendo esto relevante para cada uno de los comensales.
Por: Cindy Johana Córdoba y Luz Darys Montaño
Estudiantes en práctica. Valle del Cauca
Los platos típicos colombianos son en gran medida la característica cultural que posee cada región. El punto fuerte de la región pacifica es la comida de mar, en particular los mariscos. Entre ellos el pescado, el cangrejo y los camarones. Las cocadas que son muy comunes en la región.
Los platos típicos colombianos son de suma importancia ya que tienen un alto contenido vitamínico. Por ejemplo, poseen calcio, hierro y fosforo.
Por otra parte los platos típicos colombianos, dependiendo del lugar donde nos encontremos, se elaboran de distintas maneras. Estos, a pesar de que varían en cada región, pueden prepararse en todos lados puesto que son conocidos en toda la nación.
Los platos típicos colombianos tienen tanto auge que son conocidos internacionalmente, siendo esto un punto a favor para las diversas regiones. Entre más reconocimiento más consumo, punto a favor para las personas que cultivan los distintos componentes como las frutas y verduras, para la creación de los diversos platos típicos colombianos. En este orden de ideas, en el contexto de la región pacifica, su población es en su mayoría afro descendiente. Esta se reconoce por el alto consumo de pescados y mariscos, que tiene reconocimiento internacional.