sábado, enero 11, 2025
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#Opinión: La Unión Europea en Colombia: Promueve iniciativas de paz, educación rural y conservación ambiental.

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Desde la firma del Acuerdo de Paz entre el gobierno colombiano y las FARC en 2016, Colombia ha iniciado un camino significativo hacia la transformación y la reconciliación nacional. Este proceso ha implicado no solo la desmovilización de grupos armados, sino también la implementación de políticas y programas que buscan cerrar las brechas sociales y económicas, especialmente en las zonas rurales que fueron más afectadas por el conflicto armado. En este contexto, la Unión Europea en Colombia ha desempeñado un papel fundamental como aliado estratégico, brindando apoyo integral para fortalecer las comunidades rurales y promover el desarrollo sostenible en el país.

Gilles Bertrand, Embajador de la Unión Europea en Colombia, destaca la profundidad y amplitud de esta colaboración: «Tenemos una relación con Colombia que abarca prácticamente todos los temas importantes de la vida del país y de nuestros valores comunes». Esta relación se ha materializado en diversas iniciativas que buscan abordar los desafíos más apremiantes de Colombia, desde la implementación del acuerdo de paz hasta la promoción de la educación, la digitalización y la sostenibilidad ambiental en las zonas rurales.

Mira la entrevista completa en este enlace: Iniciativas de la Unión Europea en Colombia, Entrevista Gilles Bertrand.

La Unión Europea en Colombia y su Compromiso Sólido con la Paz y la Reforma Rural

La UE ha jugado un papel crucial en la implementación y consolidación del acuerdo de paz, especialmente en lo que respecta al primer punto enfocado en la reforma rural integral. A través del Fondo Europeo para la Paz, la UE ha canalizado recursos de 23 países, de los cuales 21 son Estados Miembros de la Unión Europea, con el fin de impulsar el desarrollo en zonas afectadas por el conflicto armado. «Cuando llegó el momento de la firma del Acuerdo de Paz, nos pareció muy natural, de parte de la Unión Europea, tomar un compromiso especial para garantizar la sostenibilidad del acuerdo y el acompañamiento en los territorios», señala Bertrand.

Este fondo ha permitido fortalecer comunidades rurales y promover la presencia estatal en regiones históricamente desatendidas. Programas como los Laboratorios de Paz han sido esenciales en este esfuerzo. «Tenemos una presencia casi constante desde los primeros laboratorios de paz que se iniciaron a principios de los años 2000», destaca el embajador. Estas iniciativas han contribuido a reconstruir el tejido social, promover la convivencia y facilitar la reintegración de excombatientes a la vida civil.

Educación Rural y Brecha Tecnológica: Herramientas para el Cambio

La educación es vista como una herramienta esencial para cerrar las brechas y reducir las desigualdades en el campo colombiano. Aunque la UE no financia directamente la infraestructura educativa, reconoce la importancia de la calidad y el acceso a la educación en zonas apartadas. «Estamos absolutamente de acuerdo en que la educación es esencial para cerrar las brechas y las desigualdades», afirma Bertrand.

Con este propósito, la Unión Europea en Colombia ha colaborado con el gobierno colombiano en proyectos para mejorar la conectividad en áreas rurales, entendiendo que la digitalización es vital para el aprendizaje y el desarrollo económico. «Estamos trabajando con este gobierno en particular sobre el tema de digitalización, de hacer llegar la conectividad a las regiones más apartadas del país», explica el embajador. A través del Banco Europeo de Inversiones y proyectos piloto, se busca reducir la brecha tecnológica y proporcionar oportunidades a comunidades que, de otro modo, estarían aisladas.

Este esfuerzo es especialmente relevante en áreas donde la falta de acceso a la tecnología limita las posibilidades educativas y económicas. «El acceso a la educación es un tema de infraestructura, pero también de calidad y de tener una educación que permita construir un proyecto de vida», destaca Bertrand. La conectividad no solo facilita el acceso a información y conocimiento, sino que también abre puertas a mercados y servicios que pueden transformar las economías locales.

Empoderamiento de Jóvenes y Mujeres Rurales: Construyendo el Futuro

Los jóvenes y las mujeres rurales son considerados actores clave en la construcción de un futuro sostenible para el campo colombiano. La UE ha establecido alianzas con colectivos juveniles, reconociendo su compromiso y arraigo con el territorio. «Me llama mucho la atención que la juventud rural colombiana tiene un compromiso por quedarse en el campo y construir un proyecto de vida allí, es por eso que se desarrollan programas y proyectos para garantizar que las generaciones venideras tengan oportunidades en sus propias comunidades», expresa el embajador.

Las mujeres, en particular, han demostrado un liderazgo notable en prácticas de agricultura sostenible y en la promoción de la paz. El proyecto MIA (Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente), financiado por la Unión Europea en Colombia y liderado por la Fundación Acción Cultural Popular (ACPO), es un ejemplo emblemático. Implementado en los departamentos de Caquetá y Chocó, MIA ha promovido la convivencia, la inclusión de mujeres firmantes de paz y el empoderamiento económico mediante iniciativas productivas.

Proyecto MIA

«Las mujeres han sido grandes aliadas cuando se trata de pensar formas de agricultura sostenible y de construir espacios de conversación que son mucho más constructivos», destaca Bertrand. Su participación ha sido crucial no solo en la transformación económica del campo, sino también en la reconstrucción del tejido social y en la promoción de prácticas que preservan el medio ambiente.

Sostenibilidad Ambiental y la COP16 una apuesta de la Unión Europea en Colombia.

La protección del medio ambiente es otro eje central de la alianza entre la UE y Colombia. De cara a la COP16, que Colombia acogerá, ambas partes trabajan conjuntamente para promover la conservación de la biodiversidad y prácticas sostenibles. «Valoramos mucho el liderazgo que Colombia ha tomado con la apuesta de acoger la COP16», afirma el embajador.

La Unión Europea en Colombia apoya eventos previos a la conferencia y promueve iniciativas que permiten a las comunidades ser protagonistas en la lucha contra el cambio climático. «Nuestra apuesta es apoyar eventos pre-COP, la pre-COP de jóvenes, la pre-COP de Nuquí. Tendremos eventos dentro de la COP; la idea es hacer llegar a muchas comunidades iniciativas de conservación y protección», explica Bertrand.

Gilles Bertrand

La colaboración incluye el fomento de la economía circular, los negocios verdes y la protección de ecosistemas clave como los páramos. Estas acciones buscan no solo preservar el medio ambiente, sino también generar oportunidades económicas sostenibles para las comunidades rurales. «Ser orgullosamente campesino o campesina es más que trabajar cada día en el campo. Es vivir del campo de una manera que lo preserva, permitiendo a todos descubrirlo a través de prácticas sostenibles de turismo y produciendo los mejores productos orgánicos de calidad. Esta es la apuesta de muchas comunidades en el país, que necesitan apoyo para seguir adelante con esta voluntad y verdadero orgullo de ser campesinos, un orgullo que la Unión Europea ha permeado», enfatiza el embajador, resaltando la importancia de prácticas que benefician tanto al entorno natural como a las personas que dependen de él.

