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Un Nuevo Amanecer para la Agricultura Local: Ley 2046 podría impulsar a Pequeños Productores en Colombia

En un hito significativo hacia una Colombia más justa y equitativa, el Gobierno Nacional y diversas Organizaciones Sociales se han unido en una colaboración sin precedentes. Este martes, 10 de enero, en la Mesa Técnica de Compras Públicas Locales de Alimentos, se tomarán decisiones cruciales para implementar la Ley 2046 de 2020. Esta ley, diseñada para incluir a los pequeños productores y productoras de la Agricultura Campesina, Familiar y Comunitaria (ACFC) en las compras públicas de alimentos, está marcando un nuevo rumbo para la seguridad alimentaria y la economía local en Colombia.

Priorizando a los Productores Locales:

La Ley de Compras Públicas de Alimentos, también conocida como Ley 2046 de 2020, representa un compromiso firme del Gobierno Nacional para priorizar a los pequeños productores locales. Este mandato legal ordena que al menos el 30% de los recursos destinados a la compra de alimentos con fondos públicos se destinen a los campesinos y campesinas de la región. Esta medida no solo fomenta la economía local, sino que también preserva las tradiciones agrícolas y protege la biodiversidad del país.

La Mesa Técnica:

La Mesa Técnica de Compras Públicas Locales de Alimentos, liderada por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) y con la secretaría técnica de la Agencia de Desarrollo Rural (ADR), es el epicentro de estas importantes decisiones. Integrada por quince entidades gubernamentales y cuatro organizaciones sociales, esta mesa tiene la misión de garantizar la implementación efectiva de la Ley 2046 de 2020. Este esfuerzo conjunto no solo impulsa la economía local, sino que también mejora las condiciones de vida de los agricultores y sus familias, creando un impacto humano tangible.

En este viaje hacia una alimentación local más sostenible, la Mesa Técnica cuenta con el apoyo crucial de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La FAO, como observadora en esta reunión, subraya la importancia global de estas iniciativas y destaca el modelo colombiano como un ejemplo a seguir en la promoción de prácticas alimenticias justas y sostenibles.

Fomentando la Justicia Social y la Sostenibilidad: La Trascendencia de las Iniciativas en Apoyo a los Pequeños Agricultores en Colombia

La importancia de estas iniciativas trasciende las simples transacciones comerciales; representan un compromiso profundo hacia la construcción de una sociedad más justa y sostenible en Colombia. Al priorizar a los pequeños agricultores y productores de la Agricultura Campesina, Familiar y Comunitaria (ACFC), estas medidas no solo impulsan la economía local y protegen las tradiciones agrícolas, sino que también promueven la equidad social. Al apoyar a los agricultores locales, se preserva la riqueza cultural y gastronómica del país, se fomenta la biodiversidad y se garantiza una seguridad alimentaria robusta y sostenible. Además, estas iniciativas fortalecen el tejido social al empoderar a las comunidades rurales, mejorando las condiciones de vida y generando un sentido de orgullo y pertenencia. En última instancia, este enfoque hacia una producción y consumo locales no solo nutre nuestros cuerpos, sino que también alimenta la esperanza de un futuro más brillante y equitativo para todos los ciudadanos colombianos.

La colaboración entre el Gobierno Nacional y las Organizaciones Sociales en la Mesa Técnica de Compras Públicas Locales de Alimentos representa un faro de esperanza para una Colombia más justa y equitativa. Al priorizar a los pequeños productores locales y a la ACFC, estas iniciativas no solo están transformando la forma en que adquirimos nuestros alimentos, sino que también están sembrando las semillas para un futuro más brillante y próspero para todos los colombianos. Este es un paso audaz hacia adelante, un paso que demuestra el poder transformador de la colaboración y la determinación en la búsqueda de un campo con oportunidades de desarrollo.

