miércoles, enero 15, 2025
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COP16: Se aprobó órgano subsidiario para pueblos indígenas y comunidades locales

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En la plenaria de cierre de la COP16, la comunidad internacional acordó la creación de un órgano subsidiario orientado a la salvaguarda y promoción de los conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas y comunidades locales. Este paso no solo refuerza el compromiso con la diversidad biológica, sino que también subraya la responsabilidad compartida de respetar y valorar la sabiduría ancestral en la gestión y conservación del medio ambiente. La inclusión de los afrodescendientes en este marco es otra pieza esencial del acuerdo, reconociendo su rol en la preservación de la biodiversidad.

El camino hacia este acuerdo ha sido largo y complejo. Durante 26 años, un grupo de trabajo específico ha trabajado en la implementación del Artículo 8J del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), una disposición que exhorta a los países a respetar, preservar y mantener los conocimientos tradicionales de estas comunidades. Este marco legal también establece la participación activa de los poseedores de estos saberes en la toma de decisiones y promueve la distribución equitativa de los beneficios derivados de su uso.

El Artículo 8J ha sido una pieza clave en la agenda ambiental, pues reconoce la interdependencia entre los conocimientos tradicionales y la preservación de los ecosistemas. Sin embargo, hasta ahora, estos principios carecían de un órgano formal que los supervisara y garantizara su cumplimiento. La creación del nuevo órgano subsidiario busca precisamente llenar ese vacío y otorgar a las comunidades un espacio de participación real en las decisiones que afectan sus territorios y su legado cultural.

La aprobación de este órgano subsidiario representa más que un acto administrativo; es el reconocimiento de una deuda histórica con quienes, durante siglos, han protegido la biodiversidad sin recibir el respaldo ni el reconocimiento que merecen. La COP16 no solo celebra un acuerdo, sino también un compromiso renovado con la justicia ambiental y cultural. En un momento donde la crisis climática y la pérdida de biodiversidad exigen respuestas urgentes, el papel de los pueblos indígenas y las comunidades locales se eleva como esencial e insustituible.

Editor: Natalia Garavito.

Más de 900.000 personas visitaron la Zona Verde de la COP16 en tan solo doce días

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En tan solo doce días, los 350.000 m² de la Zona Verde de la COP16 fueron visitados por más de 900.000 personas de diversas regiones del mundo, superando en más del doble la expectativa inicial y generando más de tres mil empleos directos e indirectos para su operación.

“La Zona Verde fue un éxito total, se tenía previsto un ingreso de aproximadamente 150 mil personas, y en este momento el registro está en más de 900 mil. Además, se lograron ventas por más de trescientos millones de pesos gracias a los Negocios Verdes y las economías de la biodiversidad,” afirmó Mauricio Cabrera, viceministro de Políticas y Normalización del Ministerio de Ambiente.

La COP16 convirtió a Cali en la capital mundial de la biodiversidad, movilizando y activando la economía local y nacional a través de propuestas enfocadas en la conservación de los recursos naturales y una movilización global. “Este encuentro marcó una concurrencia desde lo global y devolvió el orgullo que Cali había perdido históricamente, ahora reactiva gracias a una actividad que puso a la ciudad en el centro de la biodiversidad mundial,” afirmó José Perea, Jefe de la Oficina de Negocios Verdes de MinAmbiente.

Economías campesinas y negocios verdes en la Zona Verde de la COP16

Las ventas de las cerca de tres mil economías populares, campesinas, afrodescendientes y Negocios Verdes de todo el país impulsaron emprendimientos como Cuaro Viche de Río, que alcanzó ventas significativas. “Para nosotros fue muy especial ser parte de este momento histórico en Colombia; llevamos a la COP16 quince cajas de viche y logramos ganancias de alrededor de siete millones de pesos. Nos vamos completamente recargados y felices,” comentó Gilmaren Aragon, directora de Cuaro Viche de Río.

En la historia de las COP, esta fue la primera vez que se estableció una Zona Verde con participación ciudadana, marcando un cambio en la forma en que la humanidad se relaciona con el Convenio de Diversidad Biológica. Esta Cumbre de Biodiversidad impulsó una articulación territorial en torno a un objetivo común: alcanzar la Paz con la Naturaleza.

