NOANAMÁ, Colombia – Una mañana lluviosa de noviembre en lo más hondo de la selva de Chocó al oeste de Colombia, los combatientes rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) se repartían en un campo de fútbol fangoso en grupos de ocho para realizar su entrenamiento diario. Los rebeldes practicaban con palos en lugar de pistolas para evitar que se atascaran con el barro y llevaban pantalones de vestir en lugar de uniforme.
Desde lejos parecía un partido de béisbol, pero en realidad los combatientes entrenaban porque la guerra podría estar a punto de estallar. Otra vez.
Un líder del frente Che Guevara que utiliza el alias de “Yerson” se sentaba cerca mientras sus compañeros acababan el entrenamiento matutino y culpaba a la élite de Colombia por el continuo conflicto. Llevaba atuendo militar y una boina con una imagen roja del Che Guevara.
Noanamá es hogar de alrededor de 800 campesinos afrodescendientes y está rodeada de una copiosa y verde selva. A pesar de su paisaje esplendoroso, es imposible no ver la contaminación: la ciudad y el río están regadas de basura y, por ello, sus habitantes ya casi no pescan.
Los habitantes locales solían pescar, cazar y talar en esa región con métodos tradicionales, pero la expansión de la coca y la fiebre del oro cambiaron sus vidas de forma irrevocable y transformaron su cultura y su dieta, además de contaminar el ambiente. Ahora plantan cultivos de coca para tener ingresos y pancoger para sustento.
El joven líder de la comunidad Noanamá, al que llaman indio, explicó en una tarde de calor sofocante cómo cada familia cultiva menos de una hectárea de coca.
“Además de la minería, ese es nuestro único ingreso”, dijo. No obstante, explicó, el precio de mercado de la coca ha caído drásticamente en el último año, en parte por un auge de la coca. Eso ha hecho que sea más difícil comprar productos básicos, que tienen que ser importados a través del río a precios elevados.
Por: Martín León. Estudiante de Escuelas Digitales Campesinas.
“Yo ingresé voluntariamente a los 11 años, me cansé del hambre y la falta de oportunidades; en la vereda en que nací, no había escuela, ni puesto de salud, ni siquiera junta de acción comunal. Mis padres trabajaban en labores del campo, pero con lo que ganábamos no alcanzaba ni para comer”, expresa Deisy, excombatiente ahora en proceso de reincorporación.
Al preguntarle acerca de cómo ha cambiado su vida en los últimos años expresa: “Cuando ingresé, pensaba que, por ser mujer, mis responsabilidades serían diferentes, pero resultó que no; al igual que los hombres, cargábamos el armamento y la remesa, cocinábamos, marchábamos largas jornadas, participábamos de acciones armadas y relacionamiento con la población civil.
Por el amor y la dulzura de nosotras las mujeres, éramos las encargadas del mantenimiento de la carne en el monte. “Cuando se sacrificaba una novilla, nosotras la despresábamos y la salábamos. Luego hacíamos un hueco en la selva en donde enterrábamos la carne en bolsas negras y lonas, en donde se mantenía hasta por 4 semanas sin ningún tipo de refrigeración, cuando nos trasladábamos de campamentos nosotros la cargábamos y a pesar de las fuertes temperaturas durante la marcha, la carne siempre se conservaba. Cuando los hombres realizaban esta misma labor, la carne se dañaba al siguiente día de ser salada. Llámenos agüerista o no, la dulcera de la mujer se expresa en esas pequeñas cosas.
Por años nos convertimos en una familia en donde nos cuidábamos y nos respetábamos, nunca nos preocupamos porqué a los campamentos siempre nos llegaba todo lo que necesitábamos (medicina, uniformes, artículos de aseo, comida) una de las principales frustraciones para nosotras como mujeres es la imposibilidad de tener hijos por razones del conflicto”.
En la actualidad, estas mujeres se encuentran viviendo en la zona urbana y rural del municipio de Puerto Rico, en el departamento del Caquetá. Una vez firmados los Acuerdos de Paz entre el gobierno nacional y la guerrilla de las FARC, muchas de ellas se concentraron en la zona veredal de Miravalle; en el municipio de San Vicente del Caguán. Allí muy pronto entendieron, que querían instalarse en la cabecera municipal de Puerto Rico, más cerca de sus familias y de la oportunidad de hacerle el quite a la guerra.
Actualmente estudian primaria y bachillerato a través de la metodología maestro itinerante, en su gran mayoría ya tienen hijos y otras más planean ser madres prontamente y, aunque les ha costado acostumbrarse al caos de las motos y el estrepitoso ruido de las discotecas del pueblo, ellas han encontrado vínculos importantes en este municipio.