Fuente: FAO Colombia

El Campo de la Palabra. Martes 10 de octubre de 2023

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Lunes de la Vigésimo séptima semana del Tiempo Ordinario, Año impar

 

Comienzo de la profecía de Jonás 1,1–2,1.11:

 

El Señor dirigió su palabra a Jonás, hijo de Amitai, en estos términos:
«Ponte en marcha, ve a Nínive, la gran ciudad, y llévale este mensaje contra ella, pues me he enterado de sus crímenes».

Jonás se puso en marcha para huir a Tarsis, lejos del Señor. Bajó a Jafa y encontró un barco que iba a Tarsis; pagó el pasaje y embarcó para ir con ellos a Tarsis, lejos del Señor. Pero el Señor envió un viento recio y una fuerte tormenta en el mar, y el barco amenazaba con romperse.

Los marineros se atemorizaron y se pusieron a rezar, cada uno a su dios. Después echaron al mar los objetos que había en el barco, para aliviar la carga. Jonás bajó al fondo de la nave y se quedó allí dormido.

El capitán se le acercó y le dijo:
«¿Qué haces durmiendo? Levántate y reza a tu dios; quizá se ocupe ese dios de nosotros y no muramos».

Se dijeron unos a otros:
«Echemos suertes para saber quién es el culpable de que nos haya caído esta desgracia».

Echaron suertes y le tocó a Jonás. Entonces le dijeron:
«Dinos quién tiene la culpa de esta desgracia que nos ha sobrevenido, de qué se trata, de dónde vienes, cuál es tu país y de qué pueblo eres».

Jonás les respondió:
«Soy hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme».

Muchos de aquellos hombres se asustaron y le preguntaron:
«¿Por qué has hecho eso?».
Pues se enteraron por el propio Jonás de que iba huyendo del Señor.

Después le dijeron:
«¿Qué vamos a hacer contigo para que se calme el mar?».
Pues la tormenta arreciaba por momentos.

Jonás les respondió:
«Agarradme, echadme al mar y se calmará. Bien sé que soy el culpable de que os haya sobrevenido esta tormenta».

Aquellos hombres intentaron remar hasta tierra firme, pero no lo consiguieron, pues la tormenta arreciaba. Entonces rezaron así al Señor:
«¡Señor!, no nos hagas desaparecer por culpa de este hombre; no nos imputes sangre inocente, pues tú, Señor, actúas como te gusta».
Después agarraron a Jonás y lo echaron al mar. Y el mar se calmó.

Tras ver lo ocurrido, aquellos hombres temieron profundamente al Señor, le ofrecieron un sacrificio y le hicieron votos. El Señor envió un gran pez para que se tragase a Jonás, y allí estuvo Jonás, en el vientre del pez, durante tres días con sus noches. Y el Señor habló al pez, que vomitó a Jonás en tierra firme.

 

Jon 2,3.4.5.8 R/. Tú, Señor, me sacaste vivo de la fosa

 

Invoqué al Señor en mi desgracia y me escuchó;
desde lo hondo del Abismo pedí auxilio
y escuchaste mi llamada. R/.

Me arrojaste a las profundidades de alta mar,
las corrientes me rodeaban,
todas tus olas y oleajes se echaron sobre mí. R/.

Me dije: «Expulsado de tu presencia,
¿cuándo volveré a contemplar tu santa morada?». R/.

Cuando ya desfallecía mi ánimo,
me acordé del Señor;
y mi oración llegó hasta ti,
hasta tu santa morada. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,25-37

 

En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».

Él le dijo:
«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».

El respondió:
«“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”».

Él le dijo:
«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».

Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:
«¿Y quién es mi prójimo?».

Respondió Jesús diciendo:
«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.

Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo:
“Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”.

¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».

Él dijo:
«El que practicó la misericordia con él».

Jesús le dijo:
«Anda y haz tú lo mismo».