Fuente: COP16 – Eliza Romo

Editor: Natalia Garavito.

Luego de ocho años, se aprueba la protección de áreas marinas clave para la biodiversidad en la COP16.

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Tras ocho años de intensas negociaciones, la COP16 aprobó un trascendental acuerdo que apunta a la identificación y conservación de áreas marinas de alta importancia ecológica en aguas internacionales. Los asistentes a la plenaria celebraron esta decisión, la cual representa un avance crucial en la implementación del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, fortaleciendo la gobernanza oceánica a nivel global y estableciendo nuevas bases para la cooperación internacional.

El acuerdo prevé la creación de un grupo de expertos de diversas regiones del mundo, cuyo rol será identificar Áreas Marinas de Importancia Ecológica y Biológica (EBSAs), fundamentado en criterios científicos. Este proceso asegura la conservación de ecosistemas marinos vitales y especies en aguas internacionales, mientras se respetan los derechos y jurisdicciones soberanas conforme a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.

Primer paso hacia una gobernanza global del océano

Durante el anuncio, Susana Muhamad, presidenta de la COP16, destacó la importancia de esta resolución como un primer gran logro de la conferencia. “El compromiso que hoy hemos asumido representa el espíritu de cooperación y responsabilidad que impulsa la COP16. Este acuerdo nos permitirá proteger áreas clave para el planeta, asegurando que los océanos, nuestros grandes reguladores climáticos y fuente de vida, tengan una defensa sólida y global”, afirmó Muhamad. La decisión, respaldada por delegados de todo el mundo, fortalece la cooperación científica y técnica para identificar y proteger zonas marinas esenciales.

Este nuevo mecanismo para la conservación de la biodiversidad en los océanos permitirá crear una red de áreas protegidas fuera de la jurisdicción nacional, reforzando los esfuerzos por la sostenibilidad ambiental y el uso responsable de recursos marinos en beneficio de generaciones futuras.

Puntos clave del acuerdo y su implementación

El acuerdo incluye una serie de medidas innovadoras para garantizar que la conservación marina se lleve a cabo con rigurosidad y transparencia:

  • Creación de un Grupo Asesor Internacional: Este equipo multidisciplinario de expertos supervisará la identificación y actualización de las EBSAs, coordinando esfuerzos de conservación y promoviendo la transparencia científica en todo el proceso.
  • Proceso científico neutral: Las descripciones y clasificaciones de estas áreas se basarán en criterios científicos y técnicos estrictamente, sin afectar derechos de soberanía territorial, para evitar conflictos de jurisdicción y mantener la neutralidad en las relaciones entre las naciones participantes.

Además, el acuerdo promueve la participación activa de diversos grupos, incluyendo comunidades indígenas, locales, mujeres y jóvenes. Esto se traduce en un proceso inclusivo que integra conocimientos tradicionales y locales, los cuales son fundamentales para la conservación de los ecosistemas.

Para apoyar estas labores, países como Alemania, Bélgica, Canadá, Noruega y Suecia han comprometido financiamiento para talleres científicos y técnicos que reunirán a especialistas y representantes comunitarios. Estos talleres, enmarcados en una plataforma colaborativa, permitirán revisar y ajustar las EBSAs de forma periódica, contribuyendo así a una gestión sostenible y adaptativa de los océanos.

Un compromiso hacia el futuro

El respaldo financiero y la prórroga del mandato del Grupo Asesor aseguran la continuidad y enfoque en la protección de la biodiversidad marina, reafirmando además el rol de la Asamblea General de la ONU como promotora de un marco legal para el uso y conservación sostenible de la biodiversidad fuera de las jurisdicciones nacionales.

Este acuerdo histórico no solo fortalece los esfuerzos de gobernanza global sobre los océanos, sino que también envía un mensaje poderoso sobre la cooperación internacional frente a los desafíos de la crisis ambiental. Con este compromiso, la COP16 sienta las bases para un futuro más sostenible y colaborativo, en el que la protección de la biodiversidad marina se convierta en una responsabilidad compartida por todos los países.

Este primer gran logro en la COP16 deja en claro que la comunidad internacional está dispuesta a trabajar en conjunto por el futuro del planeta, asegurando que las futuras generaciones puedan heredar océanos sanos y llenos de vida.