Uno de estos con el proyecto MIA, financiado por el Fondo Europeo para la Paz de la Unión Europea y liderado por Acción Cultural Popular – ACPO, con el apoyo de la Diócesis de San Vicente del Caguán y la Registraduría Nacional del Estado Civil; el cual se desarrollará en los tres próximos años en zonas afectadas por el conflicto armado como el sur de Caquetá y el norte del Chocó en Colombia.
Desde allí, 18 mujeres se propusieron constituirse legalmente como Asociación de Mujeres, así como elaborar un proyecto productivo colectivo que les genere ingresos, pero sobretodo, que les permita permanecer unidas y trabajando en equipo, como lo hicieron por años, sin los afanes de la guerra y teniendo los elementos suficientes para educar una generación que le aporte a la paz.
Por: Oscar Mauricio Santiago. Facilitador proyecto MIA en Caquetá.
Por: Oscar Mauricio Santiago. Facilitador proyecto MIA en Caquetá. Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.
Mientras celebramos hoy el primer aniversario desde la adopción de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de lxs campesinxs y otras personas que trabajan en las zonas rurales (UNDROP) aprobada en diciembre de año pasado, como La Vía Campesina hacemos un llamado a los gobiernos, movimientos sociales, aliadxs y activistas para intensificar esfuerzos a nivel mundial para garantizar que los estados miembros de la ONU se comprometan a implementar este importante instrumento en los territorios.
Como LVC hemos reafirmado los derechos de lxs campesinxs como una de las prioridades políticas de nuestra agenda 2020, es importante popularizar esta declaración, construir y compartir conocimientos y experiencias entre nuestras organizaciones miembros sobre cómo usarla a favor de nuestras luchas.
Durante el año, junto con nuestrxs aliadxs, hemos hecho un fuerte trabajo de presión e incidencia dentro de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Comité Mundial para la Alimentación Seguridad (CFS), así como en nuestras regiones y países, para crear un impulso internacional que favorezca y promueva la implementación de los Derechos de lxs Campesinxs.
Además, La Vía Campesina cree firmemente que vincular los contenidos de UNDROP en el marco de la Década de Agricultura Familiar de las Naciones Unidas (lanzada este año por la FAO) mejorará los esfuerzos para erradicar la pobreza, la inseguridad alimentaria y la desnutrición a través de métodos agroecológicos de producción de alimentos sanos para todxs. ¡No solo para comunidades rurales!
Es así, que mientras celebramos este primer aniversario de la adopción de UNDROP, La Vía Campesina continúa impulsando transformaciones sociales. Pues la UNDROP abre oportunidades para abordar la desigualdad y la discriminación que afecta desproporcionadamente a la población rural en todo el mundo.
Para el movimiento campesino global, la lucha por la promoción y protección de los derechos campesinos está a medio ganar, este es un proceso construido colectivamente. Por lo que es crucial ahora de la voluntad política de nuestros gobernantes, y saber qué camino tomarán los estados miembros de la ONU, para que el contenido de esta Declaración se convierta en una realidad vivida para millones de familias campesinas. Lo importante es que la Declaración de la ONU se implemente en todo su contenido y espíritu en todos los países del mundo.
Las mujeres tradicionalmente invisibilizadas, tanto en el drama de la guerra como en la búsqueda de la paz, han sido un fenómeno social poco estudiado por la academia y atendido por el Estado, decía Luz Marina Londoño, investigadora del INER – Instituto de Estudios Regionales de la Universidad de Antioquia, en 2003. Sin embargo, hoy la historia es diferente, en el contexto de implementación del acuerdo de paz en el que nos encontramos, las mujeres tienen la posibilidad de ser protagonistas de la construcción de paz en sus territorios.
La incidencia de la lucha armada en el ser mujer en un contexto de combatiente hace una diferencia contracultural y se convierte en la antítesis del modelo patriarcal que caracteriza el ser mujer con la dulzura, delicadeza, fragilidad e inocencia. No obstante, -seguía afirmando Luz Marina Londoño- ¨la reconfiguración de identidades, espacios y prácticas de las mujeres, ocurrida durante los últimos 50 años, parece haber subvertido el ámbito de los imaginarios sociales sobre el ser mujer.
Una de las manifestaciones visibles de ello es la proliferación de imágenes femeninas guerreras en los grandes medios de comunicación. Este auge de figura de mujeres guerreras pareciera tener un referente en la vida real en la creciente participación de las mujeres como combatientes en las guerras modernas y posmodernas¨ (Londoño 2003).
Según datos del mismo INER, se estimaba que más del 40% de combatientes de las Farc cuando estaban en armas, eran mujeres. Obteniendo un porcentaje también importante de integrantes en el ELN y el EPL.
La instrumentalización para la guerra de diversas formas, en las mujeres colombianas, principalmente campesinas, ha sido evidente en la historia pasada de nuestro país, así mismo, hoy también las mujeres tienen la coyuntura para incidir en la nueva historia del país, aportando de manera activa en la construcción de paz en los territorios, especialmente en los rurales.