El Campo de la Palabra. Lunes 10 de octubre de 2023

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Lunes de la Vigésimo séptima semana del Tiempo Ordinario, Año impar

 

Comienzo de la profecía de Jonás 1,1–2,1.11:

 

El Señor dirigió su palabra a Jonás, hijo de Amitai, en estos términos:
«Ponte en marcha, ve a Nínive, la gran ciudad, y llévale este mensaje contra ella, pues me he enterado de sus crímenes».

Jonás se puso en marcha para huir a Tarsis, lejos del Señor. Bajó a Jafa y encontró un barco que iba a Tarsis; pagó el pasaje y embarcó para ir con ellos a Tarsis, lejos del Señor. Pero el Señor envió un viento recio y una fuerte tormenta en el mar, y el barco amenazaba con romperse.

Los marineros se atemorizaron y se pusieron a rezar, cada uno a su dios. Después echaron al mar los objetos que había en el barco, para aliviar la carga. Jonás bajó al fondo de la nave y se quedó allí dormido.

El capitán se le acercó y le dijo:
«¿Qué haces durmiendo? Levántate y reza a tu dios; quizá se ocupe ese dios de nosotros y no muramos».

Se dijeron unos a otros:
«Echemos suertes para saber quién es el culpable de que nos haya caído esta desgracia».

Echaron suertes y le tocó a Jonás. Entonces le dijeron:
«Dinos quién tiene la culpa de esta desgracia que nos ha sobrevenido, de qué se trata, de dónde vienes, cuál es tu país y de qué pueblo eres».

Jonás les respondió:
«Soy hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme».

Muchos de aquellos hombres se asustaron y le preguntaron:
«¿Por qué has hecho eso?».
Pues se enteraron por el propio Jonás de que iba huyendo del Señor.

Después le dijeron:
«¿Qué vamos a hacer contigo para que se calme el mar?».
Pues la tormenta arreciaba por momentos.

Jonás les respondió:
«Agarradme, echadme al mar y se calmará. Bien sé que soy el culpable de que os haya sobrevenido esta tormenta».

Aquellos hombres intentaron remar hasta tierra firme, pero no lo consiguieron, pues la tormenta arreciaba. Entonces rezaron así al Señor:
«¡Señor!, no nos hagas desaparecer por culpa de este hombre; no nos imputes sangre inocente, pues tú, Señor, actúas como te gusta».
Después agarraron a Jonás y lo echaron al mar. Y el mar se calmó.

Tras ver lo ocurrido, aquellos hombres temieron profundamente al Señor, le ofrecieron un sacrificio y le hicieron votos. El Señor envió un gran pez para que se tragase a Jonás, y allí estuvo Jonás, en el vientre del pez, durante tres días con sus noches. Y el Señor habló al pez, que vomitó a Jonás en tierra firme.

 

Salmo de hoy

Jon 2,3.4.5.8 R/. Tú, Señor, me sacaste vivo de la fosa

 

Invoqué al Señor en mi desgracia y me escuchó;
desde lo hondo del Abismo pedí auxilio
y escuchaste mi llamada. R/.

Me arrojaste a las profundidades de alta mar,
las corrientes me rodeaban,
todas tus olas y oleajes se echaron sobre mí. R/.

Me dije: «Expulsado de tu presencia,
¿cuándo volveré a contemplar tu santa morada?». R/.

Cuando ya desfallecía mi ánimo,
me acordé del Señor;
y mi oración llegó hasta ti,
hasta tu santa morada. R/.

 

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,25-37

 

En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».

Él le dijo:
«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».

El respondió:
«“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”».

Él le dijo:
«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».

Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:
«¿Y quién es mi prójimo?».

Respondió Jesús diciendo:
«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.

Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo:
“Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”.

¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».

Él dijo:
«El que practicó la misericordia con él».

Jesús le dijo:
«Anda y haz tú lo mismo».