Fuente: COP16

Editor: Natalia Garavito

Se dió el lanzamiento de la Política Pública de Agroecología, en Colombia durante la COP16.

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El pasado 30 de octubre de 2024, en el contexto de la COP16 en Cali, Valle del Cauca, y durante el día enfocado en Salud, Alimentación y Biodiversidad, se llevó a cabo un evento significativo para el país y el mundo. En la Zona Verde, el Gobierno Nacional oficializó la Política Pública de Agroecología, un documento que representa un cambio de paradigma en la agricultura colombiana hacia prácticas agroecológicas y sistemas agroalimentarios sostenibles. Este compromiso se inscribe en el marco de la Agenda de Biodiversidad de Colombia 2030, y se constituye como una respuesta estratégica a las urgencias de sostenibilidad que impone la crisis ambiental.

Lineamientos agroecológicos

La Política Pública de Agroecología fue presentada por la viceministra de Ordenamiento Ambiental del Territorio, Lilia Tatiana Roa Avendaño, quien subrayó la interrelación de esta política con aspectos espirituales, comunicación y adaptación al cambio climático. La viceministra destacó que “la agroecología es una forma de vida; son pluriversos múltiples en el mundo y en Colombia”. Roa Avendaño enfatizó en que es desde esta perspectiva de integración entre espiritualidad y naturaleza que la agroecología puede generar profundas transformaciones en los territorios rurales y en el manejo de los recursos.

A lo largo del evento, se abordaron temas prioritarios como el derecho a la agroalimentación, la soberanía alimentaria, la transición energética y la conservación de la biodiversidad. La viceministra celebró que esta política fuera presentada en Cali, ciudad que ha liderado importantes avances en agroecología y que representa un bastión de conocimientos y prácticas en esta área.

Además, se destacó que la política está estructurada en cuatro ejes fundamentales: gestión del conocimiento agroecológico, producción y transición agroecológica, procesos de producción y consumo, y recuperación de saberes ancestrales. Su implementación buscará territorializar el Programa Agroecológico Nacional, impulsando procesos y estrategias que permitan avanzar en la transición agroecológica y fortalecer los sistemas de producción local y sostenible.

Sellando la construcción de una política pública.

La firma de esta política en el marco de la COP16 representa un compromiso firme del país con el cambio estructural en la agricultura, promoviendo modelos más sostenibles y alineados con los objetivos globales de conservación y sustentabilidad. La expectativa es que los acuerdos alcanzados en las mesas de negociación en la Zona Azul de la COP16 permitan medidas concretas que fortalezcan la protección de la biodiversidad y den impulso a iniciativas locales y nacionales. Este lanzamiento subraya la intención del Gobierno de liderar un camino hacia una agricultura resiliente y en armonía con la naturaleza, adaptada a los desafíos del siglo XXI.

Fuente: COP16

Edición: Natalia Garavito

Red Adelco en la COP16: paz con la naturaleza y transformación territorial para un futuro sostenible.

Desde su fundación en 2008, Red Adelco ha sido una fuerza clave en el fortalecimiento del desarrollo económico local en Colombia, promoviendo la participación de actores públicos, privados y comunitarios para mejorar la calidad de vida en las regiones más vulnerables del país. En la COP16, la organización aprovechó la oportunidad para visibilizar sus logros en cadenas productivas, turismo comunitario y prácticas sostenibles. En entrevista, Callejas destacó que el respeto y la convivencia armónica con el entorno son esenciales para construir paz en los territorios rurales, donde el desarrollo económico debe coexistir con la protección del medioambiente.

En el evento “Aviturismo con Biodiversidad”, Callejas expuso el rol del aviturismo como una herramienta clave para la conservación de la biodiversidad y el impulso económico en las zonas rurales. Destacó que el aviturismo no solo es una fuente de ingresos para las comunidades, sino también un medio para educar y concienciar sobre la importancia de preservar los ecosistemas únicos de Colombia. Este enfoque permite a las regiones desarrollar actividades económicas basadas en el respeto y la sostenibilidad ambiental, integrando la cultura local y los recursos naturales de manera responsable.