La Reconciliación como Ejemplo para el Mundo

Así mismo, aunque en Colombia aun persistan algunos desafíos, el embajador Bertrand destaca la asombrosa capacidad de reconciliación que ha demostrado el país. «Después de la Firma del Acuerdo de Paz, en el 2016, nuestro segundo éxito ha sido el Sistema de Justicia Transicional, el trabajo que ha hecho la Comisión de la Verdad, la manera como Colombia ha sido capaz, como muy pocos países en el mundo, de mirar hacia su pasado de frente, muy cerca de los hechos, muy cerca del mismo conflicto y aún así tener la voluntad de reconciliación, es impresionante», señala Bertrand.

En contraste con otros países que han enfrentado conflictos internos o guerras, Colombia ha avanzado rápidamente en procesos de verdad y reconciliación. «En Europa, por ejemplo, después de la Segunda Guerra Mundial, la reconciliación para nosotros se ha demorado mucho más; hay países que hasta dos o tres generaciones después todavía lo encuentran difícil, todavía les cuesta hacer ese trabajo de memoria. Haberlo hecho tan cerca de lo ocurrido creo que es realmente un gran éxito de Colombia y justicia para las víctimas».

Reflexiona Gilles Bertrand, Embajador de la Unión Europea en Colombia.

Esta capacidad de enfrentar el pasado y promover la reconciliación es un logro notable que demuestra la fortaleza y resiliencia del pueblo colombiano. Es un ejemplo inspirador para otras naciones que aún luchan con heridas históricas y conflictos no resueltos. La UE reconoce y valora este esfuerzo, considerando que sienta las bases para una paz duradera y una sociedad más cohesionada.

Una Alianza que Transforma Vidas

La alianza entre la Unión Europea y Colombia es un claro ejemplo de cómo la cooperación internacional puede generar cambios profundos y duraderos. A través de proyectos que promueven la paz, la educación, la digitalización, el empoderamiento de jóvenes y mujeres rurales, y la sostenibilidad ambiental, se está construyendo un futuro en el que el campo colombiano es sinónimo de oportunidades y prosperidad.

La Fundación ACPO y el periódico Elcampesino.co reconocen la importancia de estas sinergias para lograr la sostenibilidad a largo plazo de las acciones y transformaciones sociales que requieren las comunidades rurales. Durante 77 años, ACPO ha sido un pilar en la educación rural en Colombia, llegando a cerca de 8 millones de campesinos en más de 1,000 municipios. Su labor ha sido fundamental en la promoción del desarrollo humano, el fortalecimiento del liderazgo para la participación y la creación de nuevas narrativas que dignifican la vida, el trabajo y los conocimientos de las comunidades rurales.

La colaboración y el diálogo con organismos de cooperación internacional como la UE son esenciales para lograr sinergias que garanticen la sostenibilidad a largo plazo de las acciones y transformaciones sociales que requieren las comunidades rurales. Esta colaboración no solo aporta recursos financieros, sino también conocimientos, experiencias y una visión compartida de un futuro mejor.

Editor: Natalia Garavito

Paz en Colombia: la apuesta de la Unión Europea por el diálogo, el desarrollo rural y la equidad territorial, en las ZRC.

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En el contexto de los Acuerdos de Paz de 2016, la Reforma Rural Integral se consolidó como una de las apuestas más ambiciosas para cerrar las históricas brechas de inequidad territorial en Colombia. Esta reforma incluye, entre sus objetivos principales, la formalización de tierras y el fortalecimiento de comunidades rurales a través de herramientas que permitan su desarrollo social y económico. En este marco, las Zonas de Reserva Campesina (ZRC) se han convertido en un modelo clave para garantizar la sostenibilidad territorial, la justicia agraria y la participación comunitaria en la construcción de la paz.

Una de estas ZRC, el Pato-Balsillas, en el departamento de Caquetá, fue la primera en ser establecida oficialmente en Colombia y representa un símbolo de resistencia campesina en una región históricamente golpeada por el conflicto armado. Este lugar, ubicado en la frontera agrícola de la Amazonía, se erige como un espacio estratégico no solo para la reconciliación, sino también para la conservación ambiental y la lucha contra la deforestación.

Mira la entrevista completa con el Embajador de la Unión Europea en Colombia, Gilles Bertrand, en exclusiva con el periódico Elcampesino.co

El II Encuentro de Juventudes: La voz del futuro rural

En este emblemático escenario se llevó a cabo el II Encuentro de Juventudes, un espacio respaldado por la Unión Europea en Colombia que convocó a 75 jóvenes líderes rurales de diversas ZRC del país. Durante este encuentro, los jóvenes presentaron propuestas concretas para abordar problemáticas críticas en sus territorios, como el acceso limitado a conectividad, educación rural de calidad y servicios básicos.

“El compromiso de los jóvenes rurales con sus territorios es una lección para todos. Son ellos quienes están dispuestos a construir un futuro digno y sostenible desde el campo, no solo para sus comunidades, sino para toda Colombia. El encuentro también permitió consolidar una red juvenil nacional en torno a temas como agricultura sostenible, conservación ambiental y desarrollo rural, reafirmando que la juventud no solo es el futuro del país, sino un actor clave en el presente para cambiar narrativas históricas de exclusión, expresó Gilles Bertrand, Embajador de la Unión Europea en Colombia.

Justicia Territorial: Tercera entrega de títulos de propiedad a la comunidad de Pato Balsillas.

Uno de los momentos más destacados del evento fue la entrega de 22 títulos de propiedad a familias campesinas de la región. Esta acción, liderada por la Agencia Nacional de Tierras con el respaldo del Fondo Europeo para la Paz, representa un paso significativo hacia la formalización agraria en una región históricamente marcada por la desigualdad en la tenencia de tierras.

“La formalización de tierras no es solo un trámite legal; es un acto de justicia social que permite a las comunidades rurales construir un futuro estable, fortaleciendo sus lazos con la tierra y fomentando el desarrollo sostenible. La inversión de 55.000 millones de pesos en este proceso ha beneficiado a municipios estratégicos como San Vicente del Caguán, Cartagena del Chairá, en Caquetá; La Uribe y La Macarena, en el Meta”. Según el Embajador, esta iniciativa no solo reconoce los derechos de las comunidades campesinas, sino que también fomenta la conservación ambiental y el uso sostenible de los territorios.

Notas de interés: #Opinión: La Unión Europea en Colombia: Promueve iniciativas de paz, educación rural y conservación ambiental...