El Campo de la Palabra. Domingo 8 de octubre de 2023

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XXVII Domingo del tiempo ordinario

 

 

Lectura del libro de Isaías 5, 1-7

 

Voy a cantar a mi amigo
el canto de mi amado por su viña.
Mi amigo tenía una viña en un fértil collado.
La entrecavó, quitó las piedras y plantó buenas cepas;
construyó en medio una torre y cavó un lagar.
Esperaba que diese uvas, pero dio agrazones.
Ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá,
por favor, sed jueces entre mí y mi viña.
¿Qué más podía hacer yo por mi viña que no hubiera hecho?
¿Por qué, cuando yo esperaba que diera uvas, dio agrazones?
Pues os hago saber lo que haré con mi viña:
quitar su valla y que sirva de leña,
derruir su tapia y que sea pisoteada.
La convertiré en un erial: no la podarán ni la escardarán,
allí crecerán zarzas y cardos,
prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella.
La viña del Señor del universo es la casa de Israel
y los hombres de Judá su plantel preferido.
Esperaba de ellos derecho, y ahí tenéis: sangre derramada;
esperaba justicia, y ahí tenéis: lamentos.

 

Salmo

Sal 79, 9 y 12. 13-14. 15-16. 19-20 R. La viña del Señor es la casa de Israel

 

Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste.
Extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río. R/.

¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas? R/.

Dios del universo, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña.
Cuida la cepa que tu diestra plantó.
y al hijo del hombre que tú has fortalecido. R/.

No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor, Dios del universo, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve. R/.

 

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 6-9

 

Hermanos:
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios.

Y la paz de Dios, que supera todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta.

Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra.
Y el Dios de la paz estará con vosotros.

 

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 33-43

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

«Escuchad otra parábola: “Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.

Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.

Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’.

Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?».

Le contestan:
«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».

Y Jesús les dice:
«No habéis leído nunca en la Escritura:

“La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente”

Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».

El Campo de la Palabra. Sábado 7 de octubre de 2023

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Nuestra Sra. del Rosario

 

Lectura de la profecía de Zacarías 2, 14-17

 

Alégrate y goza, Sion,
pues voy a habitar en medio de ti
—oráculo del Señor—.
Aquel día se asociarán al Señor
pueblos sin número;
ellos serán mi pueblo,
y habitaré en medio de ti,
Entonces reconocerás
que el Señor del universo
me ha enviado a ti.
Judá será la herencia del Señor,
su lote en la tierra santa,
y volverá a elegir a Jerusalén.
¡Silencio todo el mundo
ante el Señor que se levanta
de su morada santa!

 

Salmo de hoy

Sal Lc 1, 46b-47. 48-49. 50-51. 52-53. 54-55 R/. El Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo.

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador. R/.

Porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitaran todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo. R/.

Y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón. R/.

Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos. R/.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. R/.

Lectura del Santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38

 

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».

El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, «porque para Dios nada hay imposible»».

María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Y el ángel se retiró.

Cocinas Indígenas de Leticia – Recetario Ancestral: Un Viaje Profundo a la Riqueza Gastronómica de la Amazonía

En el remoto corazón de la Amazonía colombiana, donde la exuberante selva se encuentra con las aguas del río Amazonas, florece una cultura culinaria que va más allá de la gastronomía; es una expresión viva de la identidad, la tradición y la conexión profunda con la naturaleza. En un esfuerzo por preservar este tesoro cultural, el Ministerio de Cultura, junto con colaboradores locales y la Fundación Acción Cultural Popular, presenta el «Recetario Ancestral, Cocinas Indígenas de Leticia – Amazonas». Este compendio encantador no solo es una guía culinaria, sino también un viaje íntimo a través de las vidas y las tradiciones de las personas que han convertido la cocina en un arte, un vínculo emocional y una fuente inagotable de sabiduría.