Si miramos el caso de las mujeres rurales en el mundo, según la FAO, representan más del 40 por ciento en mano de obra en la producción agrícola del mundo. En algunas zonas de África y Asia alcanzan a ser el 60 por ciento. Algo muy incidente si se considera que, en los países en desarrollo de África y la región de Asia y el Pacífico, las mujeres suelen trabajar entre 12-13 horas más que los hombres por semana.
Otro dato que llama mucho la atención es que, según la FAO, si las agricultoras tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres, el número de personas hambrientas en el mundo podría reducirse hasta en 150 millones, gracias a los aumentos de productividad.
Un proceso de reincoporación para mujeres
En Colombia no todo está perdido para las mujeres, el país cuenta con el Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, que posee originalidades únicas en enfoques y componentes que dan garantía y reconocen impactos diferenciales del conflicto armado en la vida de las personas. Si lo comparamos con otros acuerdos de paz que se han firmado en el mundo, nuestro Acuerdo Final es una de las concertaciones pacificas entre dos enemigos políticos más flamantes e integrales que se conozcan hasta el momento en el mundo.
Uno de los aspectos diferenciales más importantes del Acuerdo Final, se encuentra en la Estrategia Integral de Reincorporación para las Mujeres, en la que se contempla las diferentes perspectivas que se dan en el proceso de reincorporación para una mujer y al mismo tiempo, propone generar contenidos contextualizados que puedan servir de guía para organizaciones, agencias, instituciones, personas, entre otras, que están interesados en la reincorporación de las mujeres.
Las perspectivas de la estrategia que se vislumbran hasta el momento, contemplan tres componentes. En primer lugar, busca identificar rotundamente las necesidades e intereses de las mujeres, después pone la lupa en la participación política en espacios públicos y en los asuntos que lo permiten y obstaculizan; por último, traza una ruta para la transversalización del enfoque de género en las iniciativas productivas de economía solidaria que emprendan las mujeres.
Avances importantes para lograr equidad de género en nuestras relaciones públicas y sociales como sociedad.
Proyectos como apuesta por la paz desde las mujeres
El proyecto Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente, MIA, es una apuesta por construir ciudadanía rural a través del empoderamiento de las mujeres en los asuntos públicos que afectan su territorio y el fortalecimiento de iniciativas productivas que garanticen seguridad alimentaria y autonomía política.
Esta iniciativa es financiada por el Fondo Europeo para la Paz de la Unión Europea y Acción Cultural Popular – ACPO busca desarrollarla en los tres próximos años en zonas afectadas por el conflicto armado como el sur de Caquetá y el norte del Chocó en Colombia con el apoyo de la Diócesis de San Vicente del Caguán y la Registraduría Nacional del Estado Civil.
De este proceso se benefician 26 mujeres excombatientes en proceso de reincorporación que habitan el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación – ETCR Silver Vidal Mora, y 60 mujeres y hombres que habitan los corregimientos aledaños.
Por: Juan Esteban Moreno. Facilitador de ACPO proyecto MIA en Chocó. Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.
Luego de sufrir un bombardeo en las estribaciones del Parque Nacional Natural Serranía del Chibiriquete, que cobró la vida de cinco combatientes y dejó otros más gravemente heridos; las fuerzas militares iniciaron un desembarco en la zona, a fin de dar captura a la mayor cantidad de guerrilleros. Ante el cerco de las Fuerzas Militares, Euclides, comandante del frente tercero, ordenó a sus hombres improvisar camillas a fin de evacuar a los heridos selva adentro. Ante la cercanía de la Tropa a su ubicación, ordenó a un grupo de guerrilleros entre los que estaban el viejo Emiro, tomar dirección al oeste, buscando alguna vivienda de civiles que se encargaran de la curación de los heridos.
Tras días de marcha encontraron un poblado en lo más profundo de la selva a la orilla de la parte alta del río Apaporis, habitado por indígenas Tupí quienes lo llamaban “Protector de la Selva” a quienes entregaron sus compañeros heridos, para reincorporarse nuevamente con sus compañeros de frente que marchaban en dirección al suroeste.
Pasados tres meses desde el bombardeo, y una vez roto el cerco de la Fuerza Pública, marcharon nuevamente al oeste en busca de sus compañeros heridos. Durante este tiempo, los guerrilleros heridos estuvieron bajo el cuidado del médico tradicional en la comunidad, al que todos llamaban “Taita” quien logró reponer de las fuertes heridas, a través de plantas medicinales e infusiones, que preparaba él mismo.
Una vez informada esta situación a los comandantes del Bloque Sur, tomaron la decisión de enviar algunos guerrilleros con vocación de enfermeros a vivir de manera permanente en los asentamientos indígenas Tikuna, Huitoto y Tupi, que habitan desde hace siglos la Amazonia Colombiana.