En el panel “Boosting Food Systems Transformation”, Callejas resaltó la necesidad de construir agendas locales que reflejen el contexto y las particularidades de cada territorio. “Entender el contexto local implica profundizar en conversaciones que permitan comprender las interacciones de quienes habitan el territorio y sus motivaciones políticas, económicas y sociales”, expresó, subrayando que el diálogo constante en espacios cotidianos del campo permite que las soluciones de desarrollo económico surjan de los mismos actores locales, en beneficio de sus comunidades.

Durante su entrevista con Elcampesino.co, Callejas amplió su visión sobre la “paz con la naturaleza”, explicando que el desarrollo debe ir de la mano con el respeto al entorno. “Si no tienes una sociedad fuerte, empoderada y democrática que sepa tomar decisiones y cuidar su entorno, no hay economía que valga”, afirmó. Subrayó que cada emprendimiento, ya sea agrícola, turístico o artesanal, debe considerar el impacto de sus recursos en el ambiente. Mencionó ejemplos como el uso de materias primas para artesanías o la extracción de agua para cultivos, y advirtió que estas actividades, si no se realizan de manera sostenible, terminan dañando el entorno. Para Red Adelco, la verdadera paz con la naturaleza surge cuando las comunidades respetan sus recursos y se comprometen a devolver al entorno lo que toman de él, impulsando así un modelo de desarrollo equitativo y sostenible.

Finalmente, en la sesión “Iniciativas Multilaterales para Promover la Sostenibilidad de la Ganadería Bovina”, el gerente del programa #RutasPDET de Red Adelco destacó el impacto positivo alcanzado en el Caquetá, donde la red ha fomentado la conservación de 950 hectáreas de bosque y ha promovido prácticas sostenibles en la cadena láctea del piedemonte amazónico. Con más del 80% de los productores comprometidos en un modelo de ganadería sostenible, Red Adelco ha impulsado la creación de 35 reservas naturales de la sociedad civil, reflejando un compromiso firme del sector ganadero con la conservación del bosque amazónico y el bienestar de las comunidades.

La participación de Red Adelco en la COP16 ratifica su rol como aliado estratégico para el desarrollo sostenible en Colombia. A través de iniciativas que integran la economía local con la conservación ambiental, la organización sigue trabajando por un país donde el crecimiento económico y la paz con la naturaleza sean una realidad conjunta, promoviendo un desarrollo justo, inclusivo y sostenible para las comunidades rurales de Colombia.

Editor: Natalia Garavito

Ecobarrios: Una alternativa urbana para el cuidado de la biodiversidad y educación ambiental.

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En Ecobarrio San Antonio y el Centro Cultural Casa de las Burbujas, se llevó a cabo el encuentro de líderes ambientales de Cali y Bogotá, junto a invitados internacionales y aliados estratégicos, con el fin de fortalecer el proceso de ecobarrios como una alternativa integral de adaptación al cambio climático y educación ambiental en las ciudades.

Un encuentro de experiencias y alianzas

Desde las tres de la tarde, los líderes comunitarios de los ecobarrios de Cali y Bogotá compartieron la historia y logros de sus proyectos, resaltando el trabajo colaborativo y las alianzas construidas a lo largo de los años. Entre los participantes estuvieron Pedro Abril, presidente de la JAC Ecobarrio La Esmeralda de Bogotá; Sandra Forero, arquitecta y líder del mismo barrio; Samuel Castro, presidente de la JAC Ecobarrio San Antonio C3 de Cali; Mauricio Sánchez, coordinador de la Ruta Pedagógica Ambiental Ecobarrios Comuna 3; Josefina Orozco del Ecobarrio Aguacatal C1; y Norberto Estrada del Ecobarrio Altos de Santa Elena C18. También participaron representantes de los aliados SIDOC y Copa Petecuy, quienes han aportado al crecimiento de estas iniciativas.

Pioneros en la transición hacia la sostenibilidad urbana

Los ecobarrios La Esmeralda, en Bogotá, y San Antonio, en Cali, son actualmente los únicos en Colombia que cuentan con el sello de ecoquartier otorgado por la Embajada de Francia, destacándose como modelos en América Latina de adaptación y mitigación al cambio climático desde la comunidad. A lo largo del encuentro, los líderes compartieron los avances y desafíos de sus territorios, motivando a continuar una estrategia que fortalece el vínculo entre los ciudadanos y los ecosistemas presentes en las zonas urbanas.