Guardianes de la Tradición: Las Comunidades de Leticia

En las profundidades de Leticia y sus alrededores, en comunidades como Mocagua, San Sebastián de los Lagos y San José Km. 6, las tradiciones ancestrales son más que simples recetas; son la esencia misma de la vida. Cada plato lleva consigo siglos de conocimiento acumulado, transmitido a través de generaciones, y cada ingrediente es un vínculo con la tierra que nutre y sostiene estas comunidades. Las cocinas de Leticia no son solo lugares de preparación de alimentos, son santuarios donde las historias se cuentan en aromas y sabores.

Cocinas para la Paz: Más Allá de la Gastronomía

El programa «Cocinas para la Paz» no solo es un intento de preservar recetas; es una misión para proteger un modo de vida. Desde 2012, el Ministerio de Cultura ha estado trabajando incansablemente en colaboración con las comunidades indígenas, afrodescendientes, raizales, palenqueras, campesinas y rom para salvaguardar sus cocinas tradicionales. Este esfuerzo conjunto va más allá de las fronteras culinarias; es una celebración de la diversidad cultural y un reconocimiento de la importancia de la comida en la construcción de la paz, la reconciliación y el desarrollo sostenible.

Las recetas presentadas en este recetario son más que simples instrucciones; son historias en sí mismas. Cada plato refleja la biodiversidad asombrosa de la región amazónica. Desde el pescado fresco del río hasta las frutas exóticas que solo se encuentran en este rincón del mundo, cada ingrediente es una celebración de la riqueza natural que rodea a estas comunidades. Los conocimientos culinarios han sido pasados de generación en generación, y cada preparación es un tributo a la sabiduría colectiva de los pueblos indígenas.

A través de las páginas de este recetario, nos sumergimos en las historias de las mujeres y hombres que han dedicado sus vidas a preservar estas tradiciones culinarias. Sus narrativas son tan variadas como las recetas que presentan, y cada historia es un testimonio de resiliencia, amor por la tierra y un profundo respeto por las generaciones que vendrán. Desde las artes de la pesca tradicional hasta las técnicas de cultivo que han perdurado durante siglos, estas páginas son un homenaje a la creatividad y la habilidad humanas.

El Recetario Ancestral: Más que un Libro de Cocina

Este recetario es un testamento a la diversidad y la riqueza de las cocinas indígenas de Leticia. Pero también es un llamado a la acción. Es un recordatorio de que estas tradiciones están en peligro y que cada bocado que damos de estas delicias culinarias es un acto de preservación. Al apoyar y disfrutar de las cocinas tradicionales, estamos contribuyendo a la preservación de un legado invaluable y a la prosperidad futura de estas comunidades.

En última instancia, este recetario es más que un compendio de recetas; es un viaje a través del alma de la Amazonía. Cada página está impregnada con el amor y el cuidado con los que estas preparaciones son elaboradas. Cada bocado nos transporta a la profundidad de la selva, donde la vida florece en cada rincón y donde la comida es más que sustento; es una celebración de la vida misma.

Conoce el Recetario Ancestral dando click aquí…Recetario Ancestral Amazónico

Al finalizar este viaje culinario a través del «Recetario Ancestral, Cocinas Indígenas de Leticia – Amazonas», nos queda un profundo sentido de gratitud. Gracias a las manos talentosas que han compartido sus secretos culinarios, hemos tenido el privilegio de explorar un mundo de sabores, aromas y texturas que trascienden lo mundano y nos conectan con algo más grande: la riqueza cultural de un pueblo, la majestuosidad de la naturaleza y la belleza de la tradición.

Así que, con cada bocado, celebremos no solo el arte culinario, sino también la herencia cultural que lo hace posible. Porque en cada plato, en cada historia y en cada tradición preservada, encontramos la esencia misma de lo que significa ser humano: la capacidad de crear, compartir y celebrar la belleza de la vida en todas sus formas.