Diálogos por la Paz: Un compromiso con las comunidades

El pasado 6 de diciembre, el territorio del Pato-Balsillas fue escenario de un trascendental encuentro entre comunidades de la Zona de Reserva Campesina Pato-Balsillas, los equipos de negociación del Gobierno en los diálogos de paz con la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano (antes Segunda Marquetalia) y el Estado Mayor de Bloques y Frente (EMBF), y representantes de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas y de la Oficina del Consejero Comisionado de Paz. Este encuentro, acompañado por representantes de la comunidad internacional como Noruega, Suiza y la Unión Europea (UE), y organismos como la ONU y MAPP-OEA, tuvo como objetivo abordar las problemáticas de seguridad y derechos humanos en la región y fortalecer el compromiso con una paz integral; y mostró la importancia de la articulación entre los varios procesos de paz en curso.

Durante la jornada, AMCOP presentó su modelo de gobernanza, gestión ambiental y construcción de paz territorial, diseñado para mejorar el acceso a derechos de las comunidades en la Zona de Reserva Campesina Cuenca del río Pato y valle de Balsillas (ZRC-PB). Este modelo se basa en cinco ejes: la construcción de acuerdos entre los actores del territorio, la generación de capacidades organizativas y técnicas, el fortalecimiento de oportunidades de medios de vida sostenibles, la conservación y gestión ambiental, y la articulación de procesos agropecuarios, educativos y de salud con la construcción de paz. Estos elementos buscan garantizar la autonomía campesina y el desarrollo sostenible, con un enfoque especial en mujeres y jóvenes rurales. La implementación de las acciones propuestas depende de las condiciones territoriales y de conflicto y de las capacidades operativas, técnicas y financieras, tanto del Estado como de los diferentes actores organizativos y del sector privado y la cooperación internacional.

Asimismo, el encuentro subrayó la prioridad de garantizar la seguridad en los territorios rurales y fortalecer la presencia estatal. Gilles Bertrand, Embajador de la Unión Europea en Colombia, enfatizó que el compromiso con la paz debe trascender los ceses al fuego, transformándose en acciones concretas que brinden garantías reales para que las comunidades puedan vivir, trabajar y producir en paz. “Esto requiere una acción coordinada entre el Estado, las comunidades y las fuerzas armadas para evitar nuevas violaciones de derechos humanos”, puntualizó.

La Unión Europea, Noruega y Suiza resaltaron la importancia de la autonomía organizativa de la ZRC-PB como actor clave en la construcción de paz y en la implementación de la reforma rural consagrada en el Acuerdo de Paz de 2016. Estos esfuerzos no solo buscan desescalar el conflicto armado, sino también proteger el medio ambiente y fortalecer la gobernanza campesina como pilares de una paz duradera.

Una alianza clave para la Paz

El II Encuentro de Juventudes, la entrega de tierras y el acompañamiento a los diálogos  de Paz, en el Pato-Balsillas son testimonio de la apuesta de la Unión Europea por una Colombia más equitativa y reconciliada. Estas acciones muestran que la paz duradera no se puede construir sin justicia territorial, sin la participación de los jóvenes y sin un diálogo constante con las comunidades rurales.

La presencia activa de la Unión Europea y sus aliados refuerza la idea de que el desarrollo rural es esencial para consolidar la paz. En palabras de Bertrand, “El compromiso de la Unión Europea con Colombia va más allá del financiamiento. Se trata de transformar vidas y territorios desde la raíz, construyendo juntos un futuro donde la reconciliación y el desarrollo vayan de la mano.”

Redactora: Natalia Garavito

Negocios verdes para la biodiversidad y la acción climática.

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Apenas amanece cuando Magnolia Ordoñez zarpa en una pequeña embarcación junto a su esposo, el capitán, y sus compañeras, todas mujeres. Su misión: encontrar y recolectar pianguas, una especie de molusco que habita entre las raíces de los manglares en el Pacífico colombiano.

Recolectar las pianguas no es tarea fácil.  Antes que todo deben encontrar el lugar adecuado para anclar la embarcación, siempre diferente al de la última cosecha, para asegurar que el manglar se mantenga sano y siga produciendo. Al llegar, Magnolia brinca del bote con agilidad y escala una pared de lodo resbaladizo. Se adentra en el bosque, saltando y esquivando las largas raíces aéreas con la destreza de quien conoce bien el terreno. Una vez dentro, enciende una clase de incienso para ahuyentar a los mosquitos y concentrada se toma un momento para cantar a los manglares, en un ritual de profundo respeto para pedirles permiso antes de recolectar su alimento.

Después de agradecerles por sus tesoros, se sumerge en el fango, que a veces llega hasta más arriba de las rodillas. Con paciencia y cuidado, desentierra una a una las pianguas que se cruzan por sus manos.  Con cada concha que extrae, verifica su tamaño.  «A las bebés hay que regresarlas”, dice Magnolia con firmeza, devolviendo al lodo las que aún no han madurado.  Así continúa con su laboriosa tarea, consciente de su carrera contra el tiempo y la marea creciente que pronto cubrirá el manglar.

Tras algunas horas de ardua recolección en un trabajo que podría fácilmente ser un deporte olímpico, regresa a la orilla. Es hora de limpiar las pianguas, guardar algunas para el mercado y para vender en su tienda en línea, y entregar el resto a sus hermanas en la cocina.

Las pianguas son conocidas por su sabor único y se utilizan en una variedad de recetas tradicionales, como ceviches, encocados (guisos con coco) y platos de arroz. Son consideradas un manjar en la región y apreciadas en el resto de Colombia. Nada se desperdicia: hasta sus conchas luego se convierten en artesanías.

Una vez que las cocineras terminan, los platos se sirven en restaurantes comunales, formando una cadena de trabajo liderada por mujeres.  Todas ellas forman parte de la asociación Raíces del Manglar, y todas son víctimas del conflicto que azotó a Colombia durante más de 50 años.

“La piangua nace del mismo manglar. Es vitamina, tiene hierro, tiene calcio, pero también llora, canta, ríe, baila, es algo mágico y encantador que a la vez nos alimenta. Por eso queremos protegerla no solamente a ella, sino al manglar y al mar que son fuente de vida y todo ese alimento que nos trae nos cuida y nos conecta a todos” dice Magnolia.

Raíces del Manglar es una de las 40 asociaciones e iniciativas verdes que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, SIRAP Pacífico y otros socios que apoyan a través del proyecto Pacífico Biocultural, financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF).  

El proyecto trabaja para conservar la biodiversidad y las prácticas únicas de la región del Pacífico colombiano, empoderando a las comunidades locales y apoyando la gobernanza ambiental en áreas protegidas. A través de la restauración, la capacitación y el desarrollo de capacidades, la provisión de recursos y el intercambio de conocimientos, la FAO y sus socios protegen el medio ambiente y construyen medios de vida resilientes, reconociendo la profunda conexión entre la naturaleza y la cultura en el Pacífico colombiano.