Educación ambiental en acción: la EcoEscuela Carlos Alberto Sardi

Uno de los logros más destacados fue el de la EcoEscuela Carlos Alberto Sardi, un proyecto que ha pasado de ser una escuela pública en el barrio San Antonio a un referente de educación ambiental en el país. En seis años, esta iniciativa ha formado a una nueva generación de ciudadanos conscientes de su rol en la conservación de la biodiversidad, obteniendo reconocimiento nacional e internacional. Recientemente, en el marco de la COP16, la escuela ha recibido a más de 60 diplomáticos, consolidándose como un símbolo de la educación ambiental en Colombia.

Alianzas con visión de futuro verde

En el encuentro se presentaron diversas alianzas con fundaciones y organizaciones privadas como SIDOC, con amplia trayectoria social en el suroccidente colombiano, que busca fortalecer la autonomía alimentaria en Cali mediante el proyecto “Futuros Urbanos”. Esta iniciativa busca enfrentar la inseguridad alimentaria en la ciudad, donde el 50% de la población vive en condiciones de hambre. De igual manera, la Copa Petecuy Champion League, una liga deportiva con enfoque ambiental, promueve la participación de jóvenes y adultos mayores en actividades que vinculan deporte y conciencia ecológica, fomentando el relevo generacional.

Un cierre con mensajes de guardianes de la biodiversidad

El encuentro culminó con una visita especial de delegados indígenas de Ecuador y Brasil, quienes compartieron un mensaje de respeto y cuidado hacia la biodiversidad. Resaltaron la importancia de iniciativas como los ecobarrios, especialmente en un contexto en el que la mayoría de la población mundial reside en zonas urbanas, recordando la urgente necesidad de fortalecer la educación ambiental en estos espacios.

Este evento reafirmó el compromiso de las comunidades urbanas de Colombia con la sostenibilidad, y marcó un paso firme hacia la consolidación de los ecobarrios como una estrategia para enfrentar los desafíos ambientales del siglo XXI.

Redactor: Mauricio Aristizabal

Editor: Natalia Garavito

Reflexiones desde el campesinado anfitrión de la COP16: una voz que clamó inclusión y dignidad.

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La Conferencia de las Partes (COP16) trajo a Cali la atención de delegaciones nacionales e internacionales con el propósito de discutir y generar acuerdos sobre conservación y sostenibilidad ambiental. Sin embargo, para muchos campesinos de los 15 corregimientos de Cali, el evento dejó un sabor agridulce. A través de un diálogo abierto con los líderes campesinos Fabián Muñóz, representante de los corregimientos de Cali, y Johana Cano, líder de Tuluá, se evidenciaron profundas reflexiones sobre la necesidad de una mayor inclusión de las voces rurales en las decisiones y discusiones que les afectaban de manera directa.

Colombia, un país con una amplia y rica geografía rural, ha sido testigo de una relación desigual entre los intereses urbanos y las necesidades de sus zonas rurales. Los campesinos del Valle del Cauca, región anfitriona de la COP16, afirmaron que los sectores rurales habían sido históricamente relegados, y Cali, aunque en su mayoría rural, no fue la excepción. Según Muñóz, “en cada tema de administración pública hay una deuda histórica con los sectores rurales de Santiago de Cali”, una deuda que tampoco se saldó durante el transcurso de la COP16.

Además de esta exclusión, la falta de unidad en el movimiento campesino local durante la COP16 generó tensiones y fraccionamientos internos, según Cano, quien señaló que “en lugar de consolidar un frente unificado, los espacios disponibles se convirtieron en terreno para divisiones y desacuerdos”.

Los campesinos recalcaron su papel fundamental en la conservación de la biodiversidad, con especial énfasis en los Farallones de Cali, donde se localizan 10 de los 15 corregimientos del municipio. En estos territorios rurales, enfrentaban problemáticas críticas, como la minería ilegal y la expansión descontrolada de la frontera agrícola, que amenazaban tanto los ecosistemas como la estabilidad de sus comunidades. Los líderes expresaron que ser verdaderos defensores del medio ambiente exigía condiciones de vida dignas, acceso a servicios básicos y el reconocimiento de sus derechos.