El Campo de la Palabra. Viernes 6 de octubre de 2023

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Viernes de la Vigésimo sexta semana del Tiempo Ordinario, Año impar

 

Lectura del libro de Baruc 1,15-22:

 

Confesamos que el Señor nuestro Dios es justo. Nosotros, en cambio, sentimos en este día la vergüenza de la culpa. Nosotros, hombres de Judá, vecinos de Jerusalén, nuestros reyes y gobernantes, nuestros sacerdotes y profetas, lo mismo que nuestros antepasados, hemos pecado contra el Señor desoyendo sus palabras.

Hemos desobedecido al Señor nuestro Dios, pues no cumplimos los mandatos que él nos había propuesto.

Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres de Egipto hasta hoy, no hemos hecho caso al Señor nuestro Dios y nos hemos negado a obedecerlo.

Por eso nos han sucedido ahora estas desgracias y nos ha alcanzado la maldición con la que el Señor conminó a Moisés cuando sacó a nuestros padres de Egipto para darnos una tierra que mana leche y miel.

No obedecimos al Señor cuando nos hablaba por medio de sus enviados los profetas; todos seguimos nuestros malos deseos sirviendo a otros dioses y haciendo lo que reprueba el Señor nuestro Dios.

 

Salmo de hoy

Sal 78,1-2.3-5.8.9 R/. Por el honor de tu nombre, Señor, líbranos

 

Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas. R/.

Echaron los cadáveres de tus siervos
en pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra. R/.

Derramaron su sangre como agua
en torno a Jerusalén,
y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
¿Hasta cuándo, Señor?
¿Vas a estar siempre enojado?
¿Arderá como fuego tu cólera? R/.

Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,13-16

 

En aquel tiempo, dijo Jesús:

«¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza.

Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.

Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».

Crónica: Cosechando Paz en los Campos del Valle del Cauca

En la idílica vereda de San Isidro, donde el verde de los campos se encuentra con el cielo infinito, reside una familia que personifica la determinación y el espíritu incansable de los labradores. Mis padres, dos almas valerosas y laboriosas, han dedicado sus vidas a la agricultura, tejiendo un legado de trabajo arduo y amor por la tierra.

Mi madre, ahora entregada al calor del hogar, lleva consigo el recuerdo de días en los que sus manos se enredaban entre las hojas de café y plateaban incansablemente bajo el sol radiante. Mi padre, un hombre cuyas manos han conocido cada surco de la tierra, ha sido un eterno cultivador: recolectando café, cortando banano, fumigando con pasión y dedicación. Actualmente, su sabiduría agrícola florece en Natural Grow, una aguacatera local donde ha estado sembrando sus conocimientos durante los últimos nueve meses.

A pesar de las barreras que la educación les impuso, su espíritu inquebrantable y su amor por la tierra han sido un faro de inspiración para mí. No solo llenan mi corazón de orgullo con su laboriosa dedicación, sino que también contribuyen a la paz en nuestra comunidad. Lejos del bullicio de la ciudad, cada producto de nuestra cosecha se convierte en un puente hacia la paz, llegando al mercado a precios asequibles para todos. Además, en nuestra pequeña comunidad, valoramos la paz sobre todas las cosas. Evitamos conflictos insignificantes y mantenemos una armonía constante con nuestros vecinos.

La vida en la vereda de San Isidro no es fácil, eso es innegable. Sin embargo, en nuestra casa, la alegría y la unión son nuestra fortaleza. Nosotros, como familia, compartimos risas y lágrimas, celebraciones y desafíos, creando una convivencia ejemplar tanto entre nosotros como con nuestros vecinos. San Isidro, en el municipio de Bolívar, Valle del Cauca, es más que un lugar en el mapa; es el hogar de nuestra familia y el epicentro de nuestra paz.

Creemos firmemente que la paz comienza en el hogar. En nuestras paredes, se respira armonía y se practican valores que se extienden a toda la sociedad. San Isidro no es solo nuestra dirección; es el lugar donde la paz florece, donde los valores se transmiten y donde la convivencia se convierte en un arte. En estos campos, aprendemos que la paz no es solo un sueño lejano, sino un logro diario que se cosecha con amor, trabajo y respeto.