Notas que podrían interesarte: Colombia reconoce al campesinado como sujeto de derechos en el Día de los Derechos Humanos.

Esta conexión es especialmente vibrante en el litoral. Bosques esmeraldas se encuentran con playas de arena negra, y el cielo y el mar rebosan de vida, desde majestuosas aves hasta vibrantes estuarios. Intrincados laberintos de manglares alrededor de pequeñas islas albergan no solo pianguas, sino también diversas especies de fuentes de alimento de importancia comercial y nutricional, como peces, cangrejos y otros moluscos.

Más allá de su belleza, esta costa salvaje juega un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. Los vastos bosques y manglares capturan carbono y protegen las costas de la erosión. También es una región con un patrimonio cultural excepcional, hogar de comunidades afrodescendientes e indígenas cuyas tradiciones reflejan una profunda conexión con la tierra. Sin embargo, estas comunidades enfrentan desafíos persistentes debido a la pobreza, el conflicto y las actividades ilegales, que amenazan sus modos de vida y la salud del ecosistema.

«Las comunidades afrodescendientes, indígenas y campesinas están trabajando activamente con nosotros para proteger y restaurar el medio ambiente y fortalecer la gobernanza local», explica Feder Angulo, facilitador local del proyecto de la FAO en Tumaco, Departamento de Nariño. «Este trabajo es fundamental para la construcción de la paz que es uno de los principios básicos del proyecto. La paz no es solo dejar las armas. La paz significa que las personas se sientan seguras y que vean que sí se puede vivir bien en este territorio de una forma sostenible y responsable».

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Las comunidades recolectan semillas de mangle y las cultivan en viveros locales. Luego, estas plántulas se llevan en bote a zonas afectadas por la deforestación ilegal o desastres naturales para su restauración. ©FAO/Felipe Rodriguez

Restauración comunitaria de manglares

Con el liderazgo del Consejo Comunitario de Bajo Mira y Frontera y el Resguardo Indígena El Gran Sábalo, el proyecto trabaja con estas comunidades para restaurar más de 240 hectáreas de bosques, en particular de manglares.

Años de explotación y el creciente impacto del cambio climático están degradando a estos vitales guardianes costeros. Pacífico Biocultural fortalece la concientización sobre estas amenazas, brinda capacitación y además ofrece incentivos para actividades de restauración de estos ecosistemas.

«Es el comienzo de un gran proceso autogestionado por las comunidades para restaurar los manglares utilizando especies nativas como el mangle rojo y el mangle nato. Esto contribuye a la seguridad alimentaria, la generación de ingresos y la conservación de la vida y la naturaleza», explica Angulo.

Los manglares, además de almacenar grandes cantidades de dióxido de carbono, son reconocidos por su resistencia tanto a las inundaciones como a la variación de la salinidad en el agua, lo que los convierte también en una herramienta vital para la mitigación y adaptación al cambio climático.

“La restauración beneficia enormemente a nuestra comunidad. Se han talado bosques enteros de mangle, y los animales de los cuales dependemos para sobrevivir han disminuido. Ya no se encuentran pianguas como antes”, explica Pamela Quiñones. “Cuanto más grandes sean los manglares, mejor sirven como escudo para evitar que el mar se lleve nuestras casas”.

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Varias comunidades en el Pacifico colombiano, históricamente afectadas por el conflicto, ahora están unidas por un corredor de avistamiento de aves y trabajan para promover el turismo de naturaleza comunitario y los medios de vida sostenibles. ©FAO/Felipe Rodríguez

Paz a través de negocios verdes

El proyecto Pacífico Biocultural también impulsa la construcción de paz en las comunidades a través de negocios verdes y emprendimientos sostenibles como el avistamiento de aves y el turismo de naturaleza. Por ejemplo, el corredor de avistamiento de aves Bird-Mi Turismo que Conecta, en el cual participan seis comunidades multiculturales, previamente afectadas por el conflicto y que se extienden desde el piedemonte hasta la costa de Tumaco.

Dentro de este corredor, el Resguardo Indígena Awá El Gran Sábalo ha fortalecido el monitoreo ambiental de su reserva natural «La Nutria». Ahí, más de 420 especies de aves atraen a visitantes y entusiastas de las aves, y el éxito de la reserva refuerza la rica biodiversidad del corredor.

Unos kilómetros más en dirección a la costa, la comunidad multiétnica de El Pinde, compuesta en su mayoría por madres que perdieron a sus parejas en el conflicto, trabaja en la restauración de las riberas y senderos naturales. Su objetivo es atraer fauna diversa y enriquecer el corredor Bird-Mi. Esta labor no solo les brinda medios de vida alternativos, sino que también promueve la construcción de paz a través del turismo de naturaleza comunitario.

Procacao Tumatay es otro ejemplo inspirador. Esta empresa verde está transformando antiguos terrenos de cultivo de coca, antes dedicados a actividades ilícitas, en campos de cacao. Ahora, los agricultores trabajan juntos para cultivar cacao y luego procesarlo para obtener productos de chocolate de alta calidad, impulsando la cadena de valor.

El proyecto Pacífico Biocultural, a través de estas iniciativas, capacita, invierte y empodera a las comunidades.  No solo fomenta la paz y construye estabilidad económica, sino que siembra las semillas de un futuro mejor para la región y el planeta.

Las soluciones de los sistemas agroalimentarios son soluciones para el clima, la biodiversidad y la tierra

Esta historia es parte de una serie de tres partes sobre soluciones climáticas, de biodiversidad y de la tierra en Colombia. Desde los paisajes áridos de La Guajira, donde el programa SCALA de la FAO apoya la resiliencia climática y la seguridad alimentaria, nos trasladamos hasta la selva amazónica, donde un proyecto del Fondo Verde para el Clima de la FAO lucha contra la deforestación.

Fuente: FAO

Colombia reconoce al campesinado como sujeto de derechos en el Día de los Derechos Humanos

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Cada 10 de diciembre, el mundo conmemora la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, un documento que establece los derechos fundamentales inherentes a todos los seres humanos. En este contexto, Colombia destaca por su reciente reforma constitucional que reconoce al campesinado como sujeto de derechos y de especial protección, un paso significativo hacia la inclusión y dignificación de una población históricamente marginada.

El 13 de junio de 2023, el Congreso de la República aprobó en su último debate el proyecto de acto legislativo que modifica el artículo 64 de la Constitución Política, estableciendo que «el campesinado es sujeto de derechos y de especial protección». Esta reforma también incorpora al bloque de constitucionalidad la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y de Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales, adoptada en 2018.