Si bien el gobierno había dado un paso importante al reconocer al campesinado como sujeto de derechos especiales en 2023, la realidad diaria exigía avances concretos en áreas como educación, salud, vivienda y titulación de tierras. Durante los próximos dos años de presidencia de la COP16, Colombia tiene la oportunidad de consolidar políticas inclusivas que fomenten la agroecología, respeten la biodiversidad y hagan justicia a quienes viven en las zonas rurales. “Cada día, mujeres y hombres campesinos aportamos el alimento para el país, somos forjadores de vida. Es hora de que nuestras voces sean escuchadas y que tengamos voz y voto en las decisiones que afectan nuestro territorio”, concluyó Muñóz.

Las comunidades campesinas de Colombia reafirmaron su compromiso con la defensa de la biodiversidad y el bienestar del país, pero insistieron en que solo con el reconocimiento de sus derechos y su inclusión real en los espacios de diálogo sería posible construir un futuro sostenible para todos.

Por: Mauricio Sánchez Aristizábal

Editor: Natalia Garavito

Campesinos alzaron su voz en la COP16 para ser reconocidos como guardianes de la biodiversidad.

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En el marco de la COP16 en Cali, los campesinos de Colombia tomaron un espacio histórico en las negociaciones, exigiendo ser reconocidos como actores fundamentales en la protección del medio ambiente, a la par de comunidades indígenas y afrodescendientes. Su presencia en esta cumbre global representó años de lucha por visibilidad y respeto hacia su labor esencial en la sociedad.

Durante las negociaciones en la zona azul de la COP16, acompañamos a la vicecanciller de Colombia, Kandya Gisella Obezo Casseres, quien compartió el diálogo con delegados campesinos que demandaban quedar oficialmente referenciados como sujetos importantes en la preservación de la biodiversidad. Aunque el campesinado colombiano representa a cerca de 14 millones de personas, su rol sigue siendo invisibilizado en las políticas ambientales y sociales, y aún queda mucho por hacer para reivindicar su aporte a la sostenibilidad.

Desde el 2023, los campesinos fueron reconocidos como sujetos de especial protección, avanzando en un reconocimiento que hasta entonces les había sido negado. En esta ocasión, cinco delegados campesinos participaron activamente en la mesa de negociación de la COP16, expresando con orgullo su rol en el cuidado de la biodiversidad. Entre ellos, Piedad Guzmán Lamprea, líder de la iniciativa Trenzadas Somos Más y vocera nacional de mujeres campesinas, y el señor Tamayo, de la Asociación Nacional de Firmantes de Paz, compartieron las luchas y desafíos que han enfrentado para lograr este reconocimiento. Ambos reflejaban esperanza y alegría por estar en un momento histórico en el que pueden definir su futuro y contribuir a un mejor mañana para todos.

En el noveno día de deliberaciones, las mesas de trabajo afinaban los documentos que reconocen la labor de los pueblos afrodescendientes en la conservación ambiental. Sin embargo, aunque el reconocimiento estaba avanzando para estos pueblos, aún faltaba incluir formalmente a los campesinos como guardianes del territorio y actores indispensables en la conservación de los ecosistemas.

El campesinado colombiano ha demostrado una nobleza ejemplar: a pesar de la deuda histórica que la sociedad tiene con ellos, continúan brindando su labor diaria, produciendo los alimentos que sostienen a gran parte del país. Reconocen la importancia de este evento y las reflexiones globales que en él se generan, entendiendo que solo a través del trabajo colaborativo se podrán abordar las problemáticas ambientales que afectan a toda la humanidad.

Hoy, el campesinado colombiano ha dado un paso adelante, siendo reconocido a nivel internacional, junto a comunidades afrodescendientes e indígenas, como un actor esencial en la protección de la biodiversidad. Este momento histórico representa una conquista para un sector que durante décadas ha sido olvidado, pero que ahora se perfila como un pilar fundamental en la construcción de un futuro sostenible para todos.