Tiberio o Jaguar, como lo conoce la gente de la región, es un guerrillero de 69 años, de los cuales 52 estuvo en las filas de las FARC, hasta la firma del acuerdo de paz. Hizo parte de ese grupo de combatientes en el que se le asigno la tarea de aprender medicina tradicional. Él particularmente convivió por 10 largos años con los indígenas Tikuna, de los que aprendió lo que más adelante aliviaría y curaría las heridas y enfermedades de los guerrilleros en esta zona del país:
“Allí aprendí primero a reconocer las plantas, así como sembrarlas y cuidarlas y respetarlas. Luego aprendí el uso de cada planta, y apoyaba al Taita en la preparación de remedios para combatir dolores menstruales, infecciones, malaria, picaduras de serpientes, heridas en la piel, entre otras. Al retornar a las filas guerrilleras, inicié a tratar los compañeros con plantas medicinales. Albahaca Negra, Pronto Aliento, Caléndula, Mambe, fueron mis compañeras inseparables en mi botiquín de guerra, además de ser naturales, se podían conseguir sin ningún costo en la selva Amazónica Colombiana, protegidas por los espíritus de la tierra”.
Una vez suscrito el acuerdo paz, Jaguar se concentró con sus antiguos compañeros en la Zona Veredal ubicada en el municipio de San Vicente del Caguán, desde donde se ha vinculado a diferentes programas de cooperación internacional, con el fin de implementar huertas medicinales en su nuevo hogar y trabajando con las comunidades aledañas; a fin de promover la siembra y el uso de esta valiosa medicina que lucha por sobrevivir al fin del conflicto, que ahora intenta curar todos los males con la medicina que él llama “Artificial”.
Por: Oscar Mauricio Santiago. Facilitador proyecto MIA en Caquetá. Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.
A 803 km de Medellín y 40 de Riohacha, se encuentra El Pájaro, corregimiento de Manaure, La Guajira, un lugar rodeado por un mar azul, cientos de kilómetros de arena, una pequeña iglesia, un colegio y un solo centro de salud en su cabecera urbana para atender más de 30 rancherías y 6000 habitantes aproximadamente.
Durante el fin de semana anterior esta misión fue instalada en la Institución Educativa San Rafael del Pájaro, que se convirtió en un centro de salud improvisado, pues los responsables del centro de salud no estaban prestando su servicio. – ¿Será casualidad o es la misma corrupción que impera en casi todo el territorio de nuestro país? -, nos preguntamos como visitantes. ¿Qué le pasa a un habitante del corregimiento o de alguna de sus rancherías si sufre un evento de urgencia durante el fin de semana? Queda la pregunta abierta a nuestros lectores.
Dejando atrás la incertidumbre, las cosas continúan, porque esa es precisamente la misión que cumple la Superbrigada de Salud cuando llega a estas zonas apartadas, siempre convirtiendo lugares inhóspitos en sitios de atención humanitaria; esta vez para realizar más de 300 consultas médicas de la mano de tres profesionales de la medicina y la odontología, Carlos García, Tatiana Muriel y José Restrepo, quienes en poco tiempo fueron objeto de besos y abrazos por parte de la comunidad.
También fueron atendidos 853 niños en el programa Docente Líder, Sonrisas Brillantes de la compañía Colgate Palmolive, que entregó a esta fundación los kits dentales para su realización, bajo la supervisión de odontólogos y docentes lideres expertos en atención comunitaria.
En esta misión se resaltan las labores de la voluntaria Nidia Gómez Toro, rectora de un colegio de Antioquia; Gladys Amparo Velásquez, coordinadora de Misión Guajira en el terreno, y sus dos hijos Jorge Andrés y Juan Manuel Jaramillo; este último, titán que transportó vía terrestre en camión la carga desde Medellín hasta El Pájaro. Estas personas quienes, como mamás y papás reales, mostraron una entrega y dedicación admirable con los niños Wayuú en técnicas de cepillado y actividades lúdicas.
La Universidad de Utha Norte América y su equipo odontológico de 2 odontólogas y 3 estudiantes, con un fin más investigativo que asistencial, participó en la Superbrigada, la comunidad Wayuú espera que esto trascienda en el tiempo con resultados significativos para más de 600 niños que quedan a la espera de atención.
Balance de la Superbrigada en La Guajira
Por: Miguel Ángel Arango. Facilitador de Acpo en Antioquia.
Después de dos días intensos de atención en salud, la Superbrigada termina su trabajo y retorna a Medellín. En terreno continua el equipo docente de Misión Guajira Humanitaria, quienes con gran dedicación recorren cada ranchería, cada escuelita, donde no llega más que el susurro divino del aire puro y natural, acompañado de arena y sal que suavemente toca la piel de cada niño Wayuú.