La importancia de este reconocimiento radica en la protección de derechos fundamentales del campesinado, como el acceso progresivo a la propiedad de la tierra, la soberanía alimentaria y la participación en la formulación de políticas que afectan su bienestar. Además, se busca garantizar la preservación de sus territorios y culturas, promoviendo un desarrollo rural integral y sostenible.

Comunidad de Cajamarca, Colombia. We Feed the World. Foto: Federico Pardo
Comunidad de Cajamarca, Colombia. We Feed the World. Foto: Federico Pardo

Eliécer Morales, líder campesino del Cauca, ha sido una figura clave en esta lucha. Su trabajo ha impulsado la inclusión de preguntas en el Censo Nacional para visibilizar a la población campesina y ha promovido la modificación constitucional que ahora reconoce sus derechos. Morales destaca que este avance permitirá la creación de políticas públicas informadas y una redistribución justa de recursos.

Sin embargo, el camino hacia la implementación efectiva de estos derechos enfrenta desafíos. La violencia en zonas rurales, el despojo de tierras y la falta de acceso a servicios básicos siguen afectando a las comunidades campesinas. Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, entre 2016 y septiembre de 2024 se documentaron 248 homicidios de defensores del medio ambiente, muchos de ellos campesinos. Esto subraya la necesidad de fortalecer las medidas de protección y garantizar la seguridad en las áreas rurales.

En este Día de los Derechos Humanos, Colombia celebra un avance significativo en el reconocimiento de los derechos del campesinado. No obstante, la verdadera transformación dependerá de la implementación efectiva de estas garantías y de la construcción de un entorno seguro y justo para las comunidades rurales. Como señala Eliécer Morales, «ahora podemos exigir mejores políticas para nuestra gente y nuestras tierras», reflejando la esperanza de que este reconocimiento se traduzca en acciones concretas que mejoren la calidad de vida en el campo colombiano.

Fuentes: Función Pública, El País, El País..

Editora: Natalia Garavito

Procesos territoriales para apoyar la transición hacia sistemas agroalimentarios sostenibles e inclusivos en Colombia.

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En un esfuerzo por fortalecer la sostenibilidad e inclusión social de los sistemas agroalimentarios en el país, en el mes de septiembre de 2024, se desarrollaron 4 talleres participativos en donde se contó con la presencia de entre 30 y 60 actores, además de representantes de diversos sectores de los sistemas alimentarios territoriales. Los encuentros tuvieron el objetivo de discutir y priorizar los retos de transición de estos hacia la sostenibilidad.

El Gobierno de Colombia, junto con el Centro de Inversiones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Unión Europea (UE), y el consorcio europeo de investigación Agrinatura, que en Colombia actúa a través de CIRAD de Francia y la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria Agrosavia, ejecutan la iniciativa «Inteligencia para Sistemas Agroalimentarios Sostenibles» (SASI, por sus siglas en inglés). 

El proyecto SASI nace como respuesta a la Evaluación de Sistemas Alimentarios (FSA, por sus siglas en inglés) realizada en 2021, y esta a su vez, en línea con la ruta nacional presentada en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Sistemas Alimentarios (UNFSS, por sus siglas en inglés), la cual prioriza el acceso a alimentos nutritivos, su consumo, la producción sostenible, la resiliencia y la equidad en los medios de vida.

Transformación Territorial

El proyecto SASI se implementa tanto a nivel nacional como subnacional, abordando retos específicos en cuatro regiones clave: los Montes de María, el eje Tuja-Bogotá en el Altiplano Cundiboyacense, la Circunvalar del Galeras en Nariño Centro y la micro-región Palmira-Sur en el Valle del Cauca. Estos territorios agroalimentarios fueron seleccionados por su importancia para la agricultura campesina, étnica, familiar, y comunitaria (ACEFC), por contar con ecosistemas estratégicos para la conservación del agua y la biodiversidad como lo son los páramos y los bosques nativos, entre otros.

Valle del Cauca: Pionero en Políticas Agroecológicas

De los territorios SASI, el Departamento del Valle del Cauca destaca como pionero en la implementación de políticas agroecológicas con su Plan Agroecológico 2024-2035 (PLAEV), aprobado oficialmente en junio del 2024. 

Este plan busca promover la agroecología a través de una estructura programática que integra planificación territorial y objetivos concretos. A petición de la Secretaría de Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca del Valle del Cauca, el Centro de Inversiones de la FAO apoyará la estructuración de un Marco de Inversión y Financiación para el PLAEV, alineando fuentes de financiación públicas y privadas para su implementación.

Innovación y Coordinación para un Futuro Sostenible

Con todas estas acciones, se busca fortalecer el diálogo y la coordinación interinstitucional entre ambiente, agricultura, e industrias y comercio, además de promover el desarrollo de capacidades a nivel local y nacional. A su vez, a través de metodologías participativas e información basados en la evidencia, se busca una transición agroalimentaria que incorpore prácticas sostenibles e inclusivas y en Nariño y Valle del Cauca, la agroecología como punto de entrada para la transición. Esta transformación se apoyará en un modelo de gobernanza inclusivo y en la creación de espacios de concertación para analizar los retos de los sistemas alimentarios y desarrollar soluciones pragmáticas y multisectoriales.

Dentro de este contexto, el Centro de Inversiones de la FAO en el marco del proyecto SASI estará desarrollado los marcos de inversión y financiación para cada territorio, y Agrinatura/Agrosavia una narrativa compartida y una hoja de ruta clara para la transición hacia sistemas agroalimentarios sostenibles. Con esta iniciativa, Colombia no solo refuerza su compromiso con la sostenibilidad ambiental y la seguridad alimentaria, sino que se posiciona como un referente regional en la promoción de políticas y prácticas agroalimentarias innovadoras y resilientes.

Fuente: FAO

Edición: Natalia Garavito

En el natalicio de Monseñor Salcedo: De la radio a lo digital, un legado transformador para la educación rural.

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Caminar por las tierras rurales de Colombia es entender el eco de un pasado transformador, el mismo que se vive aún, adaptado a la era digital, en cada rincón campesino del país. Esta es la historia de la Fundación Acción Cultural Popular (ACPO), un emblema de la educación y empoderamiento rural, fundada en 1947 por Monseñor José Joaquín Salcedo, un hombre cuya visión rompió con la oscuridad del analfabetismo en los campos.

En aquella década de los 40, Colombia era un país marcado por la inequidad y la falta de acceso a la educación. Las comunidades rurales, aisladas y desconectadas de los centros urbanos, enfrentaban barreras para su desarrollo. Era una Colombia sin radios en cada casa, sin electricidad en muchas veredas, sin acceso a los medios de comunicación, pero también era un país lleno de campesinos con ganas de aprender y de cambiar su destino.