Autor: Isabella Morales Henao

El Campo de la Palabra. Jueves 5 de octubre de 2023

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Lectura del libro del Deuteronomio 8, 7-18

 

Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra buena, tierra de torrentes, de fuentes y veneros que manan en el monte y la llanura, tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivares y de miel, tierra en que no comerás tasado el pan, en que no carecerás de nada, tierra que lleva hierro en sus rocas y de cuyos montes sacarás cobre, entonces comerás hasta saciarte y bendecirás al Señor, tu Dios, por la tierra buena que te ha dado. Guárdate de olvidar al Señor, tu Dios, no observando sus preceptos, sus mandatos y sus decretos que yo te mando hoy.
No sea que, cuando comas hasta saciarte, cuando edifiques casas hermosas y las habites, cuando críen tus reses y ovejas, aumenten tu plata y tu oro, y abundes en todo, se engría tu corazón y olvides al Señor, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con serpientes abrasadoras y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con su maná que no conocían tus padres, para afligirte y probarte, y para hacerte el bien al final. Y no pienses: “Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas riquezas”.
Acuérdate del Señor, tu Dios: que es el quien te da la fuerza para adquirir esa riqueza, a fin de mantener la alianza que juró a tus padres, como lo hace hoy».

 

Salmo de hoy

Sal 1 Crón 29, 10bc. 11abc. 11d-12a. 12bcd R/. Tú eres Señor del universo.

 

Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos. R/.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad
porque tuyo es cuanto hay en el cielo y tierra. R/.

Tú eres rey y soberano de todo
de ti viene la riqueza y la gloria. R/.

Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos. R/.

 

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 17-21

 

Hermanos:
Si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo.
Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y nos encargo el ministerio de la reconciliación.
Porque Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirles cuenta de sus pecados, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él.

 

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 7-11

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!

El Campo de la Palabra. Miércoles 4 de octubre de 2023

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Miércoles de la Vigésimo sexta semana del Tiempo Ordinario, Año impar

 

Lectura del libro de Nehemías 2,1-8

 

EN el mes de nisán del año veinte del rey Artajerjes, siendo yo el responsable del vino, lo tomé y se lo serví al rey. Yo estaba muy triste en su presencia.

El rey me dijo: «¿Por qué ese semblante tan triste? No estás enfermo, pero tu corazón parece estar afligido».

Entonces, con mucho miedo, dije al rey: «¡Larga vida al rey! ¿Cómo no ha de estar triste mi semblante, cuando la ciudad donde se encuentran las tumbas de mis padres está destruida y sus puertas han sido devoradas por el fuego?».

El rey me dijo: «¿Qué quieres?».

Yo, encomendándome al Dios del cielo, le dije: «Si le parece bien al rey y quiere contentar a su siervo, permítame ir a Judá, a la ciudad de las tumbas de mis padres, para reconstruirla».

El rey, que tenía a la reina sentada a su lado, me preguntó: «¿Cuánto durará tu viaje y cuándo volverás?».

Yo le fijé un plazo que le pareció bien y me permitió marchar. Después dije al rey: «Si le parece bien al rey, redácteme unas cartas para los gobernadores de Transeufratina, para que me dejen el paso libre hasta Judá, y una carta dirigida a Asaf, el guarda del parque real, para que me proporcione madera para construir las puertas de la ciudadela del templo, para la muralla de la ciudad y la casa donde voy a vivir».

El rey las mandó redactar, porque la mano de Dios me protegía.

 

Salmo de hoy

Sal 136,1-2.3.4-5.6 R/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti

 

Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras. R/.

Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión.» R/.

¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha. R/.

Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías. R/.

 

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,57-62

 

En aquel tiempo, aquel tiempo, mientras Jesús y sus discípulos iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adondequiera que vayas».

Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».

A otro le dijo: «Sígueme».

El respondió: «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre».

Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».

Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa».

Jesús le contestó: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».

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