La deshidratación escondida en la población, la misma que los atrapa lentamente, nadie la percibe mejor que aquel docente voluntario, que, sin ser asistencialista, llega para jugar con ellos, reír con ellos, dormir con ellos, comer con ellos y hasta llorar con ellos, al ver que el premio de cada actividad es el regalo más preciado por un niño Wayuú y no crean que es un carro o una muñeca, queda a su imaginación qué es lo que más disfruta un niño en el desierto.
Los docentes y voluntarios estaban bajo el inclemente sol y brisa de las rancherías, aunque para los Wayuú era perfecto, “y eso que llegaron en buen tiempo profe, no hace calor ni brisa”, decían los niños al ver sudar como cabras a los “Arijunas” como llaman ellos al hombre blanco.
Sin importar mucho el clima se realizaron muchas actividades pedagógicas, los indígenas más viejos recordaron con cariño a la Radio Sutatenza al entregarles las cartillas “cómo criar ovejas y cabras”, lúdicas, de autocuidado y gastronómicas. Con libros, cartillas, juguetes, útiles escolares, útiles de aseo y comida donados por entidades y personas que vale la pena resaltar en este artículo como: Las Instituciones educativas del Núcleo 923 de Robledo en Medellín, que a pesar de sus falencias siempre aportan, al colegio Colombo American School de la ciudad de Bogotá, a una familia bogotana, a una profesora bogotana que prefiere guardar su identidad y a Acción Cultural Popular – ACPO también en Bogotá.
Con todo lo anterior, los niños, docentes y padres de familia participaron en talleres de: pintura, lectura, matemáticas con una fantástica maestra de esas que ya casi no existen, Amparo Gil, quien se dedicó a la enseñanza de sumas y restas con la más primitiva herramienta, pero esencial para aprender, el abaco; y quien dijo “estos niños gozan de una inteligencia privilegiada que ni los de Medellín”.
Dentro de la misión participó un agente que para todos era un extraño, pero que aportó cosas importantísimas a la misma, ya que, para la nutrición, la educación y la calidad de vida se necesita agua potable en las escuelas. Es así como el Señor Miguel Yunda en cabeza de la compañía de exploración de agua Sumipetrol, brindó capacitación a los líderes y junto con el ingeniero de proyectos Juan Carlos Rodríguez van a estructurar el proyecto para la construcción de tres pozos autosostenibles para el suministro del líquido en las escuelas de las rancherías más necesitadas de El Pájaro.
De esta manera manifiesta María Eugenia Velásquez, gestora y Directora general de Misión Guajira, quien en esta ocasión no pudo viajar por estar enfrentando un delicado estado de salud, “Gracias a todos por su valioso aporte, pero en especial gracias a esa hermosa comunidad Wayuú que cada año nos permite compartir con ellos la generosidad de muchos antes antioqueños, hoy con felicidad digo, de muchos Colombianos que ya están entendiendo cual era mi intención al crear Misión Guajira Humanitaria gracias, en la Misión Guajira 2020 nos vemos de nuevo”.
Sea esta la ocasión para que reciba la Directora Velásquez, en nombre del periódico El Campesino, un deseo de recuperación pronta para que continúe con tan significativa labor en el territorio colombiano.
La Misión Guajira termina para el equipo en general con la claridad que, los sueños sí se vuelven realidad, aunque no siempre de la manera que esperamos, pero que al final siempre hay alguien especial que nos ayude a entenderlo y a lograrlo.
El reconocimiento y la visibilidad están bien, de hecho, más que bien, pero lo que en realidad importa, es hacer lo que se pueda poco o mucho para hacer de Colombia un lugar mejor y ser fiel a uno mismo, en el proceso.
Por: Miguel Ángel Arango. Facilitador de Acpo en Antioquia
Por: Miguel Ángel Arango. Facilitador de Acpo en Antioquia Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.
Con el proyecto POETA YouthSpark se vienen realizando capacitaciones sobre emprendimiento y habilidades digitales en el municipio de Manta, Cundinamarca, de donde se esperan generar 20 oportunidades económicas para quienes integran este proyecto.
Líderes, docentes, estudiantes de la Institución Educativa Departamental de Manta y del SENA, son parte activa en las capacitaciones brindadas, donde se han tocado temas como: aprendiendo a programar, creación de páginas web, mi primera aplicación movil, entre otras, que se complementan junto con talleres de habilidades para la búsqueda de trabajo y modelos de negocio.
Son mas de 100 integrantes inscritos en la plataforma POETA, quienes están orientados y motivados por generar una iniciativa original y atractiva que involucre en este caso, las herramientas tecnológicas a sus emprendimientos de agroindustria alimentaria.
Junto con los docentes, lo que se quiere es enseñarles el uso versatil y práctico de los sistemas informáticos como app inventor, kahoot y la hora del código, para así fortalecer sus conocimientos y oportunidades didácticas hacia la enseñanza y labor pedagógica.