Video: ACPO Institucional

Fue en medio de estas carencias que Monseñor Salcedo dio el primer paso. Con una audacia poco común, se lanzó a una misión casi quijotesca: educar a los campesinos colombianos. No solo quería enseñarles a leer y escribir; deseaba que aprendieran a pensar y actuar. Y para ello, ideó una estrategia revolucionaria: la radio como herramienta de educación masiva.

Así nació Radio Sutatenza, una emisora con un propósito distinto al de informar sobre la cotidianidad o entretener. Era una radio que instruía, que abría mundos para aquellos que jamás habían pisado una escuela. Los campesinos sintonizaban el dial y se encontraban con una voz cercana, casi familiar, que les hablaba de letras y números, de salud y agricultura, de su dignidad y derechos. Era el inicio de lo que hoy se conoce como comunicación para el cambio social.

Radio Sutatenza se convirtió en un faro en la vida rural colombiana. Fue un medio a través del cual la alfabetización, la capacitación en técnicas agrícolas, y las enseñanzas sobre salud y desarrollo social se irradiaron a millones de personas en las zonas más remotas del país. Con cada emisión, las voces de la radio ayudaban a moldear una nueva mentalidad en los campesinos, quienes empezaban a verse a sí mismos no solo como jornaleros, sino como protagonistas de sus propias vidas.

El éxito de Radio Sutatenza fue tal que el modelo trascendió las fronteras colombianas y se convirtió en un referente de comunicación educativa en América Latina. Otros países comenzaron a emular esta iniciativa, y ACPO fue reconocida internacionalmente como un ejemplo de cómo los medios de comunicación podían emplearse para educar y empoderar a las comunidades rurales.

Con los años, ACPO fue creciendo y diversificando su alcance. Se crearon las «Escuelas Radiofónicas», un sistema educativo que utilizaba la radio y materiales escritos para enseñar a los campesinos en sus propios hogares. Estos materiales se distribuían en las zonas rurales con contenidos adaptados a sus necesidades, desde técnicas de cultivo hasta conceptos de ciudadanía. La Fundación ACPO, con el apoyo de instituciones públicas, empresa privada y organismos de cooperación internacional amplió su cobertura y llegó a millones de colombianos.

Hoy, casi ocho décadas después, el legado de ACPO sigue vivo. En lugar de antenas y frecuencias de radio, encontramos plataformas digitales, y el mismo propósito que animaba a Monseñor Salcedo sigue vigente en las Escuelas Digitales Campesinas. Este programa es la evolución de las Escuelas Radiofónicas; ahora, los campesinos pueden formarse continuamente sobre liderazgo, derechos humanos, emprendimiento, agricultura sostenible, cambio climático, comunicación y otros temas relevantes para sus comunidades, esta vez a través del uso de las TIC y plataformas digitales. Desde sus teléfonos o computadoras, los campesinos continúan adquiriendo conocimientos, compartiendo el saber – hacer y, aportando desde el territorio, desde la ruralidad al cuidado de la vida, del agua, de la tierra.

El elcampesino.co es otro de los canales virtuales que ACPO ha desarrollado para dar continuidad a su misión. En este canal, se visibilizan historias, problemáticas y éxitos de las comunidades rurales. El portal se ha convertido en una ventana digital hacia el mundo campesino colombiano, rescatando la esencia de Radio Sutatenza, ahora en un espacio donde el lector también puede interactuar, opinar y sentir que su voz es escuchada.

ACPO ha logrado innovar el enfoque en la comunicación para el cambio social, adaptándolo a los desafíos contemporáneos. A través de sus programas, aborda temas como el cambio climático, los derechos humanos y la sostenibilidad, empoderando a las comunidades rurales con conocimientos que les permitan enfrentar los retos de un mundo cada vez más complejo. Estas iniciativas no solo informan, sino que también construyen una comunidad resiliente, capaz de tomar decisiones informadas y actuar de manera colectiva.

Al recordar el legado de ACPO, queda claro que su misión de empoderar y apoyar a la población rural a través de la educación y la comunicación sigue siendo relevante en los contextos actuales con la llegada de nuevas formas de acceder al conocimiento, el uso de nuevas herramientas, logrando que su esencia permanezca en el tiempo: el anhelo de un país más equitativo y educado. ACPO es una historia viva, una promesa cumplida y una apuesta constante por el futuro de Colombia.

Redactor: Leonardo Barreto

BogoShorts: Platzi presentó «La startup de 1947», un corto que enaltece el legado educativo de Radio Sutatenza y ACPO.

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Este documental inaugura el ciclo PA-CDOC – Panorama: Colombia Documental, una selección que propone distintas miradas sobre la realidad nacional a través del lente del cine documental. La obra documental creada por Platzi, se sumerge en una época en la que la radio fue el principal vehículo para combatir el analfabetismo rural. Gracias a Radio Sutatenza, iniciativa impulsada por ACPO, se gestó un modelo pedagógico integral que no sólo alfabetizó a millones de campesinos, sino que también generó una profunda transformación cultural y social en las regiones más apartadas del país. La cinta refleja cómo, en un contexto de recursos limitados, la emisora se convirtió en una herramienta para llevar conocimientos prácticos y valiosos a quienes más lo necesitaban.

La programación de PA-CDOC incluyó otros cortometrajes que ahondan en la diversidad colombiana, como «Huellas del viento» (Dir. Diana Paola Tamayo, 2024), «Yigayo Yuwuerane» (Dir. Ross Dayana López Padill, 2023), «El futuro que fuimos» (Dir. Sebastian Carrasco, 2024), «Aquel cuatro de noviembre» (Dir. Marbel Vanegas Jusayu, 2024) y «Ovidio» (Dir. Iván Marín Díaz, 2024). Cada obra aporta una perspectiva única que permite comprender mejor el tejido social, la historia y las dinámicas culturales que conforman la identidad nacional.

Con esta nueva edición, que se extenderá hasta el 10 de diciembre, BogoShorts reafirma su posición como un espacio imprescindible para la exhibición de cine emergente, la discusión sobre la memoria colectiva y el fortalecimiento del diálogo cultural. La presentación de «La startup de 1947» evidenció el poder del documental no sólo para iluminar el pasado, sino también para inspirar nuevas reflexiones sobre el presente y el futuro de la educación y la sociedad colombiana.

Finalmente, para quienes no lograron presenciar la exhibición de «La startup de 1947» durante la jornada de hoy, el cortometraje contará con una nueva función este domingo, 8 de diciembre, a las 6:00 p.m en la Pontificia Universidad Javeriana.

Unión Europea en Colombia: Construyendo Paz y un futuro mejor en las Zonas de Reserva Campesina.