Por: Mauricio Sánchez Aristizábal

Editor: Natalia Garavito

Mujeres indígenas, afro y campesinas impulsaron el liderazgo en biodiversidad durante la COP16

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Durante la COP16 y tras la presentación de la Declaración de Inírida, líderes campesinas, indígenas y afrodescendientes hicieron un enérgico llamado a adoptar medidas concretas y vinculantes que protejan la biodiversidad y a las mujeres defensoras del territorio. Cerca de 200 personas se congregaron para discutir el papel activo de las mujeres en la conservación ambiental y en la promoción de la equidad de género.

La voz femenina en defensa de la biodiversidad

Mujeres indígenas, afrodescendientes y campesinas de distintas regiones de Colombia y del mundo se unieron en esta cumbre para exigir un compromiso tangible que las incluya en la toma de decisiones sobre biodiversidad. Catalina, una activista del Chocó, expresó su preocupación por la falta de recursos y apoyo a las mujeres de su comunidad: “Queremos que en la COP16 no se quede en papeles, palabras o eventos. Queremos que nos tengan en cuenta a las mujeres indígenas Embera Katío, Dóvida, Chamí y afro de nuestro departamento y todo el país, y que nos ofrezcan proyectos productivos que realmente valgan la pena”, enfatizó. La COP16 brindó espacios para que las defensoras del territorio pudieran alzar su voz y ser escuchadas.

Mesas de discusión: propuestas desde el territorio

A lo largo de la cumbre en Cali, se establecieron mesas de trabajo que abordaron temas clave como la participación efectiva de las mujeres en la toma de decisiones y la conservación de sistemas estratégicos. En la mesa de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático, se discutieron los impactos diferenciados que el cambio climático tiene en la salud de las mujeres. Desde efectos directos en el bienestar físico hasta las dificultades para acceder a recursos, las participantes destacaron la importancia de incorporar una perspectiva de género en las políticas ambientales.

En otra mesa, dedicada a la Gobernanza y Conservación de Saberes a través de la Biodiversidad, se subrayó la importancia de preservar los conocimientos ancestrales, fundamentales para la conservación de los recursos naturales. Mercedes Jacanamijoy, del pueblo Inga en el Putumayo, advirtió: “Las dificultades que enfrentamos con el cambio climático incluyen la escasez de agua y la desaparición de plantas originarias. Es crucial que nosotras, como mujeres, no solo seamos reconocidas, sino que también podamos aportar activamente a la biodiversidad”.

ONU Mujeres destacó en sus redes sociales la relevancia de vincular la protección del medio ambiente con la igualdad de género: “Sin el cuidado no podemos avanzar en la protección del ambiente, y no habrá una sociedad del cuidado si no interconectamos ambas agendas”.

Un recorrido en bici por la biodiversidad

Una de las iniciativas más inspiradoras de la COP16 fue En bici por la Biodiversidad. Un grupo de activistas recorrió en bicicleta el trayecto desde Bogotá hasta Cali durante cuatro días, llevando un mensaje de conciencia ambiental y medición de la calidad del aire. Esta acción simbólica resaltó la urgencia de tomar medidas no solo en las ciudades, sino también en los territorios rurales, donde los efectos del cambio climático son más pronunciados.

Reflexiones de las defensoras del territorio

Las participantes también expresaron su descontento por la falta de cumplimiento de políticas previamente establecidas. Mili Suárez, de la Fundación Manos Blancas por los Monos, señaló: “El acceso a proyectos de conservación está lleno de trámites burocráticos que muchas veces obstaculizan las ayudas que necesitamos”. Subrayó, además, el rol crucial de las comunidades locales en la protección de ecosistemas esenciales para la biodiversidad, como los humedales.

La Declaración de Inírida: un llamado a la acción

La Declaración de Inírida, resultado de esta cumbre, recoge las demandas y propuestas de las mujeres defensoras del medio ambiente. Este documento enfatiza la necesidad de que las políticas climáticas y de conservación no solo reconozcan a las mujeres como agentes de cambio, sino que también aseguren su seguridad y participación activa.

Las reflexiones de mujeres como Catalina y Mercedes subrayan que la lucha por la biodiversidad no puede desvincularse del conocimiento ancestral y la protección de quienes defienden el territorio. Como se afirmó en el foro, “sin el cuidado no podemos avanzar en la protección del ambiente”. Ahora, el compromiso recae en los gobiernos y las organizaciones internacionales que participaron en la COP16 para materializar estos acuerdos.