El apoyo de las TIC en la industria agroalimentaria
Por: Alex Rodrigo Castro. Facilitador en Manta, Cundinamarca.
Tentación nativa, así es como se identifican los proyectos empresariales en elaboración de alimentos, de los que hacen parte los estudiantes de grado 10° de la Institución Educativa Departamental de Manta. Dentro de esta unidad productiva se encuentra un subgrupo compuesto por 4 jóvenes cuya iniciativa es a base de pandebono.
Lina Clavijo lidera a Pandelitos, y junto con sus compañeros aplican los conocimientos adquiridos en los cursos orientados por POETA YouthSpark, y de esta manera están logrando pasar de un proyecto de aula a un emprendimiento real.
Pero, ¿qué ruta formativa han seguido? Una base sólida ha sido la praxis semanal en el aula productiva que tiene el colegio departamental de Manta; la otra, los talleres sobre caracteristicas de un emprendedor, uso del lienzo canvas, creación y administración de páginas web y editores de banner orientados en el marco del proyecto POETA.
“Mis compañeros y yo quisimos integrar lo aprendido con ustedes y la profesora Marcela en la muestra de la pasada feria. Contamos con correo propio, página en facebook, subimos lo mas representativo a la página web del colegio, y para el diseño del banner tuvimos en cuenta lo aprendido en los talleres”, dice Lina.
A la par de Pandelitos están Postres El Curioso, creppes dulces, delipie, arte y diseño, entre otros más que hacen parte de Tentación Nativa de Laboratorio Mantuno.
*POETA YouthSpark es un proyecto de Microsoft Filantropía que busca empoderar a través de la tecnología a jóvenes en situación de vulnerabilidad en América y el Caribe. Este proyecto liderado por The Trust for the Americas y ejecutado por Acción Cultural Popular – ACPO trabaja con el fin de facilitar oportunidades de educación, emprendimiento y empleo mediante capacitaciones integrales en alfabetización digital y ciencias de la computación.
Por: Alex Rodrigo Castro. Facilitador en Manta, Cundinamarca. Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.
Hace unas semanas tomé una flota Valle de Tenza y me fui a Manta, Cundinamarca para conocer de primera mano lo que hace el proyecto POETA YouthSpark con la comunidad mantuna.
El camino hacia Manta duró alrededor de 2 horas, estaba un poco preocupada porque no conocía el lugar; así que le dije al conductor de la flota que me dejara en Salitre de Manta, la entrada hacia el pueblo. Llegamos al lugar y ahí mismo observé un río, su sonido me hizo sentir paz, agradecí a Dios por darme la oportunidad de estar en ese lugar.
Estuve por cerca de diez minutos esperando a que una minivan me llevara al pueblo, hay que atravesar una angosta carretera para llegar a Manta, el paisaje que se observa por el camino es muy llamativo, la persona que pasa por este lugar siente un alivio, el estrés disminuye al no pensar en los ires y venires de las grandes ciudades. Sufrí un pequeño retraso en cuanto a la llegada, tenía que estar a las nueve de la mañana, me contacté con Alex, el facilitador que se encuentra en territorio por parte de ACPO, que amablemente estuvo desde las nueve con el grupo del SENA.
Al llegar al pueblo, veo que la gente es muy alegre, todos se saludan con todos, la iglesia del pueblo es la que más resalta entre las estructuras, su color amarillo refleja esperanza y alegría. Le pregunté a un habitante del pueblo que en dónde quedaba la biblioteca, me brindó las indicaciones y llegué allí después de las nueve y media de la mañana. Alex, más conocido entre todos los integrantes de la clase como “El profe”, me recibe y me presenta con la señora Marta, ella es la persona que está encargada de la apertura y cierre de la biblioteca.
Subimos al salón que se encontraba en el segundo piso de la biblioteca, me presenté con el grupo, estaba conformado por jóvenes entre los 17 años y adultos entre los 55 años de edad, les comenté que iba de parte de ACPO y UNIMINUTO, mi acercamiento con la comunidad de Manta se dio por las prácticas en responsabilidad social, al finalizar la presentación.
Inicié el taller, este se preparó para dos sesiones, la primera sesión fue de fotografía y texto creativo, los integrantes fueron receptivos y amables, mostraron interés en la aplicación del taller, que tuvo un tiempo de dos horas, el mismo nació de una propuesta que junto con mi compañero Cristian Galicia realizamos para ACPO con el proyecto POETA YouthSpark con el fin de ayudar a implementar estas herramientas a las personas para que las apliquen a sus emprendimientos.
Ya al finalizar esta primera sesión, el grupo agradeció por el taller, en las actividades se aplicaron los ángulos y algunas composiciones de la fotografía junto con la creación de textos creativos para cada emprendimiento.