Este año, Colombia conmemoró el octavo aniversario de la firma del Acuerdo Final de Paz, un suceso que marcó un antes y un después en la historia nacional. La promesa de reconciliación, justicia social y desarrollo sostenible se ha construido gradualmente gracias a la participación activa de comunidades rurales y el apoyo decisivo de actores internacionales. En este camino, la Unión Europea junto con el Fondo Europeo para La Paz y sus 21 Estados Miembros, se ha consolidado como un aliado fundamental, especialmente en territorios rurales como las Zonas de Reserva Campesina de la cuenca del Río Pato y el Valle de Balsillas, donde se entrelazan las iniciativas de acceso a la tierra, el fortalecimiento social y los diálogos de paz.

En el marco del Segundo Encuentro de Juventudes de Zonas de Reserva Campesina, celebrado recientemente en Pato-Balsillas, se vivió un momento histórico para las comunidades rurales. Este espacio reunió a 75 líderes y lideresas juveniles, representando 17 zonas de reserva y 4 en proceso de constitución, con el propósito de consolidar lineamientos de política pública para la juventud rural. Este evento, respaldado por la Unión Europea, no solo fortaleció el liderazgo de las nuevas generaciones, sino que reafirmó su compromiso con la sostenibilidad y permanencia en el campo, incluyendo propuestas innovadoras como el acceso colectivo a tierras y la ampliación de oportunidades educativas.

Un hecho destacado de este encuentro fue la entrega de títulos de propiedad a familias campesinas por parte de la Agencia Nacional de Tierras, con el acompañamiento del programa Tierras y Territorios Sostenibles para la Paz, financiado por la Unión Europea. Este acto representa más que una solución jurídica; simboliza la restitución de derechos y la creación de un nuevo futuro para comunidades históricamente marginadas. Estas entregas brindan estabilidad y esperanza, fomentando el arraigo territorial y potenciando la economía campesina como motor del desarrollo local.

La presencia activa de la Unión Europea también refleja un compromiso integral con la construcción de paz. Además de apoyar la formalización de tierras y la organización comunitaria, este viernes 6 de diciembre, la UE participará junto con Noruega y Suiza en una misión en Pato-Balsillas para acompañar un diálogo entre la comunidad del Pato Balsillas y las delegaciones del Gobierno Nacional en las mesas de diálogo con actores armados presentes en la zona. Durante esta jornada, se buscará conversar sobre las afectaciones a la comunidad y establecer mecanismos que garanticen su seguridad, así como la presencia estatal y el desarrollo económico de la Zona de Reserva Campesina.

Las expectativas en torno a estos diálogos son altas. Por ello, para la Unión Europea en Colombia, el éxito de estas conversaciones radica en generar compromisos concretos que prioricen a las comunidades campesinas, quienes históricamente han soportado el peso del conflicto armado. Asimismo, el acompañamiento de la comunidad internacional refuerza la legitimidad del proceso y asegura que los intereses de los territorios sean parte central de las decisiones.

La experiencia en las Zonas de Reserva Campesina del Pato-Balsillas demuestra que la construcción de paz en Colombia es posible cuando se unen esfuerzos locales e internacionales. La Unión Europea, con su enfoque en la justicia social, el acceso a la tierra y la consolidación de la paz, continúa siendo un ejemplo de cooperación efectiva.

Redactora: Natalia Garavito

Colombia impulsa conectividad rural con proyectos innovadores y alianzas internacionales.

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Transformación digital para el campo colombiano

Durante la clausura del evento, el viceministro de Conectividad, Gabriel Jurado, presentó los avances del país en el cierre de brechas digitales rurales. Destacó iniciativas estratégicas, como el uso de la banda de 900 MHz para mejorar la conectividad en comunidades remotas, así como el diseño de un modelo innovador para la asignación de espectro a organizaciones locales. Este enfoque busca facilitar el acceso a internet en zonas de difícil cobertura, priorizando un modelo no comercial, orientado exclusivamente a la inclusión digital.

“Este proyecto no solo lleva conectividad, sino también oportunidades. La falta de acceso a internet perpetúa la desigualdad, y nuestro compromiso es transformar esa realidad en beneficio de las comunidades rurales”, afirmó Jurado.

El Grant europeo, que asciende a un millón de euros, será ejecutado en conjunto por OEA/Citel, Colnodo y la Internet Society (ISOC). Su objetivo es establecer 10 redes comunitarias que integrarán centros de cómputo, promoviendo el acceso a servicios esenciales como educación y salud, con una metodología participativa que fomenta la apropiación tecnológica en las comunidades.

Notas que podrían interesar: Ruta hacia la educación del futuro: propuestas desde los territorios para la próxima década.

Impacto en los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Estas acciones están alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), buscando transformar vidas mediante el acceso equitativo y sostenible a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC). La presidencia de Colombia en ComCitel (2022-2026) ha sido clave para avanzar en este propósito, promoviendo políticas innovadoras que beneficien directamente a las zonas rurales.

Entre las iniciativas más destacadas bajo el liderazgo colombiano se encuentran:

  • Promoción de ecosistemas de innovación local y estrategias de apropiación tecnológica.
  • Revisión de la regulación rural para garantizar mayor conectividad.
  • Implementación de tecnologías emergentes y gestión dinámica del espectro.
  • Exenciones de pago para operadores en zonas vulnerables, incentivando la inversión.

Resultados y próximos pasos

El trabajo conjunto del Ministerio TIC, la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) y la Agencia Nacional del Espectro (ANE) ya ha logrado avances significativos en cuatro de las 10 acciones priorizadas en la resolución AG/RES. 2966 (LI-O/21) de la OEA/CITEL. Las restantes se esperan implementar en el primer semestre de 2025, consolidando a Colombia como un referente en conectividad inclusiva.

Con esta iniciativa, Colombia no solo reafirma su compromiso con el desarrollo rural, sino que lidera en la región un modelo de conectividad sostenible, centrado en las necesidades de las comunidades más apartadas.

Esta apuesta por la inclusión digital es un paso firme hacia la transformación del campo colombiano, conectando a quienes más lo necesitan y fortaleciendo el tejido social y productivo de las zonas rurales.

Fuente: MinTic

Editor: Natalia Garavito

Sector cebollero se moviliza: las razones detrás del paro y la exigencia de control a las importaciones.

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La crisis de los cebolleros en Colombia ha alcanzado un punto de inflexión. Este jueves 5 de diciembre, los agricultores protagonizarán un paro nacional para exigir acciones concretas ante la falta de control en las importaciones y el incumplimiento de acuerdos previos. Este problema, que afecta la sostenibilidad de miles de familias campesinas, no es nuevo: desde 2012, el gremio ha señalado la entrada de cebolla importada en condiciones sanitarias cuestionables como una amenaza a la producción local.