Redacción: Eliza Romo

Editora: Natalia Garavito

La Iglesia presenta su plan de acción, en la COP16: Sinodalidad y ecología integral para el futuro del planeta.

Durante una rueda de prensa celebrada en Cali, líderes eclesiásticos de la región dieron a conocer los compromisos que la Iglesia ha asumido para enfrentar la crisis climática. Con inspiración en las enseñanzas del papa Francisco y su reciente exhortación Laudate Deum, la iniciativa busca integrar la ecología integral como eje central de su actuación. En los días de la COP16, la Iglesia ha reafirmado su rol en la defensa del medio ambiente, participando activamente en los espacios de diálogo y negociación multilateral.

La presentación del plan, denominada “La Ruta Laudate Deum”, estuvo encabezada por monseñor Luis Fernando Rodríguez, arzobispo de Cali; monseñor Juan Carlos Barreto, presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social; y Liliana Zamudio, subdirectora de Pastoral Social Cáritas Colombiana. También participaron Musamba Mubanga, asesora en seguridad alimentaria, junto a Nicolás Meyer y Víctor Genina, representantes de Cáritas Internationalis y Cáritas América Latina y el Caribe.

Los voceros destacaron la activa participación de la Iglesia en la COP16, tanto en la Zona Verde como en la Zona Azul, espacios que han permitido visibilizar las iniciativas comunitarias enfocadas en la protección del medio ambiente. En más de 30 eventos, se abordaron temas como justicia ambiental, biodiversidad, cambio climático y reforestación. “Hemos contado con la participación de más de mil personas de forma presencial, reflejando el compromiso de las comunidades con la ecología integral y la protección de los territorios”, expresó un representante durante la conferencia.

En la Zona Azul, donde se discuten acuerdos multilaterales bajo la coordinación de la ONU, la Iglesia reafirmó tres compromisos clave:

1. Compromisos Gubernamentales: Monitorear los compromisos ambientales de los gobiernos y asegurar la inclusión de la sociedad civil en la toma de decisiones.

2. Visibilización de Buenas Prácticas: Promover experiencias exitosas surgidas en los territorios, que evidencian la resiliencia de las comunidades frente a los desafíos ambientales.

3. Conexión entre Actores Relevantes: Facilitar la articulación entre comunidades, organizaciones y gobiernos, garantizando la participación activa de las poblaciones en proyectos de impacto local.

Así mismo, el santo padre Rafael Castillo, director del Secretariado Nacional de la Pastoral Social Cáritas Colombia, en entrevista con Elcampesino.co, habló sobre la importancia de la Iglesia en este proceso:

“El papel de la Iglesia y de la misión de la Pastoral Social Nacional en esta COP16 está inspirado por el magisterio del Papa Francisco. Venimos aquí a celebrar la cultura del encuentro, asumiendo compromisos compartidos con el Estado, la sociedad civil y empresarios, avanzando juntos para cuidar la Casa Común. No somos depredadores abusivos, sino custodios inteligentes que piensan en las presentes y futuras generaciones. La Iglesia tiene una palabra que decir, un testimonio que dar y aprendizajes para compartir con todos”.

La Ruta Laudate Deum no es solo una hoja de ruta para la acción, sino también una invitación a la transformación espiritual y civilizatoria, destacaron los líderes eclesiásticos. Inspirada en las encíclicas Laudato Si’ y Laudate Deum, esta propuesta promueve la conversión ecológica como un camino hacia el bien común y la preservación de la Creación. Además, subraya la importancia de reconocer la sabiduría ancestral de pueblos indígenas y afrodescendientes en la construcción de soluciones sostenibles.

“La conversión ecológica no es una opción más, sino una necesidad urgente para restaurar la hermandad y sinodalidad entre los creyentes, en un esfuerzo conjunto por proteger nuestra Casa Común”, concluye el comunicado.

La Iglesia Católica reafirma así su compromiso de ser un actor protagónico en la búsqueda de un futuro sostenible, sumando su voz a los foros internacionales como la COP16 en favor del planeta y la humanidad.

Editor: Natalia Garavito