Luego de la finalización del taller, salimos con Alex a almorzar a un restaurante casero del pueblo, hablamos del taller, me habló un poco del pueblo, de lo que se trabaja allí de mano de ACPO y demás. Se llegaron las dos de la tarde, me acompañó al parque principal a abordar la flota de regreso a Bogotá. De ese día me llevé la gran satisfacción de haber dictado por primera vez en mi vida una clase, y más a un grupo grande, eran cerca de diecisiete personas. Me agradó mi primera salida a territorio, una vez llegué a la ciudad esperé por ir nuevamente a Manta.
De regreso al “retacito de cielo”
Espere la segunda y última sesión por quince días, hice el mismo recorrido, aborde la flota, llegué a Salitre de Manta, abordé una minivan, disfrute del viaje hasta el pueblo. Esta vez llegué sin complicaciones.
Al estar en la biblioteca con el mismo grupo se realizó la segunda sesión del taller, los temas fueron la teoría del color, canva y redes sociales (Facebook Marketplace e Instagram) temas que llamaron bastante la atención en la clase.
El grupo que trabaja la cerveza artesanal “Petaca” fue un grupo muy interactivo, se destacó a nivel general, puesto que estuvieron demasiado participativos en el taller, captaron muy rápido el uso de las herramientas. Sé que a cada uno de los grupos se les quedó una pequeña parte del taller para la aplicación del mismo en sus emprendimientos.
Una vez se finalizó el taller, hablé con don Miguel, uno de los integrantes que asistió a las dos sesiones del taller. Él es el pintor del pueblo, creo que debe tener unos cincuenta años, me entregó una tarjeta para que conociera su trabajo, fui a su taller donde se encuentran infinidad de cuadros. Amé su arte, es muy interesante lo que hace en aquel taller, sus creaciones son únicas.
Le pregunté el precio de cada cuadro, él respondió que oscilan entre los $120.000 y $400.000 pesos colombianos, dependiendo el cuadro que uno mande a crear. Ahora que tengo su tarjeta la voy a conservar, porque en realidad al ver esos cuadros me interesó mucho y me llamó mucho la atención. Pienso en contactarlo y pedirle que me ayude con un cuadro.
Foto por: Andrea Fetecua Rodríguez. Practica de Uniminuto.
Salí del taller de Don Miguel y recorrí el parque principal y sus alrededores, Manta es un pueblo muy cálido, de personas con gran cordialidad, su cultura y demás; pienso volver porque en realidad fue una experiencia única para mí, es la primera vez que salgo a un pueblo que no conocía, trabajar de la mano con ACPO y su Proyecto POETA YouthSpark implementado en los municipios de Silvania y Manta, Cundinamarca por Acción Cultural Popular – ACPO en un trabajo conjunto con The Trust for the Americas, organización afiliada a la Organización de los Estados Americanos – OEA, me parece fascinante. Estoy segura que las personas que se lleguen a vincular con ACPO admirarán los trabajos que hacen con la comunidad.
Al finalizar esta etapa, quedo agradecida con ACPO, porque al estar vinculada en la organización durante el semestre aprendí mucho sobre los quehaceres de los campesinos. Hablaré de mi experiencia para que las personas vayan al “retacito de cielo” en el Valle de Tenza y ayuden a sus habitantes, comprando sus productos y por qué no, apoyándolos para que otras personas los conozcan.
Trabajar con ACPO me ayudó en el ámbito personal y profesional, también gracias a la gente bella de Manta, su calidez inspira, en realidad espero volver pronto.
Por: Andrea Fetecua Rodríguez. Practica de Uniminuto. Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.
El pasado fin de semana se llevó a cabo el Encuentro de mujeres lideresas, excombatientes y reincorporadas a la vida civil de Urabá-bajo Atrato, en el antiguo ETCR Brisas, Carmen del Darién. Cerca de 36 mujeres provenientes de Apartadó, Dabeiba, Mutatá, en Antioquia, y Riosucio y Jiguamiandó en el Carmen del Darién, Chocó, lograron contar sus experiencias de vida en el posconflicto, hablar sobre mecanismos de seguridad y crear posibles redes de apoyo de trabajo conjunto.
Durante la jornada de un día y medio, la comisionada Ángela Salazar y dos funcionarias de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad – CEV, orientaron un espacio de diálogo sobre las experiencias de vida de las mujeres, en un paralelo entre los procesos de desmovilización de los antiguos EPL y las FARC-EP y la transición de los roles de las mujeres después de dejar las armas. “En este ejercicio las participantes expresaron sentirse seguras para compartir momentos su vida de dolor y tristeza, pero también de resistencia y resiliencia”, afirma Elena Valainyte, oficial de enlace de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia.