Álvaro Palacio, presidente de Asohofrucol, recordó que las denuncias no son recientes. «Desde hace más de una década hemos alertado sobre la entrada de cebolla que no cumple con los requisitos legales ni sanitarios. En 2012 decomisamos tres tractocamiones en Corabastos con cebolla de Holanda en estado no apto para consumo humano. Ahora enfrentamos lo mismo con cebolla peruana que entra por Ipiales tras una limpieza superficial, arrasando con nuestra cebolla ocañera», explicó.

Notas que podrían interesar: Redistribución agraria: entregan 7.500 hectáreas a campesinos del Cesar con apoyo de entidades gubernamentales.

Los compromisos rotos: una historia que se repite

En octubre de este año, los cebolleros ya se habían movilizado y lograron establecer acuerdos con el Ministerio de Agricultura. Sin embargo, un mes después, los productores denuncian que los compromisos no se han cumplido y que el contrabando y las importaciones descontroladas continúan.

«Nos tocó salir otra vez porque no nos dejan otra salida. En octubre caminamos desde la calle 170 hasta el Ministerio de Agricultura, donde nos prometieron soluciones. Pero ahora seguimos vendiendo la carga a $50.000 cuando producirla nos cuesta más de $140.000. No podemos sostenernos así», comentó uno de los líderes del paro en Boyacá.

Colombia, un país cebollero bajo presión

La cebolla es un cultivo clave en Colombia, producido en 19 departamentos y 266 municipios. En 2023, el área cultivada alcanzó las 26.820 hectáreas, generando 635.583 toneladas. Sin embargo, el auge de las importaciones, que suman 49,3 millones de dólares anuales, amenaza esta tradición agrícola. Perú, en particular, ha mostrado un crecimiento notable en las exportaciones al país, desplazando la producción local.

Expectativas frente a un nuevo diálogo

El paro del 5 de diciembre coincide con una reunión programada entre los líderes del gremio y las ministras Martha Carvajalino (Agricultura) y Luis Carlos Reyes (Comercio). Los agricultores esperan que este encuentro sea diferente y que se adopten medidas efectivas, como el control riguroso de las importaciones y el cumplimiento de los estándares sanitarios, con el fin de mitigar la crisis de los cebolleros en Colombia y así crear una hoja de ruta.

El sector cebollero, esencial para la economía rural de Colombia, sigue luchando por sobrevivir. Los campesinos han demostrado su capacidad de resistencia, pero las soluciones definitivas siguen siendo un desafío para el Gobierno.

Fuente: Soberania – Agronegocios.

Edición y Redacción: Natalia Garavito

A consulta pública, proyecto de resolución para declarar Zona de Reserva Temporal en Santurbán.

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La ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, anunció la consulta pública del proyecto de resolución que define la Zona de Reserva Temporal de recursos naturales renovables en el Macizo de Santurbán con el objetivo de proteger las cuencas críticas que abastecen de agua a 1,3 millones de personas en siete municipios de la región y el Área Metropolitana de Bucaramanga.

“Esta resolución estará publicada para que sea consultada por la ciudadanía y se recibirán comentarios por parte de todos los actores interesados, así como habrá sesiones para que se conozca esta resolución en territorio, tanto sus aspectos técnicos como jurídico, con el fin de garantizar la participación de todos los actores”, afirmó la ministra.

Muhamad también aseguró que dicha resolución tendría una duración de dos años y, por lo tanto, es una resolución de carácter temporal, que se sustenta en el principio de precaución con el fin de proteger las cuencas Alto Lebrija y Cáchira Sur, la biodiversidad, la capacidad de regulación hídrica y el ciclo del agua que garantiza la función ecológica y la provisión de agua potable a los acueductos, tanto municipales como el acueducto de Bucaramanga.

Notas relacionadas: Bogotá y la Sabana reciben $92 millones de dólares para garantizar el agua: un impulso hacia la resiliencia hídrica.

Efectos de la medida:

“Esta medida no tiene efectos ni sobre la agricultura, ni la ganadería, ni la infraestructura, ni licencias de construcción que se seguirán haciendo de acuerdo a los usos del suelo que estén definidos en los planes de ordenamiento territorial de los municipios y bajo la vigilancia de las autoridades competentes”, manifestó la jefe de la cartera ambiental.

Así mismo, Muhamad aclaró que “la resolución reconoce la tradición minera de los municipios de California, Vetas y Suratá y, por lo tanto, no afecta los procesos de formalización minera que están en curso en este momento en esos municipios con los pequeños mineros tradicionales de la región y tampoco la reserva temporal afecta ni frena actividades mineras que cuenten hoy con título minero e instrumento ambiental vigentes”.

Sin embargo, la medida limita la entrega de nuevas concesiones mineras, contratos especiales de exploración y explotación u otro tipo de contrato sujeto a regímenes especiales, así como nuevos permisos o licencias ambientales para la exploración o explotación de mineral, con el objetivo de precaver daños irreversibles y controlar procesos de degradación ante los desequilibrios físicos, químicos y ecológicos del medio natural que pongan en peligro su integridad por el desarrollo de actividades mineras, hasta tanto se adelanten los estudios técnicos y procesos necesarios para identificar los mecanismos de ordenamiento ambiental del territorio que permitan la protección efectiva de los recursos naturales renovables y el mantenimiento de los servicios ecosistémicos.

Dentro de los análisis técnicos se identificó que en la zona de reserva prevista se encuentran 57 títulos mineros y 35 solicitudes de titulación minera, que en conjunto suman alrededor de 23.929 hectáreas que se traslapan con 20.397 hectáreas de ecosistemas que son claves para el uso y manejo coordinado del suelo, la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, según los planes de ordenación y manejo de cuencas hidrográficas establecidos por la Corporación Autónoma Regional de la Meseta de Bucaramanga (CDMB).

Impactos de la minería

La ministra fue enfática en que la resolución tiene sustento técnico en información y estudios realizados sobre el ciclo del agua y la importancia ambiental de la zona por la CDMB, la Agencia Nacional de Minería, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), el Servicio Geológico Colombiano, el IDEAM y el Instituto Humboldt.

Al respecto, Muhamad explicó que:

  • Los impactos acumulativos de la minería podrían afectar 23.000 hectáreas claves para el ciclo del agua de Santurbán, si se llegase a desarrollar todos los títulos y las solicitudes mineras pendientes los efectos serían irreversibles, aumentando la vulnerabilidad hídrica de la región.
  • La roca del Macizo por su composición química tiene elementos tóxicos y radioactivos, que cuando se exponen, reaccionan con el aire y el agua, estos elementos peligrosos y tóxicos van al ambiente y pueden afectar la salud humana por sus altas concentraciones.
  • Romper la montaña, el macizo y la geología puede afectar el ciclo del agua por cuanto desconecta la producción de agua del páramo con las fuentes superficiales y subterráneas.

Fuente: Ministerio de Educación

Editor: Natalia Garavito