La comisionada Salazar afirmó que el evento fue muy importante porque les permitió a las mujeres reconocerse, hablar de la verdad, muy necesaria para la trasformación que necesita la sociedad en este proceso histórico del país. La CEV busca a través de estos espacios escuchar, comprender y reconocer los hechos ocurridos durante el conflicto armado interno a partir de la verdad de todos los sectores, con el objetivo de avanzar en la implementación del Acuerdo de Paz y fortalecer mediante la no repetición la consolidación de la paz.
Adicionalmente, la Agencia para la Reincorporación y la Normalización – ARN facilitó un espacio de identificación de riesgos, amenazas y vulnerabilidades para las mujeres, las violencias que las afectan y las rutas de activación y atención a situaciones que pongan en riesgo su seguridad y la de sus familias.
María Alicia Murillo, lideresa de Apartadó y desmovilizada del EPL en 1991, piensa que “las mujeres son más vulnerables, en especial las negras e indígenas, cuando ejercen una labor de liderazgo”. En su intervención invitó a las mujeres a seguir estudiando, a prepararse académicamente, ya que es la mejor manera para acceder a espacios donde pueden incidir en la implementación de políticas públicas en favor de las mujeres.
Para el cierre del evento se realizó una sembratón de plantas y flores en el vivero Selvita del antiguo ETCR, como símbolo de que lo vivido en el encuentro crezca y se generen redes de apoyo entre las mujeres, sin importar el lugar o el proceso de donde vengan.
El evento fue promovido por la Misión de Verificación de la ONU, con el apoyo de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad – CEV, la Agencia para la Reincorporación y Normalización -ARN, la fundación Acción Cultural Popular -ACPO y el Instituto Kroc.
Por: Melissa Jaimes Ochoa, oficial de información, Misión de Verificación de la ONU.
Además del fortalecimiento de capacidades a las comunidades, el equipo nacional del proyecto estuvo trabajando por fortalecer las capacidades comunicativas para una acertada implementación, esto en la necesidad incesante de intervenir, participar, dialogar e interactuar desde la acción sin daño. Son las comunidades el centro de este proyecto y es por eso, que se rescata la comunicación como un puente que permite relaciones en el intercambio de saberes para fortalecer los procesos. Un encuentro de aproximadamente 4 horas, donde los participantes expresaron sus expectativas de cara a la comunicación asertiva.
A través de actividades dinámicas y creativas, construyeron entre todas y todos los mensajes claves que son necesarios para dar a conocer el proceso y resaltar la labor de las comunidades alrededor de la garantía del derecho al agua. De igual forma, haciendo hincapié en la importancia de lo diverso y diferente; el equipo cree que es necesario entender las dinámicas de la cultura y el territorio para apoyar de maneras más profundas y acertadas a las comunidades y la disminución de la desigualdad social.
El taller tuvo cuatro momentos emocionantes. El primero, un ejercicio que evocó la humanidad de los participantes, por encima de los roles jerárquicos que se ejercen en el proyecto. Entre ellos, se concluyó que, a través de su trabajo están impactando y cambiando vidas, razón suficiente para seguir procurando por un mundo mejor.
En el segundo momento se identificaron colectivamente los objetivos, valores o principios del proyecto ASIR-SABA, los cuales son ejes fundamentales del trabajo diario para garantizar que las comunidades, como eje principal del ejercicio diario de la implementación, tengan una vida más digna con acceso seguro a servicios de agua. Por lo tanto, resaltaron la labor comunitaria que han promovido los habitantes rurales para re-construir el tejido social, fragmentado, en muchos casos debido al conflicto armado.
A través de dibujos y pinturas, los participantes creativamente le dieron vida con la imaginación al tercer momento, donde expresaron cómo cada elemento que es parte del proyecto es importante; se convierten en piezas que al estar juntas construyen un país menos desigual en favor de las comunidades marginadas, silencias y rechazadas.
Por último, los asistentes aseguraron que la comunicación es importante, puesto que es la herramienta que permite romper paradigmas sobre el proyecto en las comunidades, tejiendo lazos.
ASIR-SABA, más que un proyecto, un modelo de gestión
Estos talleres realizados con el equipo nacional y a realizarse con las comunidades, contribuyen a que los socios implementadores unan fuerzas y tejan lazos más fuertes, por la defensa del agua como derecho humano. Los une en un mismo trabajo en conjunto que solidifica el proyecto y lo vuelve confiable, que respeta las comunidades como el tronco de un gran árbol y aporta a la paz en regiones víctimas y marginalizadas históricamente por el conflicto armado.
Un elemento clave en este proceso, fue comprender que, el trabajo de ASIR-SABA respeta los saberes ancestrales, y valora el sonido que emana del agua, puesto que no sólo trae consigo un mensaje en el que muestra cómo este elemento es de necesidad básica, sino una importante conexión y relación con la naturaleza para muchas comunidades.